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2.1.2. Medición cardinal de la utilidad

Medición cardinal de la utilidad significa, vaya sorpresa, que se mide la utilidad de manera cardinal, lo que significa en la práctica en dinero. Vamos a dar un breve resúmen de este concepto y de los problemas de este concepto, para que se sepa de qué estamos hablando. De los detalles vamos a hablar más tarde.

Si alguien gasta un dólar para un helado entonces este helado tiene un valor, una utilidad para él de un euro. Obviamente. A no ser así, no lo habría comprado. En un contexto interpersonal el concepto de medir la utilidad con dinero no presenta ningún problema. Si alguien se compra un helado para un dólar envés de comprarse una tableta de chocolate para un dólar podemos deducir que para esta persona el helado tiene más utilidad que una tableta de chocolate. Nada muy complicado hasta ahora.

El problema con la medición cardinal de la utilidad comienza en la comparación interpersonal, o sea entre dos personas. Si dos personas se compran un smartphone para 300 dólares, podemos entonces realmente decir que la utilidad de este smartphone es la misma para las dos personas? Evidentemente no. Si una persona gana 10 000 dólares al mes y no sabe que hacer con su dinero los 300 dólares no son nada para él, porque 300 dólares no son nada para él. Pero para una persona que gana 500 dólares al mes 300 dólares es mucho dinero y el smartphone tiene que tener una gran utilidad para que lo compre. En una comparación interpersonal el concepto es por lo tanto problemático lo que tiene consecuencias, como vamos a ver más tarde, para la deducción de la curva de la demanda a base de la preferencias personales.

El otro concepto, de Vilfredo Pareto, es la medición ordinal de la utilidad. En este concepto se compara directamente el cambio de cosas, sin dinero, porque la utilidad del dinero depende a su vez de la situación personal. Si una persona está dispuesta a dar 4 cigarrillos por 2 patatas la utilidad de un cigarrillo son 2/4 patatas. (Pero dado la utilidad decreciente tasa de sustitución va a cambiar y a partir de un cierto momento dejarán de cambiar.) El concepto de Vilfredo Pareto tiene ninguna relevancia práctica, porque en esta nuestra tierra casi nunca se cambia cosas por cosas.

El concepto de la utilidad decreciente es relevante en algunos conceptos. En Alemania por ejemplo se estableció, ahora prohibido, la mala costumbre de la canilla libre, o sea el consumo de cualquier cantidad de alcohol por una cantidad de dinero fijo. Los taberneros solo pueden ofrecer esto porque saben que incluso en una estado de locura la utilidad es decreciente. (Mejor dicho: En este caso a lo mejor la utilidad no es decreciente, pero después de un litro de ron falta la posibilidad física de continuar con el consumo.)

La rebaja se basa en el mismo concepto. Si se puede comprar tres botellas de cerveza para 6 euro y cuatro botellas para 7,50 euros la utilidad marginal de la cuarta botella es 1,50 euro. (Es por lo menos lo que cree el vendedor de las botellas.) Por el hecho de que la utilidad de las primeras tres botellas era alto, el vendedor podía exigir 2 euros. Pero obviamente la utilidad de la cerveza baja con el consumo y nadie va a pagar tanto dinero por la última botella como por la primera. Si el vendedor quiere vender la cuarta botella tiene que bajar el precio.

Los casos de arriba están todavía en la lógica de la utilidad decreciente. La utilidad baja con el consumo y por lo tanto los precios también tienen que bajar si los vendedores quieren aumentar el volumen de venta. Esta argumentación la encontramos en todos los libros de textos de micro-economía, sin embargo no es el caso típico. La situación real es distinta. Las utilidades en la realidad compiten. Si por ejemplo un queso cuesta 4 euros y brinda un utilidad de 4 entidades y el chorizo cuesta 4,5 euros y brinda también una utilidad de 4 entidades se va a comprar el queso. Pero si el chorizo baja a 3,8 euro se va a comprar el chorizo. Esto no tiene nada que ver con la cantidad consumida. (Igualmente es posible que con el consumo de queso la utilidad de este baja hasta que a partir de un cierto momento el chorizo brinda más utilidad en relación con el dinero gastado, pero en general, dado que de la mayoría de los productos, bicicletas, coches, televisores, computadores etc. consumimos un solo ejemplar la utilidad decreciente no juega ningún papel.)

De ambas argumentaciones, utilidad decreciente o la competencia entre las distintas utilidades se puede deducir la curva decreciente de la demanda. (Aunque la famoso función p = f(x) que encontramos en todos los libros de textos solo vale, en cuanto al individuo se refiere, para el primer caso.)

La curva decreciente de la demanda se basa en estas suposiciones.

  • a) Si se supone que cada individuo demanda más si el precio baja (vea arriba el ejemplo con la cerveza) se puede deducir la demanda macro-económica de las demandas de las curvas de demanda individuales agregándolas.
  • b) Si se supone que la utilidad marginal relativa es decisivo, que la gente compra el producto que más utilidad brinda en relación al precio se puede igualmente agregar la demanda individual a una demanda macro-económica. No cambia nada al transcurso de la curva de la demanda.
  • c) Un caso especial de b) tenemos en productos complementarios. La demanda por tortas de matrimonios no crece si el precio baja, porque faltará el producto complementario de la torta, la esposa.

Si se quiere ser muy preciso no se debe hablar de utilidad marginal sino de utilidad marginal esperada. Por lo menos si se trata de un producto que desconocemos la utilidad marginal puede distar mucho de utilidad que esperábamos. Si la utilidad marginal es más grande de lo que esperábamos incluso puede ocurrir que el precio puede quedarse tal como está o incluso subir sin que dejemos por esto de consumir este producto. (Lo mismo pasa, dicho sea de paso, con productos de los cuales uno puede llegar a ser fácilmente adicto, algo que no ocurre solamente con drogas en el sentido estrecho. Hay también gente que abren una bolsa de patatas fritas y se las comen entera. Pero dejamos al lado de momento estos efectos.) Obviamente el transcurso decreciente de la curva de demanda que encontramos en los libros de texto solo es válido si las preferencias son constantes, la cesta de compra queda igual y los precios de los otros productos no cambian. (Algo a largo plazo poco probable. En Alemania por ejemplo ocurre de momento un cambio. Los coches dejan de ser un símbolo de estatus para los jóvenes y esta generación invierte su dinero más aparatos electrónicos de todo tipo, viajes etc...)

Al contrario de la medición ordinal de la utilidad tipo Pareto o Edgeworth (simplificamos un poco, porque Edgeworth estaba en contra de abstracciones de este tipo y incluso se burlaba de Léon Walras por esto) donde se mide la utilidad "de alguna manera", pero de cualquier forma de manera arbitraria, dado que nadie conoce las tasas de substitución, la medición cardinal tiene una cierta relevancia. La renta del consumidor y del productor no es otra cosa que la utilidad extra que se debe al hecho que en un mercado solo hay un precio.

En la medición ordinal de tipo Pareto se mide la utilidad por relaciones de cambio individuales. Si dos personas tienen patatas y manzanas pero preferencias distintas van a cambiar manzanas por patatas y patatas por manzanas mientra que ambos pueden de esta manera mejorar su posición o sea aumentar la utilidad. Aquel que tiene una preferencia por manzanas cambia patatas por manzanas y aquel que tiene una preferencia por patatas cambia manzanas por patatas. Obviamente. Sin embargo esto no significa necesariamente que van a cambiar hasta que uno se queda con todas las manzanas y el otro con todas las patatas. Suponiendo una utilidad decreciente llegarán a una situación que para ambos la utilidad de la última manzana / patata tiene la misma utilidad que una manzana / patata. Se puede dar a esto la pinta de ser muy científico con un poco de modelización matemática, vea óptimo de Pareto, pero se puede igualmente decir que es tan trivial que no vale la pena de presentarlo en una forma matemática y la conclusión que se saca de esto es igualmente tan trivial como irrelevante.

En un óptimo de Pareto no hay nadie que pueda mejorar su situación sin empeorar la situación de otro. Las dos personas del ejemplo anterior solo cambiarán patatas por manzanas y manzanas por patatas si el cambio conviene a los dos.

Sin embargo el optimo de Pareto contiene también una parte ideológica lo que es más notable en la economía del bienestar que se base sobre los conceptos paretianos, vea Economía del bienestar. Según el optimo paretiano cualquier distribución de la fortuna y de los ingresos puede ser optima la distribución no juega ningún papel en el pensamiento de Pareto. (Un punto de vista que expresa de manera bastante polémica, como vamos a ver más tarde, vea sociología.) El cambio paretiano se va igualmente producirse si una persona tiene tres patatas y tres manzanas y está a punto de morir de hambre y el otro tiene tres mil manzanas y tres mil patatas. En esta lógica una redistribución de la fortuna y de los ingresos es suboptimal porque se mejora la situación del uno a cargo del otro. En la lógica paretiana más vale que las manzanas y patatas se pudren en el sótano.

Dicho sea de paso. Para llegar al optimo paretiano no hace falta mucha teoría. Toda la teoría de la medición ordinal es superflua. Se podría igualmente simplemente decir que cualquier redistribución que mejora la situación de un grupo a cargo de un otro es supoptimal. Sin o con teoría es una mera afirmación.

Repetimos: La medición cardinal, tal que la encontramos en Principles of Economics de Alfred Marshall, mide la utilidad de manera indirecta, o sea en dinero. Pero dado que la utilidad del dinero depende de la cantidad de dinero que uno tiene no se puede agregar las utilidades. No se puede decir que la utilidad es la misma para A y para B si ambos pagan 20 dólares para algo. Si A gana 10 000 dólares al mes y B gana 1000 la pérdida de utilidad al pagar 20 dólares no es la misma para A y para B. Este problema la medición ordinal lo evita comparando directamente. Si A y B cambian tres unidades de la mercancía de A contra dos unidades de la mercancía de B entonces la mercancía de A tiene la misma utilidad medida en la mercancía de B (A = 2/3 B). Si embargo el valor analítico de este concepto, o sea la posibilidad de aplicar este concepto con éxito a problemas concretos es simplemente cero. Cuanto más rápido se borra las teorías paretianas de los planes de estudio universitarios, mejor. Las perspectivas profesionales de los egresados mejoran si se sustituye estos contenidos por cosas relevantes. En este caso la afirmación paretiana es incluso correcta. Al borrar las chorradas paretianas de los planes de estudio nadie pierde algo, pero todos ganan.

Volvamos al concepto de Alfred Marshall y la aplicación de la medición cardinal de la utilidad en un concepto concreto, la renta del consumidor. En un mercado perfecto hay un solo precio, determinado por el productor marginal, o sea aquél productor que dadas las preferencias de los consumidores y los precios que de estas preferencias se desprenden es todavía capaz de producir el producto. (El que no entienda el concepto puede ir a David Ricardo. El concepto es el mismo aunque David Ricardo no vio que puede aplicar su concepto a todos los ramos de la economía.) Este productor marginal no recibe ninguna renta, los otros, más eficaces, sí.

Los distintos consumidores habrían pagado distintos precios y algunos habrían pagado más de lo que deben realmente pagar, dado que solo hay un único precio de mercado. Si agregamos la diferencia entre lo que los distintos consumidores habrían sido dispuestos a pagar y de lo que realmente deben pagar recibimos la renta del consumidor. La renta del consumidor es por lo tanto el "ahorro" de los consumidores.

Si queremos ser exactos tenemos que ver que este "ahorro" no corresponde a un más de utilidad proporcional al dinero ahorrado. Si dos personas han ahorrado ambos 10 dólares por este mecanismo, pero uno gana 10 000 dólares al mes y el otro 100 entonces el ahorro de 20 dólares no corresponde a un más de utilidad proporcional a estos 20 dólares.

La renta de los productores es lo mismo. Por el hecho que es el productor marginal que decide sobre el precio del mercado, dado que este precio tiene que lo suficientemente alto para cubrir los costes de producción del productor más ineficaz, que no recibe ninguna renta, los otros productores no son obligados a vender sus productos a precios más bajos lo que deberían hacer en una situación de competencia. Los productores más eficaces reciben por lo tanto una renta. Se puede simplificar la cosa. Se llama renta cualquier tipo de ingresos que dependen de las circunstancias en general y no de un esfuerzo personal. Algo similar son los windfall profits. Si alguien ha comprado hace cincuenta años un terreno en la costa del sol pagando al campesino que lo poseía con una moto es hoy en día un hombre rico porque las circunstancias, el afluencia de turistas hizo subir el precio de este terreno.

Igualmente se puede decir, si se quiere ver la cosa desde una perspectiva del cálculo comercial, que la renta de productor es la contribución de los beneficios agregados. La curva de la oferta es la agregación de las curvas de los costes marginales individuales y en esta curva no van incluidos los costes fijos. Lo que quedan son los costes variables. La diferencia entre los precios y los costes variables es la contribución de los beneficios.

Digamos que Anna, Luísa y Tomás reciben cuatro euros de dinero de bolsillo. En su vida todavía joven han podido ya desarrollar preferencias claras en cuanto a los dulces se refiere.

Por las entrevistas con las madres realizadas por la empresa Marketing Research por orden de la empresa Haribo se sabe que Anna ya ha gastado 1,50 dólares por una bolsa de ositos de goma, Luisa 1,30 dólares y Tomás nunca más que 1 dólar. En cuanto a Tomás se refiere los ositos de goma compiten con los donuts que igualmente cuestan 1 dólar.

Si Anna y Luisa pueden comprar la bolsa de ositos de goma para 1 dólar porque esto es el precio de mercado tienen que pagar menos de lo que habrían debido pagar y de lo que habría presentado la utilidad real de una bolsa de ositos de goma. La utilidad corresponde a 1,50 dólares (Anna), 1,30 dólares (Luisa) y 1 dólar (Tomás). A no ser así, habrían comprado otra cosa que les habría brindado más utilidad. (Siempre y cuando están perfectamente enterados de todas las alternativas que tienen.)

Los tres juntos reciben por lo tanto una utilidad que corresponde a 3,80 dólares pagando soltando 3 dólares. 0,8 dólares son por lo tanto renta de consumidor. Anna obtiene 50 cent de renta de consumidor, Luisa 30 cent y Tomás ninguna porque solo paga lo que habría pagado de cualquier forma.

La similitud entre la renta de David Ricardo y la renta del productor Alfred Marshall solo la insinúa.

La renta del consumidor Alfred Marshall no la llama consumer rent sino consumer plus y así se llama hasta hoy en día en todos los libros de economía en inglés.

Uno podría preguntarse qué cosa es la renta del consumidor. Si partimos del principio que Anna, Luisa y Tomás habrían pagado juntos 3,80 dólares si hubiesen sido obligados a revelar sus preferencias y que ahora reciben la misma entidad por 3 dólares los 80 cent presentan un más de utilidad. Pero igualmente se podría decir que han "ahorrado" 80 cent. Interpretar los 80 cent como un más de utilidad es, vea arriba, un poco problemático porque la utilidad medida en dinero depende de la cantidad de dinero que se tiene.

Alfred Marshall de cualquier forma lo interpreta como un más de satisfacción, "surplus of satisfaction".

We have already seen that the price which a person pays for a thing can never exceed, and seldom comes up to that which he would be willing to pay rather than go without it: so that the satisfaction which he gets from its purchase generally exceeds that which he gives up in paying away its price; and he thus derives from the purchase a surplus of satisfaction. The excess of the price which he would be willing to pay rather than go without the thing, over that which he actually does pay, is the economic measure of this surplus satisfaction. It may be called consumer's surplus. Hemos visto que el precio que alguien paga por algo no excede nunca y rara vez alcanza el precio que está dispuesto a pagar en vez de renunciar a la compra, de manera que la satisfacción que recibe con la compra excede generalmente aquel a la cual renuncia pagando el precio. Por lo tanto obtiene con la compra un excedente de satisfacción. En la medida que el precio que está dispuesto a pagar envés de renunciar supera el precio que realmente tiene que pagar se trata de un punto de vista económico de un más de satisfacción. Se podría llamarlo renta del consumidor.

Alfred Marshall, Principles of Economics, BOOK III, CHAPTER VI, VALUE AND UTILITY

El concepto de la renta del consumidor / renta del productor se usa sobre todo para analizar los efectos sobre el bienestar de impuestos. Suponemos que se ocurre al estado de introducir un impuesto de prevención de caries, o sea un impuesto sobre todo tipo de dulces de digamos 20 por ciento.

Suponemos que toma la bolsa de ositos de goma. Igual que antes habrían debido pagar 3,80 dolares, pero ahora tienen que pagar 3,60 dólares. La renta del consumidor se habría por lo tanto reducido a 20 cent. (El problema con este tipo de análisis es evidentemente el hecho que solo mira a un mercado determinado de un producto determinado. De otra parte el estado tiene ingresos que puede utilizar para aumentar el bienestar nacional.)

Vamos a analizar más abajo el sector de los taxis. Veremos entonces más claramente para qué sirve el concepto de la renta del consumidor y la renta del productor.

La renta del consumidor / del productor como una escala para medir el efecto de intervenciones estatales es criticable.

(Anotación: El que quiere realmente saber lo que Alfred Marshall dijo, tendrá que leer el original. Cualquier resumen, incluido este, es una simplificación. Parte de los problemas que vamos a discutir en seguida, ya los veía el propio Alfred Marshall. Ampliamente discute por ejemplo el problema que la curva de la demanda es en general desconocida.)

  1. El primer punto se lo podría pasar por alto, dado de cualquier forma nadie cree que los instrumentos de la micro-economía sirven para analizar problemas concretos de la vida real. Las curvas de la demanda son en general desconocidas y una relación entre precio y cantidad muy a menudo ni siquiera existe. Un hogar a un determinado presupuesto. Si el precio de los alimentos sube, probablemente no va de vacaciones, va menos al cine, hace footing envés de ir al gimnasio. Dicho de otra manera, no hay ninguna relación directa entre el precio y la cantidad. En determinados casos puede haber uno, pero no hay ninguna relación estable. Un ejemplo sería por ejemplo el gasto de la gasolina que efectivamente ha bajado de un 29 por ciento entre 1999 y 2008. Igualmente ha habido un cambio en el turismo de ciudades por la bajada de los precios de los billetes. De otra parte una reducción de la IVA impuesta sobre los pañales (en Alemania hay la situación curiosa que se grava los pañales con 19 por ciento, pero la comida de perros con 7 por ciento, un cambio sería por lo tanto sensato) no cambiaría nada en la cantidad de pañales vendidas. Los precios de los alimentos han bajado dramáticamente desde la infancia del autor, en relación con lo que la gente gana, sin embargo nadie como más por eso. Si los alquileres suben, se va a construir más casas, pero la demanda por pisos no se reduce por esto. Sea como sea y aparte del hecho que el transcurso de la curva de la demanda es desconocida, un análisis aislado de la renta del consumidor, si alguien lo hiciese en la práctica, lo que nunca se hace, no lleva en la mayoría de los casos a ninguna parte. Más tarde, al hablar de Schumpeter, vamos a ver que hay a parte de los problemas mencionados otros problemas. Tanto el consumo como la producción no dependen en gran parte de un cálculo preciso que toma en cuenta circunstancias momentáneas, sino se basa en experiencias que solo cambian lentamente.
  2. Que una grabación de las mercancías con un impuesto sobre el volumen de ventas, un arancel o un impuesto del consumo gravan a los ciudadanos es obvio. ¿Pero que quiere decirnos un análisis de este tipo? ¿Qué solo se debe gravar las mercancías cuya elasticidad de precio es cero o sea donde no hay una renta del consumidor? Digamos que Anna, Luísa y Tomás pagan como máximo 1 dólar para una bolsa de ositos de goma y 1 dólar es también el precio de mercado. Entonces pagarían juntos 3 dólares lo que correspondería a la utilidad que atribuyen a los osos de goma. La renta del consumidor es por lo tanto 0. Después del impuesto para la prevención del caries la bolsa cuesta digamos 1,20 dólar. Este precio supera la utilidad que atribuyen a los ositos de goma y por lo tanto no la compran. En otras palabras la bolsa de los ositos de goma estaba al límite, la utilidad de una bolsa de ositos de goma era más o menos el mismo que, por ejemplo, de una bolsa de palitos salados y por lo tanto les da perfectamente igual a Anna, Luisa y Tomás si el estado impone el impuesto para la prevención del caries o no. ¿Pero que nos quiere decir este análisis? ¿Qué solo se deban gravar las mercancías cuya renta de consumidor es cero? ¿Qué solo se debe imponer impuestos que no tienen efectos algunos sobre la rente del consumidor como por ejemplo los impuestos sobre los beneficios (vea efectos de impuestos). Los efectos sobre la renta del consumidor y la renta del productor son irrelevantes. Si la meta de un impuesto no es justamente un cambio en la alocación, lo que es el caso del impuesto sobre el tabaco, bebidas alcohólicas o nuestro impuesto para la prevención del caries, un impuesto debe sobre todo no tener influencia alguna en la alocación, no debe por lo tanto influir en los señales de escasez del mercado. Un arancel sobre el café por ejemplo disminuye los ingresos de los productores de café con el resultado que entonces no tienen el dinero para comprar máquinas alemanas. Un arancel sobre ropa encarece la ropa en Alemania y la gente se ocuparía de cosas que no puede hacer mejor que otra gente y les impediría de hacer cosas que saben hacer mejor que otra gente. (Para dar algunos ejemplos de efectos realmente importantes.)
  3. Los casos típicos en los cuales se usa la renta del consumidor y la renta del productor en los libros de texto, se encuentra este tipo de análisis solo en libros de textos a base de ejemplos teóricos, son impuestos, aranceles, precios mínimos y precios máximos, subvenciones. Pero la mayoría de estos impuestos, sobre todo la IVA, se impone sobre una cantidad de productos si no sobre todos los productos. Para una análisis preciso se debería por lo tanto analizar todos los efectos. Una relación entre el precio de un producto y la cantidad consumida no existe. Si por ejemplo se elimina la IVA todo el mundo tendría 19 por ciento (en Alemania) más en el bolsillo. Pero esto no significa que consumen más de lo productos que consumen actualmente. Es igualmente posible que gastan el dinero en completamente otras cosas.
  4. El análisis a base de la renta del consumidor y de la renta del productor es un análisis aislado. Si el estado impone por ejemplo un impuesto sobre una mercancía la renta del consumidor y del productor se reduce por el mero hecho que se ofrece y se consume menos de este producto. Si se lo consume menos se disminuye también la renta del productor y del consumidor, esto es obvio. Si alguien hubiese pagado por un paquete de cigarrillos 4 dólares que le brindaron una utilizada que corresponde a 4,50 dólares, habría obtenido un renta de consumidor de 50 cent. Si por el impuesto sobre el tabaco el paquete de cigarrillos se encarece a 4,60 euros deja de comprar cigarrillos y pierde por lo tanto la renta del consumidor. Sin embargo invertirá este dinero en otra cosa. Si se compra por ejemplo par sus cuatro euros chocolate que de hecho le brindan una utilidad que corresponde a 4,40 euros (si no existiese cosa más ventajosa compraría algo para sus cuatro euros cuya utilidad corresponde a cuatro euros) entonces la pérdida de la renta del consumidor es solamente 10 cent. El análisis aislado exagera los efectos.

Como ejercicio podemos analizar un problema práctico con el concepto de la renta del consumidor y la renta del productor a pesar de que todas las dudas que acabamos de mencionar.

Para el ejemplo que sigue hay que saber un par de cosas. El análisis se refiere a la industria de los taxis en Alemania. Hay que saber para comprender el ejemplo que sigue que los taxis tiene un precio fijo en Alemania por kilómetro y este precio está fijado por la cooperación de los taxistas y respaldado por el estado. Esto significa, por si acaso usted piensa en hacer vacaciones en Alemania, que puede ponerse de acuerdo con el taxista sobre el precio de un viaje, pero esto está prohibido. (A no ser que usted ha llamado el taxi a su casa.) Este precio está por encima del precio de mercado, o sea del precio de equilibrio lo que obviamente reduce la demanda. En otras palabras, los taxistas hacen menos viajes. Esto reduce la renta del consumidor por dos razones. Primero porque alguna gente simplemente deja de utilizar el taxi y si no lo utilizan, tampoco reciben una renta, esto es obvio. Segundo porque reduce la renta del consumidor en favor de la renta del productor. El taxista gana más a cargo de la renta del consumidor.

Los viajes realizados bajo estas condiciones, menos de lo que sería el caso con un precio de mercado, tienen una renta de productor o un margen de cobertura más elevado. Si tomamos este efecto de manera aislada la renta del productor sube. De otra parte los productores también pierden, porque hay gente que simplemente deja de ir en taxi.

Uno podría preguntarse porque los taxistas no pueden libremente fijar los precios como bien les parece. El argumento es, si es justificado o no es otra cosa, que esto llevaría a un regateo eterno en las paradas de taxi y cantidad de turistas serían engañados. El problema con esta argumentación es que el mismo argumento se podría alegar a cualquier tipo de negocio.

Habiendo el autor durante sus estudios trabajado como taxista sabe que hay una gran tendencia, sobre todo si el viaje es más largo, de negociar el precio libremente. Esto no es legal, pero el precio negociado es en general muy atractivo para el taxista aunque más bajo que el precio fijado. Por un viaje largo el precio fijado por kilómetro sería tan alto que nadie utilizaría el taxi.

Si ahora queremos saber si un precio fijado por encima del precio de equilibrio es una buena o una mala idea tenemos que sustraer y sumar un poco. Es de suponer que la cooperación de los taxistas fija un precio que se asemeja a un precio de monopolio o sea que trata de maximizar las ganancias para el conjunto de los taxistas (que son empresas aisladas). Un precio de monopolio se caracteriza por una reducción de la cantidad ofrecida a un precio elevado. En otras palabras. Lo que el monopolista pierde porque alguna gente no compra sus productos está más que recompensado por el hecho que puede aumentar la renta del productor a cargo de la renta de los consumidores que siguen comprar su producto. Es de suponer que la cooperación de taxistas fijan un precio de monopolio.

Lo que hay que comprender ahora es esto. El precio de equilibrio maximiza la suma de la renta del consumidor y la renta del productor, maximiza por lo tanto el bienestar común. El precio de equilibrio y la cantidad que corresponde maximiza el bienestar común. Pero esto no quiere decir que maximiza también la renta del productor. Un precio por encima de precio de equilibrio tiene varios efectos. Primero reduce tanto la renta del productor como la renta del consumidor por el hecho que se consume y produce menos y obviamente no hay rente de consumidor si no se consume y no hay renta del productor si no se produce, pero en la medida que la renta del productor aumenta a cargo de la renta del consumidor el productor puede recompensar la pérdida por sufrida por la disminución del volumen de venta. (Para ponerlo más simple: Si en una situación de equilibrio el productor puede vender 10 entidades y gana con cada una 3 dolares recibe 30 dolares en total. Si el precio sube solo vende, digamos, 6 entidades pero gana, digamos 6 dolares por cada entidad entonces recibe 36 dolares. Pero la diferencia entre 6 dolares y 3 dolares van a cargo del consumidor que solo habría debido pagar menos en una situación de equilibrio de mercado.) Lo único seguro en este juego es que el monopolista solo mejora su situación a cargo de la renta del consumidor y que el nivel del bienestar común baja. La reducción de la cantidad vendida considerada aisladamente reduce tanto la renta del productor como la renta del consumidor. Esto no va a hacer crecer el bienestar común. Esto es obvio. Igualmente es obvio que un aumento de la renta del productor de la cantidad vendida que queda solo puede resultar de una reducción de la renta del consumidor. De esto se puede deducir fácilmente que la suma de la renta del consumidor y la renta del productor no puede aumentar al subir el precio por encima del precio del equilibrio. Sin embargo la renta del productor puede subir si logra a compensar (más bien dicho más que compensar) la pérdida sufrida por la reducción del volumen de venta por un aumento a cargo de la renta del consumidor. Igualmente es obvio que el juego no funciona eternamente. A partir de un cierto momento la reducción del volumen de venta será tan grande que una re-compensación a cargo de la renta del consumidor no será posible. (El que no lo entiende lo ve más claro si toma un caso extremo. Si el precio es tan alto que simplemente nadie compra el producto, el productor no gana simplemente nada.)

En resumidas cuentas: Monopolios maximizan la renta del productor y no el bienestar común y por lo tanto son prohibidos en casi todos los estados. Podemos por lo tanto distinguir estos efectos al analizar el sector de taxis.

a/ +( Aumento de la renta del productor si el precio está encima del precio de mercado)

b/ - (Pérdida de renta del productor en comparación con un precio de equilibrio porque habrá menos viajes)
c/ - (Pérdida de renta de consumidor en comparación con un precio de equilibrio porque los precios son más altos)
d/ - (Pérdida de renta de consumidor porque la cantidad de viajes disminuye)
= Diferencia al máximo bienestar posible en el caso de un precio de equilibrio

Analizamos un poco lo que esto significa. Si partimos de un precio de equilibrio y se sube el precio la renta del productor sube exactamente por la misma cantidad que el precio del consumidor baja. Si el precio por un kilómetro sube por 20 por cientos el sector de taxi gana exactamente la cantidad que los consumidores pierden.

En resumidas cuentas: Lo que se gana en a/ se pierde en c/. En cuanto a este efecto se refiere el bienestar común no cambia, porque estos dos efectos se igualan.

Decisivo es el segundo aspecto. Si se sube el precio más allá del precio de equilibrio la demanda baja, en otras palabras, hay menos viajes y menos clientes. Con la reducción de la demanda pierden ambos. La renta del consumidor baja y la renta del productor baja porque no hay renta si no se compra ni se produce. b/ y d/ son por lo tanto negativos.

En cuanto al bienestar común se refiere no hay por lo tanto ningún efecto positivo. Lo único que puede ocurrir es que a/ sube más de lo que baja en b/ porque c/ supera a b/, lo que pasa, hasta un cierto grado, en una situación de monopolio.

Una subida de los precios lleva a un aumento de la renta del productor si este efecto no está eliminado por una reacción de la cantidad de elementos vendidos. Si esto es el caso o no depende de la elasticidad de la demanda. Si la demanda es completamente in-elástica, en otras palabras si no se produce un efecto en la cantidad vendida (esto ocurre por ejemplo con drogas) la renta del consumidor aumenta proporcionalmente a la subida del precio porque b/ es cero. Si al contrario el producto es completamente elástico una subida mínima del precio reduce la cantidad vendida a cero (esto puede ocurrir por ejemplo si hay un producto de sustitución perfecto, azúcar de caña <=> azúcar de remolacha). En este caos obviamente la renta del productor es cero porque /a se reduce a cero. Entre estos dos extremos está el precio de monopolio que maximiza la renta del productor.

Dado que debemos que partir del principio, si está suposición es justificada o no no sabemos, que la cooperación de taxis fija el precio de manera que la renta del productor sea máxima, podemos asumir que el efecto a/ supera el efecto b/. El aumento de la renta del productor a cargo de la renta del consumidor supera la pérdida causada por la reducción de la cantidad vendida.

En el caso de un precio prohibitivo, o sea un precio tan alto que nadie compra el producto y la cantidad vendida se reduce a cero, tendríamos esta situación.

a/ En teoría la margen de cobertura sería muy alto, pero lamentablemente nadie usa el taxi a un precio tan alto con el resultado que la diferencia en la renta del productor en comparación con un precio de mercado es negativa

b/ Un precio que supera el precio de equilibrio siempre tiene como efecto que el volumen de venta es reducido. Pero si el precio es prohibitivo, no hay simplemente nadie que utiliza el taxi.
c/ En este caso tampoco se puede decir que la renta del consumidor disminuye en favor de la renta del productor. En teoría los precios suben en favor de la renta del productor y a cargo de la renta del consumidor. Si alguien usara un taxi, lo que no es el caso. Ambas rentas son simplemente cero.
d/ Como en el caso anterior la renta del consumidor disminuye porque hay menos personas que usan el taxi. Pero en este caso concreto disminuye mucho, porque simplemente nadie va en taxi.

El precio de equilibrio es por lo tanto un precio optima en el sentido de Pareto. No es posible de mejorar la situación de un grupo (el de los productores) sin empeorar la situación del otro grupo (el de los consumidores).

Si queremos ser muy exactos, lo que dado que se trata en cuanto a la teoría paretiana se refiere de una completa chorrada desde el principio hasta el fin, esta afirmación que encontramos de vez en cuando en los libros de texto de economía es incluso errónea si nos quedamos en la lógica de Pareto. Lo que se compara son utilidades medidas en dinero, pero si los consumidores son superricos y los productores muy pobres, o al revés, no las rentas no corresponden a utilidades. No se puede decir que el bienestar al nivel común queda igual si los consumidores pierden tres entidades de renta y los productores ganan tres, porque se compara dos cosas muy distintas. Probablemente a los consumidores les habría importado bien poco si los precios de los taxis suben, pero esta subida habría significado un aumento de utilidad enorme para los productores. (O al revés.)

Desde un punto de vista meramente cardinal la cosa es simple. Mientras que el aumento de la renta del productor sube al subir el precio, a cargo de la renta del consumidor, tanto que supera la disminución de la renta del productor causado por la reducción del volumen de venta, conviene al sector de taxi de subir el precio.

Obviamente también puede producirse lo contrario. Es perfectamente posible, y esto es lo que el autor cree, que bajar el precio por kilómetro, partiendo de una situación que este está encima del precio de equilibrio (describimos la situación el Alemania), el aumento de la renta del productor causado por un aumento del volumen de venta, el efecto b/ es mayor que el la disminución de la renta del productor por el efecto a/.

Supone el autor que el precio es demasiado alto por un hecho muy simple. Un 80 por ciento, es así por lo menos en Alemania y en el tiempo que el autor trabajaba de taxista, los taxistas simplemente esperan y no ganan absolutamente nada. Si los taxis pudiesen servir competitivos, en comparación con el transporte público, a partir del momento que tres personas se comparten un taxi llevando la gente hasta la puerta de su casa o exactamente al sitio donde quieren irse, serían repletos y los tiempos de espera serían reducidos a cero. Significa, si partimos de la situación en Alemania que muy probablemente es la misma en la mayoría de los países, que hiciesen cinco veces más de viajes a mitad de precio lo que corresponde a su vez más o menos a una duplicación del volumen de ventas. Incluso si sacamos de esto los gastos, más gasolina etc., sería más atractivo para los taxistas que el sistema actual.

(En París hacen algo más absurdo todavía. Ahí se paga un suplemento de tres euros cuando hay cuatro pasajeros. Con esto los taxis garantizan de que nunca podrán competir con el transporte público. En Berlín es a partir de cinco personas.)

Aparte de esto sería también positivo para el ambiente. A precios tan bajos habrá más gente que formarían grupos para ir al trabajo y dejarían su coche propio en casa y un taxi tiene más posibilidades de utilizar la tecnología más avanzada y por lo tanto la mejor para el ambiente porque son más rápidamente sustituidos por nuevos coches.

El sistema actual, y será similar en todas partes del mundo, es una contradicción. Se mezcla dos cosas que no se puede mezclar: Precio de monopolio y polipolio. El monopolio es UNA SOLA EMPRESA y para esta empresa es económicamente sensato de fijar un precio de monopolio. Pero si se fija un precio de monopolio en un polipolio, la cooperación de taxistas es una cooperación de muchas empresas aisladas, el resultado es absurdo.

Si se quiere fijar un precio de monopolio entonces más vale de transformar el sector de los taxis en una cooperativa. Cada taxista trabaja entonces 8 horas y recibe un sueldo fijo. La oferta sería la misma, para el usuario no cambiaría nada, pero los taxistas, aquellos que lo hacen como empleo pleno, no trabajarían 15 horas al día seis veces por semana sino 8 horas al día cinco días la semana y el sueldo sería el mismo.

Para la empresa aislada es atractivo de tener todos sus coches en la calle, sobre todo, como suele ser, el conductor está pagado únicamente a base del volumen de venta. De esta manera siempre recibe su parte de la torta a pesar de que no hay ningún mejoramiento en la oferta. Lo único que pasa es que hay más taxis esperando con conductores que se aburren. La demanda podría ser, a este precio de monopolio, igualmente satisfecha con la mitad de taxis.

Hay cantidad de argumentos contra precios libres que todos juntos no convencen. El argumento que precios libres llevarían a una competitividad destructiva no convence en absoluto, porque esta competitividad existe en todos los sectores y es el motor de una economía de mercado,vea homo oeconomicus. Muy al contrario es de suponer que la gama de ofertas aumentaría si se dejase la gente actuar como empresarios. Pueden ofrecer por ejemplo a las empresas de llevar sus trabajadores a sus puesto de trabajo y en regiones más apartadas, donde no hay transporte público, pueden establecer líneas fijas. Para dar un par de ejemplos. Es difícil de ver porque en este sector la competitividad es considerado como algo destructivo cuando es altamente deseado en el resto de la economía.

El segundo argumento es que habrá un gran regateo en las paradas de taxi y que los taxistas engañaran a la gente. Este problema se puede resolver de muchas maneras distintas. Primero se puede distinguir los taxis en cuatro grupos, negro, rojo, amarillo y blanco, indicando con un circulo en el color correspondiente pegado sobre el capo a qué grupo pertenecen y cada grupo tendrá su precio correspondiente. Los clientes entonces pueden elegir si quieren un taxi de lujo con un vistoso circulo blanco o uno barato con un circulo negro. Los precios correspondientes serían indicados en la misma parada. Cuando el viaje es más largo que 20 km los precios son completamente libres. Es un sistema simple que entendería cualquier turista.

Otra solución, más simple, sería de fijar un precio y este precio es válido si no ha habido regateo. Si un turista tiene ganas de regatear, lo puede hacer, si no, paga el precio fijado.

El que tiene un problema es haciendas. De momento pueden deducir de la cantidad de kilómetros realizados más o menos cuanto debería ser el volumen de venta. Esto no sería posible si los precios son libres. Pero esto tampoco es un fenómeno excepcional. Pasa lo mismo en muchos sectores de la economía.

Preciso mínimos encima del precio de mercado encontramos rara vez en la vida real, al menos en economías de mercado libre. Encontramos este escenario en cualquier libro de texto sobre micro-economía, pero el mero hecho que aparece en estos libros no significa que sea un fenómeno relevante en la vida real. El sector de los taxis es una excepción.

De hecho la cosa es bastante simple. La meta del polipolio es encontrar el precio justo y este precio tiene que cubrir al menos todos los costes. Pero si se fija este precio el precio no puede tener esta función de señal, mejor dicho se podrán mantener cantidad de empresas que no son eficaces y la compulsión de producir de la manera más eficaz disminuye.

Los problemas del sector agrario, un problema relevante en Europa, tampoco se puede resolver con precios encima del equilibrio de mercado y incluso los efectos de una política que fija los precios por encima de los precios de equilibrio para la mantequilla, vino, trigo, carne, azúcar pueden ser devastadoras. Sería mejor de comprar el azúcar a precios más bajos de Sudamérica envés de imponer un arancel sobre el azúcar no europeo. Si los agricultores en Sudamérica tienen dinero, pueden comprar productos europeos, pero si se les impide de exportar su azúcar no pueden comprar nada. Para dar un ejemplo.

Si se quiere mantener artificialmente una agricultura eficaz por otras razones, para ser independiente en caso de crisis por ejemplo, más vale permitir a los agricultores de formar carteles envés de subvencionar los productos agrícolas para mantenerlos a un precio superior del equilibrio de mercado. (Esto es lo que efectivamente se hace en Europa. Venden sus productos más o menos a unos precios de mercado, pero con la subvención reciben un precio para sus productos superior al precio de mercado. Los productores extranjeros se impide a exportar imponiendo un arancel que hace subir el precio.)

Cualquier otra cosa lleva a burocracias gigantescas.

En cuanto al sector de taxi se refiere es un juego de suma cero entre las distintas empresas de taxi. Dado que el precio y por lo tanto la cantidad de viajes es fija un aumento del volumen de ventas de una empresa siempre va a cargo de otra empresa. Para el empresario aislado siempre es útil de tener todos sus taxis en la calle, sobre todo si el pago depende enteramente del volumen de ventas, como suele ser el caso, y no paga un sueldo fijo por hora.

Esto puede ser positivo para la sociedad en su conjunto porque el sector de taxis crea muchos trabajos, a pesar de que son muy mal pagado y reduce por lo tanto los gastos de la asistencia social que pagan todos los taxistas porque los taxistas superfluos son pagados por los taxistas necesarios para satisfacer la demanda. Pero el bienestar común de la sociedad no sube ni un solo euro, dolar, peso o lo que sea. Lo que se ahorra en la asistencia social lo pagan los taxistas subvencionando sus colegas superfluos.

Un análisis aislado, como el de arriba, sobrestima la pérdida de renta de consumo. La gente que deja de utilizar un taxi por los precios elevados no pierde su renta de consumo, porque el dinero ahorrado por no utilizar el taxi lo pueden gastar en otras cosas. Lo que realmente pierden es la diferencia entre la utilidad que les habría brindado el viaje en taxi y la utilidad que les brinda el uso alternativo de este dinero. Esta, al menos teóricamente, claro que el uso del taxi les habría brindado la utilidad máxima para esta cantidad de dinero. Al no ser así, lo hubiesen gastado de otra manera. Si no lo gastan en taxis, lo van a gastar en la segunda opción que tienen y solo la diferencia entre la primera y la segunda opción es la pérdida de renta de consumo.

Se puede aplicar un análisis similar a él de arriba también a aranceles, impuestos sobre el consumo de un determinado producto, por ejemplo sobre el tabaco o el alcohol, o un impuesto sobre el volumen de venta como la IVA. Encontramos centenares de análisis de este tipo en cualquier libro de texto sobre micro-economía.

En cuanto se refiere a los efectos b/ y d/ no hay diferencia alguna. Si la gente deja de consumir el producto porque el impuesto hace aumentar el precio entonces no hay renta de consumidor ni renta de productor, esto es obvio.

Sin embargo hay una gran diferencia en cuando se refiere a a/ y c/. En el caso de que un monopolio fija un precio encima del precio de equilibrio la renta del productor aumenta a cargo de la renta de la renta del productor. En el caso de un impuesto la situación es distinta.

Se reduce tanto la renta del productor como la renta del consumidor A FAVOR DEL ESTADO. Dicho de otra manera, solo los consumidores que hubiesen pagado incluso más que el nuevo precio, el que se establece después de la grabación, reciben todavía una renta. Reciben como renta la diferencia entre el nuevo precio y el precio que hubiesen pagado. (Los otros, que solo hubiesen pagado menos que el precio de equilibrio y el impuesto no reciben ninguna renta, porque no lo compran.) Pero en este caso es el estado que recibe la renta de los consumidores y no el productor.

El caso de la renta del productor es similar. Hay una parte de esta renta, b/ que no recibe nadie, porque se reduce la cantidad vendida. Aparte de esto solo los productores que hubiesen ya vendido a un precio inferior al precio con impuesto reciben una renta. Pagan al estado la cantidad de elementos vendidos multiplicado por el impuesto para cada entidad. Lo que queda reciben como renta.

Esta renta perdida se denomina en los libros de textos como disminución del bienestar lo que es obviamente erróneo, porque a esta reducción corresponde un aumento del bienestar si el estado gasta este dinero.

Si queremos ser precisos los efectos sobre la renta del consumidor / renta del productor es más bien una redistribución de los ingresos. El efecto sobre la utilidad a nivel de la sociedad lo tenemos solamente en la medida que la gente no puede consumir las cosas que le habrían brindado el máximo de utilidad. Si alguien tiene por ejemplo 1 dólar y la mejor cosa que puede hacer con este dolar es comprarse una tableta de chocolate comprar este chocolate le brinda el máximo de utilidad. Si el estado ahora impone un impuesto va a comprar el segundo producto que más utilidad brinda, por ejemplo una bolsa de patatas fritas. Lo que realmente pierde en utilidad es la diferencia entre la utilidad que le habría brindado la tableta de chocolate y la utilidad que le brinda la bolsa de patatas fritas.

Si queremos ser un poco realista incluso podemos dudar que siempre hay una pérdida de utilidad a nivel macro-económico. En el caso de un impuesto la renta del consumidor la recibe el estado. Si el estado toma este dinero y la invierte por ejemplo en la formación de refugiados, para hablar de un problema muy concreto en el año 2014, entonces incluso la utilidad sube al nivel macro-económico. Envés de que un tío que de hecho no nota ninguna diferencia entre una botella de vino para 15 dólares y una para 4 dólares ahora se invierte el dinero en algo útil.

Si queremos ser exactos, deberíamos distinguir, en el caso de un impuesto, de dos efectos. El primer efecto resulta de b/ y c/, o sea del hecho que el producto que hasta ahora ha brindado el máximo de utilidad para una cantidad de dinero determinada deja de ser el más atractivo y la gente tiene que comprar la segunda alternativa. Lo que pierden es la diferencia en utilidad entre estos dos productos.
En cuanto se refiere a a/ y c/ o sea las rentas que van al estado, la diferencia es, a nivel macro-económico, la diferencia entre la utilidad que brinda el gasto de este dinero por el estado y la utilidad que brinda si este dinero es gastado por entes privadas.

El ejemplo más relevante para un precio fijado por el estado por encima del precio de equilibrio es el salario mínimo que existe en muchos países y que este año también se va a introducir en Alemania. (En lo que sigue aceptamos la teoría neoclásica, por el mero fin del análisis, que el sueldo corresponde al rendimiento marginal monetario del trabajo. Que esta teoría no convence mucho lo hemos discutido ya, vea David Ricardo.)

Se usa rara vez los instrumentos de la renta del consumidor y de la renta del productor para el análisis del mercado de trabajo. Si se hace hay que comprender una cosa. Los productores de trabajo son la gente que trabaja o sea los obreros. Los demandantes de trabajo son los empresarios.

Si el sueldo es fijado por el estado tiene que serlo por encima de sueldo de equilibrio, esto es obvio, porque a no ser así no tendría efecto alguno, al menos si nos quedamos en la lógica de economía neoclásica.

(Repetimos: La lógica que el sueldo corresponde al rendimientos marginal monetario del trabajo es solo correcto en cuanto se refiere al máximo que un empresario va a pagar. Obviamente no va a pagar 9 dólares si el rendimiento marginal monetario es solo 8 dólares, porque entonces pierde dinero. Pero si la cantidad de personas que deben trabajar es abundante, lo que suele ocurrir en los sectores que exigen poca o ninguna formación, servicios de limpieza y otros trabajos poco cualificados, entonces no hay ninguna razón para pagar menos. En este caso un sueldo mínimo tiene sentido, si se logra a subirlo de esta manera al rendimiento marginal monetario. En lo siguiente partimos de la lógica neoclásica que supone que siempre se paga el rendimiento marginal monetario del trabajo lo que obviamente, si miramos un poco por la ventana, no es el caso. Los hoteles por ejemplo pagarían más por el servicio de limpieza si fuesen obligados y la cantidad de obreros tampoco disminuiría. Tienen que limpiar una determinada cantidad de cuartos, sábanas, ventanas etc. y pagarían más si están obligados de hacerlo a cargo de sus ganancias. En este caso es una redistribución. Por lo menos si ganan algo.)

La lógica es por lo tanto similar a la que hemos visto antes. Lo único que hay que entender es que la renta del productor la reciben los OBREROS. (A no ser así con un precio encima del precio de equilibrio los ingresos de los obreros disminuirían, porque la renta de los consumidores disminuye en esta situación.) La renta de los consumidores la reciben las empresas.

a/ +(Aumento de renta de productor a causa del precio encima del precio de equilibrio)

b/ - (Perdida de renta de productor porque algunos obreros no serán empleados)
c/ - (Perdida de renta de consumidor porque las empresas tienen que pagar más que el precio de equilibrio)
d/ - (Perdida de renta del consumidor porque algunos empresarios simplemente dejan de demandar trabajo)
= Diferencia al máximo bienestar social en comparación con un precio / sueldo de equilibrio

El resultado es, si seguimos en la lógica de la economía clásica, lo que no tenemos la intención de hacer, irremediablemente cero. El efecto a/ va enteramente compensado por el efecto c/ y b/ y d/ son negativos de cualquier forma.

(En lo que sigue vamos a hablar simplemente de obreros, a pesar de que esta noción tiene poco que ver con la realidad social en estados desarrollados, en vez de ofrecedores de trabajo porque esta noción es ambigua. Los obreros reciben la renta del productor, las empresas la renta del consumidor.)

Lo que esto significa concretamente depende del transcurso de la curva de la oferta. Si los obreros son completamente "impotentes", si vivimos por lo tanto en un mundo ricardiana, y ofrecen trabajo a cualquier precio en cualquier cantidad la renta de productor aumentará.

Para ponerlo simple: La basura por ejemplo tiene que ser removida, inexorablemente. Es una cantidad fija y para removerla se necesita un determinada cantidad de trabajo. Este trabajo de otra parte no es cualificado, cualquiera lo puede hacer. En esta situación los empresarios no ven ninguna necesidad de pagar más de lo estrictamente necesario, pero pagarían más si son obligados de hacerlo. Un sueldo mínimo subiría en este caso la renta del productor, porque tanto a los hogares como a las empresas no queda otra cosa que pagar más. En este caso tenemos una oferta de trabajo completamente elástica. Esto quiere decir que hay una cantidad infinita para un determinado sueldo. Los obreros en este sector no tienen ningún poder, a no ser que sean organizados en sindicatos, y tienen que por lo tanto aceptar lo que se les ofrece. De otra parte la demanda es completamente in-elástica. Significa que los hogares necesitan este servicio a cualquier precio y por lo tanto un salario mínimo subiría el sueldo. Esto caso es, lo admitimos, un caso extremo que tenemos muy rara vez en la vida real. (En Alemania, dicho sea de paso, no lo tenemos, porque la eliminación de desechos la hace la comunidad y esta paga sueldos según las tarifas de la comunidad respectiva, pero si queremos, estas tarifas son un sueldo mínimo.)

Si tomamos los peluqueros la situación es un poco distinta. El trabajo de un peluquero requiere una cierta cualificación, sin embargo hay, por lo menos en Alemania, más personas que pueden hacer este trabajo de lo que realmente se necesita con el resultado que las empresas solo deben pagar unos sueldos muy bajos. De otra parte la demanda por este servicio no es completamente in-elástico. Si los precios para los servicios de los peluqueros suben, menos gente se va cortar el pelo. Lo hacen menos a menudo, lo dejan hacer por amigos más o menos calificados, se lo cortan ellos mismos etc.. En este caso serán eliminado un par de puestos de trabajo al fijar el sueldo mínimo a un nivel superior al precio de mercado.

Sin embargo la discusión es más compleja y hay que preguntarse lo que se quiere maximizar. La cantidad de puestos de trabajo o la suma de los sueldos. Son dos cosas muy distintas. Se puede emplear 10 obreros y cada uno gana 6 euros, o sea 60 euros en total, o 8 obreros y cada uno gana 8 euros, lo que corresponde a 64 euros.

Lo que realmente sucede depende de la elasticidad de la curva de demanda y de la curva de la oferta. Si la curva de la demanda es muy elástica, o sea cuando hay un fuerte efecto sobre la demanda de un producto / servicio al subir el precio, es muy probable que el efecto positivo de a/, la renta de productor sube a cargo de lo que tienen que pagar los consumidores y a cargo de la renta de consumidor es menos fuerte que el efecto b/, o sea la pérdida de renta de productor por el hecho que habrá menos trabajo.

Por último hay un efecto descuidado por el instrumento de la rentas. En el centro de los debates sobre el salario mínimo, está la pregunta si elimina puestos de trabajo o no. Es de suponer que se debería distinguir entre efectos a corto plazo y efectos a largo plazo. Los propietarios de las casas por ejemplo no van a reducir el alquiler si, por ejemplo, una peluquería abandona por no poder pagar el alquiler cuando los sueldos de su obreros suben. A largo plazo, sobre todo si muchos negocios abandonan, tendrán que bajar el alquiler. Entonces serán los propietarios de las casas que pagan la renta del productor. Similares efectos pueden ocurrir con otros gastos y sobre todo con el capital, que de hecho es dinero. Vamos a volver sobre el tema al hablar de Keynes.

La economía clásica sugiere que los precios de los distintos factores productivos son el mero resultado de su rendimiento y niega que son el resultado de poder. De hecho los factores productivos menos escasos, en comparación con la demanda, son los más impotentes. La remuneración no es por lo tanto una cuestión de rendimiento, sino de poder.

A partir del momento que la demanda es fija, recogida de basura por razones obvias, o viajes en taxi, dado la fijación de los precios, o la utilidad marginal baja a niveles imperceptibles con el aumento de la oferta, peluqueros es una cuestión de distribución entre la renta del consumidor y la renta del productor. A nivel macro-económico no cambia nada. Lo que ganan los unos pierden los otros.

En estos casos una fijación del sueldo mínimo encima del precio de equilibrio, que en este caso está determinado por el poder y no por el rendimiento marginal, no llevaría a ninguna reducción del bienestar nacional, sería simplemente una redistribución, dado que el nivel de producción no cambiaría en absoluto.

La lógica que se tiene por lo tanto en Alemania que hay que subvencionar los obreros que no pueden vivir de su trabajo porque al menos ganan una parte de lo que necesitan con su trabajo propio es por lo tanto errónea. El resultado es que con esta subvención NADIE en este sector puede vivir de su trabajo porque el excedente de la oferta reduce el sueldo a niveles que no bastan para vivir. Si subvenciona, para dar un ejemplo, un conductor de taxi, este reduce el sueldo de todos los otros que después a su vez necesitarán una subvención.

Si el estado asegura la subsistencia a través de transferencias sociales a algunos pocos para que dejen de trabajar o a todos un poco porque el sueldo es demasiado bajo da lo mismo. Sin embargo en el primer caso la gente tiene la posibilidad de cualificarse para otro trabajo, mientras que en el segundo caso se quedan eternamente en un sector improductivo (dado que la demanda es restringida o un aumento de la oferta no aumenta la utilidad a nivel macro-económico).

De hecho esto este modelo alemán, a pesar de que suena muy plausible a primera vista, no es muy exitoso en la práctica. La idea es que al subvencionar el trabajo el estado tiene que pagar menos que si este puesto de trabajo no existiese en absoluto, porque en este caso el obrero dependería completamente de la asistencia social. Lo que se produce en la práctica es algo muy distinto. En la competitividad gana aquel empresario que encuentra más obreros dispuesto de pedir la subvención al sueldo. Significa: Los empresarios ya calculan con este subvención con el resultado que finalmente todos trabajan con sueldos subvencionados.

En resumidas cuentas: En el caso de que un sueldo que no basta para sobrevivir no el resultado del rendimiento marginal monetario demasiado bajo sino del poder un sueldo mínimo es útil. Es igualmente útil si el aumento de la utilidad macro-económica al aumentar la oferta es mínima. Es incluso aceptable que algunas empresas se van entonces en quiebra si el estado logra por una política keynesiana de sustituir trabajos inútiles por trabajos útiles. Admitimos que esto siempre presenta un reto para una burocracia, pero sería lo más sensato.

Si queremos ser muy precisos la curva de la demanda describe la utilidad evaluada en dinero, sin embargo solo en relación a una persona determinada.

The price will measure the marginal utility of the commodity to each purchaser individually: we cannot speak of price as measuring marginal utility in general, because the wants and circumstances of different people are different. El precio mide la utilidad marginal de una mercancía individualmente en relación a un comprador determinado. No podemos decir que el precio mide la utilidad en general, porque las necesidades y las circunstancias de los hombres son distintos.

Alfred Marshall, Principles of Economics, BOOK III, CHAPTER III, GRADATIONS OF CONSUMERS' DEMAND

Para entender esto hay que comprender como se deduce la curva de la demanda. Si alguien gasta un dólar para un plátano es obvio que tiene para él la utilidad que corresponde a un dólar, a no ser así se habría comprado otra cosa, por ejemplo una manzana.

Pero el mero hecho que dos personas pagan un dólar para un plátano no significa que el plátano les brinda la misma utilidad, porque el dolar ya puede tener una utilidad muy distinta para cada uno de ellos y seguramente no tiene la misma utilidad para un millonario que para una persona que a duras penas sobrevive. El millonario compra el plátano para dar de comer a un mono y el jornalero la compra para sobrevivir.


La parte opuesta, o sea la renta de productor es, dicho sea de paso, otra cosa. Esta es objetiva, porque los costes marginales son objetivos. La única excepción es la curva de la oferta de trabajo. Esta presenta, en la economía neoclásica, la preferencia para el tiempo libre o sea al subir el sueldo hay más gente que prefieren trabajar envés de tener tiempo libre.

Pero si volvamos a la realidad de la vida las ventajas de la medición ordinal de la utilidad de tipo Pareto en relación con la medición cardinal de Alfred Marshall son pocas y se trata de un debate bastante escolástico.

Si tenemos tres personas, una que gana un millón de dólares al año, una que gana 100 000 dólares al año y una que gana 1000 dólares al año vemos inmediatamente que para 1 primero un billete de un dólar tiene precisamente el mismo valor que papel imprimido y para el último es mucho dinero. La utilidad de 1 dólar para el primero es cero y para el último es mucha.

Pero si volvemos a la tierra y a la vida de todos los días de hecho para cualquier tipo de análisis nos basta la medición cardinal.

In large markets, then—where rich and poor, old and young, men and women, persons of all varieties of tastes, temperaments and occupations are mingled together,—the peculiarities in the wants of individuals will compensate one another in a comparatively regular gradation of total demand. Every fall, however slight in the price of a commodity in general use, will, other things being equal, increase the total sales of it; just as an unhealthy autumn increases the mortality of a large town, though many persons are uninjured by it. And therefore if we had the requisite knowledge, we could make a list of prices at which each amount of it could find purchasers in a given place during, say, a year. En mercados grandes donde están mezclados ricos y pobres, jóvenes y viejos, hombres y mujeres y gente de diferentes gustos y temperamentos las peculiaridades y necesidades se compensan en una mostrarán una graduación regular. Cada reducción, tan pequeña que sea del precio de una mercancía llevará, si no hay otros cambios, a un aumento de la venta, al igual que un otoño insalubre hace subir la tasa de mortalidad, a pesar de que no todas las personas son concernidas. Por lo tanto podemos, si disponemos de los conocimientos necesarios sobre ello, hacer una lista de combinaciones de precio / cantidades por la cual cada cantidad respectiva puede ser vendida en un determinado lugar.

Alfred Marshall, Principles of Economics, BOOK III, CHAPTER III, GRADATIONS OF CONSUMERS' DEMAND

En resumidas cuentas: Para deducir la curva de la demanda nos basta la ley de la utilidad marginal. (Dejamos al lado los casos mencionados antes. Hay productos / servicios de los cuales se necesita una cantidad determinada a cualquier precio, sin que haya productos / servicios de substitución, por ejemplo la recogida de desechos. En este caso pagamos un determinado precio para una determinada cantidad.) Al misionario da perfectamente igual si el precio de la gasolina sube de 1 euro a 1,70 euro, mientras que para la cuidadora de ancianos autónomo que tiene que ir a la casa de sus cliente esta subida presenta una pérdida grande de utilidad, no podemos por lo tanto comparar los 0,70 euros que el millonario gasta con los 0,70 euros que gasta la cuidadora de ancianos, pero desde un punto de vista estadístico la ley que la cantidad vendida aumento con una reducción del precio sigue válida.

Solo en el caso que una mercancía, dentro de límites realistas, es tan barato que el consumo es independiente del precio, lo que por ejemplo es el caso del sal, la cantidad es independiente del precio. El lector de estas líneas por ejemplo no sabe cuanto cuesta el sal porque no le importa. (En el caso de que la curiosidad de alguien fue despertada. El kilo cuesta algo como 0,60 euros.)

Se puede analizar con este instrumento igualmente el efecto de un monopolio o la ventaja de un polipolio. En un polipolio la suma de la renta de consumidor y la renta de productor es máxima. Cualquier precio encima del precio de equilibrio reduce la suma de la renta. Vea arriba.

Se puede cuestionar si la relaciones que se quiere analizar con la renta de consumidor / renta de productor no se podría analizar de manera más "intuitiva" con otros instrumentos y si otro tipo de análisis no sería más idóneo para destacar los aspectos relevantes de un problema.

Se podría uno incluso preguntarse si no se corre el riesgo de un estrechamiento de la perspectiva. (Un riesgo que siempre se corre cuando se modeliza algo de una manera determinada.)

El análisis se restringe al mercado de un solo producto / servicio y en los libros de texto sobre economía siempre se trata de ejemplos hipotéticos: "Analiza el efecto de un precio encima del precio de equilibrio", "Analiza el efecto de una subvención", "Analiza el efecto de un impuesto", "Analiza el efecto de un precio máximo por debajo del precio de equilibrio" etc. etc..


Si se aplica el instrumento de la renta de productor / renta de consumidor por ejemplo al impuesto de tabaco se llegará obviamente a la conclusión que este impuesto reduce la renta. El problema es que el legislador lo ve exactamente al revés. En la reducción del consumo del tabaco ve un aumento del bienestar social.

El argumento que el salario mínimo reduce el bienestar social no puede convencer, porque esto solo vale de desde un punto de vista aislado, porque de hecho hay un sueldo tan bajo que no garantiza la subsistencia tiene cantidad de efectos secundarios, en Alemania por ejemplo el efecto que esta gente tiene que recibir una asistencia social a pesar de que trabajan.

Sin embargo se podría discutir si es el estado que tiene que fijar este salario mínimo. En el caso de que se trata de un producto / servicio absolutamente necesario, pero que puede ser producido / brindado por cualquiera tenemos muy a menudo el efecto que los sueldos son bajos, porque los obreros son mal organizados. En este caso, como en el resto de la economía, deberían ser los sindicatos que deberían imponer un sueldo más alto a través de los métodos que se conoce, huelga y otros tipos de presiones.

En el caso que efectivamente se puede aumentar la venta por una reducción del precio se tendría que preguntar porque es justamente el salario que tiene que realizar la adaptación. Por qué no el alquiler o el capital, que de hecho es papel imprimido.

Aparte de esto el argumento que se la oferta de trabajo se disminuye al subir el salario más allá de salario de equilibrio no convence mucho, si esta creación del trabajo va a cargo de los trabajadores de este sector. Se crea estos trabajos por el mero hecho que una determinada suma de sueldos está distribuido por una mayor cantidad de personas. Esta gente podría legítimamente, esto es muy normal en una economía de mercado, pasar el problema a la sociedad entera.

Lo mismo vale para el análisis de los efectos de un monopolio a través de las rentas. Se trata de un problema general. Cuando con un instrumento de análisis no se puede analizar los puntos centrales de un problema la gente tendrá la impresión que el instrumento es irrelevante y la economía corre el riesgo de pasar por algo irrelevante.

La disminución de la renta en un monopolio es sin duda alguna un aspecto interesante, se lo puede mencionar. Sin embargo un análisis intuitivo llega muy a menudo a otros resultados. Crucial para la evaluación de un monopolio no es el hecho que la suma de la renta del consumidor y del productor sea inferior en comparación al polipolio.

Lo que el usuario interesa es la pregunta muy simple si el monopolio le conviene o no. Microsoft por ejemplo tiene sin duda alguna un monopolio, pero esto no molesta a nadie, tiene incluso cantidad de efectos positivos. Nadie quiere aprender cada vez que se compra una nueva computadora el manejo de un nuevo sistema operativo y ningún programador está fascinado por la idea de tener que programar para varios sistemas operativos. Esta situación, dicho sea de paso, la tuvimos al principio del Internet. Cada browser presentaba la página de manera distinta y los programadores de páginas web tenían que hacer cantidad de esfuerzos para que su página funcionase con cualquier tipo de browser.

¿Qué es lo que queremos decir? Queremos decir que instrumentos que sirven para analizar ciertas tendencias generales no sirven muy a menudo para analizar casos determinados y que muy a menudo los instrumentos de análisis no reflejan los aspectos relevantes ni las circunstancias individuales.

Usted encuentra en cualquier libro de texto sobre micro-economía lo dicho aquí de manera más formalizada lo que significa sobre todo que se gasta más tiempo en decir lo mismo que decimos aquí. Esto no nos sirve. No nos sirve de presentar de manera difusa una idea relativamente simple. Pero lo que nos sirve es presentar una idea general de la manera más simple posible y después analizar problemas concretos tomando en cuenta los aspectos relevantes y las circunstancias individuales de un problema.

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Anotaciones:

ES        DE

Disminución por precios mínimos / máximos, aranceles, impuestos subvenciones del bienestar común.

La medición cardinal de la utilidad evalúa la utilidad en dinero. Esto no es completamente correcto, pero en el promedio estadístico las diferencias se igualan.

El concepto de la renta se basa en una medición cardinal.

En el precio de equilibrio la suma de la renta del productor y la renta del consumidor es máxima.

La renta del productor se basa sobre hechos objetivos y puede ser agregada.

Un análisis aislado con las rentas descuida aspectos relevantes y circunstancias individuales.

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