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1.2.2 Determinación del precio por la oferta

Desde hace 150 años hay un debate si el precio de una mercancía está determinado por la oferta o por demanda. Hay dos extremos. De un lado David Ricardo, solo los gastos de la producción, la oferta, determina el precio y del otro lado la posición de Carl Menger, solo la demanda determina el precio.

El tema no ocupará todavía más tiempo, pero de hecho es un debate fantasma.

El que lo describe correctamente es Alfred Marshall. Vamos a resumir Alfred Marshall y volver más tarde, al hablar de Alfred Marshall, sobre el tema. A corto plazo, o sea un un mercado donde mercancías son solo cambiados, pero no producidas, solo la demanda decide sobre el precio, dado que la cantidad a corto plazo no puede cambiar. Lo mismo vale, obviamente, para un mercado de mercancías que son por su naturaleza limitadas. Es obvio que el precio para las obras de Pablo Picasso depende únicamente de la demanda, dado que la cantidad no puede variar y lo mismo vale, obviamente, para materias primas, cuya cantidad es limitada por la naturaleza. En todos estos casos hay una determinada cantidad y esta cantidad determinada será cambiada.

Si hay una gran demanda por estos productos, los precios suben y si hay poca demanda, los precios bajan. Si alguien lo quiere de manera plástica y fácil de imaginar tiene que imaginarse un mercado de frutas. En un mercado de frutas los vendedores están obligados de vender su mercancía, porque la mercancía perece si no la venden. Esto significa que van a vender todo lo que tienen a cualquier precio, porque si no logran a venderlo, tendrán que eliminar su mercancía lo que también les cuesta dinero.

De otra parte hay los consumidores, que necesitan a cualquier precio, o sea al precio que pueden todavía pagar, una cierta cantidad y por lo tanto los que deben y pueden pagar precios altos lo harán excluyendo todos aquellos consumidores que no son capaces de pagar tanto, lo que igualmente puede significar que gente rica, por los cuales digamos 10 dólares no tienen mucho valor comprarán patatas para sus perros mientras que otros para los cuales 9 dólares es una fortuna y que necesitan estas patatas para sobrevivir, serán excluidos del consumo. (Si se quiere un ejemplo porque la medición de la utilidad cardinal es problemática, aquí tiene uno. La medición de la utilidad cardinal supone que se puede medir la utilidad con dinero, lo que obviamente no es el caso. 10 dólares para alguien que gana 10 000 dólares al mes no es lo mismo que para alguien que gana 500 dólares al mes. Vamos a volver sobre el tema al hablar de Alfred Marshall, que siendo el autor de este concepto, vio claramente la problemática, muy al contrario de lo que se encuentra hoy en día en los libros de texto de micro-economía.)

A largo plazo la situación es completamente distinta. A largo plazo la cantidad puede variar, se puede PRODUCIR la mercancías, la cantidad puede variar. En este caso, obviamente, los gastos de producción juegan un papel. Cuanto más gente hay que quieren comprar este producto tanto más fácil es para un productor ineficaz de entrar en el mercado. Sin embargo la economía real es un poco más complejo que la cruz de la demanda y oferta de Alfred Marshall lo sugiere, lo que Alfred Marshall, muy al contrario de la presentación simplificada de sus conceptos que encontramos en los libros de texto claramente veía. A muy largo plazo una demanda incrementada puede llevar a precios más bajos. El que quiere un ejemplo dramático para esto puede pensar en los móviles. Al principio, cuando había pocos móviles, eran carísimas, sobre todo el uso o sea las tarifas, porque la infraestructura tenía que ser financiada por pocos usuarios. En la medida que estos aumentaron, bajaron los precios.

Detrás de esto se esconde un problema más profundo como vamos a ver más tarde al hablar de Vilfredo Pareto y Léon Walras. La diferencia entre un mercado donde solo se cambian productos y un mercado donde los PRODUCTORES y compradores se encuentran. Tanto Vilfredo Pareto como Léon Walras sacan sus conclusiones analizando un mercado donde solo se intercambian productos. Esto mercados no son nada típicos y el análisis de este tipo de mercados lleva a errores garrafales.

Léon Walras parte de un mercado en el cual mercancías solo se cambian mercancías. En un mercado de este tipo solo los precios pueden igualar la oferta y la demanda. Dicho en otras palabras. Algo describe Léon Walras, pero nada que existe en la realidad.




La tendencia de determinar el valor de una mercancía únicamente por el trabajo incorporada en ella ya la hemos visto en la obra de Adam Smith, sin embargo en Wealth of Nations hay, afortunadamente, un cierto embrollo en cuanta a esta pregunta se refiere. De vez en cuando el valor de una mercancía está determinado únicamente por el trabajo que contiene, de vez en cuando por el sueldo natural, la renta natural y el provecho natural. Pero de vez en cuando también la demanda juega un papel, vea precio natural / precio de mercado.

Si comparamos dos párrafos, primero uno de Adam Smith y segundo un de David Ricardo, vamos a ver que David Ricardo radicaliza el concepto con el trabajo incorporado.

EVERY MAN IS RICH OR POOR according to the degree in which he can afford to enjoy the necessaries, conveniencies, and amusements of human life. But after the division of labour has once thoroughly taken place, it is but a very small part of these with which a man’s own labour can supply him. The far greater part of them he must derive from the labour of other people, and he must be rich or poor according to the quantity of that labour which he can command, or which he can afford to purchase. The value of any commodity, therefore, to the person who possesses it, and who means not to use or consume it himself, but to exchange it for other commodities, is equal to the quantity of labour which it enables him to purchase or command. Labour therefore, is the real measure of the exchangeable value of all commodities. The real price of every thing, what every thing really costs to the man who wants to acquire it, is the toil and trouble of acquiring it. What every thing is really worth to the man who has acquired it and who wants to dispose of it, or exchange it for something else, is the toil and trouble which it can save to himself, and which it can impose upon other people. What is bought with money, or with goods, is purchased by labour, as much as what we acquire by the toil of our own body. That money, or those goods, indeed, save us this toil. They contain the value of a certain quantity of labour, which we exchange for what is supposed at the time to contain the value of an equal quantity. Labour was the first price, the original purchase money that was paid for all things. It was not by gold or by silver, but by labour, that all the wealth of the world was originally purchased; and its value, to those who possess it, and who want to exchange it for some new productions, is precisely equal to the quantity of ’ labour which it can enable them to purchase or command.

Cada hombre es rico o pobre según la cantidad de todo lo necesario, útil o destinado a distraerse puede permitirse. Una vez realizada la especialización del trabajo un hombre solo en una mínima parte puede suministrarse el mismo con estas mercancías. La mayor parte la obtiene a través del trabajo de otra gente y cuanto más trabajo puede dirigir o comprar, tanto más rico o pobre será. El valor de cada mercancía equivale por lo tanto para la persona que la posee y que no tiene la intención de consumirla, sino de cambiarla contra otras mercancías al trabajo sobre el cual puede disponer o puede comprar. El trabajo es por lo tanto la medida verdadera el valor de cambio de las cosas. El verdadero precio de todas las cosas, lo que una cosa realmente cuesta a aquel que quiere adquirirlo es el afán y fastidio de obtenerlo. Lo que alguien que ha obtenido una cosa y puede disponer de ella quiere es el afán y fastidio que puede ahorrarse y que puede cargar a otros. Lo que se paga con dinero o mercancías, se ha obtenido por el trabajo al igual como si lo hubiésemos comprado con afán y esfuerzo. Este dinero o las mercancías nos ahorran realmente el afán. Contienen una determinada cantidad de trabajo que podemos intercambiar por una cosa equivalente en cuanto al trabajo se refiere en un determinado tiempo. El trabajo es el primer precio que hay que pagar para todas las mercancías. Ni por el oro ni por la plata, sino por el trabajo fue creado todo el bienestar de la tierra y su valor está determinado para aquellos que lo poseen y quieren intercambiarlo por otras mercancías por la cantidad de trabajo, que pueden obtener o sobre el cual pueden disponer.

Adam Smith, Wealth of Nations, Book I, Chapter V

Esta tesis David Ricardo la rechaza, o más bien dicho, la precisa, a pesar de que la precisión no es un gran mejoramiento en este caso. Ricardo es un poco difícil de entender, porque en cualquier frase va implícito sus conceptos básicos, vea David Ricardo.

If the shoes and clothing of the labourer, could, by improvements in machinery, be produced by one fourth of the labour now necessary to their production, they would probably fall 75 per cent; but so far is it from being true, that the labourer would thereby be enabled permanently to consume four coats, or four pair of shoes, instead of one, that it is probable his wages would in no long time be adjusted by the effects of competition, and the stimulus to population, to the new value of the necessaries on which they were expended. If these improvements extended to all the objects of the labourer's consumption, we should find him probably at the end of a very few years, in possession of only a small, if any, addition to his enjoyments, although the exchangeable value of those commodities, compared with any other commodity, in the manufacture of which no such improvement were made, had sustained a very considerable reduction; and though they were the produce of a very considerably diminished quantity of labour.

Si se pudiese gracias a un mejoramiento tecnológico producir zapatos y ropa con un cuarto de la cantidad de trabajo necesaria hoy en día para la producción, es muy probable que los precios serán reducidos por tres cuartos. Pero es tan lejos de la realidad que los trabajadores podrían entonces permanentemente consumir cuatro abrigos y cuatro zapatos en vez de uno solo como es probable que después de un tiempo breve como efecto de la competitividad y del aumento de la población el sueldo bajaría hasta que solo quede lo justamente necesario para vivir. Si todos estos mejoramientos se producen en todo tipo de productos necesarios de los obreros habrá al final de un par de años solo un muy pequeño mejoramiento de sus condiciones de vida o ninguno, aunque el valor de cambio de estos productos haya bajado bastante en comparación con cualquier otra mercancía donde no se produjo este avance tecnológico. Serían entonces el resultado de una reducción importante de la cantidad de trabajo.

David Ricardo, On the Principles of Political Economy and Taxation, Chapter I, On value

Los textos de David Ricardo son bastante, digamos, crudos y solo comprensibles si se es consciente de sus suposiciones.

En el ejemplo de David Ricardo se ha producido un avance en la productividad con el resultado que se puede producir la misma cantidad de cosas con 3/4 de trabajo menos. (Es interesante que este progreso tecnológico se produjo sin costes. Esto es perfectamente posible en la realidad, dado que cada máquina nueva que sustituye una vieja es tecnológicamente más avanzada que la vieja, pero pero una suposición rara en el mundo de David Ricardo, porque este avance tecnológico surge de la "nada" y si surge de la nada, si es solamente know how, lo podrían igualmente tener los obreros.) Esto significa que el capital fluye a estos sectores siendo la rentabilidad mayor ahí hasta que la competencia haya reducido los precios. Igualmente es posible que por un tiempo breve los obreros ganan más, lo que tiene como efecto, vea sus suposiciones, que el número de hijos aumenta y por lo tanto a largo plazo la oferta de trabajo (la oferta de trabajo son la gente que QUIEREN trabajar) y con la oferta de trabajo los sueldos bajarán hasta que la gente solo gana el mínimo vital lo que ahora, en dinero, es menos, dado que se produce a precios más bajos lo que los obreros necesitan.

Precisa por lo tanto Adam Smith en dos puntos.

Primero: Avances en la productividad cambian el valor relativo de la mercancías. Si el avance en la producción en un sector donde el trabajador gana su dinero es tan elevado que en otros sectores ganará, a largo plazo, dado al aumento de la población, menos, pero como los productos de la necesidad diaria también baja, no empobrece. (Para decirlo más claramente: Como ya está tan pobre que reduciendo el sueldo moriría, el sueldo tampoco puede bajar mucho.)

Pero si este mismo progreso no ha ocurrido en los otros sectores, el valor relativo de las distintas mercancías cambia. Para ponerlo más claro: Si los productos de planificación y los embutidos conocen el mismo avance tecnológico la relación queda la misma. Pero si no hay un avance tecnológico en la carpintería, la relación entre el panadero y el carpintero cambia.

El problema de David Ricardo, en cuanto a esto se refiere es un compañero de sufrimiento de los economistas de hoy en día, es que no tiene ninguna experiencia profesional. "...could, by improvements in machinery.." es una chorrada. Una tecnología más eficaz es el resultado del trabajo más cualificado. Las máquinas no contienen ningún mejoramiento, son un montón de lata, pero el know how que contienen puede cambiar dramáticamente. Por un truco de magia que no hay que entender este know cuesta nada, vea arriba y lo tiene el capitalista y no el obrero.


segundo (esto va implícito): Debido al hecho que el trabajo siempre es remunerado con el mínimo vital se puede comparar los distintos trabajos y todos son iguales. Un panadero = un carnicero = un carpintero etc.. (No es nada que realmente hay que comprender. Pero si supone que el trabajo existe en cualquier cantidad y en cualquier cualificación y si calificarlo no cuesta nada la conclusión es correcta.)

Implícitamente hay una tercera suposición. En el mundo de David Ricardo la demanda no juega papel alguno, porque el aumento de la población absorbe cualquier oferta y esto incluso en el caso que todos viven a nivel del mínimo vital. El problema que la demanda no puede absorber la oferta, porque los unos ahorran más que los otros quieren invertir no surge en este sistema. Los obreros tienen que consumir lo que ganan, si no lo hacen mueren y los capitalistas invierten todo lo que ganan, dado que siempre hay un uso rentable y seguro para su capital. Uno podría preguntarse lo que hacen los terratenientes con su renta, caso problemático, porque la renta la reciben sin esfuerzo alguno, pero curiosamente David Ricardo no se pone esta pregunta. Supone David Ricardo, y esto es un error, que la demanda no juega ningún papel si esta asegurado que cualquier oferta será absorbido por la demanda. Supone por lo tanto que el valor de una cosa está determinado únicamente por la oferta.

Incluso en esta constelación, bastante teórica, dicho sea de paso, cuando el precio de mercado sería gracias a la competencia bajado al precio natural, para decirlo con las palabras de Adam Smith, la tesis que únicamente los gastos determinan el precio sería errónea, porque igualmente es la demanda que decide qué se va a producir y como. David Ricardo se contradice. Si la estructura de la productividad cambia el capital fluye en el sector que es más rentable entonces, pero solo si la demanda permite de absorber la oferta. En su ejemplo de arriba. Puede ser que el precio de los zapatos, para tomar su ejemplo del párrafo anterior, baje, pero si no hay demanda por estos zapatos, no vale la pena de producirlas. Puede ser que la gente estaría dispuesta a comprar cualquier cantidad de zapatos, pero igualmente estaría dispuesta a comprar cualquier cantidad de ropa y como no pueden comprar ambas cosas, en su teoría la gente nunca puede satisfacer plenamente sus necesidades, tendrán que decidirse por zapatos o ropa y comprarán zapatos o ropa según sus preferencias o según lo que más necesitan. O sea: Incluso en el caso que cualquier oferta sera absorbida por la demanda, es la demanda que decide qué se va producir y cómo. Solo en una economía planificada es posible a largo plazo de producir cosas que nadie necesita o producir algo a pesar de que otra cosa hace más falta. Para que la teoría de David Ricardo sea cierta, para que sea cierto que únicamente los costes determinan el valor de una mercancía, hay que determinar la demanda de una manera artificial y sin tomar en cuenta los precios de mercado. Este paso se hizo en el marxismo, con los resultados fatales que se conoce. Pero el error comenzó con David Ricardo.

It is the cost of production which must ultimately regulate the price of commodities, and not, as has been often said, the proportion between the supply and demand: the proportion between supply and demand may, indeed,for a time, affect the market value of a commodity, until it is supplied in greater or less abundance, according as the demand may have increased or diminished; but this effect will be only of temporary duration.

Son los costes de la producción que determinan en última instancia los precios de las mercancías y no, como se lo afirma muy a menudo, la relación entre la oferta y la demanda: La relación entre la oferta y la demanda posiblemente determina mientras que que solo una cantidad más grande o más pequeña es disponible, si la demanda ha crecido o bajado el precio del mercado por un cierto tiempo; pero este efecto solo a corto plazo será relevante.

David Ricardo, On the Principles of Political Economy and Taxation, On the Influence of Demand and Supply on Prices

Lo veo un poco de manera torcida. Si la demanda lleva a una realocación del capital, el precio de equilibrio que entonces se recibe habrá sido determinado por la demanda. Si la demanda cambia de nuevo, se tendrá nuevamente otros precios. Esto significa que el precio de equilibrio depende tanto de la oferta como de la demanda. Para ponerlo más simple: Incluso si fuese cierto que el sueldo no puede desprenderse del mínimo vital y el capital fluye a los usos más rentables, es la demanda que decide qué se va a producir. Este es el error fatal de Karl Marx. En la teoría marxista da perfectamente igual lo que se produce, previsto que esto tenga un valor de uso. No hay nada que controla la producción. El fenómeno que se conoce y conoció en todas las economías de mercado, que la producción no era adaptada a las capacidades y preferencias reales deriva de una teoría errónea.

En el momento que concede que "for a time" la demanda determina el precio de mercado, hasta que la adaptación haya terminado, concede que la demanda arrastra el precio tras de sí. Que después los precios bajan a su nivel inicial es irrelevante. En su modelo crudo, su solo sueldo y una tasa de provecho la demanda no influye los preciso, pero la demanda decide, lo que se produce, como se lo produce y cómo se lo produce.

u ejemplo con los sombreros compruebe el contrario de lo que él quiere comprobar. Si no hay demanda por sombreros, no se los va a producir y esto completamente independiente de cualquier avance tecnológico de los sombrereros.

Diminish the cost of production of hats, and their price will ultimately fall to their new natural price, although the demand should be doubled, trebled, or quadrupled. Diminish the cost of subsistence of men, by diminishing the natural price of the food and clothing, by which life is sustained, and wages will ultimately fall, notwithstanding that the demand for labourers may very greatly increase. The opinion that the price of commodities depends solely on the proportion of supply to demand, or demand to supply, has become almost an axiom in political economy, and has been the source of much error in that science.

Si los costes de producción de sombreros bajan, el precio irremediablemente cae al precio natural aunque la demanda será dos, tres o cuatro veces mayor. Si los costes de vida de los hombres bajan porque el precio natural para alimentos y ropa, base de la vida, baja, los sueldos bajarán aunque la demanda por trabajo (gente que buscan alguien que trabaje por ellos) sube. La opinión que el precio de las mercancías depende únicamente de la oferta y de la demanda o de la demanda y de la oferta se ha convertido ya en una especie de dogma y es la fuente de muchos errores.
aus: David Ricardo, On the Principles of Political Economy and Taxation, On the Influence of Demand and Supply on Prices

Esto es algo que el autor ve de manera completamente distinta. La abstracción de los precios, sobre todo en el marxismo y el ignorar del hecho que en los precios se reflejan preferencias y escaseces, que serán eliminados por ser reconocidos no solamente llevó a errores fatales en la ciencia, algo poco relevante de hecho, sino que llevó economía enteras a la ruina. Sin demanda, que controla la producción, los empresarios navegan sin meta por los océanos.

David Ricardo no reconoció los mecanismos de una economía de mercado libre, o mejor dicho, sus fuerzas. La fuerza consiste en el procesamiento decentral de informaciones. Tal como David Ricardo el "capitalismo" no tendría ninguna posibilidad de hacerse realidad, porque las ventajas que tiene un sistema de libre mercado no las ve y lo único que ve es la tendencia de este sistema de producir una distribución de la renta muy desigual, lo que ve como algo positivo. Es difícil de imaginarse como un sistema así puede imponerse como resultado de un proceso decisorio democrático.

En la obra de Adam Smith tenemos las tendencias radicalizadas por David Ricardo. Pero Adam Smith igualmente describe las características centrales y las fuerzas de una economía de mercado. Se puede ver por lo tanto Wealth of Nations como la primera obra que describe los mecanismos fundamentales y la fuerza de una economía de mercado, aunque es de suponer que Adam Smith no es el inventor de estos conceptos. Es más probable que él es solamente el primero en describir conceptos comunes de su época. Lamentablemente no se ha dado cuenta que describe igualmente conceptos incompatibles con una economía de mercado.

Con su ejemplo con los sombreros David Ricardo no comprueba en absoluto lo que quiere comprobar. Si se puede producir los sombreros gracias al progreso tecnológico a precios más bajos, o porque simplemente con el tiempo los trabajadores son mejor entrenados para este tipo de trabajo, efectivamente, vemos lo mismo todos los días con aparatos eléctricos de todo tipo, computadoras, zapatos etc.., y si no hay patentes, la tecnología será copiada por todos los empresarios del mismo sector y los precios efectivamente bajarán, siempre y cuando hay también una demanda por la mayor oferta. Si no hay esta demanda, el precio de los sombreros caerá igualmente, pero algunos empresarios serán obligados a abandonar. Si hay demanda, habrá muchos efectos que harán bajar los precios, como por ejemplo la degresión de los costes fijos.

Es cierto lo que David Ricardo dice y obvio. Es precio de los sombreros bajará hasta el "natural price", un concepto que ha copiado de Adam Smith o que era una idea común en la época, si hay un avance tecnológico en la producción de sombreros. Pero si la demanda por los sombreros no sube, tampoco serán producidos más sombreros. El hecho que los sueldos bajarán también, si hay un avance similar en todos los sectores de la economía, no cambia nada. Finalmente es la demanda que decide lo que se va a producir.


Habría podido igualmente tomar otro ejemplo. Si la demanda por sombreros sube, el precio también subirá y como el provecho de los sombrereros será entonces encima de la tasa de provecho natural, la existencia de esta supone, el capital fluirá en estos sectores hasta que se haya llegado a un nuevo equilibrio, pero con una cantidad más elevada. Es por lo tanto la demanda el factor determinativo de la alocación.

Sin embargo la realidad no es está. En la realidad los costes de la producción no son las misma y el avance tecnológico no puede ser copiado tan fácilmente. Por lo menos para un cierto tiempo habrá productores más eficaces y menos eficaces y los más eficaces reciben una renta, si la demanda aumenta porque esto permite a productores menos eficaces de entrar en el mercado. Sucede exactamente lo mismo de lo que describe correctamente en cuanto a la producción agrícola se refiere.

El problema de David Ricardo es el mismo que tienen los compañeros hoy en día. Subestima completamente la importancia del know how. La tierra no es realmente escasa, existe en abundancia. Pero el know how es realmente escaso. En cuanto a la tierra se refiere su teoría es errónea, pero aplicando la idea al know how, el concepto sería correcto como vamos a ver más tarde, vea equilibrio a corto plazo y equilibrio a largo plazo. Al igual que el precio de mercado está determinado por la tierra menos fértil o más alejada, el precio de mercado de cualquier producto está determinado por el productor menos eficaz.

Si se quiere hay una pequeña diferencia entre el concepto del precio natural y los costes marginales de la economía neoclásica. Con el precio natural no se puede explicar rentas, una renta concebida según el concepto de David Ricardo, porque el precio natural es el mismo en un determinado sector. Tal como lo describe Adam Smith los precios solo se igualan en los distintos sectores. Los costes marginales, por ejemplo por el trabajo, se refieren a un determinado sector y son distintos en este determinado sector, lo que explica la renta.

El precio de mercado para sombreros sería definido por el sombrerero más ineficaz que puede entrar en el mercado gracias a la demanda. Si esta se reduce, el productor más ineficaz tiene que abandonar. Bajo las suposiciones un poco raras de David Ricardo se tendría que modificar un poco la ley de la oferta y de la demanda.

Si el precio para productos básicos de la vida, por ejemplo alimentos, baja porque a alguien se ocurre la idea de arar más profundamente el suelo, los trabajadores tienen que gastar menos dinero para estos alimentos o pueden comprar más alimentos para la misma cantidad de dinero. Este nivel de vida más alto, en esto consiste su idea un poco rara, llevará inmediatamente a un aumento de la población lo que a su vez llevará a una reducción de los sueldos.

Pero incluso en este caso vale la ley de la oferta y de la demanda, aunque en una forma modificada. Al principio la competencia de los agricultores y el avance tecnológico ha bajado los precios y después el aumento de la población ha tenido como efecto que los precios suben nuevamente. El precio para alimentos es por lo tanto el mismo que antes, pero la cantidad ha aumentado pero esto se debe a la demanda. Si la población no hubiese aumentada, la demanda no hubiese aumentada tampoco y los precios habrían quedad a este nivel inferior.

Si abandonaría sus suposiciones raras, tasa de provecho igual en todos los sectores de la economía, mismos costes de producción, ningún coste de transporte, sueldo siempre a nivel del mínimo vital tendría tanto efectos de cantidad como de precio. Bajo sus condiciones tiene únicamente un efecto de precio, pero incluso entonces la ley de la demanda y oferta vale.

Con la suposición que la tasa de provecho y los costes de producción son siempre iguales la fuerza de un sistema de economía de mercado libre se hace obviamente obsoleto, porque todos los problemas centrales de una economía están despedidos del modelo. El camino está libre para Karl Marx y la economía planificada. La despedida del mercado libre comenzó con David Ricardo, pero encontramos el mismo error, en la economía neoclásica. La suposición del mercado perfecto tiene el mismo efecto. Si no hacen falta informaciones, tampoco se necesita un sistema eficaz de procesar informaciones.

En la obra de David Ricardo se produce cualquier cosa y la tasa de provecho, los sueldos y la renta por la tierra son los mismo en cualquier uso de estos factores productivos. Para David Ricardo da perfectamente igual lo que se produce. El sueldo, el provecho y la renta siempre es la misma. Si los capitalistas se ocupan de serrar planchas nadie les inducirá a producir un par de pantalones. La demanda no juega ningún papel. Incluso si han serrado tantas planchas que pueden construir un puente de Inglaterra a los Estados Unidos siguen produciendo planchas a pesar de que nadie las quiere y la gente cruza el atlántico desnudo.

La desgracia con la economía planificada comenzó con David Ricardo. Se habría podido sin problema alguno dejar al lado Karl Marx.

Bajo sus condiciones se llega igualmente a una interpretación nueva de la ley de Say. Cada oferta crea se demanda se convierte en cualquier producción será absorbida porque cualquier extensión de la producción lleva a un aumento de la población que va a absorber el aumento de la producción. El problema es: Esto no cambia nada al hecho que la demanda arrastra la oferta detrás de si.

En espacios temporales muy largos efectivamente unicamente los costes determinan el valor de una mercancía, pero para alcanzar este estado teórico, al que de hecho no se llega nunca, se necesita precios que proporcionan una alocación optima de los factores productivos. Este por David Ricardo supuesto estado final es más o menos tan lejos que el juicio final. El día del juicio final tendremos la situación que la producción se ha adaptado de manera optima a la demanda. Este día realmente la demanda no jugará papel alguno por el hecho muy simple que entonces es una constante.

El problema de David Ricardo y de Karl Marx, se asemejan en cuanto se refiere a esto bastante a sus colegas actuales, es que no tienen ni idea de economía. El primero ha ganado su fortuna en la bolsa y ahí hasta hoy en día la economía real es completamente irrelevante. El segundo fue financiado por Engels, que a su vez vivía del dinero de su padre.

De este problema ya se dio cuenta Keynes. Dado al hecho que acciones son mercancías homogéneas. No importa si son de una empresa que produce coches, productos lácteos, tortas o computadoras los bolsistas siempre tienen la impresión que en la economía real todos los productos son homogéneos y la economía real un fenómeno poco complejo. Solo en el caso que la economía real se revele de manera abrupta, lo que suele hacer cada par de años, se dan cuenta que la dinámica de la economía real es más compleja.

Si hubiesen trabajado una vez, sabrían que empresarios obtienen todas sus informaciones de precios. Pero cualquier empresario conoce como máximo las tecnologías, la tasa de provecho, la demanda del sector en el que trabaja. Nota bene: Como máximo. La idea de que el capital fluye a otro sector si la rentabilidad es mayor se basa en un concepto de la economía real completamente absurdo y el que cree que los bancos o seguros son capaces de identificar los usos más rentables no vive en esta tierra.

El que quiere puede ver ahí un progreso mínimo en la economía clásica. Esta por lo menos admite que los costes de producción se distinguen de una empresa a otro. Pero el progreso es realmente mínimo, porque la economía clásica supone un mercado perfecto donde todo el mundo esta perfectamente enterado de todo. Pero si todo el mundo está perfectamente enterado de todo, si todos tienen las misma informaciones, es difícil de ver como pueden haber diferencias en los costes de producción, todos los empresarios deben entonces trabajar con la misma tecnología y los trabajadores tendrían que ser igual de hábiles en todas las empresas y si hay una diferencia, el capital tendría que ser realocado. Distintos costes de producción y mercado perfecto son dos concepciones que se contradicen.

El único perfectamente enterado es el borsero porque acciones son efectivamente productos homogéneos y factores extra económicos no juegan ningún papel.

En el mundo de David Ricardo y Karl Marx al igual que en el mundo neo-clásico, en su forma simplista que encontramos en los libros, tampoco se necesita venture capital. Si todo está perfectamente conocido, sin riesgo y transparente el capital puede fluir donde al uso más rentable, aunque no está muy claro, aparte de este problema, como pueden haber distintas tasas de provecho si la demanda no juega papel alguno.

En este caso se podría efectivamente dejar el poder de disposición a funcionarios públicos. Ponderar cuidadosamente decisiones, reflexionar sobre alternativas, tratar de fundamentar una decisión por informaciones, un proceso que se toma más en serio si se gasta su propio dinero o dinero solamente prestado, sería superfluo.

La diferencia principal entre la teoría clásica y la teoría neoclásica no es el concepto de la marginalidad. El concepto de la marginalidad ya va incluido en el precio natural y en el concepto de la renta ricardiana. La diferencia entre la teoría clásica y la teoría neoclásica es la idea de que la acumulación del capital determina el desarrollo de la historia.

Sin embargo las nociones "economía clásica" y "economía neoclásica" son poco útiles. Entre Adam Smith y Jean Baptiste Say de un lado y David Ricardo del otro lado hay abismos. Entre Alfred Marshall de un lado y Léon Walras, Vilfredo Pareto, Carl Menger del otro lado casi no hay similitudes. El primero es un intelectual que pondera de manera diferenciada sus argumentos, los segundos son una manada de locos.


En la economía clásica solo se ahorra pero no se acumula, una idea que bajo determinadas condiciones, pleno empleo, tiene una cierta relevancia, porque en este caso la producción de productos de consumo va a cargo de la producción de bienes de capital.

La idea que el capital es acumulado la encontramos en la obra de Adam Smith de manera esporádica, en la obra de David Ricardo y Karl Marx se convierte en la idea central.

La idea es incompatible con una economía de mercado. Una característica de una economía de mercado el el riesgo, la inseguridad y una prognosis sobre el desarrollo de las sociedades no es posible.

Volveremos sobre este problema al hablar de La sociedad abierta y sus enemigos de Karl Popper.

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Anotaciones:

ES        DE

David Ricardo: El comienzo de la despedida de la economía del mercado libre

Incluso bajo las suposiciones restrictivas y irrealistas de Ricardo que garantiza que cualquier oferta será absorbida por la demanda es la demanda que arrastra la oferta tras de sí. La afirmación que los precios están determinados únicamente por los precios es por lo tanto errónea.
Incluso si el precio de las mercancías corresponde a largo plazo al precio "natural" de los factores productivos, es la demanda que ha arrastrado la oferta.
David Ricardo no distingue entre los efectos a largo plazo y los efectos a corto plazo. Un problema similar vamos a ver más tarde al hablar de Vilfredo Pareto y Léon Walras. Ambos describen mercados donde mercancías son meramente cambiadas, pero no producidas.

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