Aviso legal

1.1.13 Monopolios

Puede aparecer curioso, pero Adam Smith no vio en el intervencionismo del estado la amenaza más importante para una economía de mercado. Algo que a lo mejor se debe al hecho que en este entonces las actividades estatales eran apreciables. La amenaza principal la vio en los monopolios, carteles y convenios con el fin de reducir o más bien dicho escabullirse de la competitividad. Esto es una diferencia importante con la escuela austriaca o el neo liberalismo. A pesar de que en general la escuela austriaca, el ordoliberalismo y el neo liberalismo no hacen otra cosa que rumiar la ideas de Adam Smith en cuanto a esto se refiere se distinguen.

People of the same trade seldom meet together, even for merriment and diversion, but the conversation ends in a conspiracy against the public, or in some contrivance to raise prices. It is impossible, indeed, to prevent such meetings, by any law which either could be executed, or would be consistent with liberty and justice. Personas que trabajan en el mismo comercio raramente se encuentran, aunque solo sea para festejar algo o para distraerse, sin que todas las conversaciones se conviertan en una conspiración contra el público y como subir los precios. Parece de hecho imposible impedir este tipo de convenios a través de una ley que sea compatible con una percepción de la libertad o de la justicia.

Book I, Chapter XI

Vemos por lo tanto que la idea del homo oeconomicus, una noción que Adam Smith no utiliza, es más compleja. El homo oeconomicus que solo piensa en sus ventajas y que promociona de esta manera el bienestar común, el panadero no tiene la intención de promocionar el bienestar común, pero si quiere ganar dinero no le queda otra cosa que hacer, tiene que ofrecer sus panes al precio más bajo posible, es un concepto útil solo en una economía de mercado con competitividad. Sin esta competitividad el homo oeconomicus abusaría de su poder.

Es el productor más ineficaz, el productor marginal, que determina el precio y todos aquellos que producen a un precio más bajo reciben una renta de productor. Este concepto, la idea de que es el productor marginal que determina el precio de mercado, se atribuye normalmente a la economía neoclásica y a la "revolución" marginal. De hecho no es nada "revolucionario". Sobre este concepto, el productor marginal, se basa a la idea de David Ricardo que el provecho de los capitalistas disminuye en favor de la renta de los propietarios de tierra, vea David Ricardo.

El homo oeconomicus no se puede separar de la idea de una economía de mercado. Todas las discusiones sobre el homo oeconomicus que lo discuten de manera aislada, como también lo hace Wikipedia, vea homo oeconomicus, no tienen sentido alguno y revelan que el concepto del homo oeconomicus no fue comprendido.

Un monopolio, un cartel, una cofradía, convenios le asegurarían una ganancia, que no se basa en el rendimiento y es por lo tanto a refutar. Formulado de otra manera. Se refuta cualquier tipo de renta que solo se basa en poder. (Con argumentos similares John Stuart Mill argumenta en favor de un impuesto sobre herencias.)

La afirmación que al homo oeconomicus no le queda otra cosa que hacer que promocionar el bienestar común se puede generalizar. La economía tiene que comprobar que sus teorías sirven al bienestar común y no solamente a intereses particulares. Cualquier otro sería absurdo.

1) Es relativamente fácil de idear un sistema o una teoría que sirve intereses particulares, porque un interés particular no necesita teoría alguna. Sin teoría alguna la nobleza antes de la revolución francesa defendía sus privilegios y no hacía falta una teoría para esclavizar la gente. Un ladrón tampoco tiene una teoría. 1) Cuando una teoría solo sirve para justificar intereses particulares se le llama ideología y ideologías no necesitan ningún estudio. 2) La imposición de intereses particulares a cargo de una mayoría tampoco es posible en una democracia. "Conocimientos" que solo sirven intereses particulares serían simplemente irrelevantes.

Sin embargo hay sectores de la economía que no están controlados por los mecanismos claros y rotundos de una economía de mercado y donde podemos observar todos los desarrollos erróneos que se producen cuando el homo oeconomicus no vive en su patria, la economía de mercado. Hablamos de la jurisprudencia. La infos24 GmbH hizo una vez un estudio bastante detallado de este sector, vea www.recht-eigenartig.de. Una discusión breve hemos visto ya, vea actividades estatales.

Desde hace 30 años ya se trata de someter el sector público a los mecanismos de control de una economía de mercado y en este momento, 2013, se establece también en la jurisprudencia instrumentos que ya se conocen de la economía privada. Pero es un proceso largo y complicado.



En cuanto al segundo punto se refiere, la supuesta imposibilidad de impedir carteles a través de leyes, la afirmación de Adam Smith es un poco más problemática, porque de hecho leyes de este tipo existen hoy en día en casi todos los países del mundo, en Argentina se llama por ejemplo Ley de Defensa de la Competencia.

DE LOS ACUERDOS Y PRACTICAS PROHIBIDAS

ARTICULO 1º — Están prohibidos y serán sancionados de conformidad con las normas de la presente ley, los actos o conductas, de cualquier forma manifestados, relacionados con la producción e intercambio de bienes o servicios, que tengan por objeto o efecto limitar, restringir, falsear o distorsionar la competencia o el acceso al mercado o que constituyan abuso de una posición dominante en un mercado, de modo que pueda resultar perjuicio para el interés económico general.

Queda comprendido en este artículo, en tanto se den los supuestos del párrafo anterior, la obtención de ventajas competitivas significativas mediante la infracción declarada por acto administrativo o sentencia firme, de otras normas.



La ley explica en seguida de manera bastante precisa lo que entiende por distorsión de la competencia y lo que el Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia va a hacer en caso de infracción. Es fácil de encontrar leyes de este tipo en todos los países del mundo.

¿No es por lo tanto imposible, como dice Adam Smith, de dictar una ley de este tipo. Algo más problemática es la frase subordinada. Es compatible con la libertad una ley de este tipo?

El que lee regularmente los periódicos, o más bien dicho las noticias de agencias de prensa como de DPA / AFP / REUTER que los periódicos embellecieron un poco, sabe que Microsoft paga cada par de años centenares de millones de euros por supuestas infracciones contra la competitividad.

Dos mil quinientos millones paga solamente por haber integrado el explorer de manera fija en su sistema operativo, lo que, así se argumentaba, discrimina otros productores de browser. Esta argumentación es obviamente muy curiosa, porque ningún usuario era obligado de utilizar el pésimo explorer y enganchar un virus gracias a los centenares de problemas de seguridad que tiene este browser.

Cualquiera puede utilizar el explorer por cinco minutos, el tiempo justo para bajarse otro browser, Firefox, Chrome, Opera lo que sea.

La alternativa de suministrar el sistema operativo sin browser alguno sería una idea bastante idiota, porque en este caso sería imposible de bajar otro y pre-instalar los otros browsers es igualmente idiota, porque siempre se obtendrá una versión vieja.

En los tiempos de Windows 95 se tenía que comprar el browser extra. Esto no es ningún problema desde un punto de vista de la competencia, pero poco práctico. Es de suponer que la multa de la Unión Europea, el Tribunal Nacional de Defensa de la Competencia, responsable en Europea cuando se trata de una infracción que concierne todos los estados europeos, también era motivada por la intención de generar ingresos.

Pero incluso si se supone que Microsoft abusa de su poder la solución sería otra. Si algunos estados comenzaran a utilizar Linux en vez de Microsoft en las escuelas, o sea si se enseñara Linux y se utilizara Star Office, el problema sería resuelto en una generación.

Tendría además una ventaja didáctica. Linux es desde el principio un sistema operativo ideado por redes. Es por lo tanto más complejo y por eso más valeroso desde un punto de vista didáctico. Si se tuviese una generación que sabe manejar Linux, el poder de Microsoft sería quebrado.

Un fenómeno curioso en este contexto es el derecho de autor. El autor de una obra tiene 70 años DESPUÉS de su muerte, los derechos exclusivos sobre la obra. Significa que incluso los nietos heredan estos derechos, lo que en general no les sirve para nada porque setenta años después de la muerte del autor una comercialización en general solo es posible en contextos especializados.

Esto es en el fondo incompatible con una economía de mercado cuyo fin es derretir cualquier riqueza que no se basa en el rendimiento personal. El problema de los derechos de autor se convierte todavía en algo más problemático sin algunos labels, de hecho tres, BMG, Universal y Warner compran derechos de usufructo en masas. Supone el autor que hay más o menos seis millones de obras musicales de los cuales estos tres, poseen los derechos para algo como tres millones. En otras palabras. Es uno de los mercados más monopolizados que hay con efectos curiosos. Estos tres labels no tienen ningún interés en comercializar estas canciones y no hacen ningún esfuerzo para hacerlo. Lo que les interesa es mantenerlas fuera del mercado, para poder mejor comercializar de esta manera la música que quieren promocionar. Si las tres millones de canciones fueran libres, el mercado sería inundado. El efecto final es por ejemplo que gran parte del patrimonio musical del mundo hispanohablante es completamente desconocido en la mayor parte del planeta.

Ninguna legislación distingue entre un monopolio que llegó a serlo porque su rendimiento superaba al de los competidores, lo que es el caso de Microsoft, o que son meramente el resultado de una intervención estatal, como es el caso del ferrocarril en la mayoría de los países.

Last not least no es ni siquiera seguro que el abuso del poder monopolístico lleva realmente a una situación peor para los consumidores. Tanto el polipolista como el monopolista fijarán un precio que maximiza sus ganancias. Se entiende "intuitivamente" que este precio va a ser más elevado en una situación de monopolio, pero se entiende igualmente que no será definitivamente más elevado. Si la función de los costes marginales, que corresponden a la curva de la oferta, del monopolista es la misma que la curva de la oferta agregada de los polipolistas el precio que fijará el monopolista será más elevado y la cantidad vendida más pequeña. En otras palabras. El monopolista no reducirá el precio si el efecto de una disminución del precio, gana menos con cada entidad vendida, no está compensado por el efecto cuantitativo, gana menos por cada entidad vendida, pero vende más. El polipolista no tiene está opción. Tiene que vender a precio de mercado o no vender nada en absoluto. ( Repetimos: Esto es teoría pura. La realidad es un poco más compleja como vamos a ver al hablar sobre Alfred Marshall.)

En resumidas cuentas. El monopolista es capaz de reducir la cantidad vendida. El polipolista no. El monopolista optimiza el precio, el polipolista se adapta con la cantidad que vende a precio de mercado. El aprovisionamiento es por lo tanto peor en una situación de monopolio.

Sin embargo todo esto solo vale solamente si la curva de la oferta, de hecho la curva de los costes marginales, agregada y la curva de la oferta del monopolista son iguales.

No hay que tener mucha fantasía para imaginarse situaciones en las cuales esto no es el caso, en las cuales la estructura de los costes del monopolista es mucho mejor que la del polipolista y en este caso el precio monopolístico es más bajo y el aprovisionamiento, o sea la cantidad, mayor que en una situación de competencia polipolista.

La mayor parte de los libros de textos sobre micro-economía consisten en una prueba matemática que el precio monopolístico es superior al precio polipolista. No está mal si se menciona esta prueba en una anotación, como lo hace Alfred Marshall, o sea aquel que ha ideado esta prueba. Pero es una gran pérdida de tiempo si se dedica más de la mitad del tiempo de una clase magistral a chismes de este tipo, porque los modelos son demasiado simples para que pudiesen ser relevantes en cuanto al análisis de la realidad se refiere. Las leyes de defensa de la competencia por ejemplo nunca se basan en estas ideas. Para identificar un monopolio en la realidad se necesita criterios más complejos.

El hecho de que un monopolio puede también convenir al consumidor, se puede mostrar fácilmente con un par de ejemplos. Tomamos el caso del ferrocarril. Si diez empresas construyesen rieles y los tickets para el ferrocarril, tendrían que cubrir estos gastos, el ticket costaría más o menos diez veces más que en el caso del monopolista. En un caso extremo de este tipo se habla de un monopolio natural.

Evaluar un monopolio nunca es tan simple como puede aparecer a primera vista. Si existiesen muchos sistemas operativos y no solo el de Microsoft la gente tendría que aprender el manejo de cada uno de estos sistemas y encima sería muy difícil de programar software porque el mercado siempre sería más restringido. La existencia de muchos browsers complicó también, sobre todo al inicio del Internet, el desarrollo de lenguas de programación. Ningún javaScript, DHTML, HTML5, Ajax etc., funcionó realmente de la misma manera en todos los browsers.

Reflexionando sobre las leyes de defensa de la competitividad se puede llegar a la misma conclusión que Adam Smith hace 250 años. Son en el mejor caso inútiles y en el peor caso solo sirven para generar ingresos, porque la realidad es siempre más compleja.

Muy probablemente Google es un monopolista en cuanto a la búsqueda en el Internet se refiere, a pesar de que muchos competidores, bing, yahoo, lycos etc. etc.., pero con la búsqueda Google no gana nada, porque ésta es gratuita.

El mercado relevante no es por lo tanto el motor de búsqueda, sino el mercado de la publicidad, con ésta última Google gana dinero. Pero sucede que el monopolista Google vende publicidad a precios MUY INFERIORES a los de sus competidores, o sea los periódicos, la tele, radio etc.. Y incluso si restringimos los competidores a aquellos que compiten con Google en la red, este es mucho más barato. Mil visualizaciones cuestan en Google algo entre 1 euro y 5 euros. Los periódicos exigen 15 euros para 1000 visualizaciones y más. La cantidad de causas instruidas por infracciones contra la competitividad contra Google, parecen tener su origen más bien en competidores frustrados y en la intención de generar ingresos que en la defensa de la competencia.

El caso Google es curioso por el hecho que no son los consumidores que se quejan, o sea aquellos que quieren poner anuncios, sino los competidores, porque Google no solo tiene una mejor oferta, tiene un análisis detallado, y la posibilidad de definir exactamente donde el anuncio aparece, pago solo si el visitante de la página web muestra un interés, o sea pago por clic, y además es mucho más barato.

Si el lector quiere hacerse una idea de lo sensato o insensato de esta ley basta poner en Google las palabras 'defensa de la competencia', 'multa'. Incluso se puede encontrar casos realmente espectaculares. Aquí, vea Competencia multa a la Sgae con 1,7 millones de euros por posición dominante y opacidad, se describe un proceso contra la SGAE !! Esto si que es espectacular. No cabe duda que las sociedades de autores, GEMA, SADAIC, SECAM etc., son organizaciones mafióticas y no cabe duda que son monopolios. Pero el autor no ha leído nunca que en un país se haya levantado acta contra una sociedad de autores por abuso de su posición monopolista.


Si el lector busca un poco encontrará muchos casos en los cuales fueron implicados suministradores de agua y de energía, compañías telefónicas etc.. Son todas estas sociedades que de hecho son monopolios naturales y parece sensato que el estado los controle. Pero encontrará igualmente cantidad de casos donde es menos obvio que hayan abusado de su poder o incluso que puedan abusar de ello.

El problema con los monopolios naturales es que uno podría preguntarse si es sensato que sean privados. Si se trata realmente de un monopolio natural, más vale que se le nacionalice. Si de cualquier forma no hay competencia, se le puede igualmente nacionalizar.

Pero tendría que estar seguro que realmente se trata de un monopolio natural. Hemos tenido que aprender en los últimos treinta años que muchos sectores que se consideraban como monopolios naturales de hecho no lo son. Por mucho tiempo por ejemplo la compañías telefónicas eras consideradas como monopolios naturales. Desde que fueron privatizados los precios bajaron un 80 por ciento (en Alemania). La razón es simple. Solo los cables son un monopolio natural, pero los servicios que se prestan con estos cables no es un monopolio natural y desde que se liberalizó este mercado hay un sin fin de empresas y una reducción dramática de los precios que hay que pagar para la comunicación de todo tipo.

Por otra parte se privatizó, en Alemania, a los proovedores de agua y energía y esto era una idea menos genial, porque estos son realmente monopolios naturales. A través de los cables de electricidad solo corre electricidad y por los caños de agua solo agua. La privatización tenía los efectos previsibles. Los precios subieron y ahora todas las comunidades que antes vendieron los proovedores de agua y gas, antes eran estatales, quieren comprarlos de nuevo.

Para los monopolios naturales vale lo mismo que ya hemos discutido al hablar de la educación pública, jurisprudencia etc., vea actividades estatales y preliminares.

En este caso, en el caso de que se trate de un monopolio natural, la nacionalización es la mejor opción. Un control por los mecanismos de mercado libre no hay, en las dos formas, pero si un monopolio natural pertenece a una sociedad privada no hay simplemente ningún control, ni siquiera los débiles presentados hasta ahora. Si el monopolio natural pertenece al estado, hay una cierta posibilidad de ejercer un control a través de la política. Si pertenece a una empresa privada no hay esta posibilidad y ninguna otra.

En cuanto a los otros monopolios se refiere el autor diría que no existen. En un mundo globalizado siempre hay una empresa que compite con la otra. Si se mira el mercado de los Estados Unidos Apple tiene (más bien tenía, ya no) un monopolio sobre los Smartphones. Pero no cuenta aquí la situación en los Estados Unidos. A nivel mundial hay competidores, por ejemplo Samsung en Corea del Sur.

Es difícil imaginarse que un sector de la economía pueda mantener un cartel por mucho tiempo. Los precios elevados tirarán dentro de poco empresas de todas partes del planeta. Más críticos son los monopolios que crea el estado mismo, por ejemplo la jurisprudencia. Vamos a discutir de esto nuevamente al hablar de Milton Friedman.

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Anotaciones:

ES        DE

Monopolios, polipolios y monopolios naturales


Adam Smith ve la amenaza principal para la economía de mercado libre la tendencia de las empresas a formar carteles. El neo-liberalismo ve la amenaza más grande para este sistema económico en el estado.

En un mundo globalizado los monopolios son un fenómeno excepcional.

Los monopolios naturales se puede igualmente nacionalizar.

Más problemáticos son los monopolios creados por el estado mismo, como por ejemplo la jurisprudencia.



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