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John Maynard Keynes

John Maynard Keynes

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que aumentar la demanda agregada en tiempos de crisis. La teoría keynesiana aclara algunos conceptos fundamentales. Si no se entiende esto, se cometerá cualquier cantidad de errores tanto en la teoría como en la práctica.

Vale la pena mencionar, dado que nunca se lo menciona, que el libro se llama "Teoría general sobre el Empleo, el Interés y el Dinero". Lo que hay que comprender primero es algo muy simple. Si alguien escribe un libro sobre el empleo, el interés y el dinero es de suponer que no está de acuerdo con los conceptos que la gente se hace de estas nociones. Se puede decir por lo tanto, esto ya se puede desprender del título de su libro, que no está de acuerdo con las ideas de la economía clásica / neoclásica en cuanto a estos conceptos se refiere.

Igualmente se desprende del título, que quiso escribir una teoría general. Supone por lo tanto que la teoría clásica solo es un caso especial. Para ser más preciso: Vale solamente si el tipo de interés que se forma en el mercado de dinero concuerda por casualidad con el rendimiento marginal monetario de una inversión, pero que no hay ninguna garantía que esto sea el caso y tampoco hay un mecanismo, que iguala automáticamente el tipo de interés y el rendimiento marginal monetario.

Vamos a volver sobre el tema después. Si el tipo de interés se forma en el MERCADO DE DINERO y el ahorro depende de los INGRESOS, entonces no hay un parámetro, como el tipo de interés en la teoría neoclásica, que iguala el ahorro y la inversión.

Pero comencemos desde el principio. Muy al contrario de lo que se lee por todas partes que la teoría keynesiana es una mera teoría de la coyuntura, vamos a ver que es mucho más. Es un teoría completamente nueva que refuta conceptos básicos de la teoría clásica / neoclásica que a su vez son la base de todas las otras tendencias que conocemos.

Lo que se lee por todas partes, que Keynes quería fomentar la demanda agregada en caso de recesión, es una mínima parte de su teoría y sobre todo no es el argumento central.

En la teoría clásica el interés iguala la inversión y el ahorro. La lógica es relativamente simple. El interés es un precio y como cualquier otro precio, para las patatas, el azúcar o las calcetines iguala la oferta (ahorro) a la demanda (inversión). Quiere decir que si hay un buen precio por el ahorro, los tipos de interés son altos, la gente ofrece mucho ahorro. Si los tipos de intereses son bajos, la gente ofrece poco ahorro. En cuanto a la demanda (inversión) se refiere es al revés. Si los tipos de interés son altos, hay poca demanda y si son bajos, hay mucha demanda, lo que se debe al hecho que cuanto más alto es el tipo de interés, menos inversiones lo suficientemente rentables hay para servir estos tipos de interés. .

Como en el caso de cualquier otro precio esto se debe a las preferencias. (La única diferencia es que en el caso del interés la oferta depende de factores subjetivos, preferencias, la demanda de factores objetivos, la rentabilidad). La teoría clásica / neoclásica supone que hay una preferencia por el consumo en el presente a cargo de un consumo en el futuro y solo cuando el tipo de interés es alto y promete por lo tanto un consumo lo suficientemente más grande en el futuro la gente va a ahorrar. En cuanto a la inversión se refiere es al revés. El tipo de interés son costes y el los ingresos generados por la inversión tienen que cubrir estos costes. Si el empresario no cree que podrá ganar bastante vendiendo sus productos o la demanda no será lo suficientemente grande para servir los tipos de interés, no va a invertir.

Dicho sea de paso. Hay otro problema con la teoría clásica. Si la inversión depende únicamente de las preferencias de los potenciales ahorradores, y el ahorro, entendido como ingresos no consumidos del pasado, es la condición para la inversión, hay poca cosa que se puede hacer para propulsar el desarrollo. Es por esto que Adam Smith se queja muy a menudo del consumo exagerado. Aparte de hacer la moraleja no queda gran cosa que hacer. El cuadro cambia, como vamos a ver en seguida, si se financia las inversiones con dinero, o sea con papel imprimido y se ahorra después.

Este concepto, la idea que el ahorro, entendido como ingresos del PASADO no consumidos es la condición para la inversión, es erróneo ya a un nivel muy bajo. Sin embargo el error es difícil de ver, porque la verdad contradice a cualquier experiencia personal. En plan privado se puede trasladar a través del ahorro el consumo al futuro. Se puede ahorrar hoy y comprarse, por ejemplo, un coche mañana. Esto parece muy lógico y por lo tanto todo el mundo lo acepta, si lo encuentra en un libro de texto de economía (y lo encuentra en cualquier libro varias veces). Que esto es erróneo se ve inmediatamente cuando uno piensa que igualmente lo puede hacer al revés. Primero toma un crédito, con el crédito se compra un coche y ahorra después. Esto no es realmente la cosa importante, pero esta reflexión permite entender el error fundamental del concepto clásico / neo-clásico del ahorro. (Si se quiere: Esto revela el error fundamental del marxismo, que no es otra cosa que un par de anotaciones a David Ricardo). Lo que suena como una mera discusión teórica, es de hecho de gran relevancia práctica.

Para que se vea la diferencia entre Keynes y el mundo clásico / neoclásico y para que se comprenda la cantidad de errores que se desprenden del concepto clásico lo vamos a explicar con un ejemplo simple. Un empresario que quiere invertir en, por ejemplo una grúa, puede poner al lado una parte de sus ingresos hasta tener bastante para comprarse la grúa. En este caso invierte de manera clásica. (Y solo invierte, si los ingresos le recompensan por sus sacrificios, porque no consumir es un sacrificio. Obviamente también puede prestarse este dinero, pero igualmente la teoría clásica supone que otra gente ha hecho este sacrificio. En ambos casos la condición para que pueda invertir es que él mismo u otros hayan hecho un sacrificio.) Pero nuestro empresario puede igualmente ir al banco y, suponemos que el sistema bancario no puede generar este dinero, el banco se presta esta dinero del banco central que a su vez lo imprime. Nuestro empresario tiene entonces papel imprimido en la mano, lo que comúnmente se llama dinero. Nuestro empresario ahora se compra su grúa con papel imprimido y en el FUTURO y no en el PASADO como en el ejemplo anterior, tendrá que ahorrar, o sea parte de los ingresos del futuroo no podrá consumir, porque tendrá que utilizarlos para saldar el crédito y saldando el crédito se elimina el dinero creado antes.

Esto cambia todo el cuadro. En el mundo clásico / neoclásico el ahorro es algo escazo. Algo que solo se puede conseguir a través de un sacrificio no existe en cualquier cantidad y algo que es escazo, tiene un precio, en el caso del tipo del ahorro el tipo de interés. El precio en este caso tiene entonces la función, como cualquier precio, de señalar escacez lo que lo que garantiza que se va a utilizar este recurso escazo de la manera más eficaz posible. O sea: Se va a realizar las inversiones más rentables, pero no todas las inversiones posibles.

Esto es obvio: Si el agua es caro, como en el desierto, hay que elegir. Se lo puede utilizar para beber, cocinar, regar las plantas, llavar la ropa o el coche. Hay que elegir. Si alguien vive al borde de un lago con agua cristalina en cualquier abundancia no tiene que elegir. La diferencia entre la economía clásica y keynesiana es por lo tanto que en la economía clásica el ahorro es escazo, porque se basa en un sacrificio. En la economía keynesiana no.

Todo lo contrario: En la teoría keynesiana el ahorro es el RESULTADO de la inversión, pero no la CONDICIÓN de la inversión. Nuestro empresario se ha comprado una grúa con papel imprimido, que no es escazo y que existe en abundancia, y que por lo tanto, volveremos sobre el tema, no debería tener un precio / tipo de interés. Esta grúa genera ingresos y parte de estos ingresos en el futuro no se podrá consumir, porque sirven para saldar el crédito.

Esto tiene igualmente la consequencia que en la teoría clásica / neoclásica una parte del potencial productivo queda inactivo, porque solo las inversiones más rentables se puede realmente realizar. En la teoría keynesiana cualquier inversión que permite saldar el crédito se puede realizar, dado que el tipo de interés solo tiene que ser los suficientemente alto para cubrir los gastos administrativos de los bancos y el riesgo. (Si el banco otorga 10 veces 1000 dólares y una empresa a la cual ha otorgado 1000 dólares va en quiebra, los nueve que quedan tienen que eliminar este dinero también, o sea 9 empresas tienen que eliminar saldando el crédito los 10 000 dólares creados antes.)

Esto significa igualmente que el tipo de interés se forma únicamente en el MERCADO DE DINERO, que no tiene relación alguna con la economía real. Simplificando, volveremos sobre el tema, el tipo de interés depende de la preferencia por la liquidez. Los inversores siempre pueden elegir entre una inversión líquida, por ejemplo efectos, que se puede retransformar en cualquier momento en lo más líquido que hay, dinero, y es por lo tanto seguro o inversiones reales que son más arriesgadas, porque no se puede retirar el dinero. Esto significa que el tipo de interés no es el precio que se paga para poder consumir en el futuro, si no el precio que se paga por al seguridad. Simplificando: Si la rentabilidad de un efecto es solo 4 por ciento, pero con poco riesgo y la rentabilidad de una inversión real 8 por ciento, pero con un riesgo muy algo, puede ocurrir que los inversores prefieren la primera y cuanto más inseguro les parece el futuro, menos inversiones reales hay. Dicho de otra manera: La economía real depende de la especulación, de un casino. El mercado de dinero domina el mercado de bienes y dado que el mercado de trabajo depende del mercado de bienes, el mercado de trabajo también depende del mercado de dinero. El dinero ya no es, como en la teoría clásica, un mero velo. El dinero juega un papel importante.

El que ha leído los capitulos anteriores ya ha visto muchos ejemplos concretos que muestran que es importante entender esta diferencia entre la teoría clásica y la teoría keynesiana. Hemos hablado ya por ejemplo de los sistema de jubilación que se basan en el ahorro individual. Es algo que no puede funcionar. Primero porque con el ahorro no se puede garantizar un consumo indefinido en un futuro indefinido. Segundo: Si el ahorro de hecho no es otra cosa que dinero, lo que finalmente también lo es en la economía clásica, dado que es imaginado como algo completamente líquido, compite con los bancos centrales, que pueden generar dinero en cualquier cantidad. Nadie necesita el ahorro de los ahorradores, si los bancos centrales lo pueden imprimir. Tercero: El ahorro tiende más bien a destablizar la economía. Si hay un potencial productivo inactivo este solo se puede activar si se aumenta la demanda. Pero no se aumenta la demanda si se reduce la inversiones en un sector y se lo aumenta en otro. Solo en el caso del pleno empleo el ahorro tiene sentido. En esta situación, que la economía clásica supuso como la situación normal, solo se puede invertir a cargo del consumo. No se puede producir al mismo tiempo bienes de consumo y bienes de capital si no se dispone de los recursos necesarios. Pero si hay un potencial productivo inactivo, se puede hacer ambas cosas, producir bienes de capital y bienes de consumo.

El ahorro en la teoría clásica / neoclásica es algo como una batería cargada. Una vez cargada, se puede después sacar energía hasta que sea descargada. En el caso de Adam Smith la batería no está cargada con electricidad, sino con trabajo. Lo dice expresamente muy a menudo. El valor de una cosa depende de la cantidad de trabajo incorporado y el que posee esta cosa puede apoderarse de tanto trabajo que este producto contiene. Si posee por ejemplo un pantalón que tiene incorporado 10 horas de trabajo lo puede cambiar por una cosa que igualmente tiene incorporado 10 horas de trabajo y del trabajo se desprende el valor del dinero. De esto igualmente se desprende que no puede haber inversión sin ahorro previo.

De esto igualmente se puede deducir que no hay tres factores productivos como lo supone la teoría clásica, trabajo, capital y tierra. Esto es solamente cierto, si se entiende por capital algo real, máquinas, imuebles, materias primas etc.. Sin embargo tanto la teoría clásica como la neoclásica nunca definen con precisión lo que entienden por capital y utilizan las palabras capital y dinero, como ya hemos visto varias veces, como sinónimos lo que a su vez explica los fallos. Es importante al hablar de economía de definir con precisión las nociones con las cuales se trabaja. Si se entiende por ahorro ingresos no consumidos del PASADO o del FUTURO, hay que distinguir claramente entre capital y dinero, hay que definir claramente si se entiende por tipo de interés algo que se forma en le mercado de dinero o si se entiende por tipo de interés el rendimiento marginal monetario.

Hay que entender igualmente que lo único que separa el dinero del capital es el tiempo y este espacio de tiempo depende del know how.

Repetimos: El error no es solamente que el interés no iguala el ahorro y la inversión, de esto vamos a hablar más tarde. El error está en la idea de que el ahorro, definido como algo monetario, tiene que ver algo con la inversión, definido igualmente como algo monetario. El error de la teoría clásica / neoclásica es más fundamental.

La idea que no puede haber inversión sin ahorro es tan sugestiva, que hasta el año 1898, la aparición de "Interés y precios" de Knut Wicksel, obra sin impacto alguno, y hasta el año 1911, aparición de "Teoría del desarrollo económico" de Joseph Schumpeter nadie se dio cuenta que todo el concepto es erróneo y solo en 1936, aparición de "Teoría General sobre el Empleo, Interés y dinero" de John Maynard Keynes se comenzó a revisar este concepto.

Qué el concepto del ahorro como una especie de batería es errónea se ve inmediatamente reflexionando sobre algunos escenarios teóricos. Digamos que todo el mundo ahorra para una determinada cosa, o sea, si nos mantenemos a la teoría clásica más estricta, todos ahorraron una determinada cantidad de dinero que a su vez presenta una determinada cantidad de trabajo incorporado y un determinado día quieren comprarse una determinada cosa. Si en este determinado día no están disponibles las cosas que quieren comprar, los precios suben y su valor incorporado se funde como la mantequilla en el sol. No tiene importancia alguna si el dinero que tienen en la mano deriva de ingresos no consumidos del futuro o del pasado. Si no hay un potencial productivo que produce las cosas en el momento que quieren comprarlos, el dinero no tiene valor alguno. El dinero es una pretensión a una parte del potencial productivo, su proveniencia no tiene ninguna importancia.

Si las mismas personas se prestan este dinero de los bancos y los bancos a su vez se prestan este dinero del banco central que lo imprime entonces no hay ningún trabajo incorporado, obviamente. Pero si el día que toda está gente quiere comprar esta cosa y está disponible, entonces se lo consiguen a los precios que se esperaban. (Si no, no, obviamente).

De esto podemos deducir algo muy simple, pero central para la comprensión de la teoría keynesiana. Crucial es el POTENCIAL PRODUCTIVO no el ahorro. Por potencial productivo no entendemos el mero hecho que hay paro. Por potencial productivo entendemos la capacidad concreta de producir cosas que la gente realmente quiere comprar. Tampoco entendemos por potencial productivo una manada de economistas que escriben miles de artículos en revistas "científicas" que nadie lee.

Si la gente compra algo con trabajo incorporado o con papel impreso da perfectamente igual, siempre y cuando el potencial productivo baste para satisfacer la demanda.

Esto hecho muy simple tiene unas consecuencias fatales. En muchos países el sistema de la jubilación se basa en el ahorro. La idea es que la gente ahorra mientras trabaja para vivir de este "capital" una vez jubilado. Pero si no se puede trasladar a través el ahorro el consumo al futuro, entonces no hay ninguna seguridad que esto funcione. Funciona solamente si los recaudadores de fondo encuentran una inversión rentable que garantiza ingresos en este futuro y si en el futuro el aparato productivo puede satisfacer la demanda. Ambas cosas son meras suposiciones en las cuales se puede creer o no y de momento hay buenas razones para no creerlo, por el hecho muy simple que el ahorro es simplemente dinero y el dinero se imprime y cualquier banco central puede imprimir en una noche más dinero que todos los ahorradores de la tierra juntos pueden ahorrar en diez años. Algo que de momento, seguimos en el año 2014 no pueden hacer solamente en la teoría, sino lo hacen en la práctica con el resultado que los recaudadores de fondo tienen problemas de pagar el tipo de interés asegurado.

Las teorías de Karl Marx, esto es otra consecuencia, entre varias otras que se puede sacar del hecho que el ahorro, entendido como algo monetario, tiene poca relevancia, se puede fácilmente refutar de esta manera, porque comete el mismo error que la teoría clásica. Karl Marx supone que los "capitalistas" acumulan algo, trabajo incorporado, para ser preciso. La realidad es, que este "trabajo acumulado", que finalmente se convierte en dinero, compite con cualquier tipo de dinero. El proletariado puede por lo tanto abreviar el proceso. En vez de expropiar los "capitalistas" pueden ir al banco, tomar un crédito y convertirse ellos mismos en "capitalistas" y esto es lo que pasa en la realidad. La gente monta empresas con dinero prestado. El problema no es el dinero, el problema es el know how. Dicho sea de paso. Los recaudadores de fondos no tienen ningún interés en un sistema "capitalista" tal como Marx se lo imagina. Ellos viven del otorgamiento de créditos, lo que en la teoría marxista no hace falta. Para los bancos es más atractivo de prestarse dinero del banco central a tipos de intereses bajos y otorgar créditos con dinero barato que con el 'capital' de los capitalistas.

La teoría clásica / neoclásica parece lógica al sentido común, de esto deriva su perseverancia, aunque si se lo piensa bien, no debería aparecer plausible ni siquiera al sentido común. Cualquier persona que se compra por ejemplo una casa con créditos debería darse cuenta que lo hace con papel impreso. La única cosa relevante es el potencial de la economía de construirle la casa. Si lo hace con ahorro, entendido como ingresos del pasado no consumidos o con créditos, no tiene ninguna importancia. Si mucha gente quiere hacerse construir una casa con "ahorro", dinero acumulado en alguna parte, y el potencial del sector de la construcción no basta para satisfacer la demanda los precios de las casas suben. Si mucha gente se hace construir una casa a base de créditos y el sector de la construcción no es capaz de satisfacer la demanda, porque el potencial productivo está agotado, los precios suben igual. Lo único relevante es el potencial productivo real.

Este punto es central para la comprensión de la teoría keynesiana. El que no comprende esto, no comprende la teoría keynesiana y la mayoría de los libros de texto sobre macro-economía no la entienden. Leemos por todas partes que I = S vale en la teoría clásica / neoclásica como en la teoría keynesiana. Esto es cierto, pero la misma fórmula puede significar dos cosas completamente distintas. I = S (inversión = ahorro) significa en la teoría clásica / neoclásica que PRIMERO se ahorra, después se invierte. I = S en la teoría keynesiana significa que PRIMERO se INVIERTE y después se ahorra. Para decirlo más claramente: El "ahorro" será producido en el FUTURO, es parte del potencial productivo activado y no tiene nada que ver con el pasado.

Tampoco se puede decir que la teoría clásica / neoclásica es una posible alternativa a la teoría keynesiana. La teoría clásica / neoclásica al igual que la teoría austriaca es simplemente errónea y se trata de un error fundamental. Si piensa un poco sobre ello el sentido común también se va a dar cuenta que no corresponde a la realidad.

Esto igualmente tiene consecuencias para todos los tipos de teorías sobre el desarrollo económico. En la mayoría de estas teorías el "ahorro" juega un papel. Se supone que países en desarrollo tienen que "ahorrar" para aumentar su potencial productivo. La verdad es que no hace falta ningún ahorro, hace falta know how. Esto también explica porque no tiene ningún sentido de enviar "capital", o sea dinero, a países en desarrollo, porque el capital no es el problema. Para que nos nos confundamos: Entendemos por know how la capacidad concreta de montar empresas y producir productos relevantes. No entendemos por know how por ejemplo la capacidad de producir "estudios" económicos financiados por una ente estatal.

El hecho que el concepto del "ahorro", definido como un montón de dinero dado que el capital puede ser invertido solamente en su forma más "líquida", sobrevive hasta hoy en día y se explica en parte por el hecho que de manera abstracta puede ser modelizado de manera matemática lo que da un aspecto científico al asunto. La producción de know how es algo mucho más complejo y por nada un proceso mecánico como la acumulación de trabajo en productos. Cuando hablamos de producir know how estamos realmente hablando de procesos muy complejos, de didáctica, de desarrollar un espíritu empresarial, de creatividad, de entusiasmo, de un contorno favorable, de e-learning, de cambiar los planes de estudios, de flexibilidad, de distintas estrategias de aprendizaje, del fomento del aprendizaje informal etc.. En fin. Hablamos de procesos más bien caóticos que en el fondo no pueden ser analizados de manera como los economistas suelen en general analizar problemas.

Para que nos entendamos bien: La noción "ahorro" tiene un sentido si no se entiende bajo esta expresión algo monetario. Bajo "ahorro", esta es una definición sensata, se debe entender la producción de bienes de capital en vez de bienes de consumo. Esto es sensato. En una situación de pleno empleo, algo de hecho inexistente, incluso en el caso de que no hay paro el potencial productivo nunca está agotado, solo se puede producir bienes de capital a cargo de bienes de consumo. Esto es obvio, pero no significa de ninguna manera que ahorrando, o sea produciendo menos bienes de consumo, se produce automáticamente más bienes de capital. Incluso es posible que sucede lo contrario. Al reducir la demanda, ahorrando más, se produce menos bienes de capital, porque entonces ni siquiera hay un incentivo para producirlos.

En este sentido "ahorrar" significa que se elige entre producir bienes de consumo o bienes de capital. Pero esta selección no es necesaria, si hay un potencial productivo inagotado, porque en este caso no hay que elegir entre producir bienes de consumo y bienes de capital, porque se puede producir ambos.

Lo que hay que comprender, sino no se entiende la teoría keynesiana, es que el error de la teoría clásica / neoclásica se basa en un error fundamental. Todos los otros errores tienen como causa este error fundamental. No se comprende Keynes si se cree que este estaba en determinadas condiciones en favor de un fomento de la demanda agregada, porque esto no explica porque la demanda puede ser insuficiente. La demanda puede ser insuficiente, si se cree que hace falta "ahorro", entendido como algo monetario, para activar el potencial productivo. La verdad es, que no hace falta este tipo de ahorro para activar este potencial productivo y que incluso es probable que la situación se empeora, si se "ahorra".

Keynes habría podido llamar su obra igualmente "Teoría general sobre Empleo, ahorrar e invertir y dinero", pero dado que en la teoría clásica / neo-clásica el tipo de interés iguala el ahorro y la inversión da casi igual y la llamó "Teoría general sobre Empleo, Interés y Dinero".

La teoría clásica que el tipo de interés iguala el ahorro y la inversión sería incluso incorrecto en el caso, o irrelevante, para ser más preciso, si fuese correcta, lo que ni siquiera es.

Hay un error fundamental en esta lógica y este error es incluso curioso. La teoría clásica supone que el dinero es un mero velo y no tiene influencia alguna en la relación de los precios. Si se aumenta la cantidad de dinero, aumentan los precios, sin alterar las relaciones entre los precios. Por otra parte supone que el ahorro, de hecho capital en su forma más líquida, o sea dinero, equivale, ex ante, a la inversión, que igualmente se supone como algo monetario, dado que antes de invertirlo en algo el inversor debe tener capital en la mano en una forma que puede utilizar para cualquier fin.

En resumidas cuentas. Se abstrae completamente del aparato real. Si el inversor tiene el dinero en la mano, puede comprar las máquinas que necesita y no hace falta, en la teoría clásica, que alguien las produzca. En cuanto a la ecuación ahorro = inversión se refiere, el dinero de golpe no es un mero velo. La lógica de Keynes es incluso más plausible para el sentido común. El dinero se puede organizar, pero si nadie produce lo que se quiere, hay pocas cosas que se puede hacer. Muy al contrario de lo que la teoría neoclásica cree, esta argumentando a un nivel meramente monetario, Keynes está argumentando a un nivel real.

Ambas afirmaciones, la afirmación que las inversiones bajan si el tipo de interés es alto y aumentan, si es bajo al igual que la afirmación que el ahorro disminuye, si el tipo de interés es bajo y aumenta si es alto son aisladamente correctas, pero solo en el caso del pleno empleo hay una relación directa entre estas dos afirmaciones. En el caso del pleno empleo un tipo de interés alto reduce el consumo en favor del ahorro, lo que en esta situación es útil, porque la demanda supera el potencial productivo. Hay que invertir, producir más bienes de capital y esto se hace reduciendo el consumo en favor del ahorro, lo que a su vez significa, importante son los efectos REALES y no los efectos MONETARIOS, que se asigna más recursos en la producción de bienes de capital a cargo de la producción de bienes de consumo. En una situación de este tipo los inversores igualmente van a aceptar tipos de interés relativamente altos, porque suponen que la demanda, que actualmente no pueden satisfacer, bastará para saldar los créditos.

En el caso de subempleo, la situación normal, porque incluso en el caso que no hay paro no se agota en general el potencial productivo, el ahorro es nocivo y no tiene función alguna. La función del ahorro es reducir la producción de bienes de consumo, pero esto es solo útil en una situación de pleno empleo.

(Dejemos al lado de momento problemas estructurales, que la economía clásica / neoclásica no solamente no considera, sino que excluye, dado que los factores productivos son homogéneos).

En una situación de subempleo no solamente no hace falta el ahorro, imaginado como algo meramente monetario, sino que encima es nocivo. La gente ahorra a pesar de que nadie, dado la baja demanda, tiene la intención de invertir, reduce la demanda ya baja y encima el ahorro no hace falta porque para activar el potencial productivo hacen falta créditos y no "ahorro".

La economía clásica / neoclásica nunca se dio cuenta que su concepto de ahorro es completamente erróneo, porque suponen una situación de pleno empleo. En una situación de pleno empleo el ahorro tiene realmente un sentido. En el caso del pleno empleo el "ahorro" tiene el efecto que la gente espera. Consumen menos, llevan su dinero a los recaudadores de fondo y estos lo prestan a los inversores. En el caso de subempleo el truco no funciona. La gente consume menos, lleva su dinero al banco, pero no habrá ningún inversor porque ya la demanda era demasiado baja y con el ahorro es más baja todavía. Es por lo tanto importante entender lo que se debe entender por "ahorro" si esta noción debe tener un sentido. Ahorro en el sentido amontonar dinero no tiene sentido alguno. Ahorro en el sentido de producir menos productos de consumo puede ser sensato en una situación de pleno empleo.

Puede creer algún y otro lector que lo dicho anteriormente es completamente trivial y cualquiera lo entiende con un poco de sentido común. Podrá ver este lector en este vídeo, Con ahorro no hay crisis, que hay gente que no lo comprende. Nuestro Jesús, del cual ya hemos hablado varias veces, y que por una razón desconocida es catedrático en la facultad de economía de la universidad de Madrid, no lo comprende. Su argumentación es correcta, pero solo en tiempos de pleno empleo.

Y para que no quede lugar a dudas. La reunificación alemana fue financiada en gran parte por créditos, provenientes del banco central y no por ahorros, entendidos como ingresos no consumidos del pasado. En este caso concreto no hablamos de cifras pequeñas, hablamos 2,5 BILLONES de euros. Y no se produjo ninguno de los efectos que Jesús menciona. Parece que es imposible agotar el potencial productivo de economías avanzadas. Sobre el caso especial de España, donde el crédito produjo una burbuja inmobiliaria, hemos hablado ya en el capítulo sobre Alfred Müller - Armack.

La economía clásica / neoclásica parte de la idea que el subempleo es algo imposible dado que en los tres mercados, mercado de bienes, mercado de trabajo y mercado de capital (que Keynes llamará más correctamente mercado de dinero) siempre hay un equilibrio.

La lógica es relativamente simple. En el mercado de bienes la oferta y la demanda está igualada por el precio de manera que todos los que quieren comprar algo para un determinado precio lo compran y todos los que pueden ofrecerlo a este precio lo ofrecen. Si hay paro en el mercado de trabajo o sea si hay todavía gente que quiere trabajar por un sueldo más bajo, el sueldo bajará lo que su vez hace bajar los precios en el mercado de bienes con el resultado que se vende más. O al revés. Si los salarios son demasiado altos, los precios en el mercado de bienes son demasiado altos también, dado que todos los costes deben ser cubiertos por el precio. Como los empresarios pueden vender poco a estos precios, producen poco y emplean menos personas. De esta manera hay paro.

Queda por último el mercado de capital. La gente siempre puede consumir o ahorrar. Para que el pleno empleo sea garantizado hace falta por lo tanto que el ahorro se invierta, esto es obvio. El mero hecho de ahorrar no genera trabajo, porque no hace falta trabajo si no se produce nada.

Solo el consumo y la inversión crean trabajo, porque solo en este caso hay que producir algo. Para que la economía clásica / neoclásica funcione hay que garantizar por lo tanto que todo el ahorro sea invertido, de ahí la famosa ecuación I = S que se utiliza de la misma forma en los libros de texto al hablar de la teoría keynesiana, lo que es parte de la tragedia.

Hay que entender que S en la teoría clásica son ingresos no consumidos en el PASADO. S en la teoría keynesiana son ingresos no consumidos en el FUTURO. En otra palabras: En la teoría clásica el ahorro (S) es la condición para la inversión, en la teoría keynesiana es la consecuencia de la inersión. Diría el autor que el que no ve que está ecuación no tiene ningún sentido, si no se precisa lo que se entiende por la S no ha comprendido nada. En otras palabras. La gran mayoría de los autores de libros de texto sobre macroeconomía no han realmente comprendido de qué están hablando.


Supone la teoría clásica / neoclásica que no es ningún comportamiento racional de almacenar dinero. (Lo que NO cree Keynes, como vamos a ver más tarde). Si el tipo de interés es cero, la gente no va ahorrar nada, va a consumir todo y no hay desempleo. (Supone la teoría clásica.) Si los inversores quieren invertir, tienen que ofrecer un cierto tipo de interés, lo que tiene dos efectos. Primero los ahorradores ahorran y segundo, es el efecto importante aunque no mencionado en la teoría neoclásica, al reducir la producción de bienes de consumo se dispone de factores productivos para producir bienes de capital. (En la teoría clásica siempre hay pleno empleo.)

De esta manera hay un equilibrio en todos los mercados y no hay paro. Esto también incluye que el mercado de bienes depende del mercado de trabajo. (Lo que no es el caso en la teoría keynesiana. Ahí el mercado de bienes depende del mercado de dinero, como vamos a ver más tarde).

Dejemos al lado por el momento que la teoría clásica es un poco tautológica. Si se define un equilibrio en el mercado de trabajo como una situación en la cual todos los que querían trabajar para el salario de equilibrio encontraron un trabajo y los que a este salario preferían gozar de su tiempo libre, se supone que el salario expresa, como un precio en el mercado de bienes, preferencias. Si reformulamos la cosa y decimos que a este salario todos los que querían trabajar han encontrado un trabajo y los otros preferían morir de hambre la cosa es distinta. (Y de hecho la definición clásica, sobre todo en lo que concierne David Ricardo, corresponde más a esta última definición). Si aceptamos esta última definición, el modelo neo-clásico tiene efectivamente un mecanismo que permite volver a una situación de pleno empleo, dado que los muertos no están en paro.

Hay que entender bien este punto y la diferencia entre la teoría clásica y la teoría keynesiana. En la teoría clásica el ahorro es escazo y tiene por lo tanto un precio que sirve para la asignación optimal de recursos productivos lo que significa igualmente que el trabajo poco cualificado está en paro, porque su rendimiento es poco y por lo tanto solo se lo puede emplear si los tipos de interés son bajos. En la teoría keynesiana el "ahorro" no es escazo, se lo imprime en cualquier cantidad y se puede por lo tanto bajar el tipo de interés hasta el pleno empleo. (Siempre y cuando se elimina el dinero creado al saldar el crédito.)

Nos basta aquí decir que la crítica keynesiana no se refiere a la idea clásica / neo-clásica que se puede volver al pleno empleo bajando los salarios. Una baja del salario tiene varios efectos. Algunos, por ejemplo el hecho que las fortunas crecen (si los precios bajan), los tipos de intereses bajan (si se necesita menos dinero para transacciones), los empresarios ganan más y invierten por lo tanto más tienen un efecto positivo sobre el empleo. Otros, como por ejemplo el hecho que una redistribución de la renta nacional aumenta el ahorro dado que los ricos ahorran más, disminuye la demanda, porque los obreros ganan menos, tienen efectos negativos sobre el empleo.

Dejamos igualmente al lado por el momento el hecho que el tipo de interés en la economía clásica / neoclásica es nada "natural" como como se puede leer por todas partes. Todo el contrario. Es algo muy subjetivo. Si se supone, como lo hace Adam Smith, que hace falta "capital", concebido como ahorro previo, para crear empleo, entonces el empleo depende enteramente de los gustos personales de los adinerados. Si estos tienen una preferencia por el consumo hoy en día no ahorran nada.

Es por esto que el trabajo improductivo, sirvientes y otros servicios personales, parece algo inmoral para Adam Smith y que ve de reojo el consumo. Lo dejamos al lado por el hecho que incluso en el caso que el tipo de interés tuviera la función que en la teoría clásica / neoclásica le atribuye, esto no cambiaría gran cosa, porque el "ahorro", concebido como algo monetario, no es ningún recurso escaso que hay que controlar con un mecanismo de mercado.

El tipo de interés no depende del mercado de capital, que la economía clásica / neoclásica se imagina como algo similar al mercado de bienes siendo el dinero una mercancía más. El tipo de interés se forma en el mercado de dinero y el dinero no es ninguna mercancía, porque una mercancía es algo naturalmente escaso y que no se puede producir gratuitamente. El dinero no es nada escaso y se le puede producir gratuitamente.

Para que el concepto de la teoría clásica / neoclásica tenga sentido tiene que haber pleno empleo. En esta situación el tipo de interés es un precio como cualquier otro. Si es alto, el consumo baja, se ahorra más y los inversores invierten. En una situación de pleno empleo el tipo de interés es realmente un precio y tiene la función que los precios suelen tener en una economía de mercado. Garantiza la asignación optimal de los recursos. Si en una situación de pleno empleo se aumenta la cantidad de dinero los precios subirían, se tendrá que aumentar la caja de transacciones lo que a su vez haría subir los tipos de interés.

Para que haya pleno empleo tiene que ser válida la Ley de Say. La Ley de Say afirma que cada uno solo produce, en valor monetario, lo que después quiere consumir, en valor monetario, y por lo tanto no puede haber sub-demanda. Esto no es correcto. El hecho que un obrero solo trabaja hasta que tenga bastante dinero para comprarse lo que quiere no significa en absoluto que el valor de las cosas que produjo corresponden a lo que gana. Todo lo contrario. En general produce cosas con un valor más grande de lo que él recibe. La equivalencia que Jean Baptiste Say supone por lo tanto de hecho no existe.

Se puede argumentar más fácilmente. Gran parte de los ingresos no son fijos, por ejemplo lo que ganan los empresarios, provecho de capital, dividendos etc.. Todos estos ingresos dependen, al menos en parte, de casualidades y de la fortuna. Lo mismo vale para herencias y windfall profits. Dado que en este caso la gente no trabaja hasta que tenga el dinero suficiente para comprarse lo que quieren, es pura casualidad, si gastan tanto que ganan.

Se reprocha a Keynes de vez en cuando de haber interpretado mal la Ley de Say y que Say solo quería decir que no hay demanda si no hay oferta, simplificando, no hay demanda, si la gente no tiene el dinero para comprarse cosas. Esto es indudablemente cierto, pero hay un hecho curioso en esta argumentación. Say refleja en este contexto sobre los empresarios que afirman de que no hay demanda porque la gente no tiene dinero y argumenta que el dinero no es el problema, porque la falta de dinero se debe al hecho de que la producción no genera bastante dinero. En este caso precisa un poco la problemática, sin embargo no la resuelve. Sea la falta de dinero, sea la falta de producción la causa, en ambos casos falta demanda. Pero si ya un autor de la economía clásica constató que puede haber una falta de demanda y esta falta de demanda es crítica, los críticos de Keynes habrían hecho mejor en resolver este problema, en vez de reprochar a Keynes su interpretación de la Ley de Say.

En otras palabras. Los consumidores pueden consumir también con créditos y fomentar de esta manera el empleo y saldar el crédito, o sea ahorrar, después. No es tan inusual. Lo hacen millones y millones de personas. Say supone que para tener dinero primero hay que producir algo. Esto no es verdad. Say no responde al la pregunta básica. Supone que la falta de demanda se debe a la falta de producción. Igualmente puede ser al revés. No hay producción porque falta demanda y si esto último es el caso, se puede arrancar el motor con créditos.

En resumidas cuentas: Hay centenares de razones que explican porque la teoría clásica / neoclásica es errónea en la teoría y poco compatible con la realidad. Basta entender que en el pleno empleo, que esta teoría supone como la normalidad, el interés es realmente un precio, o sea tiene la función de un precio. En este caso tiene un efecto sobre la asignación de los recursos, porque en este caso se puede producir bienes de consumo solo a cargo de bienes de capital y al revés. Si no es el tipo de interés que asigna los recursos en este caso, serían los precios, dado que hay un aumento de la cantidad de dinero, porque sin dinero no puede haber inflación.

En una situación de sub-empleo el "ahorro", definido como no consumir, no puede tener un efecto sensato, porque la asignación de los recursos, sea a la producción de bienes de consumo, sea a la producción de bienes de capital no tiene sentido alguno, si se puede hacer ambas cosas. El efecto del ahorro es incluso contra-productivo. Ya hay una falta de demanda y en esta situación el ahorro disminuiría todavía más la demanda y si no hay demanda, nadie va a invertir. La teoría neoclásica que supone que el interés tiene la función de un precio vale por lo tanto solo en una situación especial, la teoría keynesiana tiende a explicar la función del tipo de interés en cualquier situación. Por esto el título es "Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero".

Dado que no se va sacar este error de los libros de texto de economía, es crucial que se entienda que I = S (inversión = ahorro) significan dos cosas completamente distintas en la teoría clásica / neoclásica y en la teoría keynesiana. En la teoría clásica / neoclásica el ahorro es dinero ganado pero no consumido. En la teoría keynesiana el "ahorro" depende de los ingresos del FUTURO.

Con una política monetaria expansiva se puede activar recursos productivos inactivos hasta entonces. Estos recursos generan ingresos, en el mejor caso más de lo que era el impulso inicial. De estos ingresos la gente ahorra, o paga impuestos, lo que tiene el mismo efecto. Si el impulso inicial tiene un gran impacto sobre la economía, es incluso posible que con el aumento de los ingresos fiscales se puede saldar el crédito que financió el impulso inicial. El ahorro en la teoría clásica / neoclásica deriva del PASADO, en la teoría keynesiana deriva del FUTURO.


El ordoliberalismo, la economía social de mercado, la escuela austriaca y el neo-liberalismo son de hecho meras anotaciones a Adam Smith sin una reflexión sobre los conceptos de base de esta teoría.


Con la "Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero" aparecido en 1936 comienza en la teoría y la práctica una nueva época en la economía. Esta obra es igualmente el comienzo de la macroeconomía. La microeconomía supone que un comportamiento racional y sensato a nivel individual también es racional y sensato a un nivel social. Es incluso una de las afirmaciones centrales de Adam Smith. El panadero no produce panes para propulsar el bien común. Los produce para ganar dinero. Pero siguiendo sus propios intereses no le queda otra cosa que hacer que propulsar también el bien común, al menos si la intensidad de competencia es suficiente. En este caso tiene que producir los mejores panes que puede a los precios más bajos. Esto conviene a la sociedad y a él.

Si decisiones racionales y sensatas a nivel micro-económico / individual propulsasen también el bienestar común, no necesitaríamos la macroeconomía. Más bien dicho la macroeconomía sería una mera agregación de magnitudes individuales. De hecho la presentación de la teoría clásica / neoclásica en los libros de textos sobre economía son meras agregaciones de magnitudes microeconómicas. La demanda de un hogar se convierte en la demanda agregada de la sociedad, la oferta de la empresa en la oferta agregada de todas las empresas etc.etc.

La economía clásica / neoclásica es microeconomía pura. Lo que hoy en día encontramos en un libro de texto sobre microeconomía es en gran parte una simplificación de los "Principles of economics" de Alfred Marshall. Alfred Marshall no distingue entre microeconomía y macroeconomía.

Una distinción entre microeconomía y macroeconomía. es solo necesario cuando un comportamiento racional y sensato a nivel individual es desastroso y insensato desde una perspectiva social. A un nivel individual "ahorrar", o sea no consumir parte de los ingresos, puede ser poco rentable, si todos lo hacen, pero no es un gran problema. A nivel macroeconómico es un problema. Si una empresa nota una reducción de la demanda, porque todos ahorran, va a ahorrar también, o sea deja de invertir y despide parte de sus empleados. Los empleados a su vez también van a ahorrar, lo que otra vez reduce la demanda. Esto puede continuar así hasta que no hay nada para ahorrar y la producción baja a un nivel que solo produce lo absolutamente necesario.

A Adam Smith no se ocurrió por ejemplo que esto pueda ocurrir. El único problema que tenía Adam Smith es que la gente no ahorra bastante, porque del "capital", de hecho dinero, depende el empleo.

El hecho por sí es simple, pero rara vez comprendido. En esta definición por ejemplo no se acierta el tema en absoluto.

Existe una estrecha relación entre la macroeconomía y la microeconomía. Se podría pensar, que la macroeconomía parte de la microeconomía en el sentido que todos los agregados están compuestos de unidades individuales, entonces, agregando comportamientos microeconómicos se podría llegar al comportamiento macroeconómico. Sin embargo, esta agregación suele no realizarse debido a que, por un lado, existe una gran cantidad de elementos heterogéneos a agregar, y por el otro, debido a que el comportamiento de los agregados no se obtiene de la suma de los comportamientos de las partes ("El todo no es la suma de las partes").

Macroeconomía.

Esta forma de proceder no sería muy sensata. Si un análisis microeconómico lleva a los mismos resultados que un análisis macroeconómico entonces el análisis macroeconómico es superfluo. Agregando los comportamientos microeconómicos no se llega al comportamiento macroeconómico Esto es la tesis neoclásica, que no es correcta.

Para dar un ejemplo: Si una empresa presume que la demanda baja, va a vender parte de sus plantas, va despedir obreros y comienza a almacenar su fortuna de la manera más segura posible. Esto es muy racional. Pero si todos lo hacen crean el problema que querían evitar.

La microeconomía no es tampoco una colección de instrumentos para analizar determinados problemas. La microeconomía corresponde a la teoría neoclásica, para detalles vea economía neoclásica, y esta tiene posturas muy claras. Los mercados funcionan y brindan los mejores resultados posibles. Los parámetros que analiza la microeconomía son resultados de procesos de mercado.

Con la microeconomía no se puede analizar parámetros fijados por el estado y tampoco hay que, en este concepto, analizarlos, porque su efecto es considerado nefasto. Más vale que el estado no haga nada.

Si se hace una pequeña búsqueda con Google, se encontrará fácilmente miles de afirmaciones donde se supone que el mensaje central de la teoría keynesiana es ésta. En el boom el estado tiene que "ahorrar" dinero, o sea reducir la demanda para evitar un sobrecalentamiento de la economía y una inflación. En la recesión tiene que aumentar la demanda y crear de esta manera trabajo. Tiene que hacer por lo tanto una política fiscal anticíclica. El problema con esta afirmación es, que no contiene ningún argumento porque esto debe ser así. Si esto fuese todo, los neoclásicos y todas las tendencias que se basen en los conceptos neoclásicos, ordoliberalismo, economía social de mercado, escuela austriaca y el neoliberalismo responderían que no hay boom, porque en el caso de un sobrecalentamiento de la economía los tipos de interes suben reduciendo de esta manera la demanda. La recesión tampoco ocurre en los mercados y si la hay no hace falta hacer algo porque los mercados tienden al equilibrio.

Sin que se explique lo que Keynes refuta, presentando solamente las conclusiones que Keynes supuestamente sacó de su teoría, Keynes habría resuelto un problema que de hecho no existe.

Pero de hecho Keynes describe un problema muy concreto del cual la teoría clásica ni siquiera se ha dado cuenta. Si hay un mercado de dinero la gente no solo tiene la opción entre consumir o ahorrar / invertir. Puede igualmente aparcar dinero y en tiempo de crisis todos lo van a hacer. Quiere decir que en vez de invertir en inversiones reales que crean trabajo, invierten en efectos, una inversión considerada segura porque puede ser reconvertida en dinero.

El segundo problema es, que lo que se presenta en general como la idea central del keynesianismo es en la obra original media página. De hecho el keynesianismo es una refutación de los conceptos básicos de la teoría clásica. Si el ahorro tiene una función sensata solo en una situación de pleno empleo, cuando es sensato de mantener la cantidad de dinero estable, hay que sustituir el ahorro por otra cosa y Keynes los substituye, al igual que Joseph Schumpeter y Knut Wicksel, por el dinero.

El mercado de capital clásico / neo-clásico, ahorro como ingresos no consumidos del pasado por un lado y inversión del otro lado, está sustituido por el mercado de dinero, dinero de un lado y inversión del otro. Si las inversiones son financiadas por dinero, algo nada escaso, y no por un ahorro previo, el tipo de interés tampoco puede igualar el "ahorro" y la "inversión", porque algo que no es escaso no tiene precio. Vamos a volver sobre el tema. De hecho el ahorro depende de los ingresos y la inversión del interés (fijados por los bancos centrales, si se quiere simplificar la discusción). La segunda parte de la frase no es difícil de comprender. Los bancos centrales fijan el tipo de interés. Punto. Nada de mecanismo de mercado.

Más complicado es la otra afirmación. El ahorro depende de los ingresos. Esto significa por ejemplo que si el estado aumenta la demanda agregada por 100 euros y la tasa de ahorro es de 20 por ciento la economía finalmente estará en el equilibrio, si el producto social ha crecido por 500 euros. (0,2 * 500 = 100). Para ilustrarlo: El estado invierte 100, de los cuales la gente gasta 80. Otra gente recibe los 80, de los cuales gastan 54. Otra gente recibe los 54 , de los cuales gastan 43,2. Obviamente en procesos de este tipo tiene que haber ahorro, porque si no el sistema "explotaría", si cada uno gastase los 100 euros y él que los recibe también gasta 100 euros. Si alguien quiere imaginarse algo, puede imaginarse que "ahorro" son aquí por ejemplo impuestos, con los cuales se salda el crédito que financió el impulso primario. Entendemos sin problema alguno dos implicaciones de esta teoría. El "ahorro" en este sistema es una parte del potencial activado por este impulso primario. No es nada que existió antes, como el ahorro en la economía clásica. Segundo: El juego solo funciona si hay un potencial que se puede activar, lo que no es el caso en una situación de pleno empleo.

Lo que encontramos descrito miles y miles de veces en los libros de texto sobre economía, en los periódicos, en los debates en la radio y la tele, en los colegios y por todas partes es este mecanismo, aunque se puede dudar que este mensaje es el mensaje central. Se puede sacar de los fundamentos teóricos sobre los cuales se basa este mecanismo cantidad de conclusiones relevantes, eventualmente más relevantes que este mecanismo.

Se puede sacar la conclusión que el tipo de interés no es un precio, dado que algo que no es escaso como el dinero no tienen un precio, por lo menos si se entiende bajo precio algo que regula la demanda y la oferta.

Se puede sacar igualmente la conclusión que no es posible de aplazar con el ahorro el consumo al futuro. Esto puede eventualmente funcionar en una economía de pleno empleo. En este caso se produce hoy los bienes de capital que permiten producir los bienes de consumo mañana. Pero es pedir mucho de un empresario que invierte en una situación de subempleo y el ahorra reduce todavía más la demanda.

Se puede igualmente deducir de esta teoría que el dinero no es una mercancía como se supone en la economía clásica y neoclásica. Una mercancía es el resultado de procesos en el pasado. El dinero es la promesa que estos procesos también ocurrirán en el futuro.

Dirán algunos que estamos cortando pelos en el aire. Esto no cree el autor. Primeramente porque procesos históricos no se pueden explicar con la teoría clásica. El "milagro económico" alemán después de la segunda guerra mundial no se basó en el "ahorro". "Ahorro" no había. Lo que había era un potencial productivo, dado que la gente solo tenían que reconstruir lo que había antes y esto se puede hacer con créditos. En otras palabras. Tenían en el know y si hay el know how el espacio de tiempo entre dinero y capital es muy corto.



Para simplificar: El que se compra un coche con un crédito salda el crédito con una parte del potencial productivo que tiene y que activa en el futuro. Según la teoría clásica tiene que haber "ahorrado" antes, o sea tiene que haber producido mercancías, haberlos convertido en dinero y comprar con este dinero el coche. Sabemos que también puede funcionar al revés.

Podemos igualmente sacar la conclusión que el "ahorro" no tiene nada que ver con la inversión. Si el tipo de interés igualara realmente el ahorro y la inversión, si fuera un precio real, el sistema de los recaudadores de fondo, recoger el ahorro de la gente y invertirlo, podría funcionar. Pero si el ahorro no tiene nada que ver con la inversión, y de hecho no tiene nada que ver, el tipo de interés que prometan los recaudadores de fondo son puras fantasías. Sería mera casualidad, si estas promesas se cumplen y de momento parece, al menos en Alemania, que no se van a cumplir.

Entendemos por estos pocos ejemplos que la teoría keynesiana no es una mera teoría de coyuntura. Es una manera completamente distinta de analizar procesos económicos.

No se puede tampoco aplicar esta teoría como una receta para resolver problemas como la recesión o depresión, vea Alfred Müller - Armack. Lamentablemente el modelo IS-LM, aparte de contener errores, sugiere justamente esto. Hay que mirar lo que Keynes mismo dice.

The object of our analysis is, not to provide a machine, or method of blind manipulation, which will furnish an infallible answer, but to provide ourselves with an organised and orderly method of thinking out particular problems; and, after we have reached a provisional conclusion by isolating the complicating factors one by one, we then have to go back on ourselves and allow, as well as we can, for the probable interactions of the factors amongst themselves. This is the nature of economic thinking. Any other way of applying our formal principles of thought (without which, however, we shall be lost in the wood) will lead us into error. It is a great fault of symbolic pseudo-mathematical methods of formalising a system of economic analysis, [...], that they expressly assume strict independence between the factors involved and lose all their cogency and authority if this hypothesis is disallowed; La meta de nuestro análisis no es una máquina o método de una manipulación arbitraria, que suministra una respuesta infalible, sino un método de reflexión sobre problemas determinados; después de que hayamos obtenido una respuesta provisoria aislando los factores que complican el análisis uno por uno, tenemos que volver para escudriñar lo mejor que podamos las posibles interacciones entre estos factores. Esta es la manera en la cual hay que tratar problemas económicos. Cualquier otro método de formalización (sin el cual sin embargo nos perdiéramos en el bosque) nos llevará a errores. Es un gran error del método simbólico pseudo matemático de formalizar el análisis económico [...], que supone expresamente una interdependencia entre los factores que analiza y que pierde toda coherencia y autoridad si esto no es el caso.

John Maynard Keynes, Te general Theory on Employement, Interest and Money, página 148 (capítulo 21, III)

Keynes quiere por lo tanto ofrecer un método de análisis y no recetas de cocina que explican qué parámetros hay que manipular si el "autómata económico" traquetea.

Con la frase "... Es un gran error del método simbólico pseudo matemático de formalizar el análisis económico [...], que supone expresamente una interdependencia entre los factores que analiza y que pierde toda coherencia y autoridad si esto no es el caso..." apunta a un real problema. Muchos ensayos sobre problemas académicos se pierden realmente en la construcción de relaciones cuantitativas sin preguntarse, si también hay una relación causal, vea también modelización matemática. Esto vale sobre todo para ensayos que se basan en relaciones meramente estadísticas. El hecho que hay una relación de este tipo no significa de ninguna manera que hay también una relación causal.

Hemos hablado ya muchísimas veces a lo largo de este manual que la economía tiende a abstraer de todo aquello que no se puede modelizar de manera matemática o sea de todo aquello que es contingente, casual, espontáneo y imprevisible a pesar de que a largo plazo estos factores pueden tener un impacto decisivo sobre la economía. Por otra parte estos parámetros son difíciles de controlar, vea también Joseph Schumpeter. Es obvio que si tuviésemos para cualquier problema una solución tecnológica y unos empresarios que la imponen no tendríamos problemas. Pero estos cambios cualitativos no se puede producir como pan.

Para ponerlo simple: Si alguien logra a producir implantaciones que desalinan el agua con energía solar y que transportan este agua al interior del páis muchos problemas serían resueltos.

Si no podemos directamente intervenir en estos factores, tenemos que concentrarnos en un cambio cuantitativo. (Que dicho sea de paso, dado las diferencias enormes entre los distintos países podría ser un gran avance). Un mejoramiento en la transferencia de know how podría tener un impacto enorme, pero para esto haría falta optimizar los planes de estudio.

Todo lo que no se puede controlar Keynes lo excluye EXPRESAMENTE de su análisis, lo que es algo muy distinto de lo que hace la economía neoclásica que simplemente supone que se puede abstraer de estos factores.

We take as given the existing skill and quantity of available labour, the existing quality an quantity of available equipement, the existing technique, the degree of competition, the tastes and habits of the consumer, the disutility of different intensities of labour and of the activities of supervision and organisation, as well as the social structure including the forces, other than our variables set forth below, which determine the distribution of the national income. This does not mean that we assume these factors to be constant; but merely that, in this place and context, we are not considering or taking into account the effects and consequences of changes in them. Suponemos como dados la formación y la cantidad de trabajo disponible, la calidad y la cantidad del equipo, la técnica, la intensidad de la competitividad, las preferencias y costumbres de los consumidores, abstraemos del hecho que no todos los trabajos son igual de arduos al igual que de la supervisión y la organización del trabajo, la estructura social y las fuerzas que deciden, aparte de los mencionados más abajo, sobre la distribución de la renta nacional. Esto no significa que suponemos que estos factores sean constantes. Significa solamente que aquí y en este contexto no consideramos los efectos y consecuencias de estos factores.

John Maynard Keynes, The general Theory on Employement, Interest and Money, página 122 (capítulo 18, I)

Párrafos similares podemos encontrar varias veces en el libro. Es importante comprender la diferencia en la metodología entre Keynes y la economía neoclásica, dejemos al lado Alfred Marshall, vea Alfred Marshall. (Que la economía clásica / neoclásica se base en conceptos erróneos es otro cuento. Igual de interesante es la metodología).

La economía neoclásica busca leyes universalmente válidas y una vez encontradas estas leyes, la economía funcionará como un autómata desde el principio hasta el juicio final. A través de la cláusula ceteris paribus la economía neoclásica excluye que puede haber cambios. El equilibrio excluye cualquier tipo de cambio. Por esto es un equilibrio y a parte de esto su análisis se basa en un momento, el momento del equilibrio, y en el momento no cambia nada. Esto es lo que caracteriza el momento, vea también Walter Eucken.

Léon Walras y Vilfredo Pareto solo analizan mercados donde se CAMBIAN productos, pero no se los produce. De esta manera queda excluido desde el principio cualquier cambio en el APARATO PRODUCTIVO, que es la parte dinámica de una economía, expuesta a cambios contundentes. La cláusula ceteris paribus es superflua en este tipo de análisis, porque todo lo que puede cambiar se excluye, si solo se considera el momento.

El caso de Keynes es muy distinto. Keynes nombra expresamente todo aquello que quiere excluir de su análisis o sea cosas casuales, contingentes, espontáneos y imprevisibles como innovaciones / avance tecnológico , formación / educación, sin negar que estos parámetros pueden tener un impacto contundente. Para ilustrarlo con un ejemplo simple (muy simple): Si las preferencias en Europa cambian y la gente come más mangos que naranjas, incluso un estado desesperado como Cuba podría resolver sus problemas económicos porque mangos realmente los hay ahí en abundancia.

A lo mejor es útil tener primero una pista de como va la cosa antes de hablar de los detalles. Vamos a dar previamente un resumen de la teoría keynesiana simplificado.

La teoría keynesiana es mucho más compleja de lo que el modelo IS-LM que se encuentra en todos los libros de texto sugiere. Se podría incluso preguntarse, si este modelo presenta la teoría keynesiana de manera correcta. La curva IS (inversión / ahorro) sugiere que, por lo menos, si no se entiende bien como fue deducida, que en la teoría keynesiana es el tipo de interés que iguala la inversión y la demanda. La curva IS es completamente compatible con la teoría neoclásica. Si la renta nacional es baja, los ahorros son pocos, el tipo de interés por lo tanto alto y como hay poca oferta, los inversores pueden también pagar un alto tipo de interés. En la medida que la renta nacional aumenta, aumenta también el ahorro y los tipos de interés bajan. Esto es teoría neoclásica pura y no tiene nada que ver con la teoría keynesiana. Falta la idea central. En la teoría keynesiana el ahorro son ingresos no consumidos del FUTURO. Pero la curva IS sugiere que se trata de ingresos no consumidos del PASADO. El modelo IS-LM es una causa de la tragedia, o sea de la mala comprensión de la teoría keynesiana. Volveremos sobre el tema al hablar del modelo IS-LM que encontramos en todos los libros de texto.

En la teoría clásica el "ahorro" es el resultado de la producción, es por lo tanto algo escaso. La gente podía consumir este "ahorro" en vez de ponerlo a disposición de alguien para fines de inversión. La inversión a su vez depende únicamente del tipo de interés. Si una inversión es lo suficientemente rentable para que el inversor, después de haber saldado el crédito y los intereses, gana algo, lo va a hacer. En resumidas cuentas. El mercado de capital, que en la teoría keynesiana se convierte en un mercado de dinero, funciona en la teoría clásica como el mercado de patatas.

Los conceptos keynesianos son completamente distintos. El "ahorro" primero depende de los ingresos y no de los tipos de interés y segundo es una parte del potencial productivo. El "ahorro" es la CONSECUENCIA de la inversión, pero no la condición. La gente ahorra, porque la inversión aumenta los ingresos, vea el ejemplo arriba. La financiación de la inversión no depende en absoluto del ahorro, sino simplemente de DINERO, que simplemente se imprime, cuando hace falta. (Simplificamos un poco. De hecho el ahorro forma parte de la masa monetaria).

Es obvio que en este caso el dinero financia la inversión y la inversión lleva a un determinado ahorro, el interés no puede igualar el ahorro y la inversión.

Por ahí la pregunta. Si el interés no es un precio común y corriente como el precio de las patatas, ¿qué función tiene entonces y de qué depende o debería depender su altura?

La lógica de Keynes es bastante simple ahora. Hay que bajar el tipo de interés hasta un nivel de pleno empleo. Esto es una idea incompatible con la idea clásica. En la idea clásica el "ahorro" es el resultado de un rendimiento, fruto de un trabajo y al igual que es inadmisible que el zapatero vende su zapatos a un precio que ni siquiera cubre sus gastos, es inaceptable que el "ahorrador" vende su "ahorro" a un precio que ni siquiera cubre los gastos de su producción. El problema es, que esta analogía no pega, porque el dinero no tiene ningún coste y el tipo de interés no señala escasez. Si el zapatero no recibe un precio que cubre todos sus gastos y le permite vivir de su trabajo, dejará de producir zapatos y como todos necesitamos zapatos hay que pagar el precio justo. En este caso el precio tiene una función.

El tipo de interés no tiene esta función en una situación de subempleo. En una situación de subempleo es simplemente un coste más que el inversor tiene que pagar y que le impide crear trabajo. De ahí la solución simple de Keynes. El tipo de interés tiene que ser los suficientemente alto para cubrir los costes administrativos de los bancos y para cubrir el riesgo. (Significa: Si se da un crédito a diez empresas de 1000 euros respectivamente y uno va en quiebra, los nueve que quedan tienen que eliminar los 10 000 euros. El tipo de interés tiene que ser por lo tanto algo más que 10 por ciento.)

Una real función tiene el tipo de interés solo en una situación de pleno empleo. En una situación de pleno empleo puede ser necesario de "frenar" la economía para evitar tendencias inflacionarias.

Que esta teoría no les gusta a los ahorradores que últimamente se quejan de que los tipos de intereses bajos les están "expropiando" es obvio. Pasa lo que Keynes llama "la muerte del rentista". Por otra parte esta gente no puede esperar que se mantiene escaso algo que no es escaso y que se acepta el paro solo para que ellos puedan vivir de sus dividendos o rentas.

Para ponerlo simple: El que se llena su tiña con agua no puede pedir que se mantiene el agua artificialmente escaso para que él pueda vender agua a precios altos.

Comprendemos igualmente que los recaudadores de fondos, bancos y seguros, quieren que se mantenga escaso el dinero, porque viven de prestarse dinero, sea de entes privadas, sea del banco central, y otorgar créditos a otros a tipos de interés más altos y cuando más escaso es el dinero mejor. Vale lo dicho arriba.

El primer mensaje de Keynes por lo tanto está claro. Los tipos de interés tienen que bajar hasta que se haya logrado el pleno empleo y dado que el tipo de interés no iguala la oferta y la demanda de algo escaso, como lo supone la teoría clásica, esto también es posible.

Sin embargo Keynes supone que puede haber situaciones en las cuales no se puede fomentar la inversión bajando el tipo de interés con lo cual llegamos a un otro concepto de la teoría neoclásica que refuta. La teoría clásica / neoclásica supone que el tipo de interés es una recompensa que la gente recibe, si renuncia a consumir en el presente. El riesgo no juega ningún papel en la economía neoclásica, a pesar de que es obvio que tanto más arriesgada es una inversión, tanto menos la gente está dispuesta a invertir y solo si el tipo de interés es muy alto, la gente está dispuesta a aceptar riesgos altos.

Se podría argumentar dentro de la lógica de la economía clásica que esto no es ningún problema. Los inversores que quieren tomar el riesgo serán dispuestos a recompensar el riesgo por un tipo de interés que corresponde y finalmente habrá ahorradores dispuestos a aceptar el riesgo. Podrían argumentar que en el tipo de interés ya está incluido el riesgo, lo que Adam Smith de hecho hace. Sostiene muy a menudo que el tipo de interés tiene que ser más alto, si el riesgo es grande.

Sin embargo la economía clásica conoce solo dos alternativas. Invertir en una inversión real o no invertir en absoluto. La realidad es un poco más compleja. El riesgo de una inversión depende de su liquidez, o sea de la posibilidad de reconvertir la inversión en una forma más líquida, o sea dinero. El dinero, si dejamos de lado la inflación, no corre ningún riesgo porque con el dinero se puede hacer cualquier cosa. Todo lo que es posible, nos quedamos en el mundo económico, claro, se puede hacer con dinero. En una situación de depresión los recaudadores no van subir el tipo de interés, van a comprar efectos y cuanto más inseguro es el futuro, tanto más van a invertir en efectos envez de invertir en proyectos reales. (En una situación de inseguridad, dicho sea de paso, las empresas tampoco estarán dispuestas a prestarse dinero a tipos de interés altos.)

El caso de una inversión real es distinto. Una vez invertido no se puede recuperar el dinero invertido a cien por ciento. Puede ocurrir que una máquina especializada tiene solo el valor de desecho al venderla. Cuando más líquido es una inversión, cuando más fácilmente se la puede reconvertir en dinero, menor es el riesgo. Bajo esta perspectiva el tipo de interés no es la recompensa para un sacrificio, sino para el renuncio a la liquidez, o sea para el renuncio a la seguridad.

Ahora puede ocurrir, y efectivamente hoy en día, seguimos en el año 2014, ocurre, que a pesar de que el tipo de interés es bajo, los bancos centrales, tanto la BCE, como la FED como el banco central japonés bajaron los tipos de interés a niveles históricamente bajos y que a pesar de que los tipos de intereses son bajos, no se puede incitar a los recaudadores de fondos, estos son más relevantes que entes individuales, de salir del puerto seguro de la liquidez. Significa: Prefieren invertir en efectos que en cualquier momento se pueden convertir y reconvertir en dinero en la bolsa. Probablemente el provecho sería más grande si invirtiesen en algo real, pero prefieren el bajo rédito de los efectos a un provecho mayor, pero arriesgado.

La inseguridad fomenta la especulación. Obviamente la especulación produce burbujas y es por lo tanto arriesgado también. Pero parece que a los recaudadores de fondo este juego aparece menos arriesgado que inversiones reales. Si esto se debe al hecho que recaudadores de fondo no saben bastante para poder evaluar inversiones reales o si estiman inversiones reales demasiado arriesgadas da igual, porque el resultado es el mismo.

En esta situación, cuando una baja del tipo de interés no fomenta la inversión, o sea en una situación de temor generalizado, Keynes propone la famosa, se podría igualmente decir demasiado famosa, porque es solo una pequeña parte de su teoría, política de expansión fiscal. Si los inversores no se atreven a invertir, creando de esta forma el problema que querían evitar, el estado tiene que intervenir y dado que el estado es el único que profita de todos los efectos secundarios, es también el más capaz de intervenir.

No sirve para nada a una empresa privada fomentar la demanda de otras empresas endeudándose, si finalmente va en quiebra. La situación del estado es distinta. El estado profita de cualquier forma, paga menos para el seguro de desempleo, aumentan los ingresos fiscales, aumentan las contribuciones al sistema de jubilación, etc.

Esto es un resúmen de la teoría keynesiana. En la humilde opinión del autor el original es tan difícil de leer porque Keynes discute ampliamente los conceptos de la economía clásica / neoclásica lo que ofusca un poco la descripción de sus propia teoría.



Sin embargo hay párrafos en la obra en las cuales expone sus tesis de manera bastante clara y incluso divertida. Aprendemos en este párrafo también que el famoso impuesto de Tobin con el cual se quiere reducir las transacciones financiarías es de hecho una idea keynesiana.

These tendencies are a scarcely avoidable outcome of our having successfully organised 'liquid' investment markets. It is usually agreed that casinos should, in the public interest, be inaccessible and expensive. And perhaps the same is true of stock exchanges. That the sins of the London Stock Exchange are less than those of Wall Street may be due, not so much to differences in national character, as to the fact that to the average Englishman Throgmorton Street is, compared with Wall Street to the average American, inaccessible and very expensive. The jobber's 'turn', the high brokerage charges and the heavy transfer tax payable to the Exchequer, which attend dealings on the London Stock Exchange, sufficiently diminish the liquidity of the market (although the practice of fortnightly accounts operates the other way) to rule out a large proportion of the transaction characteristic of Wall Street. The introduction of a substantial government transfer tax on all transactions might prove the most serviceable reform available, with a view to mitigating the predominance of speculation over enterprise in the United States. The spectacle of modern investment markets has sometimes moved me towards the conclusion that to make the purchase of an investment permanent and indissoluble, like marriage, except by reason of death or other grave cause, might be a useful remedy for our contemporary evils. For this would force the investor to direct his mind to the long-term prospects and to those only. But a little consideration of this expedient brings us up against a dilemma, and shows us how the liquidity of investment markets often facilitates, though it sometimes impedes, the course of new investment. For the fact that each individual investor flatters himself that his commitment is 'liquid' (though this cannot be true for all investors collectively) calms his nerves and makes him much more willing to run a risk. If individual purchases of investments were rendered illiquid, this might seriously impede new investment, so long as alternative ways in which to hold his savings are available to the individual. This is the dilemma. So long as it is open to the individual to employ his wealth in hoarding or lending money, the alternative of purchasing actual capital assets cannot be rendered sufficiently attractive (especially to the man who does not manage the capital assets and knows very little about them), except by organising markets wherein these assets can be easily realised for money. The only radical cure for the crises of confidence which afflict the economic life of the modern world would be to allow the individual no choice between consuming his income and ordering the production of the specific capital-asset which, even though it be on precarious evidence, impresses him as the most promising investment available to him. It might be that, at times when he was more than usually assailed by doubts concerning the future, he would turn in his perplexity towards more consumption and less new investment. But that would avoid the disastrous, cumulative and far­reaching repercussions of its being open to him, when thus assailed by doubts, to spend his income neither on the one nor on the other. Those who have emphasised the social dangers of the hoarding of money have, of course, had something similar to the above in mind.

Estas tendencias [prestar más importancia a la subida especulativa que al valor interior] es un desarrollo difícilmente evitable de nuestro éxito en organizar mercados de inversión líquidos. Todo el mundo está consiente que casinos, en el interés del público, deberían ser inaccesibles y caros y a lo mejor lo mismo vale para las bolsas de valores. Que los pecados de la bolsa de mercado de Londres no son tan graves como aquellos de la Wall Street a lo mejor no se debe a las diferencias en el carácter nacional sino al hecho que para un ciudadano inglés mediano el acceso a Throgmorton Street es, en comparación con el acceso a Wall Street a un ciudadano estadounidense mediano, inaccesible y caro. Las tasas para el depósito, las tasas altas a pagar cuanto se realiza un orden y los impuestos a pagar al Tesoro que mantiene la supervisión sobre la bolsa de valores, disminuye la liquidez de mercado (a pesar de que la práctica de liquidar las cuentas cada dos semanas tiene un efecto contrario) de manera suficiente para evitar las características de las transacciones de la Wall Street. La introducción de un impuesto gubernamental sobre el volumen de las transferencias a lo mejor sería la reforma disponible más eficaz para disminuir la predominancia de transacciones especulativas sobre las transacciones de las empresas en los Estados Unidos. El espectáculo de los mercados de inversión modernos me llevó de vez en cuando a la conclusión que sería un remedio para nuestros problemas actuales, si una inversión fuese tan permanente y duradera como un matrimonio que solo la muerte u otra causa grave puede disolver. En esto caso el inversor estaría obligado de pensar en las consecuencias a largo plazo y solo en ellas. Pero si reflexionamos un poco vemos el dilema y nos muestra que la liquidez del mercado de inversión muy a menudo facilita [esto vale cuando una empresa emite acciones por primera vez], aunque de vez en cuando lo impide, la inversión en nuevos proyectos. Porque el hecho que cada inversor individual se consuela que su compromiso es "líquido" (aunque esto no vale para todos los inversores en su conjunto) tranquiliza sus nervios y le hace más dispuesto a correr riesgos. Esto es un dilema. Mientras que el individuo esté libre de emplear su fortuna almacenándola o prestandola, la alternativa de invertir en proyectos reales no es lo suficientemente atractivo (especialmente para personas que no manejan su capital ellos mismos y saben poco sobre estas cosas), a no ser que se organiza el mercado de manera que facilita venta de estas cosas por dinero. La única cura radical por la crisis de confianza de la que sufre la vida económica en el mundo moderno sería de permitir al individuo solo la alternativa de consumir sus ingresos o de pedir la producción de un bien de capital determinado que, aunque la decisión se base en información erróneas, le parece la inversión más atractiva. Es bien posible que en el caso de que esté más inseguro que normalmente preferiría en su inseguridad y acorralado por dudas concerniente el futuro el consumo y menos nuevas inversiones. Pero esto evitaría el efecto desastroso de repercusiones nefastos acumulados que se produce cuando en una situación así no se decide ni por una cosa ni por la otra. Aquellos que ponían un especial hincapié en los peligros sociales del almacenamiento de dinero pensaron seguramente en algo similar.

John Maynard Keynes, The General Theory of Employement, Interest and Money, Chapter 12, página 80

La última observación (Those who have emphasized the social danger...) se refieren a Silvio Gesell (1862 - 1930) del que habla más en detalle en el sexto libro, capítulo 23, parte VI. Uno podría preguntarse si en este párrafo el núcleo de la teoría keynesiana no es mejor expuesto que en el modelo IS-LM.

En la primera parte se ocupa de la cuestión si no sería útil de poner un freno a inversiones meramente especulativas. Lo que entiende por inversiones meramente especulativos describe dos páginas antes. Inversiones especulativas, o sea sobre todo la compra de efectos de todo tipo, no dependen de hechos económicos reales, sino de factores psicológicos.

El que especula en la bolsa por ejemplo hace una prognosis sobre la prognosis de los otros porque solo si los otros compran el efecto respectivo el valor sube. Si se quiere ni siquiera hace una prognosis sobre la prognosis de los otros. De hecho hace una prognosis, sobre la prognosis de los otros especuladores sobre la prognosis de los otros.

Este es el famoso, denominado así por Keynes, beauty contest (competitividad de belleza). Se basa en un concurso de un periódico británico de este entonces. En este concurso la gente no debía elegir la mujer que ellos encontraron la más bella, sino aquella que creían que los otros encontraban la más bella.

Keynes no lo dice explícitamente, pero es obvio que este tipo de especulaciones no lleva a la asignación del capital más rentable, sostenible, productivo y que no crea tampoco puestos de trabajo. (Sobre todo porque este tipo de especulación no tiene ningún impacto real directo sobre la economía). El único efecto del mercado de dinero es que fija un tipo de interés y solo las inversiones reales que superan este tipo de interés se podrán realizar.

Es un hecho curioso del ordoliberalismo / economía social de mercado que insiste mucho en la asignación optima de los recursos a través de los precios, pero que ignora por completo la mala asignación causada por las especulaciones. El reproche que Keynes argumenta con magnitudes agregadas sin ocuparse de la asignación de los recursos, a parte de que se podría reprochar esto también a la economía neoclásica, no tiene mucho sentido, si se pasa por alto la mala asignación causada por las bolsas.

Lo que hoy en día se discute bajo el nombre de Tasa Tobin o Impuesto a las transacciones financieras lo encontramos ya en la Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el Dinero: "La introducción de un impuesto gubernamental sobre el volumen de las transferencias a lo mejor sería la reforma disponible más eficaz para disminuir la predominancia de transacciones especulativas sobre las transacciones de las empresas en los Estados Unidos." Deduce esto del hecho que los efectos de las especulaciones son menos nefastos en Inglaterra que en los Estados Unidos siendo los impuestos y tasas más altas en Inglaterra. (Lo mismo vale a lo mejor para las inmobiliarias. Probablemente estos son menos concernidos por la especulación porque la compra y venta genera gastos.)

Si los costes de las transferencias especulativas son muy bajas, incluso la esperanza de obtener ganancias mínimas pueden inducir transferencias enormes haciendo bailar los cursos de cambio, los precios de las materias primas y producir burbujas.


Por otra parte, "...Pero si reflexionamos un poco vemos el dilema y nos muestra que la liquidez del mercado de inversión muy a menudo facilita,[...], la inversión en nuevos proyectos. Porque el hecho que cada inversor individual se consuela que su compromiso es 'líquido' (aunque esto no vale para todos los inversores en su conjunto) tranquiliza sus nervios y le hace más dispuesto a correr riesgos...", destaca la función esencial de la bolsa. Hay que distinguir entre dos cosas muy distintas. La mera venta y compra de efectos ya existentes no tiene ningún efecto directo real sobre la economía. (A pesar de que tiene unos efectos indirectos, como vamos a ver cuando hablamos del monetarismo). De esto hay que distinguir una situación en la cual se vende efectos por primera vez. En este caso afluye realmente dinero a la empresa o el estado y tiene por lo tanto un efecto real.

Si el inversor invirtiera directamente en la empresa el riesgo sería más alto, porque no podría retirar su dinero, mientras los efectos se pueden vender en la bolsa, aunque las pérdidas son las mismas, si todos pierden la esperanza. Aparte de esto la bolsa simplifica también la financiación, en este caso, cuando se venden los efectos por primera vez, porque los inversores igualmente pueden "prestar" dinero a corto plazo. Sucede muy a menudo que alguien dispone de un capital solo por un tiempo determinado, hasta que lo necesita para otras cosas. (Sucede esto por ejemplo con el dinero que reciben las empresas por las deducciones amortizadas. Lo tienen solamente hasta que realmente tienen que sustituir la máquina). En este caso pueden comprar los efectos y venderlos cuando necesitan el dinero.

Como ya hemos dicho varias veces la inseguridad es un punto esencial en la teoría keynesiana. En una situación de total inseguridad el tipo de interés puede ser tan bajo que se quiera, la gente no va invertir directamente en un proyecto real.

Mientras que el individuo esté libre de emplear su fortuna almacenándola o prestandola, la alternativa de invertir en proyectos reales no es lo suficientemente atractivo (especialmente para personas que no manejan su capital ellos mismos y saben poco sobre estas cosas), a no ser que se organiza el mercado de manera que facilita venta de estas cosas por dinero.

Lo más fácil sería de simplemente prohibir a la gente almacenar dinero. Esto es lo que quiere Silvio Gesell. Silvio Gesell se expresa en favor de una moneda que pierde valor, si no se usa, en la práctica a realizar a través de un sello temporal, de manera que no almacenar dinero no es muy atractivo.

Diría el autor que menciona en una semi-frase una cosa a la cual se podría prestar más atención: "...especially to the man who does not manage the capital assets and knows very little about them...". Diría el autor que la noción "inseguridad" no es muy precisa y sobre todo "inseguridad" puede significar igualmente que la gente no se atreve a evaluar una situación.

La bolsa, diría el autor, es sobre todo una simplificación. La gente no tiene que entender nada de química, de medicina, de coches, de computadoras, de teléfonos etc.., para vender y comprar en la bolsa efectos de empresas del sector químico, de la medicina etc., porque en la bolsa se compra y se vende un producto homogéneo: efectos. El problema con la inseguridad se podría en parte resolver si se cambiara los planes de estudio en economía, si se entendiese la economía más como una ciencia transversal. Para tomar una decisión sensata referente a una inversión real se tiene que conocer este negocio. El problema es que recaudadores de fondos conocen efectos y otros valores, pero no saben nada de la economía real. Esto aumenta la inseguridad.

Resumiendo: Keynes distingue tres funciones que tiene el dinero. El primero es banal. Se lo necesita para las transacciones diarias, esto es por ejemplo el dinero que se tiene en el monedero. El segundo es casi tan banal que el primero. Si necesita dinero para prevenir contra calamidades posibles. Por último queda, y este está en el centro de su teoría, el dinero que se puede utilizar para fines especulativos.

Los primeros dos no dependen del tipo de interés, sino del volumen de la renta nacional y aumenta si este aumenta. Dada una cierta cantidad de dinero, el dinero para los otros dos fines tiene que disminuir, si la renta nacional aumenta. Esto significa que la cantidad disponible para prevenir calamidades y para especular disminuye.

Dejemos al lado el dinero necesario para prevenir calamidades, que Keynes menciona, sin que tenga una gran importancia, y concentrémonos en el dinero dedicado a fines especulativos.

Este dinero dedicado a fines especulativos es lo que corresponde al "ahorro" en la teoría clásica / neoclásica porque son las magnitudes que determinan, en los respectivos sistemas, las inversiones reales.

El "ahorro" keynesiano no tiene nada que ver con el "ahorro" clásico / neo-clásico. De hecho el concepto clásico del ahorro solo en una situación de pleno empleo es una construcción sensata, pero incluso entonces se debe precisar la noción: "Ahorro" entonces significa producir bienes de capital en vez de bienes de consumo. En pleno empleo una selección es necesario. Si en esta situación la demanda por bienes de consumo supera la oferta la única solución es reducir la producción de bienes de consumo en favor de bienes de capital y esto es lo que sucede, si la gente ahorra. En una situación de subempleo, cuando la demanda no basta para absorber la oferta es difícil de ver porque se debe disminuir más todavía la demanda y aparte de esto tampoco hay que elegir entre la producción de bienes de consumo y bienes de capital, porque se puede producir las dos cosas.

Desde este punto de vista está igualmente errónea la Ley de Say. Jean Baptiste Say hace grandes esfuerzos para explicar que una escasa demanda se debe al hecho que no se produce bastante, porque el que no produce nada no tiene ingresos. Afirma por lo tanto que el problema no es la falta de dinero, sino la falta de producción. De hecho el primer paso, la producción, se puede saltar. Se llega al mismo resultado con una política fiscal expansiva apoyada en el caso de que haga falta por una política monetaria expansiva. Sin darse cuenta de ello Joseph Schumpeter ya rebatió la ley de Say.

El "ahorro" clásico puede tener un significado en la teoría keynesiana cuando una política fiscal expansiva, un aumento de la demanda agregada a través de créditos, o una política monetaria expansiva (o ambos combinados) llevó la economía al pleno empleo. Una vez llegado a este punto, hay que "ahorrar", obviamente. Si la demanda supera el potencial productivo, hay que "ahorrar", en otras palabras producir bienes de capital envez de bienes de consumo. En este caso el ahorro pone a la disposición de inversores capital, con el cual estos pueden producir los bienes de capital necesarios. Si en una situación de pleno empleo se injecta más dinero, los precios suben, reduciendo los sueldos reales y haciendo subir las ganancias lo que permite las inversiones.

Esto tendría un efecto nefasto sobre la distribución de la renta nacional, porque los trabajadores no participarían de estas inversiones, mientras en el caso de que ahorran recibirían un interés.

El ahorro tampoco es necesario para reestructurar la economía, transferir recursos de un sector menos productivo a uno más productivo, esto se puede hacer con dinero, para detalles vea Joseph Schumpeter. Sin embargo Joseph Schumpeter parte de una situación de empleo pleno.

El "ahorro" tampoco son mercancías en su forma líquida, dinero, o sea el resultado de un esfuerzo, como lo sostiene la economía clásica / neoclásica y Karl Marx. Si todos "ahorran" juntos para comprar la misma cosa y de golpe realmente quieren comprarlo, es muy probable que solo algunos lo reciben y a precios más altos de lo que esperaban.

Y dado que el "ahorro", entendido como recursos disponibles para la inversión, no es el resultado de un esfuerzo, tampoco hace falta que se recompense a alguien.

La noción del "ahorro" clásico pierde de hecho cualquier sentido en la teoría keynesiana. Si el "ahorro" es simplemente dinero disponible para inversiones, provenga de donde sea, entonces es obvio que el "ahorro" equivale a la inversión. Primero alguien 'ahorra' el dinero, provenga de donde provenga, generado del sistema bancario, un aumento de la cantidad de dinero del banco central o "ahorro" en el sentido clásico, y con este dinero realiza la inversión. Quiere decir que la magnitud de la inversión decide sobre el "ahorro" y no al revés. Esta inversión genera el "ahorro", después. O sea parte del potencial productivo en el futuro será dedicado a saldar el crédito. En otras palabras. Pasa al nivel macroeconómico lo mismo que pasa todo los días en plan privado. La gente toma un crédito, realiza la inversión y con los ingresos generados por la inversión salda el crédito.

Para entender la idea keynesiana hay que desprenderse por completo de la noción del ahorro de la economía clásica / neoclásica que además es obviamente errónea.

Par inversiones se necesita simplemente dinero, más preciso dinero del cual se puede disponer por fines especulativos, y da perfectamente igual de donde provenga. Puede ser generado por el sistema bancario, frescamente impreso por el banco central o realmente ser el resultado de ingresos no consumidos. Los problemas son los mismos en todos los casos.

Este dinero se puede invertir de manera completamente líquida, significa por ejemplo no invertirlo en absoluto y ponerlo bajo la almohada, en cosas más o menos líquidas, por ejemplo efectos, o invertirlo de manera completamente fija, en inversiones reales y cuando menos líquida es la inversión, más arriesgada es esta inversión.

No hay por lo tanto la alternativa simple de la economía clásica, consumir o invertir en un proyecto real, sino miles de posibilidades entre estos dos extremos.

Incluso si se concede que el riesgo forma parte del tipo de interés en la economía clásica, lo que es el caso al menos en cuanto a Adam Smith se refiere, esto no resuelve el problema. Es posible que una inversión líquida que aporta 5 por ciento es más atractiva que una inversión real para 7 por ciento, pero 7 por ciento no es posible porque entonces la inversión no es rentable. En este caso el dinero se queda eternamente bloqueado en un inversión estéril.

Esto significa que el 5 por ciento de las inversiones líquidas, que supuestamente en nuestro ejemplo no suponen ningún riesgo, compiten con la inversiones reales, que son inseguros. Esto significa que el MERCADO DE DINERO domina sobre el MERCADO DE BIENES y dado que del mercado de bienes depende el MERCADO DE TRABAJO el mercado de trabajo depende del mercado de dinero.

Es exactamente al revés que en la economía clásica. Si tomamos un caso extremo de la economía clásica, David Ricardo, vemos la diferencia inmediatamente. En el mundo de David Ricardo el sueldo baja hasta que no hay paro. Este trabajo produce productos y estos productos generan "ahorro", porque el trabajo se acumula en estos productos y este ahorro es la condición para nuevas inversiones.

Lo que hay que ver es que esto "ahorro" finalmente será simplemente dinero. La empresa que compra una máquina no la va comprar con trabajo acumulado, sino con el dinero que recibió al vender sus productos y dado que David Ricardo siempre supone un excedente de trabajo, gente que quiere trabajar, si puede emplear esta gente igualmente con dinero.

Dicho sea de paso. Con la teoría clásica tampoco se puede explicar cambios estructurales. La teoría clásica / neoclásica es simplemente errónea. En la teoría clásica / neoclásica hay que reasignar "capital", o sea el producto de un trabajo previo. Esto en la práctica solo funciona lentamente, a través de deducciones amortizadas.

(La empresa se compra una máquina para digamos 1000 euros y esta máquina funciona 10 años. Después haber pagado todos los gastos, menos las deducciones para la máquina, le quedan 100 euros, lo que significa que en 10 años puede sustituir la máquina. Igualmente puede invertir en otra cosa y reasignar el capital, pero solo lentamente. En cuanto al capital variable se refiere, la situación es un poco mejor en teoría, pero no en la práctica. En otras palabras: Si cambios estructurales dependiesen del "ahorro" se realizarían solamente muy lentamente y encima la quiebra de una empresa exigiría que se sustituyera el capital perdido.)

Lo que de hecho pasa es otra cosa. La reasignación de recursos o la activación de recursos ocurre con dinero. Si una economía debiese esperar hasta que el "ahorro", el resultado de un rendimiento anterior, sea reasignado no habría desarrollo económico alguno. Esto sería demasiado inflexible.

La economía clásica / neoclásica debería explicar tambien de donde proviene el dinero si PRIMERO debe haber el valor que corresponde y DESPUÉS se crea el dinero necesario. Esto solo es posible, en teoría, en el caso de una reestructuración cualitativa de la economía, a pesar de que en la práctica se crea PRIMERO el dinero y DESPUÉS se activa con este dinero un potencial productivo inactivo hasta ahora.

En resumidas cuentas. Puede haber un debate sobre las posibilidades de propulsar la economía con los métodos que se desprenden de la teoría keynesiana, política fiscal expansiva o política monetaria expansiva. Pero no puede haber un debate sobre los conceptos básicos de esta teoría.

El que cree que la discusión referente a estos conceptos básicos ya se terminó, porque todo está claro, lo que de hecho es, se equivoca. Puede encontrar en cualquier día en cualquier periódico, debate televisivo, ensayos etc., miles de veces la afirmación que el "ahorro" es el resultado de un rendimiento previo. De momento por ejemplo, seguimos en el año 2014, los ahorradores en todo el mundo se quejan de que los bancos centrales, les están "expropiando", porque si los bancos centrales prestan dinero a tipos de interés muy bajos, nadie necesita ahorro. Lo que esta gente no entiende es que tanto el "ahorro" como un resultado de un rendimiento previo como "ahorro" en su forma de papel impreso es de hecho dinero y el valor del dinero se basa en la esperanza que en el FUTURO se puede comprar algo con este papel. Qué alguien pagó con el dinero en el pasado por un rendimiento cumplido es completamente irrelevante.

El hecho que alguien pagó en el pasado por un rendimiento cumplido tampoco asegura que podrá conseguirse algo con este dinero en el futuro, pero si se puede comprar algo con este dinero en el futuro, entonces hay un potencial productivo, pero si hay un potencial productivo, el dinero puede provenir de donde sea y si no lo hay, las esperanzas serán defraudadas provenga el dinero de donde sea.

Esto significa que solo en el caso de pleno empleo el ahorro clásico es un concepto sensato. No por el hecho que es el resultado de un rendimiento, sino por el hecho que en este caso no hay un potencial productivo inactivo. En este caso el ahorro tiene una función real. Reduce las producción de bienes de consumo en favor de bienes de capital.

Igualmente es obvio que una política keynesiana, sea monetaria, sea fiscal, solo puede funcionar si hay un potencial productivo. Grecia, seguimos en el año 2014, no es ningún ejemplo para el fracaso de la teoría keynesiana como se lo afirma todos los días en centenares de periódicos. Es obvio que si el estado se endeuda para financiar una burocracia obsoleta que no produce nada y esta satisface una parte de la demanda creada por esta medida en el extranjero el estado se queda con las deudas y se recibe un "fuego de paja".

Esto igualmente vale, si el extranjero es más productivo. Entonces igualmente la demanda será satisfecha en el extranjero, sea porque los productos son de mayor calidad, sea porque son más baratos.

El reproche que se hace a la teoría keynesiana de no prestar atención a efectos de este tipo se basa en una mala comprensión de esta teoría. La lógica keynesiana es simple y clara. El tipo de interés tiene que bajar hasta que las inversiones bastan, para las inversiones el tipo de interés es un gasto y cuando más alto es este, más difícil de realizar son las inversiones, para garantizar el pleno empleo. Esto igualmente significa que no se debe realizar inversiones improductivas, porque el rendimiento de un proyecto que no es competitivo es cero.

De la teoría keynesiana solo se puede desprender que no es útil que un tipo de interés que se forma de manera arbitraria en el MERCADO DE DINERO impide cualquier inversión cuya rentabilidad está debajo de este tipo de interés. Si la rentabilidad es cero porque la inversión no es competitiva, entonces no tiene sentido realizarla, porque tampoco creará trabajo.

A los que todo esto resulta demasiado complicado también lo pueden pensar en Schumpeter. No es realmente lo mismo, dado que en el mundo de Schumpeter no hay paro, pero es lo mismo en cuanto al "ahorro" se refiere. Si alguien ha programado un app genial para el smartphone, por ejemplo uno que da informaciones sobre las calles en la que uno se encuentra, acontecimientos históricos que ocurrieron en esta calle, personas famosas que ahí vivían, monumentos interesantes, etc. etc., en fin una herramienta para turistas que se pasean en una ciudad desconocida, puede ir al banco y prestarse dinero. Esta entonces crea "ahorro", de hecho dinero, a través del sistema bancario o se lo presta del banco central. Nuestro empresario start up realiza su proyecto y devuelve el dinero al banco, poco a poco en los años siguientes. "Ahorro" por lo tanto en el futuro y el "ahorro" es una parte del potencial productivo activado. La pregunta es únicamente, si hay un potencial productivo a activar. Si no vende su app, no había un potencial productivo, porque la productividad es cero.

Pero en ambos casos, sea con un "ahorro" como el resultado de un rendimiento previo, sea con un "ahorro" en forma de papel impreso, el resultado es el mismo.

La única diferencia que hay es que en el primer caso, "ahorro" que se basa en un rendimiento previo, la cantidad de dinero no aumenta si no se salda el crédito. El "ahorrador" ha perdido su dinero, pero la cantidad de dinero no fue aumentado, porque ya existía. Solo cambio de manos. En el segundo caso, "ahorro" en el sentido de papel impreso, visto de manera aislada, la cantidad de dinero ha aumentado, porque si no se salda el crédito, el dinero se "queda fuera" y sigue circulando.

Schumpeter reconoce, al igual que Knut Wicksell, que el dinero tiene un impacto contundente sobre el mercado de bienes y por lo tanto sobre el mercado de trabajo. Sin embargo su teoría es en parte curiosa y en parte tiene lagunas.

La primera curiosidad es el hecho que supone que el dinero puede reestructurar la economía, pero no activar recursos productivos inactivos, porque estos no hay. Quiere decir que se puede con dinero asignar recursos a un uso más productivo, pero no activar recursos inactivos. El enfoque de Keynes es al revés. Keynes no quiere reestructurar la economía, sino movilizar recursos inactivos.

La versión de Schumpeter apunta a un cambio cualitativo, producción de otras cosas en nuevos mercados a precios más bajos y de mejor calidad. En resumen: El empresario creativo destructor impone una innovación.

El caso de Keynes es al revés. Por el fin de su análisis supone que no hay ningún cambio cualitativo sino uno cuantitativo. Se produce más sin alterar, para el fin de su análisis, la tecnología, la organización, la formación, la intensidad de la competencia etc.. Obviamente pueden haber las dos cosas.

Siempre y cuando hay un potencial productivo inagotado, dado a una innovación en el caso de Schumpeter o a recursos inactivos en el caso de Keynes, se puede propulsar el desarrollo económico con dinero. Sería además útil de dejar de pensar en "equilibrios". El problema económico central no es llegar a equilibrios, cuya definición se asemeja a una tautología, sino de agotar el potencial económico. Sea que se facilita la imposición de innovaciones, sea que se agota recursos productivos inactivos.

Schumpeter sin embargo no se dio cuenta, o no tenía el valor para verlo dado que esto le habría puesto al margen del pensamiento económico vigente en este entonces y no habría llegado a ser catedrático, que a partir del momento que la inversión no depende del "ahorro" concebido como el resultado de un rendimiento del pasado los conceptos básicos de la economía clásica / neoclásica ya no valen. Sobre todo el tipo de interés deja de igualar el ahorro y la inversión. Lo que falta a Schumpeter es una teoría de dinero y una explicación de lo que depende el tipo de interés.

Resumimos: En una situación en la que los bancos centrales no intervienen, o sea la cantidad de dinero es fijo, el "ahorro" es simplemente dinero que alguna gente tiene plus el dinero que puede generar el sistema bancario. No negamos por lo tanto que alguien tiene dinero. Lo que negamos es que el "ahorro" clásico tenga la función que se le atribuye. "Ahorro" es simplemente dinero disponible para fines especulativos. El punto central es este: En la economía clásica se utilizaba este "ahorro" sea para el consumo, sea para la inversión. No había una tercera cosa y ambas cosas propulsaron la demanda, porque ambos usos eran reales con un impacto sobre la economía real.



En la teoría keynesiana hay una tercera cosa, el MERCADO DE DINERO. O sea hay inversiones más líquidas. En la economía clásica / neoclásica la gente invertía y aceptaron el riesgo, por el cual recibieron un tipo de interés mayor, o consumían. Poner el dinero bajo la almohada es, en la teoría clásica, un comportamiento irracional, porque no tiene ninguna ventaja. Pero si hay una tercera alternativa, invertir en efectos, la cosa cambia completamente. Ahora alguien puede decir que le parece mejor recibir 4 por ciento para un efecto, sea por el dividendo, sea porque el valor de este efecto sube y aceptar un riesgo mínimo, porque en cualquier momento puede reconvertir el efecto líquido en la forma más líquida que hay: dinero.

Este tipo de inversión no tiene ninguna influencia en la economía real, no fomenta la demanda real y por lo tanto no crea trabajo. En otras palabras: Los poseedores de dinero o los que pueden generar dinero, el sistema bancario, pueden hacer hasta el juicio final sus jueguitos especulativos en la bolsa. No están obligados, como la teoría clásica / neoclásica lo supone de invertir o consumir en la economía real. Significa que en la economía clásica / neoclásica el "temor" no juega ningún papel. Si los poseedores de dinero son muy temerosos, entonces consumen. Otra cosa no les queda por hacer. (A parte de poner su dinero bajo la almohada, pero la teoría clásica / neoclásica supone que hay una preferencia por el consumo en el presente y dado que no pueden consumir más en el futuro, si ponen su dinero bajo la almohada, la van a consumir hoy creando demanda y trabajo).

En la teoría keynesiana tienen una alternativa y de esta alternativa hacen un uso excesivo. No ha cambiado gran cosa en la economía real, pero las bolsas "explotan". No importa cuanto dinero los bancos centrales inyectan en el mercado, todo va a la bolsa. Es fácil de imaginarse lo que pasaría, si estos billones de dólares llegasen a la economía real, si por ejemplo fuesen invertidos o consumidos en España o Grecia.

En otras palabras: La economía depende del estado de ánimo de esta gente. O para expresarlo con las palabras de Keynes. La economía depende de un casino.

De lo dicho hasta ahora se desprende una teoría sobre el tipo de interés que se distingue radicalmente de la teoría clásica / neoclásica. La argumentación se basa en una CANTIDAD DADA DE DINERO. Si la renta nacional es baja se necesita poco dinero para transacciones, lo que a la vez significa, que hay mucho dinero disponible para fines especulativos. (El dinero que se retiene para prevenir a calamidades se puede pasarse de alto en este contexto).

Lo que sigue es un poco complicado, pero el mensaje central se puede captar sin ello. El mercado dinero fija un determinado tipo de interés, en la forma más brutal el banco central lo fija, y este tipo de interés puede impedir todas las inversiones reales cuya rentabilidad no supera este nivel. En otras palabras: Si el tipo de interés que se forma en el mercado de dinero es demasiado alto, cantidad de inversiones que podrían crear trabajo no se puede realizar.

Si la cantidad de dinero es fija, lo que en la realidad no es, dinero, o sea papel impreso, existe en abundancia, la caja necesaria para las transacciones sube y queda menos dinero disponible para fines especulativos. La "oferta" de dinero para fines especulativos se reduce y por lo tanto el tipo de interés sube cada vez que aumenta la renta nacional. Significa que con un aumento de la renta nacional las exigencias a las inversiones reales son cada vez más altas y es posible que la subida del tipo de interés elimina a inversiones, cuya rentabilidad debe ser más alta que el tipo de interés que se forma en el mercado de dinero, antes de que se haya llegado al pleno empleo.

Entre el tipo de interés y el "estado de ánimo" hay una relación. Cuando hace falta más dinero para transacciones, lo que sucede cuando la renta nacional aumenta, algunos, en la mayoría grandes recaudadores de fondo, tendrán que vender sus valores de capital líquidos (efectos, valores, empréstitos estatales), porque necesitan más dinero para transacciones, por ejemplo porque quieren invertir en un proyecto real, pero también para realizar cualquier tipo de transacción. Si venden efectos para aumentar la caja de transacción, algo necesario si la renta nacional aumenta, el valor de los efectos baja y por lo tanto los dividendos suben y las inversiones reales compiten con estos dividendos.

(Funciona como en un mercado de patatas. Si hay mucha oferta, porque mucha gente quiere vender, el precio baja).

Si el valor del capital líquido baja, por ejemplo de un efecto, la rentabilidad sube. Si los dividendos son 5 dólares y el precio de un efecto son 100 dólares, el ingreso es 5 por ciento, pero si el precio es 50 dólares, entonces es un 10 por ciento.

Puede aparecer todo esto un poco abstracto, pero esto es lo que hace, a no ser una excepción fenomenal, el lector de estas líneas. Si el lector de estas líneas, a no ser así es una excepción, gana 50000 dólares en la lotería, no va informarse sobre empresas reales y donde puede invertir en la economía real creando de esta forma trabajo.

Lo que va a hacer es ir al banco o a un seguro y dar a ellos los 50000 dólares, a no ser que se compra un coche o algo por el estilo. Estos recaudadores le ofrecerán un producto financiero que garantiza por lo menos un cierto tipo de interés y los recaudadores de fondo a su vez van a buscar una inversión no tan arriesgada, lo que equivale a una inversión líquida, algo que puede ser reconvertido cada día en el capital más líquido que existe: dinero. Este dinero entonces va dar vueltas por la tierra en milisegundos, va a disfrutar de las diferencias más mínimas en el cambio de moneda, va a especular a que determinados efectos bajan o suben, con métodos muy sofisticados y refinados que ya nadie entiende, comprando mortgage backed securities y otros productos financieros raros, pero nada que crea trabajo.

La parte curiosa del juego es ésta. Si el lector de estas líneas vive en un país en crisis, no tendrá ninguna confianza en ninguna empresa. Si por ejemplo un compañero le ofrece participar en una empresa que produce bioplásticos y donde puede recibir 4 por ciento en vez de los 3 que le ofreció el recaudador de fondo, dará todo su dinero al recaudador de fondos y se lee en el periódico que el país va mal, que hay paro por todas partes, sacudirá la cabeza diciendo "Madre mía, la situación está fatal".

En resumidas cuentas. Keynes habla de ti, amigo mío. Y encima tú eres de estos que cada vez que alguien tiene una idea para montar una empresa le dices "Mira, si esto funcionase, alguien ya lo habría hecho" y si alguien efectivamente ha hecho ya algo similar, le dices "Mira, esto no puede funcionar, ya existe". Chico, así la cosa no puede funcionar. Sí, claro que te conozco. Si alguien monta una empresa y ésta va en quiebra, entonces le dices "Ves, yo siempre lo sabía".

Parte del problema son los planes de estudio de economía. Necesitamos urgentemente más carreras en las que la economía sirve como ciencia transversal, o sea carreras que combinan sectores innovadores con economía. Sería útil además de internacionalizar la carrera, quiere decir que se organizan proyectos entre distintas facultades de economía en distintos países. Dado las grandes diferencias en las capacidades tecnológicas de los distintos países es de suponer que se puede identificar de esta manera proyectos interesantes. Vea también preliminares.

La solución para el problema que ofrece Keynes es que los bancos centrales bajen el tipo de interés hasta que las inversiones basten para obtener el pleno empleo. Sin embargo hay dos situaciones en las cuales esto no puede funcionar.

No funciona en una situación que Keynes llama liquidity trap, trampa de liquidez. En este caso las perspectivas son tan negativas, en la opinión de los potenciales inversores, que no hay manera de incitarles a invertir en proyectos reales. En este caso no toman el dinero que se les ofrece a bajo precio o lo toman para invertir más todavía en valores de capital líquidos. Esto es lo que pasa hoy en día, seguimos en el año 2014. Los bancos centrales fijan el tipo de interés a un nivel de casi 0,25 por ciento, pero lo único que sucede es una burbuja en la bolsa.

La otra situación es una situación de pleno empleo. En este caso obviamente no hay la posibilidad de propulsar la economía, porque no hay recursos que se podrían activar. Dado que esta situación corresponde a la situación clásica, se la llama escenario clásico.

En el liquidity trap solo queda la política fiscal expansiva, quiere decir que el estado mismo tiene que fomentar la demanda. Significa que el estado invierte directamente. Hacemos especial hincapie en la palabra invertir. Un mero consumo estatal es más arriesgado por varias razones.

Primero: Si el estado simplemente emplea más gente en la burocracia, no aumenta el potencial productivo y hay una buena probablidad que todos los efectos segundarios se realizan en países extranjeros.

(El estado emplea más gente en la burocracia y estos se compran coches en el extranjero. En este caso el estado propulsó la demanda en el país extranjero. Se queda finalmente con las deudas, pero no fomenta la economía. Para dar un ejemplo simple.)

Segundo: Si se invierte dinero hay una gran probalidad que esta inversión mejora la eficacia de la economía nacional. Significa que una inversión por si sola ya puede ser capaz de saldar el crédito (como lo es el caso de cualquier inversión). En una situación de recesión, en la cual nadie invierte, el estado es el único que puede invertir, porque profita de todos los efectos secunadarios.

Tercero: Si se trata de fomentar la demanda agregada a través del consumo no queda nada para las generaciones futuras lo que complica el endeudamiento. "Heredar" a las generaciones futuras deudas no es ningun problema si igualmente heredan una fortuna (carreteras, hospitales, universidades, escuelas, mejor formación etc.). Pero si solo heredan deudas porque después de la fiesta no queda nada, es un problema.

No decimos que el famoso efecto multiplicador no pueda funcionar. Pero obviamente más vale hacer algo productivo que simplemente consumir.

Los que reprochan a Keynes que esto es un paso en el "camino a la servidumbre", vea Hayek, no ha comprendido el chiste. El argumento que el estado truca entonces los precios, lo que lleva a una asignación suboptimal de los recursos, no pega, porque no se puede asignar de manera suboptimal recursos productivos inactivos. Ya han llegado a la peor asignación posible, no se les utiliza en absoluto. El rendimiento marginal entonces es cero.

El real problema es otro. Hay que evitar una situación en la cual el estado financia con empréstitos estatales proyectos, pero la demanda generada por estos proyectos se satisface en el extranjero. Entonces el estado respectivo se queda con las deudas y el extranjero con los efectos secundarios beneficiosos. Esto obviamente no puede funcionar. Para más detalles vea también Alfred Müller-Armack.

Ahora lo mismo otra vez en las propias palabras de Keynes.

(El que tiene problemas con el párrafo que sigue tiene que pensar en un crédito común y corriente. Tanto menor es el porcentaje que el deudor está dispuesto a pagar para saldar el crédito, tanto más grande tienen que ser los ingresos inducidos por la inversión. Si por ejemplo paga 100 pro ciento de los ingresos para pagar la deuda, el efecto es minimal, porque en este caso el dinero generado se elimina en poca tiempo. Si se llega a una situación que el potencial productivo está agotado, los precios suben, lo que equivale a una reducción del dinero, porque entonces hará falta una caja de transacciones más grande.)

Ordinarily speaking, the public will not do this unless their aggregate income in terms of wage-units is increasing. Thus their effort to consume a part of their increased incomes will stimulate output until the new level (and distribution) of incomes provides a margin of saving sufficient to correspond to the increased investment. The multiplier tells us by how much their employment has to be increased to yield an increase in real income sufficient to induce them to do the necessary extra saving, and is a function of their psychological propensities. If saving is the pill and consumption is the jam, the extra jam has to be proportioned to the size of the additional pill. Unless the psychological propensities of the public are different from what we are supposing, we have here established the law that increased employment for investment must necessarily stimulate the industries producing for consumption and thus lead to a total increase of employment which is a multiple of the primary employment required by the investment itself. It follows from the above that, if the marginal propensity to consume is not far short of unity, small fluctuations in investment will lead to wide fluctuations in employment; but, at the same time, a comparatively small increment of investment will lead to full employment. If, on the other hand, the marginal propensity to consume is not much above zero, small fluctuations in investment will lead to correspondingly small fluctuations in employment; but, at the same time, it may require a large increment of investment to produce full employment. In the former case involuntary unemployment would be an easily remedied malady, though liable to be troublesome if it is allowed to develop. In the latter case, employment may be less variable but liable to settle down at a low level and to prove recalcitrant to any but the most drastic remedies.

Simplificando: La gente dejará de hacer esto [consumir menos de lo que reciben en ingresos por el impulso primario] hasta que los ingresos agregados lleguen a un nivel en el cual el ahorro basta para cubrir las inversiones. El multiplicador explica por cuanto la ocupación tiene que subir para inducir ingresos reales, que permiten generar el ahorro suplementario para cubrir la inversión. Es por lo tanto una función de la estructura de preferencias que corresponde. Si el ahorro [definido como ingresos no consumidos del FUTURO] es la píldora y el consumo la mermelada, la mermelada suplementaria tiene que ser proporcional a la píldora. Si la estructura de preferencias [referente al consumo] es efectivamente tal como nosotros suponemos, recibimos una ley que dice, que la inversión inducida por la ocupación tiene que llevar también a una mayor ocupación en la industria de los bienes de consumo y por lo tanto a un aumento en la ocupación general que supera por un múltiple el efecto sobre la ocupación inducida por la inversión originaria. De esto se puede deducir que basta una variación pequeña en el volumen de la inversión para inducir un cambio en la ocupación tanto más grande, cuanto más alta es la tasa de consumo y un pequeño aumento en la inversión llevará al pleno empleo. Pero por la misma razón en el caso de una tasa pequeña de consumo el efecto sobre el empleo de una pequeña inversión será poco y se necesitará un aumento grande del volumen de inversión para volver al pleno empleo. En el primer caso el desempleo involuntario sería una enfermedad simple, aunque dolorosa, si se permite que se desarrolle, pero curable. Pero si vale lo último [alta tasa de consumo] la ocupación oscila menos y se estabilizará a un nivel más bajo y se mostrará resistente contra cualquier medida, aparte de los más drásticos.

John Maynard Keynes, The General Theory of Employement, Interest and Money, Book 3, Chapter 10, Seite 60

(Es uno de los pocos párrafos en el cual Keynes aboga en favor de un aumento del consumo. Normalmente habla solo de inversiones. No negamos que esto también puede funcionar, pero más seguro es aumentar las inversiones directamente.)


El tono es fuerte. Keynes no solamente niega que el ahorro sea la condición de la inversión. No niega solamente que hace falta "capital", acumulado previamente, en el PASADO, para crear trabajo, como lo supone la economía clásica. Dice además que cuanto más baja es la tasa de ahorro (en el FUTURO), tanto más trabajo crea una inversión.

¿Qué es lo que dice? Digamos que el estado invierte 1000 dólares en algo, por ejemplo para construir un puente. (El que quiere puede añadir un par de ceros más). Entonces, obviamente hay ingresos para mil dólares. Digamos que todos los mil dólares los reciben los obreros. Ahora hay dos posibilidades extremas. En el primer caso los obreros no ahorran nada, gastan los mil dólares y la gente que recibe estos 1000 dólares, los supermercados, los productores de ropa, los talleristas etc., igualmente no ahorran nada. En este caso el sistema "explotaría", obviamente. Se crearía una demanda infinita que en ningún caso podrá ser satisfecha por el aparato productivo. Se tendrá dentro de poco una inflación galopante. (A no ser que el estado saca parte de este dinero para saldar el crédito. Igualmente realista, pero este efecto lo dejamos al lado por el momento).

El otro caso sería que ahorran 100 por ciento de los mil dólares. En este caso el efecto primario se pierde inmediatamente y aparte de los trabajos creados por el impulso inicial, la construcción del puente, no pasaría nada.

Entre estas dos posibilidades extremas hay cualquier cantidad de situaciones intermediarias, que se puede resumir de esta manera. Cuanto más baja es la tasa de ahorro, mas grande es el efecto sobre la ocupación y cuanto más alta, menor es este efecto, siempre y cuando no supere las posibilidades del sistema productivo.

En el primer caso por ejemplo, tasa de ahorro de cero, el sistema "explotaría". La demanda por bienes de consumo sería tan grande, que los precios subirían lo que a la vez aumentaría las ganancias de las empresas lo que a la vez les permitiría invertir en bienes de capital hasta que podrán satisfacer la demanda. O sea: En el caso que la tasa de ahorro es cero, nuestros obreros del puente ahorrarían finalmente "por la fuerza".

Esto no sucede si hay una tasa de ahorro. Digamos que la tasa de ahorro es 20 por ciento y suponemos que este 20 por ciento basta para "ahorrar", poner dinero a la disposición de los empresarios, bastante dinero para que ellos puedan producir los bienes de capital necesarios para satisfacer la demanda generada por el impulso primario. La renta nacional tiene que subir entonces por 5000 dólares, 20 por ciento de 5000 dólares ( 1000, 800, 640, 512, 409, 327.68 ....).

El efecto total del impulso primario sería por lo tanto un aumento del consumo de 5000 dólares (80 por ciento) y un aumento del ahorro de 1000 (20 por ciento). Si el 20 por ciento no es correcto, hay una buena probabilidad que los empresarios se "organizan" el dinero que necesitan a través de un aumento de los precios, si es demasiado poco, o que los tipos de interés bajan, porque habrá más "ahorro" de lo que los empresarios quieren invertir.

Cálculos similares se pueden hacer para cualquier situación, por ejemplo igualmente se podría analizar de la misma manera cuán alto tiene que ser el multiplicador para que los impuestos, suponiendo una determinada tasa de impuestos, sean lo suficientemente altos para que el estado pueda saldar el crédito que le costó el impulso primario.

Es obvio que el cálculo arriba solo funciona si la demanda generada por el efecto inicial se satisface en el interior del país. Si no los efectos segundarios se producen en el extranjero, con el resultado que un país paga y se endeuda y otro país disfruta de los efectos segundarios. En otras palabras: Una política keynesiana exige imperativamente que la balanza a pagos por cuenta corriente (exportes - importes) no sea negativa.

El impulso primario tiene que generar INGRESOS al interior del país, o sea TRABAJO. Si solo produce consumo, no sirve para nada.

A parte de esto es absolutamente necesario que tanto los bienes de consumo al igual que los bienes de capital se pueden producir en el interior del país, pero esto vale tanto para el "ahorro" clásico, que de hecho no existió nunca, no existe y nunca va a existir, como para el "ahorro" keynesiano. Dinero no sirve para nada, obviamente, si no hay alguien capaz de producir lo que se quiere.

La crítica que muy a menudo se hace a la teoría keynesiana, que en una economía globalizada los efectos segundarios se producen en el extranjero se puede hacer igualmente a la teoría clásica. Si los ahorradores clásicos invierten su dinero en el extranjero, hay una falta de demanda en el interior del país. La ley de Say deja de ser válida. (A parte de las otras razones ya mencionadas, vea ley de Say. )

El error fundamental que la gente comete muy a menudo es no distinguir bien entre la base teórica de la teoría keynesiana y las posibles conclusiones que se puede sacar de esta teoría. En cuanto a la base teórica se refiere Keynes, en cuanto se refiere a la concepción del dinero, del interés, de la interdependencia de los mercados etc., Keynes tenía indudablemente razón y sería un gran avance, si se sacara simplemente de los libros de texto las concepciones erróneas. Se puede enseñar estos conceptos en una asignatura tipo "historia del pensamiento económico" y pueden participar los estudiantes que se interesan por la historia en general. Pero estos conceptos no tienen nada que ver en la asignatura de economía. Ahí realmente hay que enseñar lo que es realmente relevante y dedicar el resto del tiempo a la solución de problemas concretos, vea preliminares.

En cuanto a las conclusiones a sacar mostramos otra vez la cita con la cual hemos comenzado: "La meta de nuestro análisis no es una máquina o método de una manipulación arbitraria, que suministra una respuesta infalible, sino un método de reflexión sobre problemas determinados ...". Keynes no tenía la intención de suministrar recetas de cocina. La Teoría general de Empleo, Interés y Dinero no fue escrita para cocineros.

Las conclusiones prácticas que se puede sacar de la teoría keynesiana, y que alguna gente toma por la teoría misma, no se puede aplicar mecánicamente. Hay que reflexionar sobre las circunstancias concretas. Sabemos todos que el endeudamiento de los estados aumenta cada año. Dicho de otra manera, el impulso primario dado por la política fiscal expansiva no basta para generar un aumento de impuestos lo suficientemente alto para saldar la deuda adquirida por la financiación de este impulso primario.

La primera causa de ello es obvia y la hemos mencionada ya varias veces. Si los impulsos segundarios se producen en el extranjero, el truco no puede funcionar.

Dado que en un mundo globalizado cualquier demanda, si nos quedamos dentro de un margen realista, puede ser satisfecha, el problema de una política keynesiana tampoco será la inflación, como muy a menudo se puede leer, sino el endeudamiento. No es que se produzcan "golletes", como Keynes lo llama, o sea una demanda que supera la oferta. El riesgo es otro. Un estado, o entes privadas como en el caso de España, se endeuda, pero no profita de los efectos segundarios positivos de este endeudamiento, porque estos ocurren en el extranjero.

El segundo problema, esto ocurrió en Alemania después de la caída del muro de Berlín, un impulso gigantesco, 2.5 billones de Euros de transferencias de Alemania del Oeste a la difunta Alemania del Este, no creó trabajo, o al menos no en un número suficiente. Además se financió sobre todo el consumo, o sea la mayor parte de estos 2.5 billones eran transferencias sociales. Gran parte de este consumo fue satisfecho en el extranjero, la balanza de pago a cuenta corriente casi llegó a ser equilibrada. (Una situación anormal para Alemania. Pero en este caso la industria de máquinas no podía compensar el efecto, vea Deutschland: kumulierte Leistungs und Kapitalbilanz). Dicho de otra forma: El aumento de la demanda por las transferencias sociales tenía poco efecto sobre la ocupación. Sea que los productos de consumo venían del extranjero, ropa, aparatos electrónicos domésticos, alimentos etc., o no crearon trabajo, porque la demanda podía ser satisfecha con el potencial ya existente.

El único efecto que se produjo fue una redistribución de las fortunas. Las empresas, sobre todo el comercio, ganaron más dinero, dado que los costes no subían proporcionalmente al volumen de venta. Si la mayor parte del consumo se satisface en el extranjero, es bastante obvio que no se genera trabajo y ingresos en el interior del país.

Como estímulo para la industria exportadora alemana no era mal, porque con los DM (en este entonces eran DM) los turcos, chinos, tailandeses, etc., podían comprarse máquinas en Alemania, pero esto creó poco trabajo y encima solo para gente muy cualificada.

Encima la tasa de impuestos de la gente que profitaba de estas transferencias no aumentaba proporcionalmente a las ganancias. Si el impulso inicial son 1000 euros y esto lleva a un aumento de la demanda de 5000 euros, sin crear trabajo, porque la demanda puede ser satisfecha con el potencial productivo existente, y la tasa de impuestos es 15 por ciento, entonces el estado recibe 750 euros y paga 1000 euros. La sociedad entera, que es de hecho "el estado", se endeuda, y algunos profitan.

En otras palabras: Si el efecto del impulso primario fluye a pocos, estos pocos se enriquecen y como gente más adinerada tiene una tasa de ahorro más grande que los menos adinerados, el efecto del impulso primario es pequeño. (Acuérdese a lo dicho al inicio: Si la tasa de ahorro es 100 por ciento, no hay ningún efecto secundario. Cuando más alto es la tasa de ahorro, menor es el efecto).

Es un poco idiota creer que Keynes no veía todas estas relaciones causales y centenares de otros. (Esto es lo que hace, dicho sea de paso, tan difícil la lectura de la Teoría General sobre el Empleo, Interés y Dinero. Envés de presentar directamente su teoría, se pierde de vez en cuando en la discusión de detalles, solo relevantes en determinados escenarios).

Sin embargo mucha gente cree esto. Cree que la teoría keynesiana se reduce a la receta que en una situación de depresión económica el estado tiene que aumentar los gastos. Esto es lo que se puede leer cualquier día en cualquier periódico. Incluso, y esto es más crítico, hay catedráticos que cuentan esta historia. Jesús Huerta de Soto no sería muy interesante, reflexiona sobre la economía con "el sentido común", partiendo de experiencias personales. Por esto le cuesta mucho comprender la macroeconomía.

Pero es un ejemplo, incluso uno divertido, para gente que opina sobre Keynes sin haber comprendido nada de esta teoría, vea Crítica de keynesianismo(3/4). Interés y teoría general. (Dicho sea de paso: Como ejercicio no está mal. El lector puede mirar el vídeo y verificar cuantos errores encuentra en el discurso de Jesús. Es un buen ejercicio, porque al hablar con la gente se encuentra muchos errores como los que comete Jesús. Es divertido).

La teoría del multiplicador se presenta en los libros de texto sobre macroeconomía de una forma más formalizada, que parece al autor menos adecuada. Símbolos matemáticos, al menos su uso en la economía, tienden a abstraer de las relaciones causales. Citamos otra vez el mismo Keynes: "Es un gran error del método simbólico pseudo matemático de formalizar el análisis económico [...], que suponen expresamente una interdependencia entre los factores que analizan y que pierden toda coherencia y autoridad si esto no es el caso."

El primer problema con la versión formalizada que encontramos en los libros es el hecho que aparece I = S (inversión equivale ahorro). La misma ecuación la encontramos en la economía neoclásica, a pesar de que ahí significa completamente otra cosa. En esta ecuación falta la relación causal.

I = S puede significar que PRIMERO se ahorra y DESPUÉS se invierte, versión clásica / neoclásica. Pero igualmente puede significar que PRIMERO se invierte y DESPUÉS se ahorra. Una de las afirmaciones centrales de la teoría keynesiana es justamente esto. No se ahorra primero y después se invierte, sino se invierte primero y después se ahorra. Dicho de otra manera. En la teoría clásica / neoclásica un billete de 100 dólares que huele a sudor de trabajo es mucho más valioso que un billete de 100 dólares frescamente impreso.

Un inversor, esto es la afirmación central de la economía clásica, nunca tomará un billete de 100 dólares en la mano, si no es fruto del trabajo duro y tiene un truco especial que le permite distinguir un billete de este tipo de uno frescamente impreso. Un economista clásico / neoclásico o adherente de la escuela austriaca, como nuestro Jesús, tampoco se compra nunca un coche con un préstamo a pesar de que las empresas de automóviles quieren venderle uno porque les falta demanda.

La ecuación I = S elimina una de las diferencias fundamentales entre la teoría de Keynes y la teoría clásica / neoclásica. Es de suponer que esta ecuación es en parte responsable por la mala comprensión de la teoría keynesiana. La gente no entiende, que la base de la teoría es completamente distinta. Lo único que les queda de todas las clases magistrales es que Keynes quiso fomentar la demanda en caso de depresión económica.


Lo que se encuentra en todos los libros es esto.

Y = C + I o Y = C + S
de lo que se desprende I = S
Y = renta nacional, I = inversión, S= ahorro
1000 = 900 [0,9 * 1000] + 100 [0,1 * 1000]

Si ahora se aumenta el volumen de inversión a 200, la renta nacional tiene que aumentar a 2000, vea abajo. Esta formula tiene otra implicación, que no es necesariamente compatible con las intenciones keynesianas. Argumenta dentro de equilibrios. Esto significa que que el estado no aumenta una vez las inversiones, sino continuamente.

A lo mejor es útil de ver esta diferencia. En nuestro ejemplo anterior, con los obreros que construyen un puente, tenemos un impulso que aumenta la demanda agregada una vez. Pero no resulta en equilibrio. En el próximo período este impulso falta y la renta nacional recaerá a su nivel inicial. La formula Y = C + I o Y = C + S (ecuaciones dudosas, vea arriba, porque valen tanto para la teoría clásica / neoclásica como para la teoría keynesiana, ofusca por lo tanto las diferencias) describe un equilibrio, vale por lo tanto solo en el caso que I es continuamente aumentado.

Dado que la tasa de ahorro es 0,1 recibimos, si el estado aumenta la inversión a 200, este equilibrio.

2000 = 1800 [0,9 * 2000] + 200 [2000 * 0,1]

Como es fácil de ver con cualquier otro valor no recibimos un equilibrio. En paréntesis está el valor que falta para que haya un ahorro que corresponda a la realidad.

1500 = 1350 [0,9 * 1500] + 200 (-50)
1600 = 1440 [0,9 * 1600] + 200 (- 40)
1800 = 1620 [0,9 * 1800] + 200 ( -20)

Se puede dudar que este "pensar en equilibrios" corresponde realmente a las intenciones de Keynes y dicho sea de paso, es incompatible con el famoso "déficit spending". Deficit spending significa, que en una SITUACIÓN DE DEPRESIÓN el estado da un impulso UNA SOLA VEZ. Se endeuda y en una situación de depresión y "ahorra", saca demanda, en una situación de boom. La ecuación arriba describe otra situación. El estado aumenta definitivamente el volumen de inversión.

Con ecuaciones de este tipo, de hecho en todos los textos sobre economía macro-económica se presenta la teoría keynesiana de esta forma, se corre el riesgo contra el cual Keynes amonestó: "Es un gran error del método simbólico pseudo matemático de formalizar el análisis económico [...], que suponen expresamente una interdependencia entre los factores que analizan y que pierden toda coherencia y autoridad si esto no es el caso." La modelización matemática se convierte en una real enfermedad.

La ecuación Y = C + I o Y = C + S, y sus variaciones más complejas, son meras tautologías y valen en cualquier teoría económica. Vale tanto en la teoría neoclásica como en la teoría keynesiana. Si no se puede hacer otra cosa con la renta nacional que consumirla o invertirla, respectivamente ahorrarla, es obviamente válida. La información central para la comprensión de la teoría keynesiana falta.

En la teoría keynesiana es posible ni ahorra / invertir, ni consumir. Se puede aparcar la parte de la renta nacional en una forma más o menos líquida y en este caso la ecuación no es válida, porque supone que lo que no se consume se invierte. Es sorprendente, porque es justamente lo que Keynes dice sin lugar a dudas: "Mientras que el individuo esté libre de emplear su fortuna almacenándola o prestándola...". En la teoría de Keynes es sensato, al menos para el poseedor del dinero, de almacenar su fortuna en una forma más o menos líquido. Tiene una alternativa a "prestándola", quiere decir ahorrar y darlo a otro.

La ecuación no es solamente errónea, si se quiere describir con ella el concepto keynesiano, complica además la comprensión de la teoría keynesiana, porque surgiere fuertemente, que se trata de una relación neoclásica. (Y tampoco aparece en esta forma en la obra original, dicho sea de paso).

La diferencia entre la teoría clásica y la teoría keynesiana en esta ecuación ni siquiera aparece. La ecuación supone simplemente que I = S. No responde a la pregunta porque esto es así. En la teoría neoclásica es el tipo de interés que iguala el ahorro y la inversión.

(En este caso hay que destacar la palabra teoría, porque en la práctica no funciona así y no puede funcionar así. En la teoría keynesiana es mucho más complejo. En el MERCADO DE DINERO se crea un determinado tipo de interés que depende de la preferencia por la liquidez que a su vez depende de la evaluación de los riesgos por parte de los inversores potenciales. Tanto más riesgosa les parece una inversión real, tanto más alto tiene que ser la rentabilidad de un proyecto para incitarles a salir del puerto seguro de la liquidez. El ahorro no tiene nada que ver con esto. El ahorro depende completamente de los INGRESOS. Independientemente del tipo de interés "ahorran" una parte de sus ingresos. La Ley de Say no vale y no puede valer, porque, para dar una razón de muchos, gran parte de los ingresos dependen de casualidades. Say supone que la gente trabaja hasta que el valor de lo que producen, con su trabajo, equivale al valor de la cesta de compra que quieren comprar. Esto no es el caso, si sus ingresos dependen en gran parte de la fortuna y casualidades. Para más argumento vea enlace arriba. De esto se puede deducir que una inversión, que a su vez depende del MERCADO DE DINERO, no del MERCADO DE CAPITAL, que es inexistente en la teoría keynesiana, induce un aumento de la renta nacional hasta que este aumento de la renta nacional baste para cubrir la inversión. Vea arriba.)

Si queremos intervenir en la economía tenemos que saber que relación hay entre I y S. Hace falta conocer las relaciones causales que existen entre estas dos magnitudes. Si suponemos que es el tipo de interés de la teoría neoclásica, esperamos hasta que el mercado haya arreglado el problema. Si suponemos una relación tal como la describe Keynes, aumentamos por ejemplo la cantidad de dinero.

De la renta nacional finalmente depende el nivel de ocupación.

I = S nos sirve para absolutamente nada. Ecuaciones de este tipo abstraen de las relaciones causales. Complican la comprensión de procesos económicos, porque inducen a errores.

I = S supone una gran similaridad entre la teoría clásica / neoclásica y la teoría keynesiana. De hecho la una no tiene nada que ver con la otra. Son dos teorías diametralmente opuestas.

Diría el autor que la incomprensión generalizada de la teoría keynesiana, incluso a nivel académico, como nos muestra el vídeo con Jesús, vea arriba, se debe a la presentación de esta teoría en los libros de texto de macroeconomía. De esta forma la gente no puede comprender que hay una diferencia fundamental entre la teoría clásica / neoclásica y la teoría keynesiana.

Lo que personas como Jesús no entienden, es que en la teoría clásica / neoclásica / escuela austriaca hay errores de base. Ellos interpretan las propuestas de Keynes a base de sus conceptos de base erróneas. Jesús por ejemplo dice que Keynes no tenía una teoría del capital. Esto es cierto, porque Keynes rechazo por completo la idea de que en el "ahorro" sea incorporado algo. En el dinero no se incorpora nada. Para poder comprar algo con dinero hace falta que otro lo puede y quiere producir. Pero no hace falta que este dinero sea el resultado de un rendimiento previo.

Jesús constata también que el ahorro es una reducción del consumo en favor de la producción de bienes de capital. Pero no entiende que esta substitución en una situación que hay factores productivos inactivos no hace falta. Para nombrar dos errores. De hecho hay un par de errores en cada frase de su discurso.

La teoría clásica / neoclásica / de la escuela austriaca también lleva a contradicciones, lo que es obvio, porque no pega con la realidad.

Jesús por ejemplo supone que el ahorro lleva a una baja de los precios y (no lo dice, pero así puede funcionar), disminuye también el dinero necesario para transacciones. Hay por lo tanto más oferta de dinero / ahorro, lo que a su vez, dice Jesús, sin que nos explique por qué propulsa la inversión.

(Supone que los tipos de interés bajan. Esto sería, gran sorpresa para Jesús, un efecto keynesiano.)

Jesús upone por lo tanto que si la demanda baja, las inversiones aumentan. Esto no es tan probable, porque si la demanda baja, nadie va a invertir y aparte de esto envez de bajar los sueldos se habría podido, si nos quedamos en esta lógica, igualmente aumentar la cantidad de dinero.

Comete ya en estos cinco segundos, en el vídeo, cantidad de errores. Primero el ahorro no se necesita, segundo hace menos rentables las inversiones por falta de demanda y por último no hace falta reasignar recursos si hay recursos inactivos.

Curioso también es su tésis que Keynes quiso resolver el problema por una inflación que reduce los salarios reales. Se puede deducir de esta afirmación que ha leído las primeras veinte páginas de la Teoría General del Empleo, Interés y Dinero y ha comprendido mal lo que leyó.

Keynes dice que una inflación efectivamente reduce el salario nominal, pero que esto NO resuelve el problema. De esto Keynes deduce que lo que supone la teoría neoclásica y la escuela austriaca, de la cual Jesús es un adepto ardiente, que los salarios altos son el problema, NO es es el problema. Jesús entiende solo lo que ya se imagina y la presentación que se encuentra en los libros de texto de macroeconomía tampoco le facilitaron la comprensión.

El problema real es otro. El problema real es que el mercado de dinero domina sobre el mercado de bienes.

Hay mucha gente como Jesús, pero Jesús es divertido. Tiene la capacidad rara de producir en pocos segundo cualquier cantidad de errores y por lo tanto es un buen ejercicio. El que encuentra 20 errores en el discurso de Jesús puede estar seguro de haber comprendido la teoría keynesiana.

Jesús, como mucha gente, reflexiona sobre la economía con "sentido común", lo que no es nada malo, pero muy a menudo erróneo.

(A parte del hecho que el mero sentido común también puede llevar a otros resultados. Cualquiera entiende que se puede comprar cosas con dinero frescamente impreso, sin respaldo de valor alguno, siempre y cuando después se elimina este dinero saldando el crédito).

El que ha leído los capítulos anteriores también debería ser capaz de encontrar los errores en este vídeo, vea Austriacos vs macro-economistas. Es un buen ejercicio encontrar los errores.

Aparte de los argumentos ya mencionados en contra del concepto del "ahorro" clásico Keynes alega un par de otros más. Los números los ha incluido el autor. En paréntesis [ ] anotaciones del autor.

Keynes conoció a Hayek y es de suponer que el párrafo que sigue es una respuesta a la teoría austriaca. Para que las inversiones inducidas por el ahorro tengan el mismo efecto que el consumo en el presente, solo podría ser correcta, si las inversiones tendrían una relación directa con el consumo en el futuro. Esto no es el caso.

Simplificandolo: El que ahorra hoy quiere ser más rico en el futuro, de manera general, pero no sabe lo que quiere realmente comprar. Si fuese claro lo que quiere comprar en el futuro, los inversores podrías prepararse para este consumo, pero como no lo saben, no van a invertir y el ahorro reduce simplemente la demanda agregada.

Se podría argumentar de manera más simple. El ahorro nisiquiera hace falta. Se puede igualmente financiar inversiones con dinero. Siempre y cuando hay un potencial productivo.

  1. The trouble arises, therefore, because the act of saving implies, not a substitution for present consumption of some specific additional consumption which requires for its preparation just as much immediate economic activity as would have been required by present consumption equal in value to the sum saved, but a desire for 'wealth' as such, that is for a potentiality of consuming an unspecified article at an unspecified time.



  2. The absurd, though almost universal, idea that an act of individual saving is just as good for effective demand as an act of individual consumption, has been fostered by the fallacy, much more specious than the conclusion derived from it, that an increased desire to hold wealth, being much the same thing as an increased desire to hold investments, must, by increasing the demand for investments, provide a stimulus to their production; so that current investment is promoted by individual saving to the same extent as present consumption is diminished. It is of this fallacy that it is most difficult to disabuse men's minds. It comes from believing that the owner of wealth desires a capital-asset as such, whereas what he really desires is its prospective yield. Now, prospective yield wholly depends on the expectation of future effective demand in relation to future conditions of supply.

  3. If, therefore, an act of saving does nothing to improve prospective yield, it does nothing to stimulate investment. Moreover, in order that an individual saver may attain his desired goal of the ownership of wealth, it is not necessary that a new capital­ asset should be produced wherewith to satisfy him. The mere act of saving by one individual, being two-sided as we have shown above, forces some other individual to transfer to him some article of wealth old or new. Every act of saving involves a 'forced' inevitable transfer of wealth to him who saves, though he in his turn may suffer from the saving of others. These transfers of wealth do not require the creation of new wealth—indeed, as we have seen, they may be actively inimical to it. The creation of new wealth wholly depends on the prospective yield of the new wealth reaching the standard set by the current rate of interest. The prospective yield of the marginal new investment is not increased by the fact that someone wishes to increase his wealth, since the prospective yield of the marginal new investment depends on the expectation of a demand for a specific article at a specific date.


  4. Nor do we avoid this conclusion by arguing that what the owner of wealth desires is not a given prospective yield but the best available prospective yield, so that an increased desire to own wealth reduces the prospective yield with which the producers of new investment have to be content. For this overlooks the fact that there is always an alternative to the ownership of real capital-assets, namely the ownership of money and debts; so that the prospective yield with which the producers of new investment have to be content cannot fall below the standard set by the current rate of interest. And the current rate of interest depends, as we have seen, not on the strength of the desire to hold wealth, but on the strengths of the desires to hold it in liquid and in illiquid forms respectively, coupled with the amount of the supply of wealth in the one form relatively to the supply of it in the other.
  1. El problema surge porque ahorrar no es la substitución de un consumo en el presente por un consumo específico [en el futuro] lo suficientemente alto para generar tanta actividad económica [inversión ahora para consumir en el futuro] como sería necesario para un consumo en el presente en el tamaño del ahorro. [si se ahorra la actividad económica inducida por la "preparación" para el futuro tiene que ser tan alta como la actividad económica para satisfacer el consumo que es sustituido por el ahorro]. De hecho existe un deseo de "fortuna" general, o sea del consumo de un artículo indefinido en un futuro indefinido.
  2. Esta idea absurda, aunque generalmente divulgada, que el ahorro individual es tan importante como una demanda real, se basa en la idea errónea, que un deseo mayor de tener una fortuna, lo que equivale a un deseo mayor de poseer bienes de capital, debe estimular la demanda por bienes de capital y por lo tanto estimular su producción de manera que las inversiones hoy en día financiados por ahorros aumentan en la medida que el consumo es reducido. Es difícil para la mente humana de desprenderse de esta idea errónea. Se basa en la idea de que gente con fortuna busca una inversión concreta. Pero lo que realmente buscan es la esperanza de obtener una ganancia y esta esperanza de obtener una ganancia en el futuro depende completamente de la relación entre la demanda pronosticada y la oferta pronosticada en el futuro.

  3. Si el ahorro no aporta nada para aumentar las expectativas referente a las ganancias en el futuro no hay ninguna razón para creer que propulsa la inversión. Aparte de esto no hace falta crear un bien nuevo para que el ahorrador obtenga un nuevo bien, dado que el ahorro sólo es, como hemos visto antes, ambiguo, obliga a otro individuo de dejarle un bien nuevo o viejo. Cualquier tipo de ahorro exige inexorablemente la transferencia de un bien a aquel que ahorra, de manera que este sufre una pérdida por el ahorro de los otros. Para este tipo de transferencia no hace falta que se creen nuevos bienes. De hecho son incluso nocivos. Nuevos bienes son inducidos únicamente por la expectativas de ganancias que a su vez dependen del tipo de interés. No se aumenta las ganancias esperadas de un bien por el mero hecho que alguien quiere hacerse más rico, porque las ganancias esperadas de la última inversión dependen de la demanda esperada de un bien específico en un tiempo determinado.




  4. Con el argumento que aquél que quiere aumentar su fortuna no espera una ganancia determinada, sino la mayor ganancia posible, de manera que el deseo de un aumento de su fortuna reduce las ganancias esperadas de un nuevo bien y se tiene que contentar con una ganancia inferior, no podemos refutar este hecho. Esta argumentación no toma en consideración que siempre hay una alternativa para inversiones reales, efectos, de manera que las ganancias esperadas con las cuales el productor de una nueva inversión tiene que contentarse no puede bajar por debajo del valor dado por el tipo de interés [que depende únicamente del mercado de dinero] y el tipo de interés no depende del deseo de tener bienes de capital, sino del deseo de tenerlo en una forma líquida o líquida junto con la relación entre la oferta de una forma en relación con la oferta en otra forma.

    John Maynard Keynes, The general Theory on Employement, Interest and Money, página 105 (capítulo 16, I)

Repasemos esto. (1) + (2): La teoría clásica y neoclásica parte del principio que la actividad económica inducida por el ahorro, la inversión, equivale en valor a la actividad económica inducida, si en vez de ahorrar se hubiese consumido. Esto vale para unos pocos bienes de consumo duraderas, por ejemplo inmobiliarias. En este caso el "ahorro", la intención de invertir en un inmueble, es más o menos calculable, no es una "preferencia" vagamente definida por un consumo en el futuro, como lo supone la teoría clásica / neoclásica, sino algo más objetivo. El que quiere construirse quiere pagar menos alquiler en el futuro, una suma que conoce más o menos, o mejor dicho en vez de pagar alquiler paga los plazos del crédito.

En este caso, una excepción y bien probablemente el único caso de este tipo, el que ahorra invierte en algo concreto, sabe en qué cosa quiere invertir. En este caso concreto, una excepción, el ahorro induce una inversión, la casa, que equivale al consumo que habría realizado, si no hubiese ahorrado su dinero. El truco no funciona, si alguien simplemente quiere engrandecer su fortuna, porque en este caso no habrá una inversión que corresponde, porque nadie conoce el consumo en el futuro.

A parte de esto es un poco curioso. Mucha gente tiene problemas con el concepto subjetivo keynesiano en cuanto a la inversión se refiere. Tiene problemas en aceptar, a pesar de que es obvio, que el tipo de interés que se forma en el mercado de dinero es de hecho algo subjetivo, depende de las preferencias por bienes líquidos.

Pero esta misma gente no tiene ningún problema en aceptar que el ahorro depende de un parámetro completamente subjetivo. En la teoría clásica la gente ahorra más, si el tipo de interés es más alto y menos, si es bajo. Esto vemos en todos los libros de textos de macro-economía. Como tendencia esto puede tener una cierta relevancia, pero la relación entre tipo de interés y ahorro es completamente subjetiva.

Adam Smith por lo menos ve el problema y hace la moraleja a la gente. Consumir es un pecado. (O sea: La teoría clásica sería rara incluso en el caso que una inversión dependiese de un "ahorro" basado en un rendimiento previo, lo que ni siquiera es el caso).

En la vida real pasa algo completamente distinto. La gente no ahorra para un fin determinado y por lo tanto los inversores tampoco pueden producir los bienes de capital que permitirán en diez años producir los bienes de consumo que quieren. El lector puede verificar esto de manera muy simple.

Puede imaginarse que gana 1 millón en la lotería. ¿En qué cosa invertiría este dinero? Se compraría o se haría construir una casa. ¿Cierto? Porque esto es una de las pocas inversiones cuya rentabilidad puede presagiar. ¿No lo cree? Entonces seguramente el lector va a explicar al autor de estas líneas porque los españoles, irlandeses, estadounidenses, griegos, portugueses invirtieron sobre todo en inmuebles y no en todas las otras inversiones geniales que se ofrecen por todas partes.

El autor le va a dar la respuesta. Porque no las hay. El lector cree que hay unas personas supercompetentes con facultades de presagiar el futuro y por esto da su dinerillo a unos recaudadores de fondo que encuentran las inversiones geniales. Se equivoca. Los recaudadores de fondo se comportan exactamente como Keynes lo describe. No digamos que este problema no se puede resolver o por lo menos atenuar cambiando los planes de estudio de manera que haya más gente capaz de hacerse una idea sobre la rentabilidad de inversiones reales, pero este problema no se va a resolver nunca. El futuro no tiene precios.

Lo que a un inversor induce a invertir no son fantasías que se refieren al futuro. Lo que le hace invertir es una demanda concreta hoy en día y el ahorro disminuye la demanda. No se puede invertir hoy en día para un consumo indefinido en un futuro indefinido y por lo tanto la teoría clásica / neoclásica es errónea. Primero, porque no se necesita "ahorro" para invertir, segundo porque el ahorro reduce la demanda y sin demanda no hay inversión.

Se puede decir que el autor está contando trivialidades y que cualquiera que reflexiona un poco llega a los mismos resultados, incluso con un poco de sentido común y sin abrir ningún libro. Pero parece que tan trivial no es, porque estas ecuaciones las encontramos en cualquier libro de texto sobre microeconomía.

Y = C + I
Y = C + S
de lo que sigue I = S

EX POST esta ecuación es indudablemente cierta, sea porque parte del potencial productivo hay que utilizarlo para la producción de bienes de capital o porque parte del potencial productivo hay que utilizarlo para saldar el crédito.

Esto es obvio. Para producir una determinada cantidad de bienes de consumo hay que producir una determinada cantidad de bienes de capital y los recursos utilizados para la producción de bienes de capital no pueden utilizarse para la producción de bienes de capital y no producir bienes de consumo es ahorrar.

Igualmente vale que si los bienes de capital fueron financiados por créditos hay que saldar estos créditos y los plazos necesarios no serán consumidos, esto es igualmente obvio.

Pero en esta ecuación falta la idea central. Primero se invierte, se activa un potencial productivo inactivo y parte del potencial productivo activado se utiliza sea para ahorrar, sea para saldar el crédito. De hecho S es una magnitud monetaria y dinero existe en cualquier cantidad.

La parte interesante es en qué medida el potencial productivo es realmente activado. Las ecuaciones valen igualmente en España con un desempleo, seguimos en el año 2014, de 25 por ciento como en Alemania, con una tasa de empleo de 7 por ciento. La ecuación no significa precisamente nada, absolutamente nada, pero revela que millones y millones de economistas son completamente incapaces de pensar en relaciones causales.

Los planes de estudios de economía explican en parte las opiniones curiosas que se puede leer y oír cada día en miles de artículos de periódicos, debates en la tele, en blogs, en páginas web y artículos "científicos". Los estudiantes de economía aprenden a hacer cálculos, pero no a reflexionar sobre relaciones económicas.

Si se pregunta por ecuaciones de este tipo en exámenes es obvio que la gente no comprende la teoría keynesiana, lo que equivale a una mala comprensión de relaciones económicas. Es obvio que la gente no comprende las diferencias fundamentales entre la economía clásica / neoclásica y el keynesianismo, porque la ecuación es correcta en ambos sistemas. Pero en la teoría clásica / neoclásica la ecuación es cierta EX ANTE, en la teoría keynesiana es válida EX POST y esto es algo completamente distinto.

Por último ni siquiera, si nos referimos a la teoría keynesiana, la ecuación I = S es correcta. La ecuación supone que hay un solo tipo de inversión, supuestamente una inversión real (capitales de bien), lo que equivale a decir que la gente solo tiene la alternativa entre consumir y ahorrar. Esto no es cierto. La gente tiene la posibilidad de invertir en algo líquido, o sea ni consumir ni ahorrar.

Esto es por ejemplo lo que haría el lector de estas líneas, a no ser que sea una excepción, alguien que conoce muy bien un determinado sector de la economía o tiene empresa propia. El lector de estas líneas lleva su dinero a un recaudador de fondos, bancos o seguros, y en la mayoría de los casos no reflexiona en absoluto lo que este va a hacer con su dinero y si reflexiona sobre ello supone que el recaudador de fondo lo invierta en algo real. Si el lector de estas líneas se informara se daría cuenta que este recaudador de fondos usa su dinero para fines especulativos.

La afirmación que "...by increasing the demand for investments, provide a stimulus to their production; so that current investment is promoted by individual saving to the same extent as present consumption is diminished..." que supone la economía clásica / neoclásica es por lo tanto realmente poco plausible y en la realidad no se produce.

La teoría clásica supone que por lo menos en cuanto a la inversión se refiere se trata de decisiones que se basan en hechos objetivos. Si el tipo de interés equivale al rendimiento marginal monetario, o es inferior, los inversores invierten.

Lo curioso es que acepta que de la parte de los ahorradores la decisión de ahorrar o no depende de preferencias, es por lo tanto algo subjetivo. El hecho que la decisión es subjetiva de una parte ya bastaría para derrumbar la teoría clásica. Si todo la economía dependiese de las preferencias de los ahorradores por un consumo en el futuro la situación sería fatal. Gracias a Dios así no es. No se necesita el ahorro de los ahorradores. Inversiones se puede financiar tranquilamente con papel imprimido.


Pero de hecho es peor. Tanto el ahorro como la inversión no se basan en hechos objetivos. Ambos dependen de preferencias, a pesar de que Keynes solo discute la parte de la inversión, y por lo tanto la afirmación keynesiana que "... prospective yield wholly depends on the expectation of future effective demand in relation to future conditions of supply..." es correcta.

Repasemos esto: En la teoría clásica / neoclásica la gente tiene solo dos posibilidades. Consumir o invertir. (Si ahorran dinero hay alguien que lo invierte). Si los inversores no pagan bastante interés o si estiman que el riesgo es demasiado alto para el tipo de interés que ofrecen las empresas, entonces consumen. Mantener el "capital" bajo la almohada sin recibir interés alguno no es sensato y no lo hacen.

De esta manera está asegurado que la gente gasta todo lo que tiene y no hay falta de demanda. Pero de hecho tienen una tercera posibilidad. Mantener su dinero de una forma más o menos líquida. Cuando menos líquida, liquidez significa seguridad, porque en cualquier momento se puede reconvertir en dinero que se puede utilizar para cualquier cosa, más alto tiene que ser el tipo de interés que pagan las empresas para incitarles a salir del puerto seguro de la liquidez. (Más concreto: La bolsa.)

Para los que creen que estamos hablando de teoría pura y que estamos cortando pelos en el aire. Nadie sabe cuanto dinero se invierte cada día en la bolsa, en efecto líquidos, pero son varios billones. Si si invirtiese este dinero en inversiones reales, tendría un efecto tremendo sobre la economía.

Pero aparte del hecho que no existe solamente la alternativa entre consumir y invertir, como lo supone la teoría clásica, hay otro problema con esta teoría. No se necesita "ahorro" como resultado de un rendimiento previo para invertir. Lo que la teoría clásica entiende por "ahorro" no es de hecho otra cosa que dinero. Para una inversión se necesita dinero, provenga este de donde sea. Crucial es solamente que haya un potencial productivo REAL. Si no lo hay, no se puede hacer nada. Si hay un potencial productivo que no se puede activar por problemas estructurales, entonces hay que apoyar una política keynesiana con otras medidas. Atraer know how del extranjero, optimizar el sistema educativo, eliminar barreras burocráticas etc..

(2) La teoría clásica / neoclásica supone dos cosas. Primero que el ahorro lleva a una inversión REAL, es obvio por que en la teoría neoclásica no hay alternativa, y que sea NUEVA. Hemos visto ya, 1) + 2), que la primera afirmación no es correcta, porque aparte de consumir y ahorrar / invertir uno también puede refugiarse en el puerto seguro de la liquidez, lo que no crea ni trabajo ni propulsa la actividad económica.

Pero el ahorro tampoco tiene que llevar a una inversión nueva, la única que crea trabajo. También puede ser que alguien simplemente compra un bien que ya existe, algo que por ejemplo siempre se da en el mercado inmobiliario de las grandes ciudades. Cuando hay escasez en el mercado inmobiliario, sea porque la distribución de la renta nacional es muy desigual y la demanda por viviendas grandes crece, lo que supone que se echa fuera de su casa los inquilinos menos solventes, sea porque hay un boom económico, primero suben los precios de los inmuebles ya existentes.

El inversor trata de estimar el influjo de capital especulativo y si este es grande, según lo que supone él, es más atractivo de comprar un inmueble que ya existe y venderlo un par de años más tarde que construir uno nuevo. Es un efecto que se puede observar por ejemplo de momento, seguimos en el año 2014, en Berlín. Solo si los inversores tienen la impresión que la burbuja va a explotar dentro de poco comenzarán a construir inmuebles.

El sector de los inmuebles es un caso extremo, pero ilustra bien el problema. La economía clásica / neoclásica supone que la inversión crea trabajo y que el trabajo depende del "capital". Pero si el "ahorro" va invertido en un bien ya existente, no crea ningún trabajo. Es por lo tanto correcto lo que dice Keynes: "... Moreover, in order that an individual saver may attain his desired goal of the ownership of wealth, it is not necessary that a new capital­asset should be produced wherewith to satisfy him...". Un inversor solo va a invertir en un bien nuevo, si este bien nuevo es más rentable que uno similar que ya existe.

Keynes se concentra mucho en refutar los conceptos de la teoría clásica / neoclásica. En otras palabras en comprobar que incluso si el concepto del "ahorro" como resultado de un rendimiento en el pasado fuese correcto, la teoría clásica / neoclásica sería errónea. Esto produce un problema a nivel didáctico, porque se pierde de vista el momento más importante. El tipo de interés se forma en el MERCADO DE DINERO. En la obra original todo va un poco mezclado y por lo tanto es un poco difícil de entender. Keynes ataca la teoría clásica / neoclásica de perspectivas distintas. Por una parte critica puntos aislados, sobre todo el concepto del ahorro, por otra parte ataca frontalmente.

Igualmente es útil de comprender la diferencia entre Joseph Schumpeter y John Maynard Keynes. La parte positiva de la teoría de Schumpeter es que constata, al igual que Knut Wicksell, que inversiones se puede financiar con créditos que no se respaldan ni en oro, ni en productos que tienen acumulado algún valor. Hasta aquí hay una semejanza entre Joseph Schumpeter y Keynes.

Sin embargo Joseph Schumpeter parte de una situación de pleno empleo o sea de una situación en la cual, la única, el concepto del ahorro clásico, si lo interpretamos como producir bienes de capital en vez de bienes de consumo, es correcto. Es cierto que incluso en este caso se puede reestructurar la economía con dinero, pero esto supone una reducción del consumo. En una situación de pleno empleo no se puede aumentar la producción de bienes de capital manteniendo la producción de bienes de consumo al mismo nivel. En otras palabras, la teoría de Joseph Schumpeter es todavía más o menos compatible con la teoría clásica / neoclásica porque supone un caso especial.

En una situación de este tipo, dicho sea de paso, la teoría keynesiana y la teoría clásica / neoclásica llegan a los mismos resultados. En esta situación vale incluso el concepto del dinero como un mero velo. Si se aumenta la cantidad de dinero suben los precios. Se crea una demanda que supera las capacidades del aparato productivo.

(Aunque no de manera proporcional, como lo supone la teoría clásica / neoclásica. Habrá una inflación más fuerte en los golletes, como Keynes los llama, con el resultado que las ganancias en este sector suben lo que a su vez significa que se pone a la disposición de este sector el "ahorro" que necesita para aumentar su potencial productivo y satisfacer la demanda. En otras palabras. Sin inflación alguna la asignación de los recursos no funciona, porque si no hay precios que pueden subir, no hay ni la posibilidad, ni un incentivo para aumentar el potencial productivo).

Lo que Schumpeter no vio, porque negaba rotundamente que el problema, el paro, existiese, es que tanto el "ahorro", esto incluso lo admite la teoría clásica, como la inversión, dependen de magnitudes meramente subjetivas. No hay ningún mecanismo objetivo que lleva automáticamente a un equilibrio o a un agotamiento completo del potencial productivo (el autor preferiría la última noción, porque la primera le parece vago en cuanto al mercado de trabajo se refiere, vea David Ricardo).


(3). Repetimos lo dicho anteriormente. Se podría argumentar que no importa que los inversores no inviertan en algo concreto y que basta que inviertan en algo. Esto incluso sería correcto, si solo tuviesen la posibilidad entre invertir o consumir, dos posibilidades que crean trabajo.

(La tercera posibilidad, poner su dinero bajo la almohada, no es racional. Así no ganan nada y por lo tanto consumirían su dinero, si aceptamos la tesis clásica que siempre se prefiere un consumo en el presente a uno en el futuro.)

No hay un sector de la economía donde hay más verborrea absurda que en el sector de finanzas. Si se pone en Google "planes de jubilación" y "intereses" encuentra miles de artículos, de seguros, bancos, fondos de pensiones y otros ahorradores de fondo que le expliquen que "ahorrar" ahora es la mejor forma de asegurar una vida decente en la vejez. (Vea aquí un ejemplo Cuenta de ahorro o plan de pensiones, ¿Qué producto elegir?) Esto es absurdo. Que los estados fomentan con distintos privilegios fiscales estos programas conviene a la industria financiera, pero a nadie más.

Estos programas carecen de lógica incluso dentro de la teoría clásica / neoclásica. (Si lo consideramos desde un perspectiva keynesiana, o sea desde una perspectiva correcta, es más absurdo todavía). En la teoría clásica / neoclásica el tipo de interés es un precio. A partir del momento que el estado truca con privilegios fiscales este precio pierde su función.

Es difícil de ver como se puede aumentar el "ahorro", definido, si nos quedamos en la teoría clásica / neoclásica, como el resultado de un rendimiento monetario previo no consumido, infinitamente sin que el rendimiento marginal monetario de las inversiones bajen. No negamos que esto es posible, si la población aumenta, al menos en la teoría, pero en muchos países, como por ejemplo en Alemania, se quiere vender los programas de jubilación en plan privado como una solución al cambio demográfico, a una disminución de la sociedad. Se supone por lo tanto que la demanda baja y que los ingresos se quedan por lo menos igual incluso en el caso que se extiende la capacidad productiva. Que esto es absurdo, mucha gente lo entiende, vea los comentarios en el foro a este artículo, pero no necesariamente los periodistas: Los pocos planes de pensiones que sí valen la pena.

La idea de que se puede aumentar con el ahorro solo la capacidad productiva en el futuro es obviamente errónea. Lo puede comprobar el lector con el mismo experimento mencionado antes. Puede imaginarse que ganó un millón en la lotería. ¿Qué haría con este dinero? Comprarse una casa, obviamente, para vivir en ella o para alquilarla. Esto es un consumo en el futuro más o menos previsible. (A pesar de que no funciona, al menos en cuanto al alquiler se refiere, si todo el mundo construye casas).

¿Y con el resto? ¿Qué haría? Si él mismo invierte dinero buscará algo rentable HOY EN DÍA, algo por lo cual ya hay una demanda. Algo rentable hoy en día. A no ser así puede enviar su dinero al autor de estas líneas. El autor de estas líneas está muy seguro, que en veinte años los libros de texto en la escuela habrán desaparecido. Es por lo tanto un negocio interesante, en veinte años, producir hoy en día material didáctico que puede utilizarse a través del Internet (Online y Offline), para tablets (apps que funcionen offline), libros, y ficheros PDF / pub etc.. Sin embargo el lector no enviará al autor ni un solo dólar o euro, porque la cosa le parece, por muchas razones, demasiado insegura.

Por lo tanto el lector invierte en algo seguro, por ejemplo da su dinero a un fondo de pensiones que le garantiza un determinado tipo de interés o especula en la bolsa. (Si el mismo no especula en la bolsa, da su dinero a un recaudador de fondos, que especula con su dinero en la bolsa). La idea que basta ahorrar para aumentar la capacidad productiva y disfrutar de los sacrificios hechos en el presente en el futuro lamentablemente no funciona. Si funcionase, habría una solución para todos los problemas económicos de la tierra. Uno ahorra un par de años y automáticamente uno se hace rico. Lamentablemente esto no es la tierra en la que vivimos.

En esta frase hay un problema de mero carácter teórico: "For this overlooks the fact that there is always an alternative to the ownership of real capital-assets, namely the ownership of money and debts."

Nuestro problema es, un problema meramente teórico, que Keynes habla de bienes de capital (reales) de un lado y money and debts del otro. En los libros de texto se distingue entre dinero, moneda y billetes, y efectos, empréstitos y otros bienes financieros. El autor diría que esto es erróneo y una mal interpretación de la teoría keynesiana. En los libros de textos se define la demanda especulativa como dinero que alguien mantiene "bajo la almohada" y que solo abandona si recibe un cierto tipo de interés y a la demanda especulativa se opone el dinero invertido en valores (efectos, empréstitos, mortage backed securities, cédulas hipotecarias etc.).

El autor no sabe y supone que nadie sabe como se llegó esta definición de demanda especulativa y donde han encontrado esta definición en la Teoría General del Empleo, Interés y Dinero, pero es bastante obvio que no corresponde a las intenciones de Keynes.

La demanda especulativa es simplemente todo lo que es más o menos líquido o sea que se opone a una inversión real. Quiere decir dinero (moneda y billetes) y cualquier cosa cerca de dinero, o sea cualquier cosa reconvertible en dinero, es demanda especulativa. Hay solo dos grupos, inversiones reales de un lado, demanda especulativa del otro.

Dinero que alguien se pone bajo la almohada y dinero que alguien almacena en un puerto de liquidez más o menos seguro es la misma cosa, porque tiene el mismo vicio. No propulsa ninguna actividad económica. Para la teoría keynesiana da perfectamente igual si alguien se pone el dinero bajo la almohada (lo que nadie hace porque tiene una alternativa, en esto justamente consiste el chiste de la teoría keynesiana) o si va a jugar en la bolsa resulta lo mismo.

El que define la demanda especulativa como dinero que se pone bajo la almohada da por entender que no a comprendido en absoluto la teoría keynesiana y si encontramos definiciones de este tipo en cualquier libro de texto sobre macroeconomía vemos que economistas tienden a copiar el uno del otro, pero no a reflexionar.

Keynes quiso comprobar que aparte de consumir y invertir en un bien real, hay una tercera posibilidad. Refugiarse en un puerto seguro de liquidez, la bolsa, que siempre asegura un cierto tipo de interés. Pero poner dinero bajo la almohada no es ningún comportamiento racional, ni en la teoría clásica ni en la teoría keynesiana, porque siempre hay una alternativa a poner dinero bajo la almohada y si realmente no la hay, la gente no va a poner el dinero bajo la almohada, sino simplemente consumirlo. El problema es este: Siempre hay una alternativa a consumir y invertir que aporta algún tipo de interés y si esto no es el caso, se puede igualmente consumir el dinero. En resumidas cuentas: NO HAY dinero para la demanda especulativa de un lado y valores, efectos del otro. Es la misma cosa. Hay UNA SOLA demanda especulativa.



Aunque es un mero problema teórico, el efecto de la descripción errónea en los libros de texto es fatal. Confunde la gente. (Y dado que la definición de demanda especulativa como dinero que se pone bajo la almohada no tiene sentido alguno es de hecho confuso).

Si más gente leyese la obra de Keynes, algo muy útil, dicho sea de paso, si se quiere hablar de un libro es una buena idea leerlo antes, envés de copiar lo que otra gente dijo sobre el libro, se supiera también que liquidez para Keynes no es una cosa que existe o no existe.

Hay valores que se pueden vender, reconvertir en dinero y en una forma segura porque son universalmente utilizables, a cualquier día a cualquier hora y hay otros que no se pueden vender en cualquier momento y cuanto más líquidos, más bajo es el tipo de interés. Para dinero por ejemplo el tipo de interés es cero, porque es lo más líquido que hay.

(No puede ser que dinero, liquidez absoluta, sea más rentable que un efecto, porque entonces todo el mundo guardaría su dinero. Sería más seguro y más rentable.)

El problema de estos productos es, que a partir del momento que el tipo de interés en este MERCADO DE DINERO es más atractivo, por ser menos arriesgado, que el rendimiento marginal monetario de una inversión real el MERCADO DE DINERO domina sobre el MERCADO DE BIENES. La economía puede perseverar a un nivel debajo del empleo pleno. La diferenciación entre dinero muy líquido, billetes y monedas y menos líquido, todo tipo de valores o incluso oro a fines especulativos no es necesario, porque todos presentan el mismo problema.

Aparte de que esta distinción no es necesaria, tampoco no hay nada que en la realidad corresponde a este concepto. Nadie, al menos en economías un poco avanzadas, pone su dinero bajo la almohada. Una alternativa a poner dinero bajo la almohada siempre hay. Algo de tipo de interés se recibe también en la cuenta bancaria y dinero en la cuenta bancaria, si dejamos a lado situaciones muy excepcionales en las cuales bancos enteros quiebran.

Con un máximo de liquidez se recibe una tasa de interés de cero. En otras palabras, liquidez también contiene riesgos. No se puede reconvertir cualquier tipo de líquidez en la liquidez absoluta, dinero, en cualquier momento y sin pérdidas y cuanto más alto es el riesgo de pérdidas, tanto más alto tiene que ser el tipo de interés para incitar la gente a salir del puerto seguro de la liquidez absoluta, dinero.

Por último, a pesar de no ser necesario, la distinción entre dinero de un lado y demanda especulativa del otro complica la comprensión.

Es de suponer que se desarrolló este concepto al construir la famosa curva LM. La curva LM supone que hay liquidez absoluta de un lado y liquidez relativa del otro. La verdad es un poco distinta. Hay miles de grados de liquidez. Efectos por ejemplo son líquidos, pero inseguros. Tanto los dividendos como el valor pueden cambiar. Empréstitos estatales son menos inseguros. El valor puede cambiar, pero el pago de interes es fijo. El "ahorro" no tiene solo la posibilidad de refugiarse en la liquidez o invertir en algo real. Dentro del puerto seguro de la liquidez tiene también alternativas, pero esto es irrelevante para la teoría keynesiana. El punto es que puede refugiarse en la liquidez. Si duda de todo, almacena dinero, pero el resultado es el mismo. No invierte en un proyecto real y no crea trabajo, porque en el puerto de liquidez hay poca gente que trabaja.

Vemos nuevamente un problema que vemos muy a menudo en la economía. Para poder hacer una modelización matemática hay que hacer un par de simplificaciones y en general economistas tienden preferir modelos simples y irrealistas que pueden ser formuladas de manera "matemática", porque estos tienen pinta de ser más "científico". Volveremos sobre el tema al hablar del modelo IS-LM.

Para la comprensión del sistema keynesiano esto no tiene ninguna importancia. El punto es que aparte de consumir o invertir, dos usos que crean trabajo, hay una alternativa, el puerto seguro de la liquidez donde uno puede refugiarse, si no quiere ni consumir ni invertir en un proyecto real.

El que no entiende la relevancia puede imaginarse por un momento lo que pasaría si los billones de dólares que giran cada día alrededor de la tierra fuesen invertidos en proyectos reales. Puede imaginarse lo que pasaría, si un buen día un par de billones fuesen invertidos por ejemplo en Guatemala o Nicaragua. No cabe duda que el rendimiento marginal monetario fuese poco y inferior a lo que se gana con especulaciones en la bolsa, que solo son una redistribución de dinero sin que se crea valor alguno, pero tampoco cabe duda que en un dos por tres estos dos país llegarían a un nivel de vida que corresponde a economías desarrolladas. Admitimos que estamos simplificando un poco, pero sirve este escenario para darse cuenta que hay un problema real que no es tan abstracto como se cree.

Lo que hace falta para que el sistema keynesiano funcione, en otras palabras para que sea un teoría coherente, es que el tipo de interés que se forma en el mercado de dinero sube cuando la renta nacional aumenta. Al no ser así, tendrían que ser los precios que ajustan el sistema. Cuando la renta nacional aumenta, habrá cada vez menos recursos libres hasta que finalmente no hay ningunos recursos libres y todos los recursos son empleado de manera optimal dado un determinado estado tecnológico. Entonces hay que "frenar" la economía, porque si no se hace, los precios suben. Esto puede hacerse con un tipo de interés alto. Este, el tipo de interés, a su vez puede ser fijado simplemente por el banco central o puede subir por un mecanismo inherente al mercado de dinero y es de suponer que mecanismos de este tipo existen.

Suponemos por ejemplo que la demanda por liquidez, que es lo mismo que demanda por seguridad, se satisface con cualquier tipo de capital líquido, dinero (líquido a 100 por ciento), efectos, empréstitos, oro etc.. Suponemos por lo tanto, muy al contrario de todo lo que se lee en los libros de texto, que la demanda por fines especulativas es satisfecha con cualquier capital líquido, aunque haya una diferencia en el grado de liquidez. En nuestra argumentación suponemos que la cantidad de dinero es fija. En otras palabras, el banco central no interviene.

En este caso la gente tendría algo de dinero en su cuenta bancaria. Poco rentable, pero muy seguro y algo de dinero invertido en efectos, más rentable, pero menos líquido. Si ahora la renta nacional sube, necesitarán más dinero para las transacciones. Al principio pueden utilizar para este fin el dinero que tienen en la cuenta bancaria. Pero si la renta nacional sube más todavía, tendrán que vender efectos. El valor de estos efectos baja, la rentabilidad sube o sea, el tipo de interés que se forma en el mercado de dinero sube lo que tiene como efecto que hay menos inversiones rentables. De esta manera se llega a un estado en el cual el tipo de interés es tan alto, que ninguna inversión es rentable.

Sin embargo, obviamente, es un escenario teórico, porque si el tipo de interés impide las inversiones antes de que se haya llegado al pleno empleo, el banco central puede aumentar la cantidad de dinero.

Revisemos: La distinción oscura que se hace en los libros de texto sobre macroeconomía entre dinero (demanda especulativa) y valores no tiene mucho sentido, porque es algo que en la realidad no existe y incluso si existiese, sería irrelevante para la comprensión de la teoría keynesiana y por último es confusa.

Lo que sí existe es el consumo / inversión real, que crea trabajo y el puerto seguro de la liquidez, que no crea trabajo y si todos los barcos se quedan en este puerto porque temen las borrascas en alta mar, la economía se queda estancada.

Dentro de este puerto los dueños de los barcos hacen negocios "especulativos", o sea especulan sobre el valor que los bienes tienen en un par de años y creen que un cierto rédito harán. Este rédito es el límite que alguien tiene que pagar por lo menos para que se decidan de salir de su puerto y obviamente tiene que pagar tanto más cuando más fuerte es la borrasca, o más bien dicho cuando más fuerte creen que es la borrasca.

Alguna de esta gente tendrá realmente dinero y con este dinero compran cosas de los cuales creen que tendrán un valor determinado en diez años, por ejemplo el cargamento de otro barco. Otros creen que ya se paga demasiado para esto y que la especulación ya llevó a precios exagerados y se quedan con su dinero. Pero no importa como lo inviertan o si no lo invierten en absoluto, el punto central es que no salen del puerto.

Entonces tenemos de un lado el dinero necesario para las transacciones, del otro lado el resto. Cuando la renta nacional es baja, necesitamos poco dinero para transacciones y por lo tanto la demanda por dinero para especulaciones es grande.

(Si supone que la cantidad de dinero es fijo.)

Esto a su vez significa que el precio de valores es alto. Funciona como el mercado de patatas. Si mucha gente quiere comprar acciones de una determinada empresa o muchas acciones en general el precio sube. Esto significa que el dividendo que brindan estos valores es bajo.

(5 dólares si cuesta 20 dólares es mucho, 5 dólares si cuesta 150 dólares es poco). En la medida que la renta nacional sube, aumenta también la cantidad de dinero que se necesita para transacciones. (La gente necesita más dinero en el monedero, para expresarlo de manera simple). Para conseguirse este dinero tienen que vender valores, con el resultado que el tipo de interés sube y tanto más aumenta la renta nacional, tanto más sube el tipo de interés. Este juego continúa hasta que se necesita todo el dinero para las transacciones.

(Para ser preciso. El juego continúa hasta que los dividendos (acciones) o rentas (empréstitos estatales y otros valores de este tipo tienen el mismo nivel, de lo que se puede ganar con inversiones reales.

Dicho de otra forma, el transcurso de la famosa curva LM puede explicarse fácilmente sin la ficción que la gente pone dinero debajo de la almohada. Si, para describir una situación extrema, la renta nacional es cero, todo el mundo invierte en valores. Nadie necesita dinero para transacciones. El valor de estos efectos, empréstitos, acciones etc., es entonces tan alto, que el rédito, sea dividendos o intereses (o ganancias debidos a especulaciones puras, como en el caso del oro), es entonces tan bajo, que la gente puede igualmente almacenar dinero. (Como caso teórico). Entre dinero y otros valores hay una diferencia en la liquidez, pero no es otra cosa.

Se podría añadir que hay un tipo de inversión real que es todo lo contrario de líquido, los inmuebles, que sin embargo se comporta como si fuese líquido y por lo tanto es sujeto de especulaciones y un sector donde siempre vemos aparecer burbujas. Inmuebles no son líquidos, pero al menos tienen un uso seguro, previsible a largo plazo. Se les puede vender a un gran número de personas. Su utilidad es muy especializada, pero todo el mundo la necesita. No es como una máquina especializada que pierde todo valor a no poder ser utilizado de la manera prevista. Por eso el mercado de las inmobiliarias conoce las mismas exageraciones que la bolsa.

Keynes no precisa los mecanismos por los cuales una política monetaria se transmite a la economía real. La famoso curva LM, de la cual vamos a hablar en el capítulo siguiente, conoce solo uno. (No necesariamente siempre el mismo en los libros de texto sobre economía, pero siempre uno solo).

Un fomento de la actividad económica a través de la política monetaria no es posible en la práctica, dado que los bancos centrales son independientes, por lo menos en todos los estados desarrollados, y en primer lugar los bancos centrales se sienten responsables de la estabilidad de la moneda y no por el fomento del desarrollo económico. Pero suponemos que apoya la política del gobierno, lo que en general hace.

La única manera de fomentar con una política monetaria el desarrollo de la economía es aumentando la cantidad de dinero. Hay varias formas de hacer esto, que dejamos por el momento al lado. Los distintos instrumentos de los cuales poseen los bancos centrales describe este articulo, Política monetaria, en Wikipedia.

Si el banco central baja el tipo de interés por el cual los bancos privados pueden prestarse dinero estos pueden prestar dinero a un tipo de interés más bajo lo que obviamente baja la valla que una inversión tiene que superar para ser realizada. La experiencia actual muestra no obstante que los bancos privados no bajan los tipos de intereses, si los bancos centrales bajan el tipo de interés. Parece que la competitividad entre los bancos no sea lo suficientemente fuerte.

Una posible razón por ello puede ser que los bancos no tienen ningún interés en prestar dinero, porque la rentabilidad de proyectos reales les parece demasiado baja y prefieren utilizar el dinero barato de manera especulativa. Parece que esto pasa actualmente. Las cotizaciones de las acciones suben mucha más rápido que los dividendos. Sin embargo la especulación a un aumento del valor baja el dividendo y es por lo tanto de suponer que en un determinado momento la especulación se hace demasiado arriesgada. Dado que las ganancias especulativas solo pueden realizarse vendiendo el valor, el divididendo (acciones) o el interés (empréstitos) juegan un papel menor a este nivel, es de suponer que tanto más baja es el dividendo / interés tanto más cerca se está del estallo de la burbuja.

La crisis de 2008 nos enseño que las especulaciones continúan hasta que la burbuja estalla, y parece que momentáneamente estamos en una situación similar, pero en teoría es posible que una política monetaria primero hace subir el valor de las acciones, por ejemplo, y que a un momento dado la especulación parece demasiado arriesgada y se busca inversiones reales.

La política monetaria expansiva de los bancos centrales, la FED, la BCE, etc., especula con ambos efectos. Qué el bajo interés por el cual ofrecen dinero a los bancos privados tienen efectos sobre el tipo de interés por el cual los bancos privados prestan dinero a la economía real y que los valores suben a un nivel que les hace finalmente arriesgados y poco rentables lo que induce finalmene a los bancos privados a invertir en la economía real. De momento vemos solamente que los valores aumentan, pero no vemos (todavía) efecto alguno sobre la economía real.

Lo que eventualmente puede tener un efecto positivo es no salvarlos una vez más, si la próxima burbuja estalla. Si una burbuja estalla hay una fuerte redistribución dentro del grupo de los especuladores con el resultado que la concentración aumenta. Después de cada estallo de una burbuja hay menos bancos.


Hay hoy en día menos bancos que antes de la crisis de 2008. Los que tuvieron suerte y salieron en el momento justo ganaron, los otros perdieron y fueron en quiebra. Pero si los estados ponen bien claro que no van a salvar a nadie, dejarán de especular y se interesarían más por la economía real, la única donde realmente se crea trabajo y se hacen las tortas.

Antaño se podía calcular con otro efecto, que hoy en día, así parece, no juega papel alguno. Antaño se suponía y se daba por cierto que una política monetaria expansiva que no lleva a un agotamiento proporcional de potencial productivo produce una inflación. Lo que actualmente, seguimos en el año 2014, vivimos, es otra cosa. Hay una expansión monetaria gigantesca sin inflación alguna. (Una inflación de 2 por ciento es normal y necesaria. Sin inflación alguna los precios no pueden señalar escasez). Donde se produce una inflación es en la bolsa, aunque ahí se llama este fenómeno burbuja.)

Pero en el caso que fuese hoy en día como antaño un posible mecanismo de transmisión podría ser este. El dinero no es respaldado por un aumento de la renta nacional, la demanda supera la oferta. Los precios suben. Suponiendo que los sueldos nominales quedan igual, las empresas ganan más y pueden por lo tanto invertir más. En otras palabras. Hay una reasignación de la producción de bienes de consumo a una producción de bienes de capital. (Hasta que los sindicatos se dan cuenta del mecanismo y anticipan la inflación. Este último mecanismo discute la famosa curva de Phillips. Antaño muy relevante, pero hoy en día irrelevante, porque al menos en países desarrollados una política monetaria expansiva no produce inflación).

Diría el autor que la economía tiende a abstraer factores extra económicos. Diría el autor que la gente se queda en el puerto seguro de la liquidez porque les resulta demasiado difícil invertir en proyectos reales. El problema del lector de estas líneas es que no sabe bastante sobre un sector determinado de la economía para arriesgarse a invertir. El mismo problema lo tienen los recaudadores de fondo. Podemos encontrar en la red miles y miles de artículos que explican la estrategia de los fondos de pensiones, seguros y bancos y aprendemos que reflexionan sobre la mezcla optima entre acciones, empréstitos estatales, inmobiliarias y oro, todos cerca de la liquidez. No encontramos nunca un artículo que describe estrategias más complejas que incluyen también proyectos reales. Diría el autor que los recaudadores de fondo tienen el mismo problema que el lector de estas líneas.

Para resolver este problema se debería modificar los planes de estudio. Se necesita más gente capaz de entender como funcionan determinados sectores de la economía. Diría el autor que hace falta gente capaz de evaluar las posibilidades que una tecnología ya existente en un país ofrece en otro. Se puede tratar de bajar la valla, el tipo de interés, para una inversión. Pero se puede igualmente subir el rendimiento de una inversión.

Es legítimo, como lo hace Keynes, de excluir expresis verbis todo lo contingente, casual y imprevisible. Pero hay que estar consciente que hechos extra económicos pueden tener un impacto contundente sobre la economía.

We take as given the existing skill and quantity of available labour, the existing quality and quantity of available equipment, the existing technique, the degree of competition, the tastes and habits of the consumer, the disutility of different intensities of labour and of the activities of supervision and organisation, as well as the social structure including the forces, other than our variables set forth below, which determine the distribution of the national income. This does not mean that we assume these factors to be constant; but merely that, in this place and context, we are not considering or taking into account the effects and consequences of changes in them.

Tomamos como dado una determinada cantidad de trabajo de una determinada formación, una determinada cantidad de equipo de un determinado estado tecnológico, la intensidad de la competencia al igual que las preferencias y costumbres de los consumidores, la fatiga y la intensidad del trabajo al igual que la organización, la estructura social, lo que incluye los cuatro factores mencionados abajo decisivos para la distribución. Esto no significa que suponemos que estos factores sean constantes. Significa solamente que en este contexto no consideramos estos factores y los efectos y consecuencias que resultarían de estos factores.

John Maynard Keynes, The General Theory of Employement, Interest and Money, Chapter 18, I Seite 122

Comúnmente no se procedería de esta forma. Normalmente la gente se pregunta donde está la innovación que crea los puestos de trabajo competitivos. El problema es que estas no son planificables. Si se depende de ellos no se puede hacer gran cosa, a parte de invertir en investigación y desarrollo. El resto sería esperar y rezar. Keynes reflexiona sobre lo que se puede hacer, si estos parámetros no se pueden modificar de manera sistemática.

Sin embargo se puede mejorar algo en cuanto a esto se refiere. Un 80 por ciento de lo que se hace y aprende en una carrera de economía es pura basura. No se pierde nada si simplemente se la elimina. El riesgo de sustituir estos contenidos por otros es por lo tanto mínimo, porque no hay gran cosa que perder.

Sin embargo, y ahí reside el problema, cambiar los planes de estudio, propulsando por ejemplo la cooperación internacional entre distintas facultades de economía que trabajan en un proyecto común exige iniciativa, conocimientos de lenguas, la capacidad de informarse sobre detalles de procesos tecnológicos etc.. Cosas que superan las capacidades de un funcionario público y de un catedrático que recibe su dinerillo para contar las mismas chorradas 40 años.

Si una política monetaria expansiva, por las razones descritas antes, no lleva a los efectos deseados, entonces el estado puede intervenir directamente con una política fiscal expansiva. El riesgo de una política de este tipo no es la inflación, al menos en países industrializados, sino el endeudamiento del estado. Si el efecto de una política fiscal expansiva solo fomenta el consumo, sin crear trabajo, lo que es por ejemplo el caso, para dar un ejemplo extremo, si la demanda es satisfecha enteramente en el extranjero, el estado se queda con la deuda, vea también Alfred Müller - Armack.

En los libros de texto encontramos siempre frases bonitas de tipo "...Si el estado aumenta ahora la demanda agregada...". Esto sugiere que da perfectamente igual cómo el estado aumenta la demanda. Si invierte o si solamente propulsa el consumo, si la demanda agregada aumenta porque el estado aumenta las transferencias sociales, sin que la gente trabaje, o si hace construir carreteras.

En parte Keynes mismo tiene la culpa de esta interpretación errónea. (Aunque Keynes mismo siempre habla de INVERSIONES y solo hay un multiplicador de inversiones). Keynes menciona por ejemplo los viejos faraones que se hicieron construir los pirámides para poder llevar una vida decente en el más allá. Es una inversión obviamente poco rentable, tanto sobre la tierra como en el más allá. Con ejemplos de este tipo, hay otros, sugiere que basta aumentar la demanda agregada, de cualquier forma.

Apoya esta concepción errónea el multiplicador. (En la obra original media página). El multiplicador, a pesar de que Keynes habla únicamente de un multiplicador de inversión, sugiere un automatismo, sobre todo supone que la demanda generada crea trabajo. De hecho puede ocurrir que efectivamente la renta nacional sube hasta que el ahorro equivale a la inversión, vea arriba, sin crear trabajo.

Puede incluso llevar a una distribución más desigual. Si el estado aumenta la demanda agregada y esta demanda se satisface con unos costes que no son proporcionales al volumen de ventas, entonces las ganancias suben. Si el aumento de los ingresos fiscales no basta para balanzar los gastos del impulso inicial alguna gente se hace más rica y el estado, el resto de la sociedad, paga la factura. Este efecto lo recibimos sobre todo si la tasa de ahorro es alta, lo que sucede si la distribución de la renta nacional se hace más desigual y la tasa de impuestos baja. En este caso el efecto sobre la renta nacional será poco y el aumento de los ingresos fiscales generados por estos aumentos no bastará.

Un ejemplo simple: El estado aumenta la transferencia social por 1000 dólares. La gente compra cosas para 1000 dólares y el dueño del mercado ahorra todo. En este caso la historia ya se terminó. Si la tasa de impuestos, todo junto, IVA, impuesto sobre los ingresos etc. es 40 por ciento, el estado recibe 400 dólares y tiene una pérdida de 600 dólares.

Otro ejemplo: Otra vez el estado aumenta la transferencia social por 1000 dólares y nuevamente la gente compra cosas para estos 1000 dólares. Pero ahora la tasa de ahorro es solamente 20 por ciento. Entonces la renta nacional va a subir a 5000. (1/1-c = 1/s). De estos 5000 dólares el estado recibe, la tasa de impuestos es 40 por ciento, 2000 dólares. En este caso incluso gana dinero.

Si se quiere crear trabajo con una política fiscal expansiva, lo que solo se quiere, si la política monetaria expansiva fracasa, por las razones mencionadas antes, porque una política monetaria expansiva es neutral en cuanto a la asignación de recursos se refiere, entonces esto solo es posible, si el impulso inicial es tan fuerte que supera el potencial productivo actual y las empresas tienen que aumentar la oferta de trabajo. Esto solo es posible, sin no se quiere aceptar un endeudamiento, si el aumento de los ingresos fiscales balanza los gastos para el impulso inicial. Si esto no es el caso se puede bajar el paro, pero hay que aceptar un mayor endeudamiento.

Sin embargo en la vida real la cosa es un poco más compleja. Actualmente se considera el endeudamiento de los estados como el problema mayor de la economía y realmente el endeudamiento ha llegado a magnitudes alucinantes. En Alemania por ejemplo todo los alemanes deberían trabajar un años gratis, sin deducciones, para saldar el endeudamiento del estado. En otras palabras. El endeudamiento del estado ha llegado a un nivel que está claro que no se va a saldar nunca. (Aunque todo es relativo: Siempre hay que comparar el endeudamiento del estado con lo que posee el estado y en comparación con lo que posee, carreteras, hospitales, universidades, ferrocarriles, inmuebles, museos, etc. etc. 2,5 billones es poca cosa).

Se echa la culpa del endeudamiento a la política keynesiana que supuestamente siguieron los gobiernos. (Lo que obviamente es ridículo. Los gastos militares en la era de Reagan eran de hecho una política fiscal expansiva gigantesca, pero Reagan no era keynesiano, esto está seguro. Dicho sea de paso. El que disminuye las tasas de impuestos manteniendo los gastos estatales al mismo nivel que antes, hace una "política keynesiana" aunque no esté consciente de ello).

Sin embargo es difícil de evaluar este endeudamiento, dado que no se sabe lo que habría ocurrido sin el. Adeptos de la economía neoclásica / escuela austriaca / neo-liberalismo suponen que la demanda creada por el estado habría sido sustituida por la demanda privada. Argumentarían que sin la actividad estatal los sueldos serían más bajos lo que permitiría a los empresarios emplear más gente, porque podrían producir a precios más bajos y aumentar la cantidad vendida. A parte de esto no hubiesen sustituido el trabajo por capital (máquinas, robots etc..).

Para que realmente se produzca más al bajar los sueldos, también tienen que bajar los precios. Si esto no sucede y los precios quedan los mismos que antes, el volumen de venta queda inalterado y por lo tanto también la cantidad de trabajo necesario para producir este volumen de venta.

(Aunque quedaría el pequeño problema que con los precios viejos la gente no puede comprarse las mismas cosas que antes. La demanda baja. La ley de Say supone que cada obrero recibe también el valor que genera. Pero si solo recibe una parte del valor que genera y el que recibe la otra parte no tiene la intención de gastarla, el truco no funciona y la experiencia muestra que los empresarios no tienen la intención de gastar lo que reciben y mucho menos, si hay una falta de demanda).

Si proporcionalmente a los sueldos bajan los precios, no hay ningún efecto directo. Lo único que cambia es el dinero necesario para las transacciones. Si los precios bajan se necesita menos dinero para este fin. Dentro de la lógica keynesiana esto aumentaría la especulación, el precio de valores subiría y el tipo de interés bajaría. Por este efecto indirecto puede haber una influencia. Una situación similar, dinero que de repente "sobra", ya describe David Hume, vea balanza de pagos, pero David Hume supone un efecto directo, el dinero que sobra hace crecer la demanda real. Por último es posible que el sistema bancario reduce la cantidad de dinero reduciendo los préstamos otorgados por el banco central.

En resumidas cuentas: Si no es muy probable que el sector privado hubiese sustituido la demanda creada por el endeudamiento estatal es de suponer que sin este endeudamiento el paro hubiese sido muy alto. Después de la caída del muro en Berlín el paro era tan alto, que el estado habría sido desestabilizado. Como lo demuestra la situación actual en Grecia, España, Portugal. A partir de una tasa de paro encima de 25 por ciento la situación comienza a ser crítica. Aparecen partidos radicales y el debate político ocurre en las calles, más con puños que con argumentos, y no en el parlamento.


Citamos el párrafo famoso en el cual aparece la famoso cita sobre la muerte del rentista. (Los números han sido añadidos por el autor). El párrafo es bonito, primero porque es un buen resumen de la teoría keynesiana, segundo porque contiene afirmaciones bien claras. El dinero tiene un valor porque se lo tiene artificialmente escaso. Si se produce dinero en la cantidad necesaria para llegar al pleno empleo, pierde su valor. Esto obviamente no le gusta a toda la gente que profita del hecho que sea escaso, ahorradores, bancos, seguros etc.., pero conviene al resto de la humanidad.

Sin embargo esto no se debe confundir, como se lo puede leer por todas partes, que Keynes aconsejó de "financiar" el consumo con papel impreso. Keynes quiere decir que el tipo de interés debe ser tan bajo, que corresponde al rendimiento marginal monetario. Esto igualmente significa, que está hablando de una inversión capaz de saldar el crédito. Es completamente otro mecanismo que el famoso multiplicador. El multiplicador, vea arriba, supone que los efectos secundarios aumentan la inversión hasta que esta llegue a un nivel que el ahorro iguala la inversión. (O que el aumento de los ingresos fiscales igualan el crédito necesario para financiar el impulso inicial).

Ambas cosas son posibles, pero son dos mecanismos distintos.

There is, however, a second, much more fundamental inference from our argument which has a bearing on the future of inequalities of wealth; namely, our theory of the rate of interest. The justification for a moderately high rate of interest has been found hitherto in the necessity of providing a sufficient inducement to save. But we have shown that the extent of effective saving is necessarily determined by the scale of investment and that the scale of investment is promoted by a low rate of interest, provided that we do not attempt to stimulate it in this way beyond the point which corresponds to full employment. Thus it is to our best advantage to reduce the rate of interest to that point relatively to the schedule of the marginal efficiency of capital at which there is full employment. [...]



I feel sure that the demand for capital is strictly limited in the sense that it would not be difficult to increase the stock of capital up to a point where its marginal efficiency had fallen to a very low figure. This would not mean that the use of capital instruments would cost almost nothing, but only that the return from them would have to cover little more than their exhaustion by wastage and obsolescence together with some margin to cover risk and the exercise of skill and judgment. In short, the aggregate return from durable goods in the course of their life would, as in the case of short-lived goods, just cover their labour-costs of production plus an allowance for risk and the costs of skill and supervision.

Now, though this state of affairs would be quite compatible with some measure of individualism, yet it would mean the euthanasia of the rentier, and, consequently, the euthanasia of the cumulative oppressive power of the capitalist to exploit the scarcity-value of capital. Interest to-day rewards no genuine sacrifice, any more than does the rent of land. The owner of capital can obtain interest because capital is scarce, just as the owner of land can obtain rent because land is scarce. But whilst there may be intrinsic reasons for the scarcity of land, there are no intrinsic reasons for the scarcity of capital. An intrinsic reason for such scarcity, in the sense of a genuine sacrifice which could only be called forth by the offer of a reward in the shape of interest, would not exist, in the long run [...].

I see, therefore, the rentier aspect of capitalism as a transitional phase which will disappear when it has done its work. And with the disappearance of its rentier aspect much else in it besides will suffer a sea-change. It will be, moreover, a great advantage of the order of events which I am advocating, that the euthanasia of the rentier, of the functionless investor, will be nothing sudden, merely a gradual but prolonged continuance of what we have seen recently in Great Britain, and will need no revolution.

  1. Sin embargo hay, en cuanto se refiere a la distribución desigual de la renta nacional en el futuro una segunda [la primera era que el ahorro puede obstaculizar el desarrollo] consecuencia que se desprende de nuestra teoría sobre el tipo de interés. La justificación para un determinado tipo de interés consistía hasta ahora en su función de incentivo para el ahorro. Hemos visto que el ahorro depende del volumen de inversión [y no al revés!] y el volumen de inversión depende a su vez, previsto que no bajemos el tipo de interés más allá de lo necesario para el pleno empleo, de un bajo tipo de interés. Por lo tanto nos conviene bajar el tipo de interés hasta que corresponda al rendimiento marginal monetario en pleno empleo. [...]






  2. Estoy seguro que la demanda por capital es poca y que no será por lo tanto muy difícil de ampliar el capital de manera que su valor sería bajo. Esto no significa que el uso de capital dejará de costar algo. Solo significa que las ganancias pueden bajar a un nivel que apenas basta para cubrir el desgaste, el envejecimiento y un determinado provecho que recompensa para el riesgo y el control. Resumiendo: El éxito comercial, que bienes duraderos brindan a lo largo de su uso sería tan altos como el de productos de consumo y que bastaría para cubrir los costes de trabajo y una recompensa para el riesgo, la formación y el control.




  3. Una economía de este tipo sería igualmente compatible con un cierto individualismo, pero sería la muerte del rentista y por lo tanto también el fin del poder cada vez más opresivo del capitalista de abusar la escasez del capital. Hoy en día el tipo de interés es tan poco un sacrificio como la renta sobre la tierra. El poseedor de capital puede obtener un tipo de interés, porque es escaso al igual que el terrateniente recibe una renta, porque la tierra es escasa. La diferencia es que puede haber una razón para que la tierra sea escasa, pero no hay ninguna razón que explique que el capital es escaso. Una razón compulsiva para esta escasez que explique el sacrifico que solo se hace, si hay alguna recompensa en forma de un tipo de interés, no existiese a largo plazo. [...]



    El rentista lo veo por lo tanto como un fenómeno transitorio del capitalismo que desaparecerá cuando haya cumplido su deber y cuando nadie recibe una renta, su aspecto cambiará de muchas maneras. A parte de esto es una gran ventaja, que el tipo de cambio que propongo, o sea la muerte del rentista, del inversor sin función, no ocurrirá de golpe, sino poco a poco. Un desarrollo que estamos viendo actualmente en Inglaterra y por el cual no hace falta una revolución.

    John Maynard Keynes, The General Theory of Employement, Interest and Money, Chapter 24, II Seite 186

1. La afirmación "...The justification for a moderately high rate of interest has been found hitherto in the necessity of providing a sufficient inducement to save..." se refiere a la teoría clásica / neoclásica. El ahorro en la teoría clásica depende de las preferencias de la gente por un consumo mayor en el futuro envés de un consumo más bajo en el presente. La gente renuncia por lo tanto a algo en el presente, para tener más en el futuro.

Este concepto es discutible por centenares de razones que hemos ya mencionado a lo largo de este manual, pero el problema principal con esta teoría es que no se necesita este ahorro: "But we have shown that the extent of effective saving is necessarily determined by the scale of investment and that the scale of investment is promoted by a low rate of interest, provided that we do not attempt to stimulate it in this way beyond the point which corresponds to full employment." La lógica keynesiana es diametralmente opuesta a la lógica clásica: tipos de interes bajos => más volumen de inversión => aumento de la renta nacional hasta que el ahorro corresponda a la inversión. (Vea arriba). Si se reflexiona sobre ello un poco, se puede igualmente decir, que el "ahorro" clásico es simplemente superfluo en una situación de subempleo y ahorro es simplemente papel impreso, vea arriba.

2. De lo dicho anteriormente se puede sacar la conclusión que "This would not mean that the use of capital instruments would cost almost nothing, but only that the return from them would have to cover little more than their exhaustion by wastage and obsolescence together with some margin to cover risk and the exercise of skill and judgment". En otras palabras, lo que hay que pagar es el trabajo necesario para substituir la máquina una vez gastada y la destreza / formación necesaria para construirla. Si el capital de hecho es dinero, y en la vida práctica es dinero, pierde su valor si deja de ser artificialmente mantenida escasa. Lo que realmente hay que pagar es el trabajo y la formación necesaria para hacer este trabajo.

3. Con lo cual llegamos a la tercera conclusión: "... yet it would mean the euthanasia of the rentier, and, consequently, the euthanasia of the cumulative oppressive power of the capitalist to exploit the scarcity-value of capital..." Si el dinero no es escaso, entonces los que lo poseen, tampoco pueden exigir que se les paga algo por esto. Es la muerte del rentista.

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Anotaciones:

El que ha leído los capítulos anteriores, lo que posiblemente es una buena idea, sabe donde se encuentran informaciones biográficas y también sabe por qué aquí no vamos a dar informaciones de este tipo. ¿Y dónde se encuentra informaciones de este tipo? ¡Exacto!

La obra "Teoría General sobre el Empleo, el Interés y el dinero" apareció en 1936 y ésta presenta una ruptura con todas las tendencias económicas anteriores, Economía clásica / neoclásica, y todos las tendencias que se basan, como el ordoliberalismo, la economía social de mercado, el neo-liberalismo y la escuela austriaca, en estas teorías.

Dicho sea de paso. Keynes no distingue entre economía clásica y economía neoclásica porque ambas comparten los mismos errores y conceptos que refuta. Refuta el concepto del ahorro, del interés y del dinero de la teoría clásica / neoclásica.

Es útil haber leído los capítulos anteriores. Igualmente se les puede leer después. Los capítulos anteriores no presentan la teoría keynesiana de manera sistemática, pero aclaran que no hay que tomar la teoría keynesiana como una receta fija que hay que aplicar de manera mecánica. La teoría keynesiana no se reduce a la afirmación de que el estado tiene

ES        DE

Afirmaciones centrales

El ahorro depende de los ingresos y el tipo de interés se forma en el mercado de dinero. El tipo de interés
tampoco recompensa por un sacrificio, sino es el precio para la liquidez. Tanto más bajo es el tipo de interés, tanto más alto es la preferencia por la liquidez.

El rendimiento marginal monetario depende de la ESPERADA ganancia.

Al contrario de lo que supone la economía clásica el comportamiento raciona a nivel individual no lleva a un comportamiento racional a nivel macro-económico.

Si el tipo de interés que se forma en el mercado de dinero limita las inversiones es pura casualidad
si hay un equilibrio en el mercado de bienes y en el mercado de trabajo.

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