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1.1.11 Mercantilismo

La economía clásica en general y sobre todo Adam Smith es sobre todo una crítica del mercantilismo. Trata Adam Smith este tema en el capítulo ocho del tercer libro de Wealth of Nations.

El mercantilismo es un sistema tan curioso que no merece la pena de analizarlo en detalle. En su versión original parte del principio que el bienestar de una nación está determinado por el oro y la plata que tiene.

Bien es verdad que Keynes discute en el capítulo 23 de la General theory of Employement, Interest and Money sobre el mercantilismo, de manera benévola, pero su argumentación es "somehow sophisticated". Para Keynes los mercantilistas eran los primeros a darse cuenta que puede ser ventajoso de aumentar la cantidad de dinero para reducir de esta manera el tipo de interés. Interpreta por lo tanto el mercantilismo desde la perspectiva de su teoría.

Sin embargo Keynes no habría aprobado que en el sistema mercantilista hay que exportar más que importar, porque solo exportando hay una afluencia de oro. Si un país exporta más de lo que importa los países que compran sus productos solo pueden pagar con oro. De esta manera el país con la balanza comercial positiva recibe un aflujo de oro.

El mercantilismo es ejemplo bonito para algo que podemos observar muy a menudo. Desde un punto de vista personal es efectivamente cierto que una persona es más rica cuanto más dinero, en el siglo 17, oro, tiene. Parece por lo tanto lógico que lo mismo vale para el estado. El problema es que un estado que siempre exporta más de lo que importa, empobrece, porque parte de lo que produce no lo consume. Recibe una cantidad de oro / dinero que, en el caso de que la cantidad de dinero no es igualado por el potencial productivo, produce una inflación. El mismo fenómeno tenemos con el ahorro, pero en este caso es completamente imposible de convencer a alguien que es una chorrada. Para un hogar es efectivamente sensato de ahorrar dinero. De esta manera se podrá comprar algo en el futuro o en caso de crisis hay algo de qué vivir. Para el conjunto de la economía el ahorro es imposible. De los detalles vamos a hablar todavía, un poco más complejo es, pero si todos ahorran, la demanda no bastará para absorber la oferta. En Alemania es un fenómeno alucinante. Hay muchos programa gubernamentales para fomentar el ahorro y al mismo tiempo el gobierno, actualmente, 2013, el gobierno espera que el consumo va a recompensar la falta de demanda por la reducción de la exportación.

En cuanto a la idea mercantilista que las exportaciones siempre tienen que superar las importaciones se refiere, la economía clásica, a pesar de que, como vamos a ver más tarde cuando discutimos de Keynes es errónea, lleva a conclusiones correctas. Si finalmente solo se cambia mercancías por mercancías no es muy útil de intercambiar mercancías por dinero. El dinero es solo el vehículo, así lo llama Jean Baptiste Say, que posibilita el intercambio.

Les cuesta mucho a la gente de desprenderse de "experiencias originales" de este tipo. Es un problema genera. Una perspectiva más filosófica, vea El principio de la esperanza, podría ser útil en esta caso.

El mercantilismo quiere maximizar el aflujo de dinero (oro o plata). Este oro lo ponen después sobre el pan envés de queso y con la plata hacen un gazpacho. El mercantilismo se basa por lo tanto en la experiencias de un hogar. Este es realmente más rico cuanto más dinero y plata acumula o mejor dicho cuanto más oro y plata tiene más pretensión puede tener sobre una parte de la capacidad productiva. Previsto que tiene la intención de gastar este dinero un día. (Como ya hemos dicho varias veces. De este tema vamos a discutir muy a menudo a lo largo de este manual. Tocamos un punto esencial de la teoría keynesiana.)

Si no lo quiera gastar, puede heredar todo el oro a sus hijos. Pero si alguien nunca tiene la intención de gastar su dinero, tampoco es sensato ahorrarlo. Puede ser divertido de vivir como un rey y dorar el carruaje, lo que solo es divertido, si el carruaje del vecino no es dorado.

Llevando la teoría del mercantilismo a sus extremos el bienestar es máximo cuando la población se queda al nivel del mínimo vital y exporta todo. Esto es, tan absurdo que parezca, la política de China. El enfoque sobre la exportación ha llevado a una reserva de divisas de 3 billones de dólares. El problema de China en los próximos años consistirá en la reestructuración de su economía. Menos exportación y más consumo. En cuanto a las tres billones de dólares de reserva de divisas no podrán hacer gran cosa. Pueden a) utilizarlas para encender la chimenea. Pueden b) comprar producto de consumo en el extranjero, lo que evidentemente no quieren. Y pueden c) invertir su dinero en el extranjero, algo que no quieren tampoco.

Los argumentos en favor del libre comercios son fáciles de entender. Si se produce nuestros zapatos en Nicaragua, nuestros pantalones en Bangladesh y los refrigeradores en China y no se impone aranceles sobre estos producto el nivel de consumo crece, naturalmente, a pesar de que eventualmente bajaría si supiésemos bajo qué condiciones estos productos son producidos y por lo tanto no queremos ni saberlo ni siquiera hay alguien con un real interés decírnoslo.

Es relativamente difícil de evaluar la ventaja de un país determinado del comercio internacional. Una posibilidad sería de evaluar todos los productos que se importa con precios nacionales y substraer de esta cifra lo que realmente se ha pagado. La diferencia sería entonces la ventaja sacada del comercio.

A esta cifra se debería añadir la diferencia entre las mercancías exportadas con precios nacionales, evidentemente más bajos, sino no se los habría podido exportar, y el valor de estas mercancías evaluadas con los precios extranjeros. Simplificando: Las ventajas que puede sacar un país del comercio internacional son dos: Por un lado se saca ventaja si se puede importar productos a precios más bajos que los nacionales y segundo si se puede exportar productos al extranjero a precios más elevados.


Este valor siempre tiene que ser positivo. Si fuese posible de producir un producto más barato no se lo importaría y si un producto genera menos ingresos exportandolo que vendiéndolo en el país no se lo exportaría. Lamentablemente esto no funciona, porque el precio nacional es los producto importados es sea definitivamente ficticio (naranja, plátanos en Alemania) o bastante ficticio, porque este producto no se produce en el país. Los precios serían por lo tanto ficticios. Mutatis mutandis con los productos que se exporta.

Sin embargo la balanza de pagos por cuenta corriente puede ser negativa, si los productos que se importan, sea porque no se los produce, sea que se los produce a precios más bajos, supera la exportación.

Otra posibilidad de calcular la ventaja que un país puede sacar del comercio internacional son los terms of trades. Terms of trades miden la relación de intercambio real, no nominal, entre la cesta de la compra exportada y la cesta de compra exportada. Si se compara estas cestas de la compra de varios años consecutivos el cambio indica si la posición de un país determinado se mejoró o se empeoró si se evalúa ambos cestas de la compra con los precios del país por el cual se quiere calcular los terms of trades.

Si se constata por ejemplo, para Alemania, que en el año 1985 que el cociente (SUMA DE LOS PRODUCTOS EXPORTADOS A PRECIOS ALEMANES EN UN DETERMINADO AÑO) / (SUMA DE LOS PRODUCTOS IMPORTADOS A PRECIOS ALEMANES EN UN DETERMINADO AÑO) es 1, 1 y se constata en los años siguientes, basado en las misma cestas de la compra, que es 1,3, la posición de Alemania se ha evidentemente a mejorado, porque para obtener la cesta de la compra original Alemania habría podido exportar menos

Simplificando: Si un país ha debido exporta en 1983 cien kilogramos de plátanos para comprar una computadora y el año siguiente ciento-veinte kilogramos su posición se ha obviamente empeorado, porque ahora tiene que exportar más para recibir la misma cantidad.

El efecto de los aranceles depende del producto. Si un país puede por ejemplo evitar los aranceles porque puede exportar sus productos a otros países que no imponen un arancel el efecto es evidentemente cero.

El otro extremo es una situación en la cual un país exporta cualquier cantidad independientemente del precio. En este caso está obligado a "tragar" cualquier arancel, o sea no es el consumidor en el país de destino que paga el arancel, sino el exportador. Tenemos situaciones de este tipo en muchos productos agrícolas como por ejemplo el café y el cacao. (Para ser preciso: No hay aranceles sobre el producto bruto, pero sí sobre cualquier tipo de tratamiento posterior y con el tratamiento posterior se gana el dinero.) El problema solo puede resolverse si los productores de estos productos forman un cartel o se ponen, por ejemplo en el marco de instituciones como el Mercosur en Sudamérica, de acuerdo sobre una política comercial común. En este caso los países importadores suprimen los aranceles, que sirven para apoyar la industria local, en el caso del café los tostadores de café o las fábricas de chocolate, o no reciben simplemente nada. Igualmente un cartel de este tipo podría exigir la supresión de aranceles sobre productos más elaborados. Obviamente gran parte de los problemas económicos de Colombia serían resueltos si no exportase café crudo, sino café tostado y listo para el consumo. Las lágrimas de cocodrilo de algunos políticos alemanes es hipocresía dura y pura.

La existencia de aranceles es algo que cuesta explicar. La ventaja que tiene el productor nacional lo paga el consumidor nacional. La afirmación repetidamente divulgada que el arancel sobre el azúcar apoya los productores de los, en este ejemplo, productores de la comunión europea es solo la mitad de la verdad. Sería más preciso decir que el consumidor europeo está obligado a alimentar este sector.

El mismo efecto tiene una subvención directa de los, en este ejemplo, productores de azúcar. Tiene como efecto esta subvención que el productor no está obligado a vender sus productos a un precio que cubre todos los gastos reales lo que le hace, obviamente, más competitivo. Si encima se pone un arancel sobre este producto hay una redistribución de los productores de azúcar en países extranjeros a los productores nacionales.

Si no hay un productor interior, lo que es el caso, visto de un una perspectiva europea, de los mangos, plátanos, kiwis, se trata de un impuesto pagado por países extranjeros al país importador, si el país exportador no puede en absoluto o solo en parte cargar el consumidor porque el efecto del precio es más importante que el efecto sobre la cantidad. (Significa: Gana más por cada entidad vendida si sube el precio, pero el efecto de esta subida de precios sobre la cantidad vendida supera este efecto.)

En general un arancel tiene el efecto que el país exportador gana menos, sea que se traga este arancel el mismo, disminuyendo el precio neto, sea que vende una cantidad inferior. Con menos ingresos pueden importar menos. Es una ilusión creer que Colombia, para seguir con el ejemplo, importa más máquinas alemanas, si gana menos con la exportación de plátanos porque sobre los plátanos no europeos hay aranceles. (Este ha cambiado. Los aranceles sobre plátanos no europeos fueron abolidos.)

Por último el conflicto va acalorándose. Países que tienen más poder, actualmente China, reaccionarán a aranceles sobre sus exportaciones con aranceles sobre sus importaciones.

Impuestos son la expresión de un proteccionismo nacional. Es difícil de explicar porque reglas unánimemente aceptadas a nivel nacional como:

- Posibilidad de especializarse si el mercado es más grande
- Alocación optimal de los factores productivos gracias a señales del mercado correctos
- Explotación de ventajas geográficas
- Optimización de la logística

No serán válidas a nivel global. La protección de los productores nacionales a cargo de los consumidores nacionales solo puede funcionar, si el sistema es transparente. Si los consumidores saben que pagan la factura se opondrían.

Es significativo que no hay datos concretos sobre ingresos generados por los aranceles. Si se busca se puede encontrar esporádicamente datos, los aranceles sobre el café por ejemplo generan ingresos de 1000 millones de euros (hecho curioso: no hay aranceles sobre el té) en Alemania, pero no se publica estos datos de manera espontánea. Dirá el lector que hay miles y miles de temas de este tipo y el debate público tiene que concentrarse en cuestiones fundamentales. Diría el autor que los miles y miles de problemas pequeños son los problemas reales y los "grandes" problemas que se discute públicamente son el resultado de estos pequeños problemas. Dirá el lector además que el ciudadano sería completamente desbordado si tuviese que ocuparse de miles y miles de pequeños problemas. Diría el autor que esto no hace falta. Siempre hay gente que conoce el trasfondo de un problema, por el hecho que trabaja en este sector o porque tiene la cualificación para hacerse sin grandes esfuerzos una idea del problema. Bastaría que alguna gente publicara estos datos y los presenta de manera fácil a comprender. Además sería un trabajo útil y económicamente rentable, vea preliminares, para economistas. Problemas no se resuelve moviendo curvas de la derecha a la izquierda y de la izquierda a la derecha. Pero los aranceles sobre el cacao, sobre todo en su forma más elaborada, genera pobreza. La intranahorrarcia es útil para partidos políticos.

Es posible de esta manera de ganar los votos de los sectores protegidos, porque estos saben exactamente que ventajas sacan. Pero aquellos que pagan, los consumidores están mal informados y no sancionarán los partidos que sacan el dinero del bolsillo para proteger un sector determinado.

Por último aranceles son un problema porque conllevan gastos burocráticos enormes. En las aduanas nacionales, en las burocracias que meditan las regulaciones, las burocracias internacionales, que hacen los contratos. A esto se suman los gastos de los productores, agentes de transportes y intermediarios.

En parte el problema se debe también al personal implicado en estos procesos, en la mayoría de los casos juristas. Si un economista se pregunta simplemente si algo genera ingresos o no, quién gana y cuánto, aboliría por lo tantos todo tipo de aranceles, el jurista no entiende las implicaciones económicas o solo tiene una idea vaga. Pero sus ideas vagas las expone sobre miles de papeles en forma de leyes y contratos. Se puede decir que economistas en entidades nacionales y internacionales hacen pocas cosas sensatas, vea preliminares. Pero los juristas son una real plaga.

El resultado de todos estas leyes y contratos es un caos lleno de contradicciones en el cual nadie puede encontrar ni pauta, ni coherencia ni un fin sensato. Para dar un ejemplo, otra vez de Alemania, pero no es muy difícil de encontrar cosas de este tipo en todas partes del mundo. En el contrato de coalición entre los dos partidos gobernantes se fijo la meta de abolir los aranceles sobre productos agrícolas. El mismo gobierno en la página del ministerio de haciendas declara que los aranceles son necesarias para proteger la agricultura europea. Un ejemplo más absurdo todavía son los aranceles den Cuba impuestos sobre cualquier aparato electrónico. De hecho no sería un gran problema de mandar cualquier cantidad de computadoras de segunda mano a Cuba, de manera gratis. Pero si los aranceles sobre aparatos eléctricos en Cuba se basan sobre computadoras nuevas, esto es imposible. De esta manera el estado cubano no genera ningún ingreso, porque nadie lo va a hacer y segundo Cuba pierde la conexión al mundo moderno.

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Anotaciones:

ES        DE

 

Mercantilismo: Un ejemplo bonito de un fenómeno general. Comportamientos útiles a nivel micro-económico pueden producir efectos contrarios a nivel macro-económico.

Las ventajas que un país puede sacar del comercio internacional se puede calcular con los terms of trades. Sin embargo,
obviamente, no hay diferencia alguna entre el comercio a nivel nacional y el comercio a nivel internacional. Si se quiere se puede igualmente calcular los terms of trades de las distintas regiones al interior de un país.

Aranceles protegen un sector de la economía a cargo del consumidor.

Se puede distinguir entre el efecto del precio y el efecto de la cantidad.

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