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Cultura industrial,  Iluminismo como engaño de las masas

El ensayo sobre la cultura industrial es un ensayo que forma parte del libro Dialéctica del Iluminismo de Theodor W. Adorno / Max Horkheimer. El libro fue publicado por primera vez en 1944.

Se suele interpretar este libro como una reacción a la llegada al poder de sistemas totalitarios, sobre todo a la llegada a poder del nacionalsocialismo. Diría el autor que la crítica expresada en este libro es más general. Es una crítica de la razón instrumental en general.

Simplificando se puede decir que la razón instrumental es una razón que convierte el sujeto en un mero objeto. El sujeto que debería ser el fin de una acción, se convierte en el instrumento para lograr un fin. La razón instrumental se dirige por lo tanto en última instancia contra el sujeto mismo. Adorno y Horkheimer ilustran su concepto con la famosa escena de la Odisea de Homer. Cuanto el barco de Úlises y sus compañero pasa por la isla de las sirenas, cuyo canto era tan bonito que los navegantes se acercaban para mejor oirlas y acababan por estrellarse a los arrecifes. Ulises y sus compañeros sobrevivieron, porque Ulises se hizo amarrar al mástil y sus compañeros se taparon los oídos con cera. El muy astuto Úlises sobrevivió sometiendo a su propia naturaleza. Lo que Adorno y Horkheimer quieren decir: Cualquier razón es instrumental, pero se llega a una situación grotesca, si nada tiene un valor absoluto, si el valor de una cosa solo se desprende de su valor sistémico. Si todo solo tiene un valor sistémico, si el sujeto no es el fin, el sujeto se disuelve en el sistema.

La crítica de Adorno / Horkheimer es por lo tanto más general. Lo que en la economía es considerado como algo sumamente positivo, el autocontrol de economías de mercado que permite, a traves de precios, y que exige, por la competividad, la asignación optimal de los recursos productivos, es considerado por Adorno / Horkheimer como un problema. Una economía de mercado considera cualquier cosa bajo el aspecto de su utilidad, incluído la cultura, que vive, esto es un concepto central de la filosofía de Adorno, de la diferencia entre el contenido del artefacto y la consciencia del sujeto. Al nivelar esta diferencia el artefacto engaña al recipiente de la misma manera que un profesor que cuenta al alumnado solo cosas que ya sabe y que puede consumir sin esfuerzo alguno. Si el artista antaño se dirigía a individuos para entrar en un díalogo con su público, exigiendo un esfuerzo, la industria de la cultura se dirige a objetos, a grupos de consumidores bien definidos dandoles lo que quieren y engañandoles de cualquier cosa nueva.

No vamos a entrar aquí en detalle en la filosofía de Adorno, el más importante de los dos, esto llevaría un poco muy lejos. Resumiendo se puede decir que la filosofía de Adorno está diametralmente opuesta al pensar económico. Si la economía se interesa por aspectos sistémicos, la posibilidad de controlar un sistema a través de determinados parámetros abstraendo de sujetos concretos, Adorno se interesa únicamente por los sujetos. Lo que Adorno interesa es el efecto que tiene un sistema sobre el sujeto y no la estabilidad del sistema. Si la economía toma un determinado comportamiento como dado y objetivo, para Adorno el comportamiento es el mero resultado de un sistema. De ahí la frase muy famosa: El todo es lo no verdadero. (Lo que es, obviamente, una crítica de la filosofía de Hegel.)

Se puede leer por allí y por allá que la teoría de Adorno es marxista. Esto es obviamente una chorrada. La crítica fundamental de Adorno se dirige tanto a sistemas "capitalistas" como a sistemas "socialistas". (Se puede incluso decir que su critíca apuntaba más al mundo ya difunto del bloque del este, dado que ahí se manipulaba conscientemente que al mundo "capitalista". En el mundo capitalista no se impide y no se impedía a nadie de vivir como le da la gana, siempre y cuando se logra a desprenderse de las coerciones sistémicas; lo que solo es posible, si uno tiene plata. O sea hay un grado de libertad, que no hay en estados socialistas.)

En resumidas cuentas para entender la relevancia del texto "Iluminísmo como engaño de las masas" hay que entender un par de cosas.


a) La mayoría de las ciencias sociales, esto vale sin restrincción alguna para la economía, tienen una forma de proceder sistémica. En el caso del ordoliberalismo la forma de proceder sistémica es programa.

Los hombres se comportan según los parámetros / reglas / orden dados. Esto a veces es sensato, si el resultado que se desea se logra de esta manera y mucho menos sensato, si los parámetros / reglas / orden llevan a un resultado poco sensato. Para hacer una carrera académica como economísta por ejemplo hay que escribir artículos en revistas de economía de prestigio internacional. Dado que son internacionales el tema del artículo tiene que ser lo suficientemente abstracto, o sea abstraer de problemas concretos de un determinado país, para interesar a todo el mundo. Esto lleva al resultado curioso, que conviene a ocuparse de problemas irrelevantes envez de resolver problemas concretos. A la gente que quiere hacer una carrera académica les conviene por lo tanto más escribir artículos que resolver problemas concretos y crear trabajo y por lo tanto escriben artículos a pesar de que esto no tiene impacto real alguno.

La economía de mercado es indudablemente, en cuanto a la productividad se refiere, dejamos al lado del momento la crítica de Keynes, el sistema económico más eficaz. No responde a la pregunta si esta mayor eficacia lleva a un bienestar mayor y dentro de la lógica de un sistema de mercado libre tampoco debe responder a esta pregunta, dado que las preferencias de los consumidores dan una respuesta a esta pregunta. Sin embargo se puede cuestionar está lógica, si se supone que las preferencias de los consumidores son a la vez el resultado de algo. La lógica de los adeptos del mercado libre no pega en este caso. Si una industria, en este caso la industria de la cultura, puede manipular las preferencias se puede cuestionar el concepto que el consumidor es libre en sus selecciones. La gente también lloró al lado del ataúd de Stalin, vea Funerali del Generalissimo Stalin. Es de suponer que algunas de estas lágrimas eran realmente la expresión de sentimientos auténticos, pero incluso el sentimiento más auténtico puede ser el resultado de una manipulación. La manipulación ya comienza, cuando la gente acepta poca cosa como felicidad, porque nisiquiera saben que significa ser feliz.

El argumento de los liberales tipo Hayek / Friedman es previsible. Dirán que cualquier intento de influir en las preferencias de la gente sería un ataque a la libertad. Este argumento sería indudablemente correcto, si pudiesen explicar como se forman las preferencias de la gente y comprobar que en el estado actual no hay manipulación. El hecho de que la mayoría de los músicos pop más famosos a nivel mundial son estadounidenses sugiere que la industria de la cultura estadounidense tiene más que otras la capacidad de influir en las preferencias de la gente. Esto no significa que Adorno esté en favor de la protección de culturales nacionales como en Francia. Este tipo de protección solo lleva a un estancamiento de la cultura a nivel folclórico y tanto el folclor y como la cultura de masas carecen de autenticidad, si comprendemos por autenticidad el cruce de un desarollo individual con la lógica interna de un artefacto.

La crítica de Adorno apunta sobre todo a la industria de la cultura. Para comprender esta crítica hay que comprender la perspectiva desde la cual Adorno la critíca. (Vamos a volver sobre el tema más abajo.) A pesar de que la Dialéctica del Ilúminismo es la obra más conocida, el punto de vista de Adorno está expresado de manera mucho más detallado en la Teoría Estética. El arte, por lo cual entiende cualquier artefacto, sea musical, literario o bellas artes etc., es para Adorno la única instancia que se resiste al "mundo administrado". No tanto en el sentido de Bertold Brecht o Jean Paul Sartre, o sea que critica directamente determinadas situaciones, sino en el sentido de cuestionar "lo idéntico" comprendido como las limitaciones del conjunto de las relaciones sociales inconscientemente aceptadas. Una industria de la cultura que es el mero reflejo de lo idéntico, de lo consumible sin esfuerzo, no permite a la gente de salir del marco del ya conocido. Para dar un ejemplo: Nadie sabe que música, películas, libros hay en la cultura persa y árabe y lo que pasa en el continente africano. Pero conocemos todos la música, los libros y las películas distribuídas y comercialisadas por canales y cadenas de manera profesional y eficaz.

La crítica de Adorno de la industria de la cultura es un poco difícil de comprender. La comprendemos sin problemas si transferimos sus ideas a la industria de las noticias.

Se podría resumir el problema, entonces se ve también inmediatamente la semejanza entre la industria de la cultura y la industria de las noticias de esta forma: La industria de la cultura, al igual que la industria de las noticias, no se interesan cualidades, por el contenido. Todo el contrario. Su interés consiste en nivelar el contenido en favor de la cantidad. Cuanto más homogéneos son los individuos, tanto más fácil es de suministrar el mismo producto, sea libro, música, película, canal de radio a un máximo de consumidores. Cualquier tentativa de tratar determinados grupos o individuos de manera individual reduce las ganancias. Esto no ocurre necesariamente con malas intenciones. Es un mero hecho económico. La producción de UNA película para millones de persones es más rentable que la producción de X películas para un par mil de personas. La industria de la cultura no tienen ningún interés de tratar la gente como individuos. Vamos a volver más abajo sobre el tema y aplicar la misma lógica a la indústria de las noticias.

b) El ensayo Industria de la Cultura, Iluminismo como Engaño de las Masas debe su fama en parte al hecho que Adorno describe las experiencias personales de manera auténtica. A este tipo de descripciones pertenecen frases como [1] "se trata de la consciencia neutralisada, a la cual le da igual para qué se entusiasma" o [2] "lo que el burgués entiende por disfrutar de manera real y concreto, a lo mejor ni siquiera existe".

(En el caso de que alguién no lo entienda un ejemplo simple. [1] Es de suponer que el interés por principesas y príncipes será menor, si la gente tuviese una vida interior más intensa, pero al igual que el hambriento coge cualquier miga que encuentra, el aburrido se emborracha con cualquier emoción ajena y cualquier necesidad se convierte en acontecimiento. [2] Se puede leer ahí y por allá que alguién disfrutó leyendo un libro, pero de hecho un libro es una especie de diálogo y a partir del momento que el interlocutor cuenta cosas nuevas, hay que prestar atención a lo que dice, hay que hacer un esfuerzo. Este tipo de conversación puede ser muy enrequecedor, en plan intelectual, sentimental, estético, pero no es la misma sensación que se tiene al disfrutar una ración de calamares. Se puede formularlo también de otra manera. El que se interesa para todo, no se interesa para nada y el que cree que se puede consumir un artefacto que es el resultado de un trabajo sin trabajo tiene expectativas erróneas.)

Adorno apunta a un aspecto que solo difícilmente se puede describir, pero que sin embargo es central: autenticidad. Su obra principal, la teoría estética gira alrededor de esta noción. El arte es lo "no-identico", aquel que se sustrae a cualquier noción, es el contrario del mundo administrado y el contrario de la arbitraridad producida para las masas.

De esta perspectiva hay que leer La Industria de la Cultura o Iluminismo como Engaño de las Masas. La industria de la cultura, que sugiere ser arte, no brinda lo que Adorno espera del arte: Levantar el velo del mundo administrado.


c) Hayek / Friedman y, en menor medida Popper, hablan de colectivismo, sin embargo nunca precisan lo que entienden por colectivismo y se puede dudar, dado los escazos sino inexistentes conocimientos que tienen de psicología, el que dice que Hayek tenía conocimientos profundos de psicología no sabe de que habla, que hubiesen sido capaces de precisar esta noción.

Para Hayek colectivismo es lo mismo que "socialismo" de cualquier tendencia y el keynesianismo también es una especie de socialialismo. La diferencia entre colectivismo y socialismo resulta para Hayek de la libertad empresarial. Es una tesis que se debería comprobar. Se debería comprobar por ejemplo cuanta libertad empresarial realmente hay. Se podría tomar como número de indicador el número de empresas creadas cada año. En Alemania por ejemplo hay una empresa nueva cada año por mill habitantes. Un número que no confirma realmente la tesis de Hayek. Parece más probable que la libertad empresarial existe en la teoría, pero no realmente en la práctica y este número sería todavía inferior si el estado no interviniera de manera masiva a través del sistema educativo. Hayek es un soñador lo que también se debe al hecho que en toda su vida no ha fundado ninguna empresa y nunca trabajó de verdad, es más bien un coach potatoe.

El caso de Adorno es más complejo, lo que se debe al hecho que el nivel intelectual de Adorno y el trasfondo cultural es mucho, pero mucho más amplio que el de Hayek, que era en el fondo una mente estructurada de manera bastante simple. Si todo esta mediado, el individuo es una construcción bastante frágil, fácilmente manipulable que se puede entusiasmar para cualquier contenido, cualquier valor y para cualquier ideología.

No tenemos, como ya lo hemos dicho, ninguna intención de entrar en los detalles de la filosofía de Adorno. Adorno acepta la tesis de Hegel que todo está mediado que el individuo, percibido como algo autónomo, no existe. La diferencia consiste en el hecho de que para Hegel el individuo refleja el desarollo del espíritu del mundo y lo no mediado corresponde a nada. La diferencia consiste en el hecho que la totalidad es para Hegel lo verdadero. Para Adorno lo erróneo. La noción "colectivismo" se basa en un concepto infantil del hombre. Si todo está mediado no hay individuos como entes independientes. Autenticidad en este concepto es una noción frágil, porque incluso lo más auténtico es mediado. La noción colectivismo no tiene por lo tanto mucho sentido. Se puede decir que en sistemas totalitarios / autoritarios hay una manipulación consciente mientra que en estado liberales la manipulación es el resultado de meras tendencias económicas, pero en ambos sistemas el individuo es una construcción frágil que no sirve como opositor al colectivismo.

El ensayo Industria de la Cultura o Iluminismo como Engaño de las Masas corre el riesgo de ser comprendida como una crítica de la cultura vulgar / de masas / trivial contrastándola con la "alta" cultura. Una crítica de este tipo hizo recientemente Maria Vargas Llosa, vea La civilización del espectáculo.

Lo que Maria Vargas Llosa olivda es que la "alta" cultura, sea lo que sea que él entienda por eso, es distribuída por los mismos canales de distribución, con los mismos mecanismos de marketing y con la misma profesionalidad que cualquier otro artefacto y lo que no logra a inserirse en estos canales de distribución, tampoco se oye.

Si hay el grupo de las amas de casa a los cuales les gusta leer novelas rosas con cantidad de médicos que se enamoran de sus pacientes románticos, también hay el grupo de los filólogos alimentados por el tributario que leen Mario Vargas Llosa para poder justificar la alimentación por el estado dado que presentan la "alta" cultura. La diferencia entre los dos casos no es tan enorme como Mario Vargas Llosa lo supone.

Este tipo de discusión no contrasta el vació con contenido, la superación con la adaptación a supuestas necesidades, sino la pérdida de lo solamente relevante desde un punto de vista sistémico con el triumfo de lo arbitrario. Sin embargo lo que que solo es relevante desde un punto de vista sistémico está tan vacío de contenido como lo arbitrario. En resumidas cuentas: No se debe confundir los discursos de Adorno con los discursos que se puede leer cada día en los periódicos de "calidad" que escriben para un público que se identifica con una cultura que de hecho no entienden y cuyo valor consiste para ellos en el valor de cambio.

El ensayo Industria de la Cultura fue escrito en 1944. Hoy en día no se puede hablar de una Industria de la Cultura, se debería diferenciar. Sobre todo el internet quebró el poder de la industria de la cultura. Sin embargo el comportamiento de los actores confirma la denominación de Adorno, porque la noción Industria de la cultura no es una invención de Adorno. La denominación industria de la música, industria de la película es la autodominación de los actores. En cuando a los libros se refiere no se suele hablar de la industria de los libros, pero los mecanismos son similares. La estrecha relación entre periódicos y editoriales permite la promoción de cualquier libro, sea este lo que sea, para cualquier grupo de consumidores estatísticamente bien definido: novelas para mujeres, novelas de amor, filosofía de cocina, etc. etc.. No se trata de la superación, sino de la satisfacción de las necesidades de un público bien definido. A primera vista esta manera de proceder es muy democrática y pega perfectamente con la ley de la oferta y demanda. Sin embargo es solo tan democrático que el suministro de alcol a un alcólico. Según esta lógica sería igualmente democrático si un traficante de drogas primero engancha a sus clientes para después hacerlas trabajar de prostitutas. La ley de la demanda y oferta no vale, si el productor determina tanto la oferta como la demanda.

Dirá el lector que no tienen ninguna importancia si las preferencias son "producidas" o el resultado de un desarollo personal, previsto que la gente es feliz. Pero esto es justamente la cuestión central. Si cada noche la mitad de la población se lo pasa delante de la tele mirando la misma emisión no es de suponer que a todos les interesa a pesar de ser un pasatiempo para todos. Pero un pasatiempo no es la felicidad. Es la falta de alternativas. Sea porque desconoce las alternativas, sea porque las alternativas no le son accesibles.

Dirá el lector igualmente que esto no es ningún problema, cualquiera puede pasar su tiempo de otra manera y desprenderse de los tentáculos de la industria de la cultura. Un punto de vista un poco infantil que niega por completo que los individuos son el resultado de la sociedad en la que viven. No cabe duda que un hombre de la edad media, para tomar un ejemplo extremo, tenía la posibilidad de convertirse en un existencialista, pero se entiende que es esta posibilidad solo existe en teoría. Una sociedad abierta no debe ser manipulada. Ni inconscientemente por razones económicos, ni conscientemente por un régimen totalitario.

Dicho esto: El lector que dice que cualquiera tiene acceso, al menos en teoría, a cualquier tipo de cultura y información debería igualmente creer que no hace falta enseñar las obras principales de literatura española en los colegios y que da lo mismo si la gente lee el Miguel de Cervantes Saavedra, Antonio Buero Vallejo, Pio Baroja, Julio Cortázar etc.. o la centésima novela de amor que no es otra cosa que una nueva compilación de elementos ya existentes. Un poco ilusorio todo esto, ¿no?

El interés de la industria de la cultura es la homogenización de los individuos. Cuanto más homogéneos mejor. Porque esto garantiza que el mismo artefacto puede ser distribuido a millones de personas en el mundo entero. Lo que Hayek y Friedman no comprendieron es que una economía de mercado ya lleva dentro el germen del colectivismo. El problema que esto conlleva vamos a ver más claramente si transferimos la lógica de la industria de la cultura a la industria de las noticias.

Que se habla solo de la industria de la música y de la industria de la película y no de la industria del libro no tiene nada que ver con las diferencias en la producción, el marketing y la distribución. Sin embargo una pequeña diferencia. Música y películas están más cerca del consumo sin consecuencias que el libro. Este último hay que leerlo, lo que supone un cierto esfuerzo. De este resto de inconsumibilidad el libro tira su prestigio y resiste, en cierta medida, a encontrarse entre las sopas prefabricadas y el helado de vanilla.

Los tres son capaces de promover cualquier artefacto y cualquier asunto. Entre las aventuras amorosas de un futbolista y la crisis bancaria no hay, siempre y cuando ambos sirven para cosquillar el apetito por la sensación y no exigen un gran esfuerzo de reflexión, diferencia alguna. La lógica económica no tiene ninguna preferencia para experiencias y prefiere grupos cuyo comportamiento es previsible. Si una película solo tuvo seis millones de espectadores envez de los diez millones previstos solo confirma el principio. El fracaso solo puede extrañar si los estratégicos de marketing contaron con mejores resultados.

Sin embargo la noción "industria de la cultura" es una noción un poco imprecisa, dado que pertenecen a este sector también los canales públicos. (En la mayoría de los países europeos existen paralelamente a los canales privados canales públicos que de una u otra manera son financiados por el "estado", o sea por el tributario.) Estos tienen, al menos en la teoría una misión educativa / informativa. Eso es lo que justifica su financiación pública. Con esta financiación pública se quiere crear canales que pueden producir artefactos y reportajes independientemente de su éxito económico. Sin embargo hay cada vez menos personas que ve una diferencia entre los canales privados y los canales públicos lo que cuestiona el concepto de la financiación pública.

El fenómeno es más previsible todavía en las páginas web de estos canales públicos. Si se compara las páginas web de canales públicos en Francia, Alemania, Italia, España etc.. se ve sin problemas que se asemejan como una gota de agua a la otra y que la estratégia de marketing es siempre la misma. La profundidad de la información dada es más o menos la misma y faltan por completo informaciones de fondo. Todos tienen un sector sport, pero no de economía, un tema que tiene más impacto sobre la vida de la gente. Domina el entretenamiento fácil de consumir. Es resumidas cuentas. Hacen casi lo mismo que los canales privados y inviertan más energia en la presentación del contenido que en el contenido mismo.

La misma tendencia se puede observar en la televisión. El équipo técnico y la elaboración del contenido es más importante que el contenido mismo y el fin es obvio. El que hace uso de muchos efecto técnicos para que el contenido sea más digerible quiere que el contenido "pase fácilmente", no quiere convencer con argumentos. Cada moderador de una talkshow se apura a decir que más vale no entrar en los detalles, porque esto deborda el espectator. La relevancia de las informaciones no proviene de su importancia objetiva, sino del mero hecho de que son omnipresentes. Una borrachera de un príncipe inglés es mucho más importante que los aranceles sobre los plátanos. El mero hecho que el estado les dota con los recursos necesarios para estar omnipresente confirma que son competentes y con cada repetición de la misma noticia se corrobora la relevancia.

La diferencia entre canales privados y canales públicos son meras matices. Los canales privados son incluso más honestos, porque no dejan ningún lugar a dudas sobre sus intenciones. Si los estratos pobres pueden ver reflejados su pobreza en emisiones sobre super nannys, los canales públicos vacián los contenidos de manera todavía más eficaz vendiendo el vacio como cultura haciendo comprender a todo el mundo que todo es vacio. Si se vende la cultura "alta" como el canon de un grupo determinado se destaca su valor sistémico vaciandolo de su contenido. La cultura se convierte entonces en el signo distintivo de un grupo determinado vaciado de su contenido y como mero signo se convierta en algo arbitrario y la arbitrariedad es el contrario de individualidad.

Como mero signo distintivo no hace falta conocer los contenidos basta que se conozca la jerga que abstrae del desarollo individual, cuyo resultado es la cultura.

Como ya hemos dicho es más fácil comprender el concepto de Adorno si se transfiere sus ideas a la industria de la información. Para entender porque Adorno atribuye una tal importancia a la "cultura" de masas, hay que comprender el papel que atribuye a la cultura y porque constata un fracaso en la enseñanza de la cultura en la educación pública. A partir del momento que la cultura solo tiene un valor sistémico, puede ser sustituida por cualquier otra cosa que juega el mismo papel. Para ilustrar el problema con un ejemplo que no tiene nada que ver con la cultura: Los valores sistémicos que controlan un ejército son los mismos en todos los países y era por lo tanto ningún problema de integrar el ejército de la difunta Alemania del Este en el ejército de Alemania del Oueste. (Después de la caída del muro.) Es obvio que esto no habría funcionado, si para los miembros del ejército del Alemania del Este el contenido, una determinada concepción de la sociedad, hubiese tenido importancia. Si se habla con esta gente es incluso difícil de explicarles en qué consiste la paradoja.

En otros ensayos, por ejemplo en la educación para la emancipación Adorno apunta al sistema educativo y este sistema parece ser el destinatario correcto de la crítica. Parece que los contenidos que enseñan no tuvieron y no tienen ningún impacto referente a la individualisación. El nacionalsocialismo es sobre todo un fracaso cultural que debería llevar a una reflexión fundamental sobre el funcionamiento del sistema educativo, lo que no es y no fue el caso.

Entre otras cosas porque hay un error a nivel didáctico. El sistema educativo supone que se puede enseñar el resultado de un proceso sin el proceso. Esto es imposible. La cultura es como la lengua que tampoco existe sin proceso. Las palabras que hay son el resultado de un proceso y para que adquieran un significado, hace falta un proceso individual. Sin la experiencia que cargan las palabras, las palabras no tienen ningún significado. Niños aprenden palabras, pero solo a lo largo de su vida estas palabras adquieren un significado. (Que depende, dicho sea de paso, de las experiencias.) Si se abstrae del proceso la cultura se convierte en una mercancia, en una frase burocrática.

Presentar la "cultura burguesa" como opositor a la industria de la cultura es por lo tanto una idea muy idiota y el que supone que Adorno hace esto, no ha comprendido lo que Adorno quiso decir.

Probablemente sería más útil de ocuparse más de los textos de Adorno que se ocupan del orígen, de la finalidad, de la función, de la producción y de la recepción de cultura que relacionarlo exclusivamente con la " Iluminismo como engaño de las masas". Se podría a lo mejor resolver algunos problemas didácticos en la enseñanza de la cultura en general.

Lo que piensa sobre la "cultura burguesa" describe centenares de veces.

Wer im neunzehnten und beginnenden zwanzigsten Jahrhundert Geld ausgab, um ein Drama zu sehen oder ein Konzert zu hören, zollte der Darbietung wenigstens soviel Achtung, wie dem ausgegebenen Geld. Der Bürger, der etwas davon haben wollte, mochte zuweilen eine Beziehung zum Werk suchen. Die sogenannte Leitfadenliteratur zu den Wagnerschen Musikdramen etwa und die Faustkommentare legen dafür Zeugnis ab.

Si en el siglo 19 alguien gastaba dinero para ver una obra de teatro o escuchar un concierte respectaba la presentación por lo menos en la medida que gastaba dinero. El burgués que quería sacar provecho de ello de vez en cuando habrá buscado un acceso a la obra. Las así llamadas guías a las obras dramáticas de Wagner por ejemplo o los comentarios sobre el Fausto son un testimonio de ello.

Max Horkheimer, Theodor W. Adorno, Dialéctica de la Iluminismo, página 169

Esto suena como si Adorno no hubiese era completamente convencido que la recepción del arte por la burguesía era una superación, un alzamiento del velo del mundo administrado, un centello de lo no-idéntico dentro del mundo administrado. (Para que se pueda imaginarse algo referente a no-idéntico. Si miramos una obra de Roy Lichtenstein nos damos cuenta sin problemas que se asemejan a los dibujos animaodos. Pero presentando emociones como algo reproducible infinitamente, ponen un hincapie en el caracter mediado de las emociones. El que quiere puede tratar de precisar esto. Lo no-identico es todo aquello que se sustrae a las nociones. La famosa frase de Wittgenstein "El fin de mi lingua, es el fin de mi mundo" es erróneo. La correcta frase sería 'donde la lengua termina, comienza el hablar'.)

La concepción que tiene el "burgues", sea esto lo que sea, Adorno refuta. Citamos el párrafo para que se vea que la industria de la cultura no es el real problema. Si el sistema educativo y la cultura "oficial" altamente subvencionada lograse a presentar la "cultura alta", Marcel Proust, Miguel de Cervantes, Fiódor Mijáilovich Dostoyevski. La gente no bebería agua, si hubiese ya descubierto el vino.

Dass keiner mit Kunst sich abgäbe, der, wie die Bürger sagen, gar nichts davon hätte, ist nicht zu bestreiten, aber doch nicht wieder so wahr, dass eine Bilanz zu ziehen wäre: heute abend Neunte Symphonie gehört, soundsoviel Vergnügen gehabt; und solcher Schwachsinn hat mittlerweile als gesunder Menschenverstand sich eingerichtet. Der Bürger wünscht die Kunst üppig und das Leben asketisch; umgekehrt wäre es besser.

Theodor W. Adorno, teoría estética, página 27

Es obvio que nadie se ocuparía del arte si no saca de ello ningún provecho, pero esto no vale en el sentido que se pueda contabilizar el provecho de manera " hoy he escuchado la novena sinfonía, me ha aportado esta cantidad de regocijo". Tonterías de este tipo son hoy en día universalmente aceptadas. El burgues quiere el arte exuberante y la vida ascético; sería mejor al revés.

El valor que Adorno concede a la cultura "burgués", una noción de hecho un poco rara, y las instituciones que la apoyan es escaso. Consiste en el mero hecho que formando parte de la tradición sobrevive por lo menos como valor de cambio y es por lo tanto todavía visible. A partir del momento que no tiene ni siquiera un valor de cambio, desaparece. (Lo que de hecho sucede. Cada vez más desprovisto de su contenido, pierde finalmente también el valor de cambio.)

La cultura institucionalisada no es el opositor de la industria de la cultura. Todo lo contrario. Forma parte de ella. El que no entiende de lo que está hablando el autor puede leer este artículo, paren al instituto Goethe. La diferencia entre la presentación de la cultura como folclor y la cultura industrialmente producida a base de unos determinados elementos fijos es poca.

Aplicando su noción del arte, vea arriba, tanto a la industria de la cultura como a la cultura institucionalisada critica que ambos no cumplen la promesa del arte. El cuadro es más complejo. No se puede negar que la televisión, los periódicos, el comercio de los libros se adaptan a las necesidades de determinados grupos engañandoles de esta manera de lo que podría ser el arte, la superación del mundo trivial, pero tampoco se puede negar que hay muchos artefactos con un gran impacto sobre la consciencia colectiva. La película "Carmen" de Carlos Saura por ejemplo abrio los ojos a millones de personas. La noción industria de la cultura es un poco vaga. Hay cualquier cantidad de cultura financiada en plan privada por gente que realizan sus sueños personales y el éxito comercial es secundario.

El texto 'Industria de la Cultura o Iluminismo como Engaño de las Masas" sería un buena introducción a la relevancia, didáctica y comercialisación de la formación / educación / cultura. Sería un texto idóneo para todo aquellos que estudian para ser profesores u otras cosas relacionadas con humanidades, porque les permitiría de reflexionar sobre sus futuras profesiones. Un futuro profesor que reflexiona por primera vez sobre como fascinar el alumnado por el Don Quijote en el momento que le toca dar clases sobre ello lo hace un poco demasiado tarde. Si toma la relevancia de la cultura como algo sobreentendido, no ha comprendido lo que es cultura. Una cosa solo es cultura si es una experiencia nueva, nuevo para cada generación y la relevancia de lo nuevo no es obvio. Todo lo contrario. Es solamente relevante si se cruza con una tendencia social o individual y encontrar este cruce es un real reto didáctico. Si no hay este cruce, la cultura no es ni una experiencia nueva, ni es es relevante. En este caso solo tiene un valor sistémico y carece de contenido y es sustituible por cualquier otra cosa.

No se puede negar que la industria de la cultura produce sobre todo un gran aburrimiento y que no sirve para gran cosa de tener acceso a cuarenta canales de televisión, si todos emiten las misma tonterías y no tiene mucho sentido tener acceso a centenare de periodicos si todos cuentan la misma cosa.

No cabe duda tampoco que la cultura, que siempre se relaciona con valores humanistas ha fracasado por completo. Al menos la cultura institucionalisada no protege contra la barbarie. Sin embargo la relación que Adorno / Horkheimer establecen en el ensayo Industria de la Cultura como Engaño de las Masas y el llegada de la barbarie al poder no es tan obvio.

Sin embargo la industria de las noticias funciona con los mismos mecanismos que la industria de la cultura. Ambos tienen un interés de producir para un público lo más grande posibles a los costes más bajos. Esto significa que distribuyen sobre todo informaciones que reciben a un buen precios de las agencias de información, Reuters, AFP, DPA etc.. o informaciones que se puede obtener fácilmente sin investigación propia: noticias del mundo del deporte, del mundo del entrenimiento, previsión del tiempo etc.. Esto también explica el formato talk show que se puso tan de moda en el mundo entero. El formato talk show es interesante tanto para la tele como para la gente que participa. Para los primeros, en general políticos, es publicidad y para los segundos es una manera barata de producir contenido. Lo que en general se recibe es un debate en el cual los participantes expresan sus opiniones lo que no son tan interesantes que los hechos. Obviamente en una democracia cada político puede expresar su opinion, es incluso la conditio sine qua non de la democracia. Pero para esto está el debate parlamentario, pero esta debate solo tiene sentido si es público, o sea transimitido en todo el territorio nacional. La prensa debería tener otra función. Debería controlar en que medida las opiniones ahí expresadas pegan con los hechos. Que los políticos expresan las mismas opiniones neuvamente en un debate televisivo que ya expresaron en el parlamento es poco útil, dado que no sirve para gran cosa. Para que el público puede formarse una opinión necesita más informaciones y el trasfondo teórico que permite evaluar estas informaciones.

Se entiende que informar el público no es un negocio interesante, primero porque es más barato de invitar alguien que da su opinión y segundo porque el público dispuesto a reflexionar es más pequeño, pero esto sería el trabajo de la industria de la información. El problema es, que esto es menos rentable. De otra parte están y estarán cada vez más confrontados con la competencia del internet. Hay mucha gente que ya tiene informaciones valiosas sin hacer esfuerzo alguno y pueden ofrecer estas informaciones a unos costes cero a través de la red. El caso más famoso de ello es Edward Snowden, pero hay millones de blogs que ofrecen informaciones de este tipo y a partir del momento que la gente aprende a distinguir entre informaciones inútiles y informaciones relevantes los medios de comunicación de masas pierden de importancia. La compra de la Washington Post por Amazon es una tendencia que muestra lo que va a pasar en el futuro. La gente no va a pagar por informaciones fútiles que primero pueden obtener por todas partes y que segundo son irrelevantes. En resumidas cuentas: Es un problema que se resolverá por si solo.

La tesis de Adorno que la industria de la cultura elimina el individuo preparandolo de esta forma para el colectivismo es un poco vaga, aunque esclarecedor porque apunta a un problema real. Sin embargo la realidad de hoy en día es más compleja. Al lado de las serias industrialmente fabricados que se componen de elementos fijos, tiroteo, persecución en coche, amores imposibles, distinción clara entre el bueno y el malo, batallas de todo tipo, barcos que se hunden y aviones que se estrellan etc.. que pueden mezclarse de manera arbitraria y que son el condimento para a una historia irrelevante, que son lo que en la industria se llamaría produccion en serie, variaciones sobre un modelo de base, hay las peliculas de autores que a muy a menudo tienen mucho éxito, como por ejemplo las peliculas de Michel Moore.

La industria de la cultura es sin duda una ceremonia idiota, pero ella no tiene los medios de cambiar el mundo. Se puede criticar que la industria de la cultura solo satisface las preferencias de la gente maximando de esta manera sus ganancias, pero responsable para estas preferencias es el sistema educativo. Adorno y la Escuela de Frankfurt en general está bastante bien arraigada en el ámbito de las universidades. Envez de quejarse sobre la cultura de las masas podrían igualmente desarollar conceptos que fomentan el interés del alumnado para artefactos más sofisticados. Mientras en las carreras donde se forman los futuros profesores, filología, historía, ciencias políticas, filosofía etc.. no se discute sobre la enseñanza de estos contenidos la crítica de la supuesta cultura de masas es un poco estéril y de poca relevancia práctica.

La industria de la cultura y la industria de las noticias se asemejan también en cuanto al aspecto tecnológico se refiere. Si la industria de cultura invierte más y más dinero para que los barcos se hundan de manera cada vez más espectacular, la industria de la culutra invierte más y más dinero en presentar el escaso contenido con un máximo de tecnología y efectos. El fin del efecto no es informar, el fin del efecto es entretener.

Mucho más importante que el contenido es la pregunta si se puede a través de un app alcanzar más interesados desinteresados. La noticia es entretenimiento y como cualquier entretenimiento es arbitraria. Encuentra su público tan poco en una situación especial y individual en la cual podría interesarle realmente, como los artefactos de la industria cultural encuentran una consciencia especial en un momento determinado. Solo como algo irrelevante tienen un valor económico. Si fuesen relevantes, deberían ser especiales. Michael Jackson, la princesa de Monaco y la familia real conmueven un sentimiento que no necesita objeto especial, porque cualquier objeto le atira.

El fin de la noticia es tan poco su procesamiento como el sentido del artefacto es la suberación. La noticia forma la opinión pública por el mero hecho que aparece y lo que no aparece, es irrelevante. La industria de la noticia no es, en esto se distingue claramente de la propaganda, ideológica. Funciona exactamente al revés. Un ministerio de propaganda en un estado totalitario o autoritario acepta cualquier gasto para distribuir una noticia. La industria de noticia busca la noticia que se puede distribuir con el menor esfuerzo.

Los gastos son pocos si la noticia tiene un interés de ser divulgada, en otras palabras si la divulgación es parte del concepto económico, lo que suele ser el caso del deporte. La divulgación de este tipo de noticias se puede dejar a los canales privados. No hay ninguna razón para que los canales públicos compren el derecho de transmitir espectáculos deportivos como campeonatos de todo tipo haciendo subir los precios.

Es obvio que en una democracia sobre todo las noticias son interesantes que alguna gente no quiere ver divulgadas. Este tipo de noticias son mucho más caros en la producción, porque exigen investigación. Sin embargo se podría producirlas si se gastara menos dinero en el equipo técnico y en efecto.

Si se sustituye en el párrafo que sigue industria de la cultura por industria de la noticia se recibe una descripción bastante detallada de la situación.

Von Interessenten wird die Kulturindustrie gern technologisch erklärt. Die Teilnahme der Millionen an ihr erzwinge Reproduktionsverfahren, die es wiederum unabwendbar machten, dass an zahllosen Stellen gleiche Bedürfnisse mit Standardgütern beliefert werden. Der technische Gegensatz weniger Herstellungszentren zur zerstreuten Rezeption bedinge Organisation und Planung durch die Verfügenden. Die Standards seien seien ursprünglich aus den Bedürfnissen der Konsumenten hervorgegangen: daher würden sie so widerstandslos akzeptiert. In der Tat ist es der Zirkel von Manipulation und rückwirkendem Bedürfnis, in dem die Einheit des Systems immer dichter zusammenschießt. Verschwiegen wird dabei, dass der Boden, auf dem die Technik Macht über die Gesellschaft gewinnt, die Macht der ökonomisch Stärksten über die Gesellschaft ist.

aus: Max Horheimer, Theodor W. Adorno, Dialektik der Aufklärung, Seite 129

Grupos interesados tienden a hacer un especial hincapie en el aspecto tecnológico de la industria de la cultura. La participación de millones de personas exigen que en numerosos casos es inevitable que se satisfaga las mismas necesidades con productos estandar. Los pocos centros de producción de un lado y la recepción dispersa del otro lado exige una organisación y planificación por los posedores de los medios de producción. Dicen que los estandares son el resultado de las necesidades de los consumidores y es por eso que son aceptados sin problema. De hecho es el resultado de manipulación y necesidad como resultado de esta manipulación que forma un sistema cada vez más compacto. Se calla que es el poder del económicamente más fuerte a traves del cual la técnica ejerce su poder sobre la sociedad.

En cuanto a la industria de las noticias se refiere la crítica es más plausible. Si miramos las noticias todos los días hay un porcentaje muy alto de noticias irrelevantes cuyo interés solo deriva del hecho que todos los periodicos las divulgan. Si los periodicos dejasen de divulgar historias de matrimonios, divorcios, amoríos de las distintas familias reales, actores y actrices y otra gente nadie tendría la impresión de que le falte algo, ni siquiera se daría cuenta de ello. Es un interés producido. Este interés revela que la gente se aburre, pero aparte de eso no tiene ninguna relevancia. Se "entiende" estas informaciones sin teoría alguna, pero son irrelevantes. No se necesita estas informaciones a la hora de votar. La gente tendría que comprender que la industria de las noticias considera su público como una manada de idiotas.

Espera el autor que ha quedado claro a lo largo de los capítulos anteriores qué tipo de informaciones se necesita para tomar una decisión sensata a la hora de votar. Si la gente no puede tomar decisiones sensatas, los políticos tampoco pueden proponer políticas sensatas, porque más importante que el programa político de un partido es entonces la atractividad de la esposa del canditado por la presidencia.

Sin informaciones concretas y un cierto nivel teórico tampoco hay un debate público preciso. Hay gran cantidad de vocerío y manifestaciones en la calle, muy útiles no cabe duda, siempre y cuando sea acompañado de un debate público preciso, pero no hay soluciones concretas.

Se puede analizarlo país por país, pero diría el autor que la situación es la misma en todos los países. Los medios de comunicación de masas pertenecen a un grupo muy pequeño de editoriales, en Alemania unos cinco y estos cinco, antes de la apariencia del internet, dominaron la opinión público. Eran ellos que decidieron qué tema es relevante y eran ellos que decidieron bajo qué perspectiva se discute un tema. La competencia de un moderador en los miles de talk shows en la tele no se muestra en hacer las preguntas correctas, sino en hacer las preguntas a las cuales el público ya está acostumbrado. (De vez en cuando las preguntas poco comunes son muy obvias: Si por ejemplo a causa del desahucio las viviendas en España pierden 40 por ciento de su valor, dicho de otra manera los bancos solo podrán venderlos con pérdidas enormes, habría sido más inteligente de reestructurar la deuda, dando a la gente más tiempo para saldar el crédito.)

Adorno / Horkheimer suponen una manipulación consciente, lo que es poco probable en cuanto a la industria de la cultura se refiere y cuestionable en cuanto a la industria de las noticias se refiere. Periodistas raramente tienen una formación sólida, muy a menudo no tienen formación alguna en el campo sobre el cual escriben. Hay incluso casos que no tienen simplemente ninguna formación. De eso igualmente se desprende una dinámica, pero no necesariamente la que suponen Adorno y Horkheimer. Es muy normal y humano que se toma por correcto algo que se entiende sin problemas, esto parece "lógico". Es igualmente "lógico" que el que no sabe nada sobre un tema y que trabaja con el "sentidos común" es fácilmente comprendido por el grupo de gente con el mismo "sentido común", de vez en cuando no tan común pero interesado, que él. En este caso es económicamente interesante de servir los intereses de determinados grupos. Es económicamente más interesante de confirmar las opiniones de la gente que contradecirles, sobre todo si la presentación correcta de los hechos daña sus intereses.

Un blog en el internet puede permitirse decir por ejemplo en la situación actual, seguimos en el año 2014, que el excedente alemán de la exportación sobre la importación equivale a un endeudamiento del resto del mundo con las consecuencias que conocemos. Pero es una verdad que determinados estratos de la sociedad no quieren oír y no es un negocio rentable para un periodico que se dirige a este estrato de decirlo. El blog no vive de ello y escribe por lo tanto lo que le da la gana. Para el periodista tendría consecuencias existenciales.

Es obvio que para el periodismo es interesante de festejar la libertad de la prensa, los hacen cada par de meses. Confirmar las opiniones de sus lectores es tanto más interesante, cuanto más se logra a vender estas opiniones como el resultado de una investigación arriesgada, altruista y objetiva. Pero con un poco de sentido común se entiende que un periodico no va a trabajar en contra de los intereses de sus lectores. Esto sería económicamente fatal. Se supone en general que el mayor riesgo para la libertad de la prensa son los sistemas totalitarios y no cabe duda que este tipo de problema es más obvio. Pero suponer que la libertad de la prensa no tiene nada que ver con coerciones económicas y fallos intelectuales es un poco ilusorio.

Esto no contradice a lo dicho antes que la industria de las noticias es el contrario de la ideología. La ideología quiere inculcar en la mente un determinado mensaje. La industria de las noticias no quiere inculcar nada. Suministra las noticias que su clientela quiere oír suprimiendo aquellos, que no quiere oír. La industria de las noticias es lo menos ideológico posible. Cuenta a todo el mundo las chorradas que quieren oír. La frase famosa frase de Marx "la opinión dominante es la del grupo dominante" es poco plausible desde un punto de vista económico. Tratar de contar algo a la gente que no quiere oír no es ningún negocio rentable. Lo que es rentable es contar a un máximo de personas cosas que se puede obtener a bajo precio. Es más rentable de corroborar los esteorotipos y las ideas hechas que la gente tiene o contarles cosas irrelevantes que confrontarles con hechos que no les agradan.

La frase de Karl Marx solo podría ser correcta si el "capital" fuese realmente un grupo social compacto con intereses comunes. En otras palabras, si los medios de comunicación de masas fuesen en las manos del "capital" imaginado como un grupo homogéneo. En este caso sería útil de inculcar en la mente de la "clase obrera" una cierta ideología que conviene a los "capitalistas". Si así de simple fuese, sería fácil también de quebrar el poder de los medios de comunicación de masas. Bastaría de crear un periodico alternativo; algo nada muy difícil. Si este periodico publica lo que la gente quiere oír y suprime lo que no quiere oír se vendería mucho más fácilmente que el periodico que trata de hacer pasar una ideología.

El problema real es más bien de tipo didáctico. Presentar explicaciones que contrastan con lo que la gente cree y haciendoles comprender que su situación podría ser distinta, si se preocupasen más de sus propios asuntos y no de los amoríos de los príncipes y principesas de la tierra exige una cierta destreza, pero puede ser económicamente rentable.

La semejanza entre la industria de la cultura y la industria de las noticias es obvia. Ambos quieren producir por un público lo más grande posible a costes lo más bajos posible. Dado que muchos se interesan de manera superficial por muchas cosas, pero pocos quieren saber lo que pasa en detalle, es más rentable de divulgar informaciones superficiales sobre muchos temas que concentrarse en un tema determinado, sobre todo porque informaciones superficiales se puede obtener a buen precio. Lo que para la industria de la cultura es obvio, el despliege técnico es inversamente proporcional al contenido estético en la industria de la noticias solo se insinúa. Quiere decir: A lo largo de los años las batallas son filmadas con pompa cada vez más grande, pero desde un punto de vista psicológico el comportamiento de las personas queda siempre igual de poco plausible. Los efectos multimediales al comienzo de las noticias en la tele son cada vez más sofisticados, sin que las noticias sean por ello más detallados o más relevantes. El fin de los efectos es obvio. Quieren entretener. El problema con el entretenimiento es que elimina lentamente el contenido. El infotainment lentamente se convierte en puro entertainment. Es un fenómeno que Neil Postman resumió con la noción "Diversión a muerte".

Adorno y Horkheimer insinúan que detrás de la industria de la cultura hay una manipulación orquestrada. Esto no es muy plausible y sobre todo no hay nada que se pudiese contrastar a esta industria como ideal. En comparación con la cultura académica o la cultura institucionalisada que forma parte del canon sancionado se podría incluso decir que la industria de la cultura es honesta. Por lo menos no pretende ser otra cosa que entretenimiento y no tiene ningun valor sistémico. Ambos carecen de autenticidad, pero un cultura cuyo valor se reduce a un valor de cambio, es tan fascinante como la guía telefónica. Adorno y Horkheimer insinúan que la industria de la cultura prepara el camino para el colectivismo. Esto es cierto si se supone que podría ser otra cosa, pero es difícil de comprobar que haya una relación entre sistemas totalitarios u autoritarios y la industria de la cultura. De otra parte es bastante obvio que la cultura beatificada provee una patina cultural, útil en ciertas condiciones, hay incluso figuras curiosas como Pierre Bourdieu o el estructuralismo en general que convierten un fallo, el hecho que algo solo tienen valor dentro de un sistema, en la normalidad. Para Pierre Bourdieu la cultura es una especie de capital que sirve como ticket de entrada a un determinado círculo social. Su valor no consiste en brindar un enriquecimiento personal, por ejemplo de tener una visión más rica del mundo, de poder apreciar cosas que antes no se podía ni siquiera ver, sino en su valor de cambio. Se podría creer que Pierre Bourdieu hace una crítica marxista aplicando nociones del marxismo a la cultura, esto es lo que hacen Adorno y Horkheimer, pero esto no es el caso. Lo dice en serio y el hecho que se hizo tan famoso permite hacerse una idea como el mundo académico percibe la cultura. No es que sus tesis sean interesantes, desde un punto de vista económico son aparte de esto erróneas, pero el hecho que una tal chorrada se divulgó en el ámbito de las universidades es significativo.

El hecho que estas chorradas son ampliamente divulgadas en el mundo académico revela que esta gente no tiene ningún contacto con el contenido. Esta patina cultural no protege contra sistemas totalitarios ni impide la simpatia por sistemas totalitarios. Una de las instituciones que con mayor entusiamsmo festejaron la llegada al poder del nacionalsocialismo, que presenta el fin de la cultura, fueron las facultades de humanidades.

Criticar la verborrea académica es tan difícil como ciriticar la industria de la cultura. En ambos casos hay que tener un punto de vista fuera del sistema y este punto de vista es el punto de referencia para la crítica. El problema es que críticas de este tipo parecen a un debate de sordos. Es como tratar de explicar a una vaca como suena el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodriguez. El que los critíca parte muy a menudo de su "intuición". El postructuralismo es la presentación sistemática del vacío. En el postructuralismo no hay una lengua, sino discursos, la literatura se convierte en textos y estos textos no son el reflejo del mundo en el sujeto. Se los genera. Suma importancia tienen la intertexutalidad. Los textos no reflejan el mundo, sino otros textos. En resumidas cuentas: Los contenidos no son el resultado de un cruce de dos desarollos individuales, el del lector y el del autor y no llevan a nada nuevo. El contenido el la mera relación de cosas arbitrarias. No hay desarollo individual, porque ni siquiera hacen falta individuos. La INDUSTRIA de la cultura, la palabra industria destaca que se trata de una especie de producción en serie, encuentra su equivalente en el estructuralismo.

Sin embargo hay una diferencia. La industria de la cultura está sometida a los mecanismos de mercado. Posiblemente, previsto que los agentes possen altos dotes artísticos, podrían crear artefactos que son más que meros entretenimientos que se olvida una vez consumidos, pero no pueden hacer otra cosa que aceptar los mecanismos de mercado. El caso de la cultura beatificada es distinto. Esta cultura no depende de las preferencias de la gente. Todo lo contrario. Se la subvenciona para que puedan experimentar y hacer cosas arriesgadas. Sin embargo lo que pasa es el contrario de lo que se espera. Es la reproducción de lo enternamente igual. Peor todavía: El mundo académico, donde se forma los futuros profesores de colegio, trata de comprobar con un lenguaje pseudo científico que la rutina es lo normal.

Dicho esto: El ensayo Industria de la Cultura es un excepción dentro de la obra de Adorno. Se miramos la obra en su conjunto la crítica apunta más al mundo académico que a la industria de la cultura. Con consecuencias muy concretas, dicho sea de paso. Adorno era responsable de un examen sobre filosofía que todos los estudiantes que querían hacerse profesor tenían que pasar y la mayoría fueron suspendidos por Adorno. En la obra Educación para la Emancipación Adorno explicó el por qué de ello. A lo mejor no es mala idea de impedir que personas lleguen a ser profesor que consideran la cultura como muebles. Algo decorativo que se vende y se compra, que por el mero hecho que la posede ya representa un valor. Si el orígen de la cultura no es afirmativo, la recepción de la cultura tampoco puede ser afirmativa.

La crítica de Adorno y Horkheimer pega mejor a la industria de las noticias, porque allí los fallos están a un nivel lógico. Si la tele nos cuenta cada noche las nuevas cotizaciones de las acciones y "explicando" su transcurso el fallo es obvio y las consecuencias al estallar la burbuja bien notables. Es obvio que un poco de teoría monetaria, vea Keynes, sería más útil que las explicaciones absurdas. De hecho no hay ninguna relación entre la economía real y las cotizaciones de las acciones a pesar de que se nos cuenta cada día lo contrario.

En este caso incluso sería un negocio informar la gente en vez de contar día tras día tonterías. Es de suponer que hay incluso gente que pagaron un dólar para un artículo que pueden bajar de la red y que les explica de manera clara qué consecuencias tendrá el próximo estallo bursatil que muy probablementen vamos a ver a finales del año 2014, mediados 2015 y que será alucinante.

Es de suponer que la industria de las noticias es una especie en vias de extinción. Al contrario de la industria de la cultura que solo puede ser criticada de manera "intuitiva" y a la cual es difícil oponer algo la industria de las noticias 1) se puede criticar de manera racional, 2) tiene fuertes problemas económicos porque no ha encontrado una estrategia para defenderse contra el internet, 3) es tecnológicamente pasado de moda y 4) hay mucha gente para los cuales será interesante económicamente de divulgar informaciones a las cuales tienen fácil acceso.

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Anotaciones:

ES        DE

industria de la cultura / industria de las noticias

Los mecanismos constitutivos de la industria de la cultura no se distinguen mucho de la cultura subvencionada y "oficial"

Los mecanismos que Adorno describe referente a la industria de la cultura pegan más con la industria de las noticias

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