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4.4 Modo de Proceder

La historia de la teoría económica es también una historia de los problemas sobre los cuales se concentra el debate público. De una gran variedad de temas y aspectos que podemos encontrar en los autores originales, solo sobrecuatroon y fueron canonizados unos pocos. En parte se puede explicar este fenómeno por los mecanismos ya mencionados.

 

No es nada específico de la economía que se interpreten determinados autores para apoyar una ideología u otra. Un ejemplo de esto, uno muy famoso, es el Quijote. Algunos creen ver en el Quijote una postura anticlerical, otros lo interpretan como un defensor de los teólogos, vea El erasmismo anti teológico y pro-caritativo del Quijote. Lo mismo pasa con centenares de autores, Nietzsche, Darwin, Schopenhauer etc. etc.. Los mecanismos siempre son los mismos. Una manera ecléctica de citar, ignorar el contexto en el cual algo se ha dicho, no respetar el desarrollo de un pensamiento. El caso más crítico en cuanto se refiere a esto es la presentación de la teoría keynesiana en los libros de textos y en artículos que se dirigen a un público más amplio. Se suele reducir a Keynes a política fiscal, a financiar el consumo por endeudamiento, una política monetaria relajada. Tres cosas que Keynes jamás ha sostenido de esta forma. Otro ejemplo bonito es Vilfredo Pareto. El Pareto Optimo, que se encuentra en cualquier libro de texto, suena como algo muy neutro, muy objetivo. Si se mira la cosa en el contexto, se nota que Vilfredo Pareto quería sobre todo mostrar que cualquier sistema ético es una religión y que la ley del más fuerte, imaginado en su versión más bárbara, vale tanto que los valores democráticos.

Hasta aquí todo muy normal. La economía solo es excepcional en cuanto a esto se refiere por el hecho que solo la economía canonizó el resultado de este eclecticismo. El eclecticismo no consiste solamente en la presentación del pensamiento de determinados autores sino también en la selección de los autores canonizados. Joseph Schumpeter por ejemplo es completamente ignorado a pesar de que aportó dos elementos importantes. Primero reconoció por primera vez la importancia del dinero y segundo describió por primera vez que los equilibrios económicos no son el resultado de una reflexión consciente, sino el resultado de un tantear lento. (La famosa destrucción creadora, que normalmente se describe como el elemento central de esta teoría es más bien irrelevante, porque es errónea.)

El eclecticismo y la canonización del resultado de este eclecticismo se debe a mecanismos que ya conocemos. Se canonizó a los elementos que se prestan para una modelización matemática lo que da una imagen de ciencia objetiva a la economía, a pesar de que, si consideramos por ejemplo la obra de Vilfredo Pareto, es ideología pura. La difamación de cualquier sistema ético como religión, Vilfredo Pareto habla incluso de la religión democrática, significa lógicamente que hay un solo sistema ético que no es religión. La ley del más fuerte en su forma más primitiva. Es lo único que queda en la ausencia de cualquier valor ético. La simpatía de Vilfrede Pareto por el Fascismo y del Fascismo por Vilfredo Pareto es una consecuencia lógica. La modelización matemática del Pareto Optimo, que ya por sí es una chorrada, porque la idea es súper simple y puede ser explicada con tres frases, vea equilibrio económico, posiblemente se ve más científica y de gran rigor científico. De hecho es una trivialidad, ideología pura y encima irrelevante.

Al deseo de querer pasar por una ciencia objetiva, al mismo nivel que la física, se añade un momento ideológico. La postura de John Stuart Mill por ejemplo en cuanto se refiere a la propiedad es más diferenciada. John Stuart Mill se expresa por ejemplo en favor de un impuesto sobre la herencia, Alfred Marshall está en favor de una redistribución de la renta nacional más fuerte. Cada ideología saca de una teoría lo que pega con esta ideología y suprime lo que no pega. El marxismo suprime por ejemplo que Adam Smith abandonó la idea que únicamente el trabajo crea valor a lo largo de su obra, vea precio natural y precio de mercado.

De vez en cuanto el eclecticismo revela también una simple incomprensión del funcionamiento de una economía de mercado. En este caso no se puede ni siquiera decir que es ideológico, porque en este caso se excluyó del canon elementos que podrían corroborar la superioridad de una economía de mercado. (Lo que no significa obviamente que esta resuelve todos los problemas de la tierra, pero dentro de una concepción "neoclásica" del funcionamiento de la economía sería más lógico de aducir cualquier argumento que apoye esta concepción.) La "mano invisible del mercado" de Adam Smith por ejemplo por la cual el egoísmo de los actores trabaja en favor del bienestar común (en cuarto capítulo de Wealth of Nations describe que inversores invierten dinero con el único deseo de ganar dinero, pero haciendo esto disminuye la escasez de un producto, en este caso alimentos) no es por sí solo ningún conocimiento genial. Es bastante obvio que si alguien produce un producto lo hace para venderlo y solo podrá venderlo si hay una necesidad para este producto. Se podría profundizar la idea comparando este método con una economía planificada, en la cual no depende directamente del rendimiento personal lo que uno gana con las consecuencias que conocemos todos. Pueden pintar en Cuba sobre todas las paredes que hay la necesidad de ser como el Che y prometer trabajar mejor por el sexagésimo aniversario de la revolución victoriosa, pero si se vive igual cuando no se sigue el ejemplo del Che la gente no va a cambiar su comportamiento. Esta afirmación, la idea expresada por "la manos invisible del mercado" es una afirmación meramente psicológica. Puede ser así, pero también puede ser de otra manera. También hay gente que esta, para dar un ejemplo, fascinada por lo que hacen y lo harían incluso sin ganar dinero alguno.

La "mano invisible del mercado" no expresa la segunda idea, mucho mas importante que muy a menudo no se encuentra en los libros de textos y este es un hecho objetivo. Una economía de mercado libre es el procesamiento de informaciones más eficaz y al mismo tiempo más simple que existe. En los precios están todas las informaciones que se necesita. Incluso un idealista para el cual ganar dinero es algo secundario, tiene que saber si algo es escaso. Sin precios, o precios fijados por el estado, nadie es capaz de decir si lo productos son producidos de manera eficaz o no.

Otro resultado del eclecticismo es la eliminación total de lo más fundamental de una economía de mercado: La dinámica. De hecho la teoría clásica, que describe un proceso hacia un final y el impacto que tiene un progreso tecnológico, que es por la tanto más dinámica, fue eliminado por completo. Léon Walras y Vilfredo Pareto se interesan sobre todo por equilibrios y como llegar a estos equilibrios y si son estables o no. La economía de mercado libre no se interesa por equilibrios, se interesa más bien en saber como superarlos. La teoría neoclásica tal como se la presenta en los libros de textos, simplificando a Alfred Marshall y reduciendo su obra a un par de ideas bastante simples, es estática. El equilibrio está determinado por el precio y la cantidad ignorando por completo y enteramente los miles de factores y adaptaciones que llevan a un cambio de precios excluyendo de esta forma todo lo que es realmente interesante y problemático. La economía neoclásica se asemeja bastante a la economía marxista. Cambios tecnológicos se producen por si solos, o no en absoluto, no hacen falta empresarios que arden por sus ideas ni gente con visiones, solo se puede extender la capacidad productiva ahorrando, el mercado es completamente transparente y no es ningún problema detectar inversiones interesantes, el capital tampoco puede ser destruido, no hay riesgo. Para resumir: Tanto la economía neoclásica como la economía marxista es una chorrada desde el principio hasta el final.

El eclecticismo que también vemos en la recepción de la teoría keynesiana es ideológico. Lo que se encuentra en los libros de texto de esta teoría, sobre todo el modelo IS-LM, omite por completo los mensajes centrales de Keynes. La importancia de la inseguridad, su concepción del ahorro y su interpretación del papel de tipo de interés. La incompatibilidad de la teoría keynesiana con la economía neoclásica es mucho más profunda que lo que lo los libros de textos sugieren.

El eclecticismo también permite formar "escuelas", la escuela clásica y neoclásica. Obviamente, si se toman de manera arbitraría algunos elementos siempre se pueden formar grupos. Si la característica más importante es de tener cuatro patas o dos patas, un elefante pertenece a la misma especie que un perro, un cocodrilo y los hombres pertenecen a la misma especie que lo pájaros y los canguros. De hecho Adam Smith tiene poco que ver con David Ricardo y John Stuart Mill poco con ambos. Carl Menger, Vilfredo Pareto y Léon Walras eran medio chiflados y no tienen nada, pero realmente nada que ver con Alfred Marshall, vea Economía clásica, Economía neoclásica.

Que en los libros de texto domina la economía estática, hasta hoy, se debe a la modelización matemática. El dinamismo en la economía es algo que no se presta a la modelización matemática. El impacto que puede tener una nueva tecnología sobre la economía, la vida, la relativa importancia de las distintas naciones, el impacto que tiene la formación y la innovación, la franqueza de una sociedad para nuevas ideas y la disposición para financiarlas, la cantidad de empresarios que produce etc. no se puede captar con una modelización matemática simplista y trivial. Pero los economistas prefieren afirmaciones irrelevantes que se puedan modelar matemáticamente antes que afirmaciones concretas, relevantes que no pueden ser modeladas de esta manera. Por lo tanto no se encuentra en ningún libro de texto las teorías de Schumpeter, que describen por primera vez la diferencia entre una economía estática de tipo neoclásica y una economía dinámica, vea economía dinámica.

Es difícil de decir lo que motiva el eclecticismo en economía, pero de vez en cuando se impone la impresión de que se trata de idealizar algo. La teoría de los costes comparativos por ejemplo, (vea costes comparativos), la describe David Ricardo en media página. La idea es que el comercio entre dos países puede ser beneficioso incluso en el caso en el que un país es menos productivo que otro en todo lo que produce. La idea es relativamente simple. Si un país menos productivo deja de producir el producto en el cual es menos productivo y se concentra en la producción del producto en el cual es, relativamente, más productivo y lo exporta al país más productivo, el otro país puede sacar más ventaja todavía produciendo el producto en el cual es más productivo todavía, porque en parte puede dejar de producir el producto en el cual es, relativamente, menos productivo. La idea es tan bonita como irrelevante porque un 99 por ciento del comercio se basa en productos que un país no produce en absoluto o es debido a una especialización que no tiene nada que ver con costes comparativos. Se menciona esta idea muy a menudo en artículos "científicos" sobre el comercio entre países desarrollados y países menos desarrollados sugiriendo que estos últimos también pueden sacar ventaja del comercio. La verdad cruda y dura es un poco distinta. Los primeros imponen su voluntad y deciden el tipo de comercio que quieren bajo las condiciones que quieren.

Las ideologías son un fenómeno curioso y bastante difícil de comprender. Aunque afirmaciones generales valen siempre, por ejemplo que la ideología es un estrechamiento de la perspectiva, que la ideología no se caracteriza por el contenido, este no juega ningún papel, sino por la jerga que hay que dominar para hacer carrera. No se puede decir que la ideología, el ignorar una parte de la realidad, siempre sea un acto consciente. Puede ser igualmente un acto inconsciente con varias escalas. En la ex Alemania Oriental había evidentemente gente que negaron conscientemente la realidad para defender sus intereses y otros que tenían la cabeza tan llena de basura que efectivamente no la veían. De los economistas de hoy no se sabe porque cuentan desde hace 50 años las mismas burradas, pero es obvio que uno no llega a ser catedrático si dedica su tiempo a las características de los empresarios, lo que sería un tema psicológico.

La causa de la crisis actual es tan fácil de ver como unánimemente ignorada. Hay demasiada liquidez en el mercado y los recaudadores de fondos no son capaces de detectar inversiones rentables. El mercado es intranahorrarte. Pero en ningún análisis esto juega un papel. Se podría interpretar esto como ideológico, porque aceptarlo significaría que más o menos la mitad de lo descrito en los libros de textos es una burrada.

Por lo dicho hasta ahora queda claro lo que hay que hacer. Hay que volver a los textos originales o sea dejar de describir el resultado de un eclecticismo que a su vez es el resultado de un proceso histórico y motivado por diferentes intereses y capacidades intelectuales.

Los originales son en general a la vez, si dejamos al lado chiflados como Vilfredo Pareto o Léon Walras, más diferenciados que la presentación ecléctica de las teorías de estos autores y más fáciles de comprender. A quién tiene ganas de leer los originales le aconsejamos leer Wealth of Nations de Adam Smith, Principles of Economics de Alfred Marshall, bastante fáciles de leer y la General theory of Employement, Interest and Money, este último no tan fácil de leer. Los primeros dos describen, de manera bastante diferenciada y más simple de comprender que lo que encontramos en cualquier libro de texto las fuerzas de un economía libre. El último describe los fallos de este sistema, sin negar la relevancia de algunas características de una economía de mercado.

De esto se puede deducir claramente lo que hay que hacer. Reducir la economía a lo esencial, o sea lo que contiene este manual y dedicar el resto del tiempo a una especialización tal y cómo está descrito en los capítulos anteriores.

HAVE FUN!

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Anotaciones:

ES        DE

 

Más instructivo y menos ideológico que los libros de textos de economía, que no son otra cosa que una copia, de una copia, de una copia de lo que alguien ha citado de manera ecléctica de los texto originales son los textos originales.

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