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1.2.6 Cambio de la Etiqueta sin Cambio de Contenido: Bachelor / Máster

Una buena ilustración de un problema más general, cómo y con qué parámetros guiar procesos que no tienen metas ni fines claramente definidos, es el proceso de Bologna. Discutimos por lo tanto aquí sobre un proceso meramente europeo que no tiene por lo tanto a primera vista ninguna importancia para Sudamérica. Pero el que sigue el enlace desde Sudamérica se dará inmediatamente cuenta que se trata de cuestiones generales, el papel de las universidades, la financiación y la eficacia.

Las metas oficiales del proceso de Bologna, reconocimiento mutuo de títulos académicos, comparabilidad de los estudios, promoción de la movilidad de los estudiantes etc. son obviamente una chorrada. No vamos a entrar en los detalles aquí, porque hablando de los detalles se debería entrar en los detalles del mercado común europeo. (El reconocimiento mutuo de títulos ya está garantizado desde 1989. Un titulo que permite trabajar en un país de la Comunidad Europea lo permite también en otro país. Es un problema ya resuelto, pero los detalles no nos interesan.) Una empresa emplea a quien le da la gana, sin titulo alguno o con un título de otro país. La comparabilidad de los estudios no existe nunca, sean los credit points iguales o no. Para dar un ejemplo obvio: El estudio de la filología italiana en Roma no tiene nada que ver con el estudio de filología en Berlín. Los credit points en un estudio de informática pueden ser los mismos, pero a lo mejor en Barcelona se aprende a programar con java y en Londres con C++. La movilidad de los estudiantes depende de los recursos financieros. Un programa como Erasmus, programa europeo de ayuda financiera para estudiantes que quieren estudiar dos semestres en otro estado de la Unión Europea es una ayuda, la comparabilidad es un factor irrelevante en este proceso.

El punto interesante del proceso de Bologna es que trata de resolver un problema general, aunque de manera ineficaz, y este problema es universal y tampoco limitado a la educación. Los mismos problemas existen en la jurisprudencia, promoción de la cultura etc.. Repetimos lo que hemos dicho en el capítulo anterior. Si la administración pública produce un producto bien definido, por ejemplo dar un permiso de edificación, controlar alimentos en venta, controlar la higiene en restaurantes, producir pasaportes etc. etc., el producto está más o menos bien definido. Se puede por lo tanto comparar los gastos que ocasiona la producción de estos productos o servicios con los gastos que ocasiona en otra administración del mismo tipo. Si un pasaporte cuesta 10 dólares en Valparaíso y 12 dólares en Santiago de Chile hay una diferencia que se debería explicar. Este tipo de problemas se puede resolver con los instrumentos del controlling operativo y estratégico conocidos.

La situación se complica cuando el producto o servicio no está tan claramente definido como es el caso en la educación o en la jurisprudencia. Para ser más preciso: Hay carreras, como la ingeniería con metas y fines muy concretos y en este caso la calidad y los gastos a invertir son más o menos controlables. Hay carreras cuyo fin no está tan claramente definido y entonces hay un problema. Un discurso general sobre el valor de las humanidades no nos ayuda y la mayoría de los discursos de este tipo, hay millones, como por ejemplo este, vea ¿Para qué las Humanidades? Tampoco es de gran ayuda hablar de la economía de la universidad, si está claro que los estudiantes quieren ganarse la vida una vez terminada la carrera. La pregunta central es está: Por qué las humanidades no tienen hoy, fuera de los sistemas educativos oficiales, ningún impacto en la sociedad. Para simplificar: La formación de un albañil es bastante fácil de organizar, porque hay criterios muy claramente definidos de lo que tiene que saber. La formación de un pintor es casi imposible de organizar. El producto del primero está tan claramente definido que incluso se puede demandar daños y perjuicios en el caso de que haya trabajado mal realizado. En el caso del segundo esto es imposible.

El proceso de Bologna y otros procesos similares es la tentativa de controlar lo incontrolable; de establecer criterios fijos que permitan evaluar la calidad y el problema es que estos criterios siempre se basan en lo que se conoce y no hay criterios para evaluar lo que no se conoce o sea cualquier resultado de un proceso creativo. Una asignación de recursos gracias a criterios adaptados a la evaluación de productos y servicios conocidos tiende a eliminar innovaciones. El catedrático más idiota de filología, y la mayoría de esta manada asquerosa son idiotas, que rumia ad calendas graecas las mismas tonterías, tiene bajo un sistema de este tipo más éxito que un catedrático innovador que cuestiona todo y busca nuevos caminos para interesar el público por los temas de las humanidades. Para ser más concreto y volviendo al campo de la economía: Si Michael Moore hace una película sobre la crisis financiera hay millones de personas que la miran. Si un catedrático de economía hace una conferencia sobre el mismo tema no le interesa a nadie. Sin entrar en los detalles, pero lo mismo pasa con Don Quijote. Cervantes hizo un jueguito bastante sutil con la inquisición y camufló bastante lo que quería decir. Para que el mensaje sea comprensible hoy, se debe reescribirla, lo que hizo por ejemplo la infos24 GmbH, vea Don Quijote de la Mancha. Al fin y para resumir: El problema con procesos como el de Bologna no es que sea una "comercialización" de las humanidades. Si permitiese a los egresados encontrar un trabajo poca cosa se podría alegar en contra. El problema es que las humanidades tienen que reaccionar a cuestiones, inquietudes, desarrollo tecnológicos de la sociedad. Tienen que criticar, poner en duda, enriquecer y divertir. Entonces están en el centro del debate y hay trabajo para los egresados de dichas facultades. Pero todo esto no lograrán reproduciendo tradiciones obsoletas. En este sentido procesos como el de Bologna, que existen en todas partes del mundo, produce exactamente el contrario de lo que se quiere. No estimula la creatividad. La aplasta. Genera catedráticos que escriben miles y miles de "estudios" que a nadie interesan y que nadie lee. Hay cosas como la Funcionalidad del discurso de la guerra en la novela decimonónica pertenece al tipo de problemas que se pueden dejar perfectamente sin resolver.

Repetimos: Si tomamos ejemplos del mundo hispanohablante no es por el hecho que sea algo típico del mundo hispanohablante. La tragedia consiste justamente en el hecho de que estos desarrollos erróneos se pueden observar en todas partes de la tierra.

El debate público sobre humanidades, en gran parte dominado por catedráticos, contrapone la investigación libre a la "comercialización", lo que parece ser una gran diferencia. Si se contrapone irrelevancia a "comercialización" la diferencia no sería tan grande. Con "comercialización" se apunta al hecho que la cultura se convierte en algo fácilmente consumible y por lo tanto desprovisto de contenido porque lo que vale para cualquier tipo de diálogo también vale para la cultura. Un dialogo entre dos personas que piensan, saben lo mismo y que tienen el mismo nivel de información no les exige un gran esfuerzo. Diálogos de este tipo los tenemos todos lo días a la hora de almorzar, en un café etc.. En la medida que hay discrepancias aumenta el esfuerzo para comprenderse. El esfuerzo es útil, cuando enriquece la vida. No tan útil, cuando el contenido es arbitrario y sin relevancia alguna. El contrario de la "comercialización" no es la "investigación libre". El contrario de la comercialización es la relevancia. Y no se podría alegar nada en contra de la profesionalización de las humanidades si con esta se lograse convencer al público que hacen algo relevante que si merece el esfuerzo ocuparse de sus productos.

Admitimos que esto es un problema. Si alguien aprende php, inglés, reparar su coche etc., no resulta muy difícil de explicar la utilidad. Es tan obvio que la gente incluso está dispuesta a tomar clases y pagarlas. Es tan fácil que ni siquiera hay que ser dotado de mucha capacidad didáctica para enseñar este tipo de cosas. Hay mucha gente capaces de escribir algo sobre cualquier cosa, pero pocos capaces de decir algo relevante. Si se recorta, en todo el mundo, los fondos destinados a las humanidades es por el hecho de que el público tiene la impresión de que no hacen nada relevante y a los catedráticos de filología no se les ocurre tampoco que a lo mejor no basta con escribir trabajillos sobre temas tan arbitrarias como irrelevantes. El problema es la sociedad cada vez más atontada e indiferente y los malos políticos neoliberales.

¿Qué es lo que quiere decir el autor con todo este sermón? Quiere ilustrar solamente que de vez en cuando es bastante difícil controlar un sistema de manera sistémica, o sea solo con un par de parámetros. El ideal de los liberales, la economía de mercado libre, es un control sistémico muy claro que produce los mejores resultados bajo determinadas condiciones. Los datos que suministran los precios son hechos objetivos y la gente se adapta a estos hechos. Si sube el precio de la gasolina, para dar un ejemplo, la gente va a modificar su comportamiento. Comprar un coche que gasta menos gasolina, ir en bici, ir al trabajo juntos y compartir los gastos etc.. Otras cosas, como las facultades de humanidades, o la jurisprudencia, no se pueden controlar de esta forma. Si no hay manera de mejorar la calificación del personal docente más vale invertir este dinero en otras facultades y cerrar las facultades de humanidades. Una posibilidad de mejorar la calidad sería emplear personas con experiencia profesional. A estudiantes que quieren hacer teatro, escribir libros, hacer películas, hacer música y vivir de su música, pintores etc. etc. les servirían más personas que hayan ya trabajado en este campo que una manada de charlatanes que se morirían de hambre si no hubiesen encontrado refugio en una universidad pagada por el público.

Una posible solución al problema sería exactamente lo contrario de lo que pasa actualmente. Si nadie sabe lo que el futuro conlleva, y nadie lo sabe, los planes de estudio tendrían que restringirse a lo estrictamente esencial, o sea las cosas que sin duda alguna siempre serán esenciales. Lo estrictamente esencial en economía es por ejemplo lo descrito en este manual. Esto se puede aprender en dos años y ni siquiera es difícil. No es que se cuentan en este manual verdades eternamente válidas, pero se describe el corredor, dentro del cual está la verdad. Un ente central puede prescribir contenidos si estos contenidos serán sin duda alguna relevantes ahora y en el futuro para cualquiera. Un ente central puede prescribir por ejemplo que todos los niños aprendan a leer y a escribir y las bases de la matemática. Cuanto menos seguro es la relevancia de algo en el futuro, más vale ofrecer opciones.

Esta manera de proceder sería, dicho sea de paso, compatible con una economía de mercado. La economía de mercado es el mejor sistema para el procesamiento de datos y el sistema que más espontáneamente y rápido reacciona a cambios debido a avances tecnológicos, cambios de costumbres y gustos, cambios en la organización de la sociedad etc. etc.. Funciona mejor que una economía planificada porque deja la libertad de actuar como mejor les parece a los individuos siempre y cuando ellos esten mejor informados que el ente central y los individuos siempre saben mejor que el ente central lo que pueden, quieren, saben hacer y conocen mejor sus circunstancias personales. Los planes de estudio fijos están concebidos por personas que no tienen ningún plan.

No es difícil encontrar miles de ellos.

"El máster en Crítica y Argumentación Filosófica tiene como rasgo distintivo la interdisciplinaridad. Destaca como un proyecto basado en nuevos principios formativos y cooperativos. Uno de sus objetivos consiste en formar profesionales capaces de intervenir con éxito en debates sobre cuestiones de relevancia teórica y práctica, así como de participar en la resolución de conflictos en distintas instituciones, públicas o privadas, editoriales, fundaciones, agencias de gestión cultural, etc. Por ello incorpora un perfil profesional mediante la inclusión de practica en instituciones y empresas. El otro objetivo del Máster es habilitar a sus estudiantes para la realización de los estudios de Doctorado en filosofía. "

Máster en Crítica y Argumentación Filosófica

Este ejemplo es de la UAM en Madrid, vea http://www.uam.es/otros/masterph/. Repetimos: Podemos encontrar tonterías de este tipo en cualquier universidad en cualquier parte del mundo, no tiene nada, absolutamente nada, específicamente español. Siendo el autor alemán incluso necesita menos tiempo para encontrar mil ejemplos de este tipo en universidades alemanas. Tenemos que desprendernos de una vez por todas de la idea de que estos errores sistémicos tienen que ver algo con determinados países, pero en cuanto se refiere a la solución de estos problemas es importante entender que una cooperación internacional, de iniciativas privadas, no de universidades, porque estos últimos son una manada de idiotas, puede resolver en parte este tipo de problemas. La página misma de la facultad de filosofía de la UAM, al igual que la de Humboldt Uni en Berlín o de cualquier otra facultad de filosofía es la muestra de que ellos mismos no son capaces de trabajar en "editoriales, fundaciones, agencias de gestión cultural" etc.. Si fuesen innovativos, presentarían el contenido Online, para captar el interés de la gente. La descripción de los módulos, www.uam.es/otros/masterph/asignaturas.pdf, es una buena muestra que pueden solamente rumiar un par de libros. En parte la infos24 GmbH, la empresa que está detrás de este manual, "vende" contenidos de este tipo, pero nunca emplearía charlatanes de este tipo que no han trabajado en toda su vida. El primer problema es que no se ocupan de la estructura concreta del mercado, sea de libros, sea de música, vídeo etc.. Como se comercializan estos contenidos, como se les produce, bases tecnológicas, situación jurídica, gastos, posibles ingresos. En la mayoría de los casos la producción de contenidos requiere de la cooperación con otras empresas de ahí surge la pregunta ¿como organizar esta cooperación?. Hablar un poco de moralidad y economía no sirve para nada.

Problemas de este tipo, por ejemplo que los catedráticos no tienen ninguna experiencia laboral, no lo tienen solamente las humanidades. El problema es el mismo con las facultades de economía.

Los economistas discuten con mucho gusto sobre poder sin competencia. Hay toda una obra sobre este tema de
Friedrich August Hayek
. Vamos a hablar de él en los capítulos que siguen. Hayek pertenece a la misma especie que
Milton Friedman. Este último es fatalmente conocido en América Latina como jefe de los Chicago Boys, el primero no tanto, a pesar de que tiene un gran hincha en España, vea Jesús Huerta de Soto. Todo esta gente no ha comprendido bien a Keynes, de esto vamos a hablar más tarde.

Lo que quiere decir Hayek con "poder sin competencia" es que los entes centrales tienden a decidir por otros a pesar de que no tienen la competencia para tomar decisiones sensatas. Suelen recibir recursos de manera abstracta, sin control preciso. En cuanto se refiere a esto hay un poco de verdad en la ideología neoliberal que a su vez no tiene nada que ver con la economía neoclásica de Alfred Marshall, porque Alfred Marshall es un intelectual de verdad con un horizonte muy amplio.

El problema con el neoliberalismo es este. Si se parte de la idea de que el libre mercado resuelve todo y lo que no resuelve tampoco hay que resolverlo no queda ningún espacio para decisiones como resultado de un proceso democrático. La simpatía de Hayek y Friedman por las dictaduras en general, previsto que impongan una economía de mercado, y por Pinochet en especial no es un mero fallo debido al hecho de que no tenían ni idea de la situación en Sudamérica. Es un error que deriva de su ideología. Y el error fue fatal, porque denigró para muchos años una idea relativamente simple. El libre mercado como el mejor procesamiento de información.

El fallo del neoliberalismo consiste en el hecho de que no todos los problemas los puede resolver el mercado libre. Hay problemas que exigen que haya individuos que reflexionen. La economía no es un aparato. Muy a menudo estamos, como lo muestran las facultades de ciencias sociales y humanidades, entre Scylla y Charybdis. No puede haber control sistémico a través de parámetros establemente relacionados con el fin anhelado, pero tampoco puede ser que vayan a la deriva. En estos casos, esto es siempre la respuesta más fácil a pesar de que difícilmente puesta en práctica, exige una capacidad de reflexión del público, el control solo puede ejercerse a través de una discusión pública.


Para un economista el empresario cuya existencia es la condición sine que non de una economía de mercado, solo existe como objeto de estudio. Nunca se le ocurrirá a un economista el ser sujeto de una economía de mercado y nunca se le ocurriría que es un actor en un sistema planificado sin plan, a pesar de que es cierto. Hay dos posibilidades de entender lo que es una economía planificada. La primera, que se puede conectar con unas vacaciones en la playa, es ir a Cuba. La segunda, menos divertida, es asistir a una clase magistral de un catedrático de tendencia neoliberal, ordoliberal o neoclásica. La diferencia entre Cuba y el catedrático neoliberal es esta: en Cuba se comienza a descubrir que sin empresarios, o, para exponerlo de manera más simple, gente que ve en un problema la posibilidad de ganarse la vida resolviéndolo, una economía no puede funcionar. El catedrático neoliberal da un énfasis enorme al empresario, pero solo en la teoría. La diferencia entre Fidel Castro y Milton Friedman no es por lo tanto tan enorme. Pero hay una diferencia enorme entre el taxista cubano con su propio taxi y el catedrático de tendencia neoliberal. El primero es un empresario de verdad, el segundo ni siquiera sabe en detalle lo que es un empresario a pesar de que habla mucho sobre los empresarios. Escribimos el año 2013 y el autor supone que el sistema cubano va a venirse por abajo en los próximos cinco años porque sin tener acceso al Internet la isla desaparece de la tierra y con todo el dinero que gastan en guardianes de todo tipo se puede renovar tres veces en una año la Habana.

Una manera de controlar la eficacia de las distintas facultades serían datos duros. Si el estado permite nuevas carreras, como la mencionada arriba, Máster en Crítica y Argumentación Filosófica, hay miles de este tipo, solo debe ser permitido otorgar este título por un unos años, digamos cinco. Después de cinco años se tendría que hacer una evaluación a base de datos duros. Cuanta gente ha encontrado un trabajo, cuanto gente ha montado una empresa con éxito y cuanto ganan. Si no hay control de este tipo, se inverte dinero en estructuras ineficaces a cargo de otras más eficaces. De esta manera también existiría una presión fuerte para estas facultades por aprender, por cooperar con empresas privadas y adaptarse al mundo real.

La descripción que dan de si mismas las distintas facultades son realmente impresionantes. (Repetimos: Se trata de problemas universales. En la versión alemana de este manual hay más ejemplos. )

"El Máster Universitario de Economía Internacional de la Universidad Autónoma de Madrid (MEI-UAM) ofrece una formación moderna y de calidad orientada hacia el ejercicio profesional e investigador en el ámbito del análisis económico internacional. Mediante una metodología docente adaptada a las nuevas exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior, los estudiantes adquieren una formación teórica rigurosa a la vez que desarrollan las capacidades necesarias para trabajar en diversos organismos públicos nacionales e internacionales, departamentos de análisis o centros de estudios económicos. Además, este Máster permite el acceso al Programa de Doctorado en Economía de la UAM para aquellos que deseen realizar una carrera académica e investigadora."

Máster Universitario en Economía Internacional

Qué una facultad de economía menciona que ofrecen una formación moderna y de calidad sorprende, porque esto se supone. En vez de decir que está orientado hacia el ejercicio profesional e investigador se habría podido decir igualmente que sirve para todo. Si es una buena idea adaptarse a las nuevas exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior el autor no lo sabe. Se refieren al proceso de Bologna, vea arriba, pero nadie realmente sabe si este proceso es positivo o negativo. Qué los estudiantes reciban una formación teórica rigurosa se supone, pero sería interesante tener muestras concretas. Buscar trabajos en organismos públicos nacionales e internacionales le parece al lector más bien una aventura arriesgada, porque hay pocos trabajos en este sector y los que hay son en gran medida superfluos. Hacer un doctorado es casi siempre una mala idea. Las empresas buscan gente con conocimientos concretos, útiles y no charlatanes. En cuanto se refiere a datos duros destaca la Universidad de Oviedo / España que realmente hizo encuestas del tipo descrito antes, vea Encuesta a Licenciados en ADE (Administración y dirección de empresas), Ciencias del Trabajo y Economía. Esta universidad destaca también, previsto que los datos son ciertos, en la eficacidad. 80 por ciento de egresados que han encontrado un trabajo un año después de haber terminado la carrera es efectivamente un porcentaje muy elevado, aunque no improbable en ciencias empresariales, si la carrera concede prioridad a cosas prácticas, contabilidad, ley, impuestos, procesamiento de datos etc.. Es la única facultad que el autor ha encontrado que publica datos concretos. Si se ven las cosas desde un punto de vista meramente práctico y económico, lo que el autor no haría, solamente datos concretos permiten una asignación optima de los recursos.

El mundo académico sufre de lo que se llamaría en biología procreación consanguínea. Una analogía que pega, porque en ambos casos se pierde la diversidad. Fuera de los biotopos subvencionados con impuestos hay pocas opciones profesionales para los economistas. En el sector privado compiten con los licenciados de ciencias empresariales y cosas similares, porque este sector requiere conocimientos muy precisos: contabilidad, controlling, marketing etc.. En Alemania, dicho sea de paso, la situación está peor todavía, porque algunas de las profesiones del sistema dual llegan casi al mismo nivel que los egresados de ciencias empresariales.

El hecho de que la economía no prepara para una profesión concreta, como informática, ingeniería, medicina, por sí no sería tan grave y en un mundo que cambia continuamente tampoco es posible. siempre surgen nuevas profesiones. Lo que no es aceptable es que gente que no tiene ningún plan hagan planes de estudios.

Siempre surgen nuevas profesiones para las cuales se necesita un conocimiento transversal. Si alguien estudia por ejemplo economía con el fin de hacerse periodista a lo mejor se habrá dado cuenta que los periódicos están en una situación difícil, más bien dicho es un género que está por desaparecer. Con un sin fin de portales web de anuncios especializados y que son medios publicitarios más eficaces, para coches, inmobiliarias y puestos de trabajo, los periódicos tradicionales ven como sus tirajes son cada vez más bajos por el contenido insignificante que publican. Dentro de diez años serán algo tan exótico como los telegramas que muchos lectores de estas líneas ya desconocen por completo.

Tiene entonces la posibilidad de reflexionar como refinanciar servicios como los que brindan hoy los periódicos en el futuro. En este aspecto el proceso de Bologna resulta más bien fatal. El viejo sistema, al menos en algunos países, entre ellos Alemania, le habría permitido hacer cursos en informática y aprender algo sobre, Html, Xml, Perl, Php, Javascript, Java, base de datos, tratamiento de sonido con Cubase, el uso de Adobe Premiere, estudiar los distintos métodos de Online marketing y ocuparse de los distintos modos de pago como paypal, moneybookers, carta de créditos, transferencia bancaria etc. etc.. Habría sido incluso más fácil experimentar un poco montando su primera empresa. con el sistema tal como fue establecido con el proceso de Bologna esto ya no es posible.

La meta del Proceso de Bologna era la comparabilidad y la compatibilidad de las carreras universitarias en Europa introduciendo en el sistema académico elementos del mundo anglosajón como los credit points. El problema es: Cuando una carrera es bien definida y se estudia para un fin preciso, no hace falta un control tal como es previsto para el proceso de Bologna. Y si este no es el caso el plan rígido y la adaptación de las carreras al proceso de Bologna suprimió cualquier tipo de opciones individuales. Algo aceptable, si la ente central sabe lo que hay que hacer, pero convirtiéndose en un callejón sin salida si no lo sabe, lo que normalmente suele ocurrir.

Se puede constatar en las universidades de América Latina, en cuanto a economía se refiere, una estandarización de los planes de estudio, porque Sudamérica sigue más el modelo anglosajón. Este mismo proceso de estandarización que vemos ahora en Europa. Se vio como ventaja de esta estandarización la comparabilidad y la compatibilidad, pero es al revés. Ninguna economía necesita miles de egresados cada año con la misma calidad. La posibilidades nacen de la diversidad y no de simplicidad.

A nadie le sirve si todos se pisan los pies en el establo de las ofertas restringidas. Se podría tener la idea de que los economistas no han comprendido bien el truco con la economía de libre mercado, probablemente se necesita algo de experiencia profesional para entenderlo.

Una economía de libre mercado significa un continuo cambio, ofrece posibilidades y exige adaptación. Un sistema educativo tiene que fomentar la capacidad de adaptarse y la flexibilidad.


El tema de una economía de mercado es la responsabilidad personal y la esperanza de que las personas esten lo mejor enterados en cuanto se refiere a ellos mismos. El estado debe establecer un orden dentro del cual y respetando estas reglas del juego cada uno puede hacer lo que mejor le parezca.

Solo si el ente central sabe exactamente lo que conviene, como es el caso de carreras como medicina donde una configuración individual del estudio sería poco sensato tiene sentido fijar un marco claro. En este sector, para dar un ejemplo, tampoco hay una gran exactitud en cuanto se refiere a las posibilidades de trabajo.

En el caso de carreras que tienen interfaces con otros sectores mal definidos o que preparan para profesiones todavía inexistentes, el trabajo de un economista podría por ejemplo ser analizar anualmente en detalle el presupuesto del estado, refinanciado por publicidad, más vale confiar en el libre mercado porque este es más eficaz cuando se trata de una situación de incertidumbre. Esto es lo que enseña cualquier catedrático de economía, sobre todo los de tendencia neoliberal o neoclásica si la economía es objeto de estudio.

La resistencia de la corporación de los economistas contra cualquier tipo de cambio en la enseñanza, como por ejemplo e-learning, será encarnizado. El mismo sufrimiento que ya ha conocido la journaille lo conocerá también la cooperación de los economistas: Perdida de soberanía de interpretación, comunicación directa entre el mundo político y los ciudadanos, reducción de fondos, etc.. Pero lo que representa un riesgo para algunos, es una posibilidad para otros.

De las ventajas de la aplicación de e-learning no se puede seriamente dudar. En vez de dar mal la misma clase magistral mil veces más vale prepararla una vez de manera perfecta para el Internet: Video, un texto explicativo al lado, enlaces a informaciones de fondo, foro etc.. El feedback puede usarse para eliminar puntos débiles.

Asincróncimente las clases publicadas en Internet pueden verse centenares de veces, se pueden detener si hace falta, para estudiar las informaciones de fondo que hacen falta en un determinado momento, se puede ilustrar el contenido con ejemplos etc.. Bastaría con que un grupo de universidades desarrollen un curso de este tipo y que que lo muestren en Internet sin restricciones. Entonces los interesados en comenzar una carrera académica tendrían la posibilidad de hacerse en una mañana una idea de la competencia y voluntad de trabajar de determinadas universidades. Si se paga un tasa académica tendría que existir la posibilidad de hacerse una idea de la calidad del producto.

La creación de portales de e-learning no será, por razones arriba mencionadas, inicializado por universidades. Esto también está demostrado por los desarrollos en la Comunidad Europea. Solo en Alemania, el estado, los países federales y la Comunidad Europea, se ha invertido entre el 2002 y 2006 unos 400 millones de Euros en la subvención de este tipo de portales con un resultado cero. Los catedráticos no tienen ni interés en hacerse superfluos y prefieren que los estudiantes compren sus libros, no tienen un interés en mostrar sus capacidades en público, ni que su rendimiento pudiese ser comparado con el de otros catedráticos. El fenómeno lo vemos muy a menudo en otras áreas también. La infos24 GmbH está montando por ejemplo de momento un portal donde se publican y se analizan sentencias de tribunales, en Alemania, que suelen contener errores a todo nivel. Si se publicará sentencias de manera sistemática es de suponer que la calidad aumentaría. Un juez que sabe que su sentencia será publicada y analizada hará un esfuerzo mayor. Cualquier sistema que no está sometido a un control va la deriva y los actores de sistemas de este tipo trataran de escabullirse de este control.

La creación de plataformas de e-learning no es un trabajo trivial. Sacar un vídeo de una clase magistral, algo que existe miles de veces en la red, no tiene nada que ver con e-learning y exige conocimientos en distintas áreas, procesamiento de sonido / vídeo, programación, administración de servidores, experiencias en las capacidades didácticas de este medio etc. etc.. Exige por lo tanto equipos un poco más complejos que una manada de catedráticos de economía. Los economístas suelen hablar mucho de estas cosas, en teoría. Pero aquí no se trata de la teoría, se trata de la práctica. Economistas que no son capaces de formar redes más complejas lo que también resulta ser un problema en otros campos, no son capaces de colaborar con otras universidades, mucho menos todavía a nivel internacional, colaborar con empresas privadas e inicializar ellos mismos proyectos. Son una manada de idiotas.

La educación y formación es un producto que se puede transportar a bajos gastos a todas partes del mundo. El autor no habla de una cosa teórica, sino de la perspectiva de un gerente de empresa que "vende" cada día contenidos de este tipo a todas partes del mundo.

La re-formación de los planes de estudio en economía ocurrió en todo el mundo, a pesar de que solo en Europa se ha convertido en debate público controvertido por el hecho que en Europa también cambiaron los nombres de los títulos, bachiller / máster, lo que obviamente no sirvió para nada cambiar los títulos. El problema son los contenidos. Si se cambia en una botella de zumo de naranja la etiqueta por una de zumo de manzana el contenido no cambia.

Se puede mejorar de manera dramática la eficacia de la enseñanza. Los portales de e-learning pueden tomar en consideración distintas formas de aprendizaje, se puede por ejemplo simular procesos económicos a través de juegos e incluso pueden superar barreras de lenguas ofreciendo el mismo material didáctico en distintas lenguas. En vez de escribir miles de libros de textos sobre economía más vale hacerlo una vez bien a nivel mundial. En algunas universidades los exámenes consisten en partes de preguntas "multiple choice". Estos puede ser corregidos en segundos por un ordenador y el tiempo ahorrado se puede utilizar para el mejoramiento del material didáctico.

Con una conexión interuniversitaria, incluso a nivel mundial, se podría drásticamente extender la oferta. (Algo divertido dicho sea de paso: con el proceso de Bologna se quiso promocionar la movilidad y la homologización de los estudios. Sería por lo tanto lógico poder asistir a una clase impartida a distancia y participar en los exámenes de esta universidad ajena.) El proceso de Bologna se puede comparar con la optimización de una locomotora a vapor en tiempos que se gana toda la energía del sol y del viento.

Para abreviar: El núcleo de la economía lo presentamos aquí. Esto se puede aprender tranquilamente en dos años, con un poco de prisa incluso en un año. El resto del tiempo hay que dedicarse más a formar empresarios y gente con cualificaciones especiales que cada uno puede elegir libremente. Si las universidades no son capaces de promocionar procesos innovadores, más vale que las cierren.

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Anotaciones:

ES        DE

 

El proceso de Bologna: Una economía planificada sin plan.

Las economías de mercado se caracterizan por el procesamiento de información decentralizada. El individuo siempre conoce mejor su contorno individual que un ente central y puede por lo tanto tomar decisiones más fundadas en datos.

Lo que significa que si una carrera universitaria no prepara para una profesión concreta con exigencias concretas el plan de estudio debe concentrarse a lo esencial y debe ofrecer opciones personales.

El fin del proceso de Bologna, comparabilidad y compatibilidad no es ningún fin sensato. Más sensata es la diversidad.

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