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1.4.2 Liberalismo

En cuanto a sus conceptos económicos se refiere John Stuart Mill no aporta nada nuevo y queda dentro de los conceptos clásicos, sobre todo de David Ricardo, a pesar de que desarrolla también conceptos nuevos, como por ejemplo que los obreros adquieren ellos mismos el capital necesario para fundar una empresa. (No en el sentido socialista, todo es de todos, sino que los obreros de una empresa son también los dueños de esta empresa.)

Lo que le distingue claramente de autores como David Ricardo y Adam Smith es su concepto político. En la economía clásica y neoclásica no hay espacio para decisiones "políticas", porque las cuestiones centrales, quién produce qué para quién y cómo son el resultado del mercado y los mercados son, según el concepto de la economía clásica estables o más bien dicho, su resultado no se puede mejorar por una intervención estatal.

A parte de esto en la economía clásica a pesar de que de vez en cuando se menciona la importancia de la formación y del avance tecnológico, pero, si dejamos la lado Jean Baptiste Say, vea investigación y desarrollo por el estado, no se atribuye al estado recursos para ello.

Dicho en otras palabras, da perfectamente igual quién gobierna y como se constituye un gobierno, lo importante es que no haga nada. Vamos a ver esta concepción más tarde otra vez al hablar de Hayek.

Donde la economía de mercado libre regula todo y lo que no regula la economía de mercado tampoco hace falta que se lo regule no hay ni espacio ni necesidad para procesos decisorios democráticos, vea también preliminares. La simpatía de neo-liberales como Hayek o Friedman para dictaduras de todo tipo previsto que no interfieren en la economía es una consecuencia lógica de sus conceptos.

Las opiniones de Hayek y Friedman son filosóficas o no filosóficas, depende como se ve la cosa. Son filosóficas en la medida que abstraen completamente de la vida real, o sea de circunstancias concretas. Quieren fundar en el paraíso del bellum omnium contra omnens, controlado únicamente por el código penal el reino de la libertad. Él que por ejemplo no puede permitirse un seguro de enfermedad, tiene la libertad de morir y el que no tiene los recursos para recibir una formación escolar, tiene la libertad de vegetar toda su vida al nivel de subsistencia o menos.

En cuanto al tono se refiere el ordoliberalismo es distinto, a pesar de que no se puede separar con criterios claros el ordoliberalismo del neo-liberalismo. Ambos creen en la eficacia infalible del mercado, pero el ordoliberalismo destaca más la posibilidad que la distribución de la renta nacional puede ser modificado a través de transferencias, subvenciones y ayudas sociales. A parte de esto el ordoliberalismo pone más hincapié en el mantenimiento de la competitividad y la eficacia del mercado en cuanto a la alocación de los recurso mientras el neo-liberalismo, al igual que la escuela austriaca, pone en el centro la libertad, concebida sobre todo como libertad económica.

Tanto el ordoliberalismo como la economía de mercado social son tendencias que a lo mejor solo se conoce en Alemania, pero tampoco es algo que hay que conocer. De hecho son anotaciones a Adam Smith. Se dice en general que el concepto de la economía de mercado social fue inventado por Alfred Müller-Armack, pero de hecho no es nada muy especial, todos los países industrializados tienen conceptos parecidos, o sea sistemas de seguro social.

Todos estas tendencias económicas, simplificamos un poco, ya hemos dicho que es poco útil de subsumir distintos autores bajo una época, la teoría clásica, neoclásica, el neo-liberalismo, ordoliberalismo o la escuela austriaca se asemejan en el método. Analizan la economía desde una perspectiva sistémica, quiere decir que la conciben como un aparato y en el caso de que estaciona hay que ajustar un par de tornillos.

En el concepto de todas estas tendencias económicas la economía debería ser controlado como el tráfico, a través de reglas y señales. Quiere decir que cada uno puede ir a donde quiere, pero tiene que aceptar ciertas reglas.

Estas reglas son en el concepto de Hayek invariables y Hayek tiene unas ideas muy claras como deben ser estas y estas reglas por una razón desconocida no es una arrogancia fatal.

Todo esto es un poco filosófico porque no da una respuesta concreta a preguntas concretas. ¿Cómo hay que organizar el sistema educativo? ¿Desde el punto de vista de la organización, contenido y didáctico? ¿Cuantos recursos hay que atribuir a la actividades estatales en el sector de la investigación y para qué se debe gastarlos? ¿Cómo resolver problemas globales que un estado aislado no puede resolver? ¿Cómo financiar las pensiones, si el mercado no ofrece ninguna solución a este problema? ¿Qué hacer para arranque la economía griega? A todas estas preguntas muy concretas un discurso general sobre la libertad no nos ayuda. En este sentido se puede decir que gente como Hayek son muy filosóficos.

Es menos filosófico cuando trata temas donde la filosofía podría realmente contribuir algo. A pesar de que Ernst Bloch, vea crítica filosófica, tampoco discute sobre cuestiones actuales, pero Ernst Bloch nos muestra que hay pocas cosas estables en esta tierra y que hay pocas cosas estables en la historia de la humanidad y muchas reglas pueden llegar a ser obsoletas, cuando el horizonte se abre cada vez más.

Vamos a formularlo de manera más comprensible: Mucha gente es de vez en cuando conductor, en este caso reglas son útiles, no cabe duda, y reglas que controlan a donde van no son útiles. Pero una sociedad no solo tiene que saber cómo se va de un lugar a otro, sino también a dónde va y el destino del vieja tiene que ser obviamente interesante.

Hayek solo se ocupa de la cuestión como hay que ir de un sitio a otro y de las reglas a respetar si se va de un sitio a otro, pero no da respuesta alguna a la pregunta a dónde se debe y se puede ir y tampoco nos muestra las alternativas que hay.

Se asemeja en esto bastante a Karl Popper que niega rotundamente que se pueda indicar o por lo menos describir vagamente el destino del viaje. Hablar del destino del viaje corresponde para Popper a un camino hacia el totalitarismo. Diría el autor que esto es erróneo, le parece muy al contrario que si alguien comprueba, como lo hace Ernst Bloch, que detrás de cada horizonte se abre uno nuevo es una manera muy eficaz de combatir cualquier tipo de ideología. La ideología parte de principio que una vez llegado a un determinado estado la historia se termina. Bloch comprueba que la historia no se termina nunca.

No subestimamos el método sistémico, o sea la idea de que la economía puede ser controlada por un para de parámetros. Todo lo que se lee hoy en día en un libro de texto de economía es un método sistémico. Algunos parámetros, de hecho muy pocos, los diferentes precios, sueldo, tipo de interés, renta controlan la actividad económica y hay mucha evidencia que comprueba que cualquier sistema que no está controlado por parámetros claros y contundentes va a la deriva, vea también actividad estatal. Sin embargo el método meramente sistémico es limitado.

Son sobre todo seis cosas que nos molestan en este método sistémico.

1) La reducción del hombre a un mero conductor que reacciona mecánicamente a señales. Los representantes más extremos de esto Vilfredo Pareto y Léon Walras. Se concede que el homo oeconomicus se mueve por la economía como el conductor por el tráfico y que este comportamiento es sensato. Pero el homo oeconomicus es menos sensato cuando se mueve en una burocracia u otros sistemas que no pueden ser controlados sistemáticamente, vea también homo oeconomicus.

2) Se puede leer ahí y allá que la escuela austriaca, o sea Hayek y adeptos, no modelizan matemáticamente. Pero esto no hace una gran diferencia. De manera matemática o no matemática están en busca de leyes eternas y órdenes. Estas leyes y órdenes tienen una vista astronómica sobre la economía. Las fuerzas de mercado mantienen los mercado en el eterno equilibrio como la gravitación hace girar las planetas alrededor del sol. Esto tiene pinta de ser muy científico, más científico todavía cuando es modelado de manera matemática, en este caso parece casi a la física, pero desafortunadamente estas leyes valen igual in Bolivia, Alemania en el marte, si ahí vive alguien, y en todas partes. Su universal validez la han obtenido abstrayendo de todos los factores individuales. Esto no es una ventaja, sino una desventaja, porque la universal validez la han obtenido por la trivialidad y con afirmaciones triviales no nos podemos comprar absolutamente nada y menos aún resolver un problema.

3) Esta perspectiva sistémica tiene como efecto que todo aquello que no es sistémico, o sea todo aquello que no se puede controlar a través de un de parámetros, se aleja de la vista. Desafortunadamente son justamente estos factores contingentes, imprevisibles, difícilmente controlables, cosas como formación, avances tecnológicos, el sistema político que llevan al desarrollo económico. Incluso en el caso que se paga los obreros según el rendimientos marginal del trabajo, este rendimiento marginal sube dramáticamente cuando alguien inventa un motor diésel. El la ley del rendimiento marginal será válido incluso en el caso que Bolivia y Namibia se hayan convertido en países altamente industrializados, pero esto no será el punto interesante.

4) La discusión sistémica es la base de todas las discusiones fundamentales. Es poco probable que ideologías sean motivadas por su contenido, vea Karl Marx, para saber lo que es una ideología hay que descender un par de pisos, pero siempre suministran la super estructura ideológica. Discusiones sistémicas impiden de ver la vida en todos sus colores.

5) Poco importa lo que los adeptos de la sistemología cuentan, los sistemólogos poseen la verdad absoluta y no ven ninguna razón de someter su sistema a un proceso decisorio democrático. Hayek y Marx son de hecho la misma categoría. El primero ha regulado perfectamente el tráfico y el otro ha llegado al paraíso de la sociedad sin clases. La diferencia es poca y ambos han llenado miles de páginas con sus ideas. El primero está feliz con una dictadura de tipo Pinochet y el otro con la dictadura del proletariado. La diferencia es más o menos tan grande como entre un fundamentalista cristiano y un fundamentalista islamista.

6) Todas las variaciones de iluminados ven poca necesidad de someter sus conceptos a un proceso decisorio democrático y tampoco lo ven necesario de hacer más transparente el sistema político lo que es comprensible porque el que posee la verdad, no ven ninguna necesidad de procesos decisorios democráticos.

La segunda parte de la cita corrobora la posición del liberalismo y tampoco es erróneo, pero más interesante es la primera parte.

On the one hand, impatient reformers, thinking it easier and shorter to get possession of the government than of the intellects and dispositions of the public, are under a constant temptation to stretch the province of government beyond due bounds: while, on the other, mankind have been so much accustomed by their rulers to interference for purposes other than the public good, or under an erroneous conception of what that good requires, and so many rash proposals are made by sincere lovers of improvement, for attempting, by compulsory regulation, the attainment of objects which can only be effectually or only usefully compassed by opinion and discussion, that there has grown up a spirit of resistance in limine to the interference of government, merely as such, and a disposition to restrict its sphere of action within the narrowest bounds.

De otra parte reformadores impacientes creen que es más simple de apoderarse del gobierno que convencer el público y de tratar de convencerlo, siempre celosos den extender el poder del gobierno más allá de lo que sería sensato. De otra parte la gente está tan recelosa en cuanto se refiere a las injerencias del gobierno que no sirven al bienestar común, porque se basan sobre conceptos erróneos, son propuestas benévolos pero precipitados, por las tentativas de lograr algo que solo puede ser logrado con el consentimiento de la población y convenciéndolos, que siempre se resiste y está inclinado a aceptar su injerencia solo dentro de límites muy estrechos.

aus: www.econlib.org

Esto es muy cierto. Efectivamente todo el mundo cree que se puede cambiar la situación a través de partidos políticos o formando uno nuevo. La cosa es un poco distinta. En el caso de que hay partidos políticos estos tratarán de maximizar sus votos y a partir del momento que una gran parte de la sociedad está convencido de hacer algo o de dejar algo habrá un partido político que tratará de ganarse estos votos. La ventaja de este sistema es que entonces la gente está realmente convencida, comprendió la lógica y el progreso es definitivo. Los políticos vienen y se van y son rápidamente olvidados. Cambios en la capacidad de evaluar correctamente y de manera diferenciada procesos económicos / sociales tienen un efecto duradero y aumentarían la calidad de los procesos decisorios democráticos. En un andamio donde todavía hay trabajo por hacer, vea preliminares.

La próxima frase, ... on the other, mankind have been so much accustomed by their rulers to interference for purposes other than the public good ..., es un poco más complicado. Lo que indudablemente aumenta, al menos en las "democracias viejas", es la indiferencia por la política. En Alemania el partido de los no votantes siempre puede formar el gobierno, porque siempre tiene la mayoría. Por otra parte, y esto es lo interesante del asunto, la gente llama al estado por cualquier problema que tengan.

John Stuart Mill en general pasa por ser el fundador del liberalismo, lo que es cierto, a pesar de que en cuanto a esto se refiere su ensayo "On liberty" es más importante. Vamos a discutir de ellos más abajo.

La noción liberal no significa gran cosa, porque hay dos tendencias que no tienen mucho que ver la una con la otra. Una concepción del liberalismo se refiere sobre todo a aspectos económicos, la otra más bien a aspectos sociales / políticos y John Stuart Mill pertenece más bien al segundo grupo. El liberalismo comprendido como un concepto económico quiere reducir las intervenciones estatales a un mínimo. La idea de base de este concepto ya la hemos descrito varias veces. El mercado es el mejor mecanismo para decidir qué se va a producir, para quién se va a producir algo y cómo se va a producir algo y la distribución como resultado de un proceso de mercado es la mejor que puede haber. Como el mercado ya regula las cuestiones esenciales de la mejor manera posible queda bien poco que hacer para el estado y de hecho un proceso decisorio democrático también es en gran parte superfluo porque no quedan muchas cosas a decidir. Esto es lo que se llama hoy en día el neo-liberalismo, que todavía acepta por lo menos el estado. Acepta por ejemplo que es el estado, o una entidad estatal, aunque independiente del gobierno, que emite dinero. El anarcocapitalismo es la radicalización del neo-liberalismo. Esta gente quiere abolir también el estado, a pesar de que la mayoría son funcionarios públicos y ganan su dinerillo como empleados estatales. Un hermoso ejemplo para este fenómeno lo podemos ver aquí. El anarcocapitalismo ya es una tendencia sobre la cual no se puede hablar de manera racional porque es un tal puré absurdo de conceptos erróneos que se necesitaría cien veces más de texto para corregir el texto original que más vale dejarlo al lado. El otro concepto de liberalismo se refiere más bien a las presiones sociales, o sea esta tendencia pone un especial hincapié en el hecho que la sociedad con sus normas, puntos de vista religiosos, costumbres etc. ejerce una presión sobre el individuo.

Por lo tanto los neo-liberales no puede realmente referirse a John Stuart Mill, a pesar de que muchos lo hacen. (Hayek no, dicho sea de paso.) John Stuart Mill se puede imaginar que una intervención del estado es útil y de vez en cuando necesaria. Hemos discutido ya varias veces sobre el problema, vea actividad estatal y vamos a discutir sobre el problema nuevamente al hablar de Milton Friedman y de Friedrich Hayek.

In attempting to enumerate the necessary functions of government, we find them to be considerably more multifarious than most people are at first aware of, and not capable of being circumscribed by those very definite lines of demarcation, which, in the inconsiderateness of popular discussion, it is often attempted to draw round them. We sometimes, for example, hear it said that governments ought to confine themselves to affording protection against force and fraud: that, these two things apart, people should be free agents, able to take care of themselves, and that so long as a person practises no violence or deception, to the injury of others in person or property, legislatures and governments are in no way called on to concern themselves about him. But why should people be protected by their government, that is, by their own collective strength, against violence and fraud, and not against other evils, except that the expediency is more obvious? If nothing but what people cannot possibly do for themselves, can be fit to be done for them by government, people might be required to protect themselves by their skill and courage even against force, or to beg or buy protection against it, as they actually do where the government is not capable of protecting them: and against fraud every one has the protection of his own wits. But without further anticipating the discussion of principles, it is sufficient on the present occasion to consider facts.

Si tratamos de nombrar los deberes del estado vamos a encontrar que estos son abarcan una mayor variedad de lo que la gente en general suele imaginarse y que no pueden ser determinados por límites tan claros como se suele afirmarlo en el debate público. Escuchamos por ejemplo muy a menudo, que los gobiernos deben restringirse a proteger contra la violencia y el engaño, pero que aparte de esto los hombres deberían poder actuar libremente y que bien pueden cuidarse ellos mismos. Mientras que uno no se muestra violento contra personas o la propiedad ajena y si no engaña no hay ninguna razón para el legislador o el gobierno de intervenir. Pero por qué los gobiernos, o sea por la fuerza común, deben proteger contra la violencia y el engaño pero no contra otros riesgos cuyo daño es todavía más obvio? Si los gobiernos solo deben resolver los problemas que no pueden ser resueltos de otra manera, entonces la gente podría igualmente protegerse con sus propios recursos y su propia fuerza o demandar por protección y pagarla, lo que en general también suelen hacer si los gobiernos no son capaces de protegerlos y contra el engaño cada uno puede protegerse uno mismo con su inteligencia propia. Pero antes de continuar la discusión sobre principios más vale mirar los hechos.

http://www.econlib.org/library/Mill/mlP63.html

Repetimos: En el párrafo arriba John Stuart Mill trata de la relación estado / individuo. Más abajo vamos a hablar de la obra "On Liberty" que trata de la relación individuo / sociedad.

En cuanto a la relación individuo / estado se refiere está claro que John Stuart Mill no comparte la opinión del liberalismo como concepto económico y se distingue por lo tanto, en este aspecto, radicalmente de los otros autores de la economía clásica. (Y repetimos: Subsumir distintos autores bajo una época determinada no tiene ningún sentido.) La pregunta que pone es simple: ¿Por qué atribuir al estado solo la función de proteger los ciudadanos contra la violencia y el engaño, dado que contra esto también podrían protegerse ellos mismos también?

Se habría podido formular la cuestión de una manera más simple. La pregunta formulada de manera simple es ésta: ¿Quién resuelve los problemas mejor? La respuesta del neo-liberalismo, ordoliberalismo y de la escuela austriaca (que todos se basan en los conceptos de la economía clásica / neoclásica) está clara y la hemos descrito ya varias veces. Dado que las entidades pequeñas, las empresas y los hogares, están mejor informados sobre sus potenciales, las alternativas que tienen, sus conocimientos técnicos, sobre el mercado, las posibles estrategias de eludir un problema, los riesgo, la organización etc. que una entidad central, el gobierno, es favorable que se crea un orden, unas reglas de juego que permite a estas pequeñas entidades de interactuar guiados por las informaciones contenidos en los precios. Para dar un ejemplo: La infos24 GmbH vende libros, libros de texto para aprender idiomas. Estos libros son un poco gordos y se los puede empastar de distintas maneras. Hace cuatro años apareció un nuevo método para empastar libros, emparchar un poco el papel y pegarlos con un adhesivo muy potente, lo que simplificó bastante el proceso y por lo tanto hemos modificado el proceso. Procesos de este tipo ocurren miles de veces cada día en una economía de mercado y ninguna entidad central sería capaz de prever todos los mejoramientos posibles. Igualmente no se puede dudar que un empresario amenazado de ser liquidado, una situación muy existencial de vez en cuando, trabaja de otra manera que un funcionario público que recibe su sueldo a finales de mes independientemente de su rendimiento. Todo claro hasta aquí y universalmente aceptado. ¿Pero es cierto por esto que las entes privadas son siempre más eficaces que el estado?

Se puede criticar este concepto, la idea que la entes privadas siempre son más eficaces de distintas maneras. De una manera fundamental, criticando los conceptos de base de estos conceptos o con argumentos que se quedan dentro del margen establecido por la economía clásica. Keynes hace lo primero, es una crítica fundamental, vea también tipos de interés. Pero igualmente se puede aceptar las teorías de base y solo nombrar unos sectores determinados que no se pueden controlar con unos parámetros simples, o sea precios, por el mero hecho de que no los hay o porque no espejan la relaciones económicas verdaderas.

Los argumentos que gente como Hayek, Friedman etc. alegan en contra de la teoría keynesiana se basan en tres conceptos erróneos. El primer error consiste en una interpretación errónea de la teoría keynesiana. Lo que en la teoría keynesiana es una posibilidad, la intervención directa del estado para aumentar la demanda general, es en la obra original solo un escenario posible en una situación determinada cuando todas las otras medidas no llevan a producir los efectos deseados, o sea el pleno empleo. El segundo error es no distinguir bien entre una inversión estatal y una inversión consumativa estatal. En ambas cosas el estado aumenta la demanda general, pero la última es capaz de generar aisladamente las ganancias necesarias para eliminar el dinero, saldando el crédito, generado ante y no depende de efectos secundarios. El tercer error consiste en el hecho que una alocación errónea de los recursos es poco probable en el caso que los recursos no son utilizados en absoluto. Más simple: Si una persona está en paro es poco probable que habrá un uso más rentable para su trabajo. La alternativa consiste entre no ganar nada o ganar algo. El argumento alegado por Hayek solo vale en el caso que se produzcan "cuellos de botellas", para utilizar la palabra de Keynes, en otros sectores de la economía cuando se aumenta la producción o, esto es lo que pasó en España, seguimos en el año 2013, la balanza de pago se hace negativa, o sea parte de la demanda, en el peor de los casos consumativa, es satisfecha en el extranjero.

Diría el autor que la política española hasta el año 2008, fomentar la economía a través del sector de construcción no era tan mala y incluso habría podido funcionar, si se habría logrado a alejar la especulación y si se habría financiado la construcción de una manera que corresponde al tiempo que se puede utilizar una casa. Si una casa dura 100 años basta que se salde el crédito en 100 años. En este caso la próxima generación hereda propiedad y deudas, lo que no es ningún problema si la propiedad vale más que las deudas. El segundo problema era que la economía española no fue propulsada de manera suficiente y una parte de la demanda generada fue satisfecho en el extranjero. Lo que es difícil de comprender es la política de los bancos. Si los bancos saben que no podrán vender estas casa, sería más sensato de prolongar el crédito. Es de suponer que esto también habría pasado si no se hubiese "salvado" los bancos con millones y millones de euros. Si un banco alemán que prestó dinero a un banco español que a su vez los prestó a los constructores de casa sabe que solo tiene dos posibilidades, alargar el crédito o no recibir nada en absoluto se mostrará muy flexible.

En cuanto a Alemania se refiere estos "cuellos de botellas" son improbables, pase lo que pase, incluso si de golpe 17 millones de alemanes del este son suministrados por la economía del oeste de Alemania no hay ningún "cuello de botella", lo que es un problema en la medida que es difícil de reducir el paro con un mero aumento cuantitativo de la producción porque hay una reserva enorme en la economía. De otra parte Alemania tiene el problema que el sistema de pensiones no funciona, o sea habrá mucha gente en el futuro que una vez jubilados recibirán pensiones que no bastan para vivir. En vez de tratar de fomentar el ahorro subvencionandolo habría sido más inteligente de construir casas. En este caso la gente habría pagado menos para el alquiler en el futuro. De vez en cuando es más fácil reducir los gastos que aumentar los ingresos.

Dejamos ahora la obra "Principles of Political Economy". En la obra "Principles of Political Economy" John Stuart Mill discute el problema de la libertad bajo una perspectiva económica. Hemos ya discutido varias veces sobre las excepciones del concepto que el mercado siempre lleva a la alocación optima de los recursos productivos y hemos dicho ya que muy a menudo no es tan claro como la economía clásica / neoclásica lo supone, vea también vea también actividades estatales, problemas con los gastos estatales etc..


La obra "On Liberty", "Sobre la libertad", discute la noción libertad en un marco más amplio, o sea no solamente bajo el enfoque estado <=> individuo. Esta obra, de hecho un ensayo largo, depasa por mucho las hablarías de Hayek, Friedman etc.. ( Es que hay muchas organizaciones de este tipo, vea aquí un ejemplo www.institutolibertad.org). Se debe distinguir claramente entre un concepto de la libertad definido como libertad económica y libertad como un concepto social social político. Los adeptos del primer concepto de la libertad, la libertad concebida como libertad económica, quieren pagar menos impuestos, lo que es comprensible, y convierten su lucha contra los impuestos en una lucha por la libertad lo que supone, obviamente, que el estado se retira, por ejemplo de la educación pública a todos niveles, que se reduzca la asistencia social, que se privatice el sistema sanitario etc.. (Vamos a discutir sobre el tema al hablar de Milton Friedman y de Friedrich Hayek.) Sostienen además que la libertad económica es la base para la libertad social y política. La idea detrás es simple. Si el estado interviene va a apoderarse de los recursos productivos y si dispone de los recursos productivo, también dispone del poder (Hayek) y si alguien no tiene ingresos propios tampoco tiene el poder de expresarse libremente y mucho menos el poder de difundir su opinión (Friedman). A primera vista son argumentos que convencen, a segunda vista son una chorrada y la realidad concreta no confirma estas posiciones. Los alemanes del este por ejemplo lucharon por la libertad, pero una vez obtenida se dieron cuenta que perdieron su trabajo y que dependían por completo del sistema social. La libertad que anhelaron sobre todo viajar y comprarse las cosas que querían era algo muy teórico porque no tenían los recursos. Es muy difícil explicar a los griegos que no saben como llegar a finales de mes que son libres. En cuanto a la libre expresión se refiere, la cosa también es un poco más complejo, porque en general los medios de comunicación de masas pertenecen a industrias super potentes. El individuo tiene el derecho de expresarse libremente, pero nadie le oye, vea también La industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas.

Como buenos economistas gente como Hayek y Friedman no consideran las circunstancias individuales, analizan la realidad desde un punto de vista sistémico. Hemos ya repetido centenares de veces que esta forma de proceder lleva a resultados concretos y no es errónea. Pero a partir del momento que se abstrae de todas las circunstancias individuales se convierte en una chorrada. Para que quede claro lo que queremos decir. Es pensable que un fuerte poder central que impone su voluntad puede ser el garante para la libertad. El gobierno de Afganistán por ejemplo apoyado por la Unión Soviética garantizaba la libertad de las mujeres, instalaba por la fuerza la infraestructura básica del desarrollo y quebró con ametralladoras el fanatismo. Si los Estado Unidos no hubiesen apoyado la barbaridad, tampoco habrían tenido que hacer la guerra contra los talibanes. Nos muestra este caso, se concede que es un caso extremo, que unas reglas simples que abstraen de la circunstancias concretas y individuales no nos sirven mucho en la realidad concreta y sobre todo llevan muy a menudo a una política que apoya a sistemas totalitarios, previstos que garantizan la libertad económica, algo que a su vez denigra la idea de la libertad en general. En todos los países islamitas se garantiza la libertad económica, pero la libertad social / política es cero.

En resumidas cuentas: La teoría que una dictadura defiende la libertad es posible, la Unión Soviética en Afganistán, y puede ser igualmente un desastre, la dictadura de Pinochet en Chile. (Para mencionar una dictadura que tanto Hayek como Friedman apoyaron.) Pero la tesis que la libertad económica lleva automáticamente a la libertad social / política es una chorrada. Al aplicar los métodos típicos de los economistas, el análisis sistémico, a toda la realidad social / política lleva a conclusiones absurdas. De otra parte los factores contingentes, imprevisibles como formación, organización del sistema educativo, avance tecnológicos, difusión de tecnologías etc. tienen un impacto decisivo sobre el desarrollo económico. Para abreviar: Se puede analizar la economía desde un punto de vista sistémico, pero si no se retiene en el cogote los límites de esta manera de proceder se llega a resultados, absurdos, irrelevantes y erróneos.


No se puede defender la libertad instalando simplemente señales de tráfico. La libertad existe solamente si no solo se acepta el individuo en su singularidad sino que también si se fomenta esta singularidad. Libertad exige un consenso social que la diversidad es un valor positivo. Pero esta diversidad no existe así no más y solo debe ser defendida. La diversidad es algo que hay que fomentar. (Vea también Ernst Bloch, El principio de la esperanza.) La libertad de la que habla Hayek y Friedman es la libertad de la hormiga que guiada por feromonas hace un trabajo útil en su hormiguero. La tesis que la libertad es la base de la libertad personal no es cierta si los individuos son sincronizados bajo el poder del éxito comercial, vea Adorno.

Dicho esto es sorprendente que la mayoría de los luchadores por la libertad tipo Friedman / Hayek ganan su dinerillo tranquilamente como empleados públicos con pensiones aseguradas pagadas por el tributario. Uno de los ejemplos más vistosos de esta especie es Jesús Huerta de Soto, anarco capitalista al servicio del estado. No es que sea interesante, pero pega bien con la teoría de Friedrich Schiller, un poeta alemán del siglo 18.

En la locura del individuo
se muestra la verdad de la especie

Si está tan infeliz con el estado y los empresarios libres tan felices, ¿por qué no monta una empresa? La libertad hay que vivirla, no basta hablar de ella. Lo que nos hace falta son empresarios, los charlatanes abundan.

El gran argumento de Milton Friedman es que todos los estados económicamente exitosos son "capitalistas". El problema es que ninguno de estos estados, Alemania, Noruega, Dinamarca, Holanda etc.. son capitalistas si seguimos sus conceptos del capitalismo y no lo son hoy en día, antes lo eran, porque este tipo de capitalismo no era exitoso y políticamente muy inestable. Europa conoció exactamente los mismos problemas que Sudamérica 100 años más tarde con unas oscilaciones entre capitalismo y socialismo y una radicalización de la sociedad.

La condición para la libertad es la diversidad y esta diversidad es amenazada en ambos sistemas. La diferencia entre la hormiga en su hormiguero y la libertad en el socialismo es exactamente cero. Posiblemente el hormiguero es un poco más grande, si la hormiga creativa encuentre las hojas ricas y si logra con su feromonas a indicar el camino a las otras hormigas envés de que una entidad central manda las hormigas en la buena dirección, pero de hecho la diferencia no es muy grande. La diferencia entre Hayek y Marx es más o menos la misma que entre Ayatollah Chomeini y el Papa Ratzinger.

Sin diversidad la libertad no tiene sentido. Tiene que haber alguien que quiere ser libre. El ensayo de Adorno / Horkheimer "La industria cultural. Iluminismo como mistificación de masas" fue publicado inmediatamente después de la segunda guerra mundial. El lector de hoy en día no encontrará las tesis 100 por ciento correcto, porque en comparación con el sistema educativo actual con su eterno remar de contenidos obsoletos y la reducción de los contenidos a su mero valor de intercambio la industria cultural ha contribuido tantas feromonas como la industria cultural. Las tesis de Adorno / Horkheimer son sin embargo cien por ciento correctas en cuanto a la industria de la información se refiere. La relevancia de una noticia no se desprende de su relevancia sino por su capacidad de llegar a un público de masas. En la medida que una noticia es divulgada entre las masas, esta noticia llega a ser relevante, independientemente de su real relevancia. El matrimonio con un príncipe o una principesca con otro príncipe o principesca o, más romántico todavía, con una tío / una tía de origen burgués es más interesante que la pregunta si los bancos privados utilizan el dinero barato generado por el banco centras de manera sensata o insensata.

Es un fenómeno curioso que hay mucho más consenso sobre la cuestión que hay que defender la libertad que sobre la cuestión cómo utilizarla o mejor dicho si hay individuos que la demandan. Si no hay individuos que la demandan, nadie la va a defender como la historia lo muestra dramáticamente. En cuanto a la libertad económica se refiere la mayoría la considera irrelevante, porque pocos quieren ser empresarios. La mayoría quiere tener su dinerillo a finales del mes. En este caso sería más útil, en vez de un canto general sobre la libertad, de inculcar unas ideas básicas en la mente de la gente, por ejemplo que es muy difícil para una entidad central de conocer todas las alternativas que existen.

Hayek sabía poco de economía y sobre todo no tenía ninguna experiencia profesional y vivía todo su vida del estado, al igual que Milton Friedman, dicho sea de paso. Los empresarios, como el autor de estas líneas, ven los problemas que surgen si el estado influye en la economía, pero la crítica debe ser concreta, contra determinadas leyes, determinados procesos burocráticos. Habladurías generales sobre la libertad económica no sirven para nada.

Los luchadores por la libertad tipo Hayek / Friedman creen que basta establecer un par de señales de tráfico que establecen un determinado orden y todos los problemas de la tierra estarían resueltos. El asunto no es tan simple.

La obra de John Stuart Mill es más complejo y por lo tanto no era accesible para una mente más bien simple como aquel de Hayek que sabía poco de economía y sus conceptos son un poco absurdos. Cuando afirma por ejemplo que tipos de intereses bajos llevan a investigaciones in-rentables parece olvidar que el tipo de interés es simplemente un gasto, igual que el sueldo, el precio de la materias primas etc.etc. Si un tipo de interés bajo incita a inversiones in-rentables lo deberían igualmente hacer sueldos bajos.

Escribe Hayek sobre Adam Smith.

John Stuart Mill, in his celebrated book On Liberty (1859), directed his criticism chiefly against the tyranny of opinion rather than the actions of government, and by his advocacy of distributive justice and a general sympathetic attitude towards socialist aspirations in some of his other works, prepared the gradual transition of a large part of the liberal intellectuals to a moderate socialism.

En su obra conocida "Sobre la libertad" (1859) dirige su crítica sobre todo contra la tiranía de la opinión pública y menos contra las actividades del gobierno y su compromiso para la justicia social al igual que su simpatía para tendencias socialistas en algunos de sus otras obras preparan la transición gradual de una gran parte de los intelectuales hacia un socialismo moderado.

aus: public.econ.duke.edu

Dejamos al lado que lo que Hayek llama un moderado socialismo es el sistema que hoy en día tenemos en la mayoría de todos los estado industrializados. Tenemos estos sistemas porque los sistemas anteriores fracasaron a pesar de que Milton Friedman cree que eran exitosas. Si lo fuesen sido, no habrían desaparecido. Dejamos al lado que John Stuart Mill no se expresa en favor de una "socialización" de la propiedad privada. Lo que John Stuart Mill propone es que las empresas pertenecen a la gente que ahí trabajan, o sea cada empresa al equipo respectivo. Pero para esto tampoco quiere expropiar los propietarios de las empresas existentes. Quiere que se funde nuevas, SIN AYUDA DEL ESTADO, que compiten con estas. No hay realmente nada de socialismo en la obra de John Stuart Mill.

Hayek se ha dado cuenta que los problemas que él tiene para John Stuart Mill ya estaban resueltos. El problema que sigue, se puede analizarlo de manera más profunda de lo que hizo John Stuart Mill, vea Adorno, es que hay una tendencia hacia la conformidad. La obra de Hayek puede considerarse como una teoría más sobre el totalitarismo, vea una especie de teoría sobre el totalitarismo, aunque una un poco rara. Hannah Arendt lo ve exactamente al revés que Hayek. El nacionalsocialismo no llegó al poder en Alemania porque en la república de Weimar la libertad no pudo expresarse. Llegó al poder porque la constitución psíquica de gran parte de la sociedad anhelaba más de difundirse en "cuerpo nacional" que ser individuos.

Las ideologías son un fenómeno difícilmente comprensible. Hace ya cincuenta años que se reflexiona en Alemania sobre este fenómeno, sin resultado alguno. Una interpretación muy abstracta, que a pesar de esto a lo mejor contiene un grano de verdad, la da Adorno, vea el comentario a la canción The Mermaid. Admitimos que esto tan poco explica el fenómeno, pero a lo mejor contiene algo de verdad.

Hayek constató correctamente que John Stuart Mill no vio el estado como la amenaza principal para la libertad, sino la sociedad.

Where, not the person's own character, but the traditions of customs of other people are the rule of conduct, there is wanting one of the principal ingredients of human happiness, and quite the chief ingredient of individual and social progress. The majority, being satisfied with the ways of mankind as they now are (for it is they who make them what they are), cannot comprehend why those ways should not be good enough for everybody; and what is more, spontaneity forms no part of the ideal of the majority of moral and social reformers, but is rather looked on with jealousy, as a troublesome and perhaps rebellious obstruction to the general acceptance of what these reformers, in their own judgment, think would be best for mankind. Few persons, out of Germany, even comprehend the meaning of the doctrine which Wilhelm von Humboldt, so eminent both as a savant and as a politician, made the text of a treatise — that "the end of man, or that which is prescribed by the eternal or immutable dictates of reason, and not suggested by vague and transient desires, is the highest and most harmonious development of his powers to a complete and consistent whole;"

Donde no es el carácter individual el que decide sobre el comportamiento sino las tradiciones, hace falta uno de los ingredientes más importantes para la felicidad humana y para el progreso. La mayoría de la gente está contenta con la humanidad tal como es (porque es ella las que las formó) y no puede entender porque esta manera de vivir no debe ser la mejor para todos. Más grave todavía es que la espontaneidad no es la moral ideal de la mayoría de los reformadores sociales y que lo miran más bien de manera recelosa como algo que molesta y que se resiste a que sea universalmente aceptado aquello que ellos consideran como lo mejor para la humanidad. Fuera de Alemania la mayoría de las personas no entienden las opiniones de Wilhelm von Humboldt, igualmente famoso como científico y político, que este expuso en su tratado, que el "fin de la humanidad" o sea aquel "que la razón sugiere de manera tan incontrastable como seguro es el despliegue máximo y el desarrollo armónico de sus capacidades a un entero consistente.

Lo que quiere decir es relativamente simple. Sin individualidad no hay muchas cosas a admirar y no hay progreso social, tecnológico o económico.

Pero si miramos el tratado en su conjunto su concepto de la libertad es más amplio. Incluso en el caso que la opinión pública sea correcta, debe haber alguien que la critica porque solo si hay un debate público se puede averiguar si la opinión pública es correcta o no. Sin los excéntricos que ponen en cuestión la tradiciones la sociedad se queda pasmada en la rutina.

El famoso ideal de Humbold de otra parte, el canto del verdadero, bello y bueno es tan vago como el canto a la libertad de Hayek. El profesor de latín más pedante y el filólogo más aburrido que se aferra a la literatura secundaria como él que está por ahogarse a la paja tiene estos ideales.

El párrafo abajo puede aparecer trivial desde el punto de vista de una persona de hoy en día y vamos a ver más tarde, al hablar de Theodor Adorno y de Ernst Bloch que la discusión es más precisa hoy en día. Si se quiere insinúa la vieja dialéctica entre sujeto y objeto.

Little, however, as people are accustomed to a doctrine like that of Von Humboldt, and surprising as it may be to them to find so high a value attached to individuality, the question, one must nevertheless think, can only be one of degree. No one's idea of excellence in conduct is that people should do absolutely nothing but copy one another. No one would assert that people ought not to put into their mode of life, and into the conduct of their concerns, any impress whatever of their own judgment, or of their own individual character. On the other hand, it would be absurd to pretend that people ought to live as if nothing whatever had been known in the world before they came into it; as if experience had as yet done nothing towards showing that one mode of existence, or of conduct, is preferable to another. Nobody denies that people should be so taught and trained in youth, as to know and benefit by the ascertained results of human experience. But it is the privilege and proper condition of a human being, arrived at the maturity of his faculties, to use and interpret experience in his own way. It is for him to find out what part of recorded experience is properly applicable to his own circumstances and character. The traditions and customs of other people are, to a certain extent, evidence of what their experience has taught them; presumptive evidence, and as such, have a claim to this deference: but, in the first place, their experience may be too narrow; or they may not have interpreted it rightly. Secondly, their interpretation of experience may be correct but unsuitable to him. Customs are made for customary circumstances, and customary characters: and his circumstances or his character may be uncustomary. Thirdly, though the customs be both good as customs, and suitable to him, yet to conform to custom, merely as custom, does not educate or develop in him any of the qualities which are the distinctive endowment of a human being. The human faculties of perception, judgment, discriminative feeling, mental activity, and even moral preference, are exercised only in making a choice. He who does anything because it is the custom, makes no choice. He gains no practice either in discerning or in desiring what is best. The mental and moral, like the muscular powers, are improved only by being used. The faculties are called into no exercise by doing a thing merely because others do it, no more than by believing a thing only because others believe it. If the grounds of an opinion are not conclusive to the person's own reason, his reason cannot be strengthened, but is likely to be weakened by his adopting it: and if the inducements to an act are not such as are consentaneous to his own feelings and character (where affection, or the rights of others are not concerned), it is so much done towards rendering his feelings and character inert and torpid, instead of active and energetic.

A pesar de que la gente está poco enterrada con las doctrinas de Humboldt y a pesar de que lo encontrarían sorprendente que este pone un tal hincapié en la individualidad la diferencia solo es gradual. Nadie opina que un comportamiento que solo imita el comportamiento de otros es ventajoso. Nadie sostiene que no deben llevar su vida propia, al menos en cuanto a los cosas se refiere que solo concernieron ellos, según sus propios gustos y su propio carácter. Del otro lado la afirmación que se debería llevar la vida de manera como si no hubiese existido nada antes, como si la experiencia no habría mostrado todavía que una determinada conducta es preferible a una otra. Nadie niega que la gente debe ser instruida educada en su juventud para que conozcan los resultados seguros de la experiencia humana y poder profitar de ella. Sin embargo es el privilegio y la situación especial de la humanidad que una vez llegado a la altura de sus facultades mentales, puede utilizar estas experiencias a su manera. Toca a él de saber cuales experiencias sociales pegan con su experiencia social y sus circunstancias. Las tradiciones y costumbres de la otra gente son en cierta manera la conclusión de lo que ellos aprendieron de sus experiencias. Como conclusiones provisorios merecen ser respectados pero su horizonte puede haber sido demasiado estrecho o lo habían percibido bien. Segundo su interpretación de las experiencias puede ser correcta, pero posiblemente no pega bien con la situación en la cual se encuentran. Costumbres pegan bien con situaciones habituales y caracteres habituales, pero su carácter y sus circunstancias pueden ser inusuales. Tercero las costumbres pueden ser buenas y pegar bien con una situación, pero imitar una costumbre así no más no desarrolla ni las características típicas del hombre, ni son desarrolladas de esta manera. La facultad humana de percibir cosas, de evaluarlos, desarrollar los sentimientos, reflexionar y incluso la percepción moral solo se desarrollan si hay una elección. El que solo hace algo porque la costumbre es así, no hace ninguna selección. No obtiene la práctica ni en entender las cosas ni en desear lo mejor. Las capacidades mentales y morales, al igual que la fuerza de los músculos, se mejoran al usarlos. Esta facultades atrofian al hacer algo por el mero hecho que los otros lo hacen o porque se cree que los otros lo creen. Si las razones que se alega para una afirmación no son plausibles para alguien, su entendimiento no puede fortalecerse y muy probablemente será debilitado si la acepta así no más. Y si el motivo de una acción no corresponde a sus propios sentimientos y su carácter (a parte de la situación que concierne los sentimientos y derechos de otros) sus propios sentimientos y su carácter llega a ser flemático y entorpecido envés de activo y enérgico.


Es más preciso y más cerca de la realidad que el ideal de Humboldt. En el ideal de Humboldt falta por completa la dialéctica entre sujeto y objeto. El tratado es, sobre todo si se toma en cuenta el tiempo, bastante complejo. Se menciona muchos temas que están en el centro del debate público hasta hoy en día: La canalización de la opinión pública a través de los medios de comunicación de masas, la "resistencia interior" contra las presiones de un estado totalitario, el primado de lo económico y la reducción de las escalas de evaluación a cosas medibles monetariamente, empobrecimiento espiritual etc..


Se puede encontrar una cierta similitud entre las afirmaciones de John Stuart Mill y Alfred Marshall, tanto en cuanto al contenido se refiere como al tono. En las obras de ambos encontramos la idea que una sociedad cada vez más diferenciada deja más espacio para la individualidad, porque de algunas capacidades especiales o de determinadas combinaciones de capacidades solo hay un uso en sociedades diferenciadas y complejas. Puede ocurrir a uno la impresión que la economía retrocedió en los últimos 150 años. Alfred Marshall escribe sobre John Stuart Mill:

At last the speculations of biology made a great stride forwards: its discoveries fascinated the attention of the world as those of physics had done in earlier years; and there was a marked change in the tone of the moral and historical sciences. Economics has shared in the general movement; and is getting to pay every year a greater attention to the pliability of human nature, and to the way in which the character of man affects and is affected by the prevalent methods of the production, distribution and consumption of wealth. The first important indication of the new movement was seen in John Stuart Mill's admirable Principles of Political Economy. Mill's followers have continued his movement away from the position taken up by the immediate followers of Ricardo; and the human as distinguished from the mechanical element is taking a more and more prominent place in economics.

Finalmente ha habido también un avance científico en la biología y sus descubiertos han atraído la atención del mundo tal como era el caso antes en la física. Igualmente ha cambiado también el tono y la manera de ver las cosas en las ciencias históricas. La economía no dejó de ser influida por estas tendencias y se dedicaba cada año más a la flexibilidad de la naturaleza humana y a la manera en la cual el carácter humano está influido por las condiciones de la producción, la distribución y el consumo y como a su vez influye sobre ellos. La primera contribución importante a este movimiento es de John Stuart Mill en su obra grande Principles of Political Economy. Los seguidores de Mill se seguían en este camino y se alejaron de los sucesores inmediatos de Ricardo. Más y más el hombre llegó a ser el centro del interés de la economía y no la mecánica.

Principles of economics

Si alguien no ha comprendido bien porque Alfred Marshall es el intelectual de los economístas neo-clásicos y Alfredo Pareto, Léon Walras y Carl Menger una manada de chiflados y si todavía no ha comprendido porque no se debe subsumir diferentes autores bajo un cierta "escuela" ahora debe comprenderlo.

Para que se lo entiende bien: El fundador de modelización matemática, Alfred Marshall, el autor de todos los conceptos matemáticos que encontramos hoy en día en un libro de texto sobre micro-economía, la micro-economía simplista tal como la encontramos hoy en día en los libros de texto es el apogeo de este concepto mecánico de la economía, destaca que John Stuart Mill dio un nuevo rumbo al estudio económico, alejándose del concepto mecánico de David Ricardo. Efectivamente la tragedia comenzó con David Ricardo y este concepto mecánico es la tragedia. El marxismo y la teoría neoclásica, en su forma simplista que encontramos hoy en día en los libros de texto, que no tiene nada, pero nada que ver con Alfred Marshall, se asemejan bastante a pesar de que ellos creen que uno es el opositor del otro.

Desafortunadamente no se prestó atención a lo que dijo el fundador de la modelización matemática, Alfred Marshall, y no se prestó atención tampoco a Keynes, que igualmente advierte de esta tendencia. Pero la modelización matemática, en la obra de Alfred Marshall una anotación, es solo la forma más extrema de una tendencia general. La tragedia comienza con el análisis sistémico, o sea con un tipo de análisis que quiere controlar el comportamiento de los actores económicos a través de un par de parámetros simples, de hecho precios de todo tipo (precio de los bienes, sueldos, tipos de interés, rentabilidad).

Repetimos: Este tipo de análisis es útil, muy útil si se quiere y es de suponer que sistemas que no están controlados por unos parámetros claros y contundentes van a la deriva.

El problema con esta forma de proceder son dos. Primero todos lo factores contingentes, imprevisibles, poco controlables, espontáneos que sin embargo tienen un impacto decisivo sobre la economía, son ignorados. Se recibe "leyes" generalmente válidas, pero solo porque ignoran todo lo que es relevante. Los obreros reciben como máximo, para dar un ejemplo, un sueldo que corresponde al rendimiento marginal del trabajo. Esto vale en Bolivia como en Alemania y en el marte si ahí vive alguien. Pero esto no nos interesa. Lo que nos interesa es por qué el sueldo es más bajo en Bolivia.

El segundo problema es que los precios son el EFECTO de algo y no la causa. Obviamente la gente compra más smartphones si estos son más baratos. Pero esto nos interesa. Nos interesa saber las causas de la reducción del precio. Para decirlo de manera más simple: Las leyes son banalidades que cualquiera entiende.

La tecnología también cambia la manera de pensar, sentir, los conceptos morales y la sensibilidad. Cuando la tecnología permite una formación / educación más elevada porque la gente gasta menos tiempo en trabajos estúpidos y monótonos, la gente tiene la posibilidad de ver el mundo desde una perspectiva más amplia, lo que a su vez tiene impacto sobre el desarrollo científico que a su vez influye la tecnología. Se puede decir que ha habido más invenciones y revoluciones tecnológicas después de la segunda guerra mundial que en los 2300 años antes.

Detrás de todo está un problema más general, la dialéctica entre sujeto y objeto, sobre el cual vamos a hablar de nuevo, crítica filosófica.

La lógica de economía neoclásica, si hablamos de economía neoclásica siempre hablamos de la versión simplista que se encuentra en los libros de texto sobre economía y no del original, o sea de Alfred Marshall, es en el fondo la misma que en el ordoliberalismo, neo-liberalismo o en la escuela austriaca. La idea es que se puede controlar la economía a través de un par de parámetros, o sea un par de señales de tráfico. En la economía neoclásica estas señales son los precios, en el ordoliberalismo, y también en el neo-liberalismo a pesar de que este pone un especial hincapié en la "libertad", por un orden fijado por el estado. Todas estas tendencias perciben la economía como autómata y si este autómata no funciona bien, basta a reajustar un par de tornillos. El problema de este concepto es obvio. Si así de fácil fuera, tendríamos pocos problemas. La reducción de la complejidad a unos pocos parámetros sugiere una controlabilidad de la economía y los parámetros realmente críticos, el nivel de la formación / educación, eficacia de investigación y desarrollo, estabilidad política, factores psicológicos aparecen como máximo como un parámetro ficticio con un valor arbitrario. La economía se ha convertido en una pseudo ciencia.

El método es en principio exactamente el mismo en el marxismo. Éste a priori niega que la economía capitalista podría ser controlada, supone por lo tanto un desarrollo regular hacia un estado final, que solo puede ser acelerado, vea Karl Marx, pero el método es el mismo. En el concepto neoclásica los precios y cantidades giran alrededor del equilibrio como los planetas giran alrededor del sol y en el marxismo los planetas se acercan cada vez más al sol hasta chocarse con él. En ambos casos en una perspectiva bastante "astronómica" de la economía. En el universo no hay sujetos, individuos ni nada y afortunadamente, esto por lo menos es de esperar, nada de in-contingente, imprevisible y espontáneo y esperamos que no haya tampoco mucha inseguridad y que los planetas siguen moviéndose de la misma manera en la que se movieron los últimos millones de años. Pero en la economía hay sobre todo esto. Inseguridad, hechos contingentes y imprevisibles.

El análisis sistémico es constitutivo para la economía y no cabe duda que permite de comprender una parte de la economía y si se sabe lo que se esta haciendo, lo que es el caso de Alfred Marshall o de Keynes, es un método útil. Pero si falta la capacidad indispensable para un buen economista de tener presente en la mente la complejidad de la economía y los distintos escenarios, entonces la economía corre el riesgo de ser completamente ignorado por el público, porque llega a conclusiones completamente irrelevantes.

El anhelo de la economía de presentarse como una ciencia exacta como la física, que dispone de una cierta cantidad de "leyes" universalmente válidas es comprensible. La economía no quiere ser ciencia transversal, sino dar un modelo completo de la economía. La economía no quiere echar luz sobre algunos aspectos de la vida económica, sino sobre toda la economía. Esto es lo que le garantiza el acceso a subvenciones y otros recursos estatales.

Se hizo evidente que no era así al principio, pero muy al contrario de lo que Alfred Marshall creyó, se impuso el método de David Ricardo y la crítica de Alfred Marshall, John Stuart Mill y John Maynard Keynes cayó en el olvido, lo que se reveló fatal sobre todo en cuanto se refiere a John Maynard Keynes. Un sistema bastante complejo y una crítica fundamental de conceptos básicos fue convertido en dos curvas, el modelo IS-LM, que tiene poco que ver con la teoría keynesiana.

Lo que se debería hacer es obvio, vea también preliminares. Es exactamente el contrario de lo que sucedió al introducir las carreras universitarias del bachelor / máster (título de grado / maestría). Estas carreras redujeron el estudio de la economía a la modelización pseudmatemática y pseudocientífica. Lo que se aprende son unas trivialidades sacados de la modelización matemática que son tan vagos, que siempre son correctos. En el mercado de arroz siempre hay un equilibrio, en Francia y en Burma porque el consumidor en Burma que no se puede comprar la cantidad de arroz que necesita para sobrevivir tiene otras preferencias y ha preferido morir, mientras que al consumidor en Francia le ha apetecido más el cuscus este día.

Sería mejor de tomar como base los originales. O sea Adam Smith, Alfred Marshall, John Stuart Mill y John Maynard Keynes. Con estos cuatro libres se tendría el núcleo de la economía, o sea todos los conceptos básicos. Esto puede hacerse tranquilamente en tres / cuatro semestres, o sea en dos años. No está nada claro que ha habido un progreso después de Keynes. A lo mejor ha habido un retroceso. Estos conceptos básicos son realmente esenciales para la comprensión del mundo que no rodea. Entonces quedarían cuatro semestres que se puede dedicar, según los gustos personales de cada uno, a cosas que cualifican para la vida profesional.

Esto además sería más barato, se habría menos gente que no termina la carrera y llevaría a más puestos de trabajo concretos. El problema es que este cambio requiere un personal docente capaz de reestructurar las carreras, o sea gente con experiencia profesional. Un currículum vitae tipo escuela => colegio => estudiante => asistente universitario => catedrático => jubilado y muerto no basta.

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Anotaciones:

ES        DE

 

En cuanto a los conceptos económicos se refiere John Stuart Mill se queda dentro del mundo clásico.

Sin embargo John Stuart Mill va más allá de lo meramente económico y toma en cuenta también factores extra-económicos que no obstante influyen la economía.

John Stuart Mill anticipa un debate que surgirá 200 años más tarde entre Adorno y Popper. Si los efectos son el resultado del conjunto de las relaciones sociales, los efectos por si solos no explican nada.

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